No es posible que esto esté ocurriendo. No puedo dejar de llorar. Miguel ayer me informó que ya inició la búsqueda, pero hay pocas posibilidades de que hayan sobrevivido.No puedo perderlos a los dos, no puedo