2. ANUNCIO IMPORTANTE

Luna

—Hija, a partir de hoy vivirás con el señor Forbiden, él cuidará de ti y te dará una mejor vida —dice mi padre con su voz temblorosa.

Veo a mamá llorando muy preocupada junto a dos hombres vestidos de negro con gafas oscuras y el señor Forbiden se acerca a mi padre, es un hombre muy alto y bastante robusto, va vestido igual que los hombres que están con mamá, pero de color blanco. Retira sus gafas y mano de dedos gordos toca mi rostro, él sonríe, pero me da miedo su sonrisa.

—No quiero ir papá, quiero quedarme con ustedes —pedí un poco asustada alejándome de ese señor.

—No hija, no, debes ir con él, mamá y yo tenemos que hacernos cargo de algunos trabajos y no podremos jugar contigo.

—Así es preciosa —el hombre de blanco presiona el hombro de papá, se nota que lo hace fuerte porque él se queja un poco, aunque me hace creer que no es así y se aparta. —Ya verás que en mi casa nos divertiremos mucho los dos y haré un cuarto de juegos solo para ti.

Daba miedo, ese hombre da mucho miedo.

Salí corriendo hacia donde estaba mamá, los hombres de traje oscuro se mueven un poco sacando algo de sus abrigos y abrazo a mamá con todas mis fuerzas.

—No dejes que me lleven mamá, no quiero ir con ellos, quiero estar contigo.

—Hijita, mi lucecilla, ¿confías en mamá? —asentí derramando unas lágrimas. —entonces créeme cuando te digo que todo estará bien, él te tratará bien, ahora tienes miedo porque no lo conoces, pero estoy segura que serán buenos amigos.

El señor de blanco vuelve a mí estirándome su regordeta mano, veo a mamá otra vez y ella me sonríe con mucha confianza, asiente para que tome la mano del señor y lo hago, confío en mamá. Camino hacia la entrada con él mirando una vez más a mis padres a quienes les entregan dos maletines, ellos se arrodillan en el suelo abriéndolos y veo muchos billetes, recuerdo que ellos discutían mucho en los últimos meses porque necesitaban bastantes de esos según dijo papá, pero no entiendo por qué les dieron tantos.

—Vamos lucecilla, es hora de brillar —dijo el señor Forbiden con una voz tenebrosa.

Una fuerte luz me ciega por completo obligándome a cerrar los ojos, escucho unos aplausos y los abro nuevamente acostumbrándome a la intensidad logrando ver muchas personas frente a mí, estoy en una tarima, todo mi cuerpo me duele, tengo algunos moretones y dos hombres vienen por detrás sujetando mis brazos con fuerza mientras otro hombre coloca unas cadenas en mis tobillos.

Intento liberarme del agarre, pero mi cuerpo duele y entonces soy arrastrada por el suelo hasta que mi cuerpo es levantado quedando colgada de los pies, tengo mucho mareo y todos me ven ansiosos.

—Es hora de brillar —escuchó su voz detrás de mí, esa m*****a voz que ha sido mi tormento por muchos años.

La máquina comienza a sonar, mi corazón se agita con fuerza y la cadena se suelta dejándome caer una vez más a un horrible abismo oscuro, siento muchos golpes en mi cuerpo, vuelven a subirme unos segundos y se repite el proceso, grito pidiendo que alguien me saque de ahí, que se detengan, pero nadie lo hace.

—¡¡YA BASTA!!

—¡Despierta!

Abro mis ojos sentándome rápidamente con el corazón a mil y mi respiración errática, los brazos de mi hermano me reciben conteniendo el resultado producido en mi cuerpo por la horrible pesadilla que tuve.

—Tranquila, aquí estoy contigo —susurra con cariño acariciando mi espalda. —¿De nuevo los recuerdos? —asentí silenciosa. —Preciosa, no puedo irme si estos regresan. ¿Pasó algo que no has querido decirme? Porque no es normal que después de tantos años regresen las pesadillas.

—No te preocupes, pasa de vez en cuando.

—¿Cuándo fue la última vez?

—Hace unos meses —levanté mi rostro después de tomar un profundo respiro viendo los angustiados ojos de mi hermano. —En verdad estoy bien, puedes irte tranquilo.

Aun cuando le decía la verdad, él no queda convencido de mis palabras, lo que no me extraña considerando lo sobreprotector que es conmigo.

—¿Cómo esperas que me vaya y te deje así?

—Drak no soy una niña, sé que al comienzo todo fue difícil, pero eso fue hace muchos años y ambos sabíamos que las secuelas quedarían, mejor deja me arreglo y te acompaño al aeropuerto.

Dejé un beso en la comisura de sus labios y fui a bañarme rápidamente, sé que es muy estricto con la puntualidad y tampoco quería que perdiera el vuelo. Me arreglé, comí lo que había preparado de desayunar y salimos en mi auto directo al hangar que me había indicado, él seguía insistiendo con el tema de mis pesadillas, pero yo en cambio de estaba de buen humor a pesar de eso ya que no me afecta como antes. Por suerte pude convencerlo de que tomase el avión con la promesa de llamarlo diariamente para decirle cómo estaba, aunque él sabía que eventualmente le haría trampa.

Después de eso fui a la oficina y recibo mi Martini especial a base de Jägermeister mientras reviso la contabilidad del mes pasado, sé que son las nueve de la mañana, pero como dicen algunos amigos: “en otra parte del mundo es de noche”. Todavía recuerdo cuando hace un par de años llegué a Ámsterdam por solicitud de Ragnar, ella me pidió que me hiciera cargo de las sucursales de Alemania, Dinamarca, Países Bajos y Suiza, un trabajo bastante amplio para una sola persona, pero al ver que hice un excelente trabajo en Estados Unidos, Inglaterra y Portugal junto a mi hermano Drak, optó por darme una mayor responsabilidad de la misma forma en que hizo con él.

Al comienzo fue difícil porque, aun cuando me tomase un par de meses hacer el recorrido y entregar los informes, siempre regresaba a Washington con mi hermano para divertirnos juntos, tener su compañía, molestarlo hasta el cansancio y cuando al fin desfogaba su furia por todas las locuras que yo cometía, me hacía la sufrida logrando que después me abrazara y consintiera, casi se puede decir que era un ritual, lo que hoy día extraño demasiado hacer, especialmente en las mañanas cuando él me levantaba con sus besos y provocaciones, algo que podría ser mal visto por todos, pero no para nosotros.

—Señorita Oslin, tiene una llamada de la señora Wintar en la línea dos —informa mi asistente.

—Gracias, no me pases más llamadas hasta que no termine con ella y confirma el almuerzo con los clientes en el restaurante de siempre a las doce.

Es extraño que llame a principio de mes cuando generalmente lo hace en la segunda o tercera semana, quizás algo de último minuto se habrá presentado.

—¿Debo preocuparme por esta llamada? —pregunto en cuanto conecto la línea.

—No exactamente, pero dime primero cómo va todo.

—Tenemos excelentes números en todas las sucursales y estamos preparándonos para el gran evento de otoño y verano. ¿Contaremos con tu presencia y la de tu corte imperial?

—¿Quieres a toda mi corte imperial contigo o alguien en especial? —pregunta capciosa al saber cuánto me encanta la visita de ellos.

—Sabes que todos aquí quedan fascinados cuando vienes con la corte imperial, siempre es un deleite tenerlos juntos y las ventas van por lo alto.

—Eso no lo niego, pero no te aseguro nada todavía, quizás para el otoño o el invierno hagamos una aparición, aunque el otro año tengo pensado llevarme a las gemelas a La Chambre d’Antoinette.

—¿Y qué celebraremos con las doncellas del palacio?

—Su cumpleaños dieciséis, quiero que sea algo muy especial para ambas y es algo que quiero hacer solo con las mujeres de la familia, espero que nos acompañes.

—Lo tomaría como una ofensa si no estuviera con ustedes y más si se trata de ir a Francia.

Sus hijas siempre han sido su adoración, además que son dos chicas increíbles con personalidades diferentes que se complementan a la perfección.

—Excelente, entonces eso lo veremos después ya que tengo varias cosas en mente para ellas, pero no es el motivo por el cual te llamo hoy.

—Eso es bastante claro, pero adelante, soy toda oídos.

—Hay alguien muy especial que llegará a Ámsterdam dentro de poco y quiero que te encargues personalmente de él, quiero una bienvenida muy… especial —ese tono no es cualquier cosa.

Definitivamente esta persona es cercana y si quiere que sea yo quien lo atienda es porque posee algo diferente, llamativo.

—Cuenta con ello, envíame los datos y haré los preparativos.

—Dentro de poco te enviaré todo, también le entregaré un pase platinum y lo más seguro es que visite el lugar con Oz.

—¿Oz? Creí que era alguien cercano a ti.

—De ambos, pero más de Oz, son colegas de años y su familia tiene conexiones con algunas empresas nuestras, así que necesito tu total atención en él.

—Interesante, suena prometedor tu visitante.

—En realidad será residente.

—Solo espero que no sea un fanfarrón o lo sacaré por la puerta grande —escucho un chasquido de su lengua, lo que quiere decir que no lo es.

—Él es alguien muy especial, con un aura única y una oscuridad que estoy segura te traerá buenos recuerdos…

—¿Qué tipo de recuerdos? —pregunté sumamente intrigada ante el tono provocador de su descripción.

—Quizás conozcas a otro demonio —ladeé una perversa sonrisa solo de recordar a mi diablo y todas las experiencias que vivimos tiempo atrás.

—Entonces cuenta con todo mi apoyo, le daré justo lo que necesita y si logra deleitarme, quizás tenga un extra —ella ríe un poco.

—Creo que se llevarán de maravilla, cualquier cosa no dudes en contactarte con Oz quien estará el otro mes en Ámsterdam para recibirlo.

—Perfecto, coordinaré después con él.

No siempre tenemos invitados especiales, pero la manera en que describió a este hombre ha despertado mi curiosidad y si es alguien cercano a Oz y con una oscuridad particular, seguramente es un hombre que no debe ser tomado a la ligera, quizás con encanto, misterio y definitivamente ha de ser atractivo. Ragnar Wintar no escoge a hombres al azar, siempre busca una chispa especial en las personas y eso se puede ver en su corte imperial, un grupo de hombres y mujeres que estamos en su círculo más íntimo.

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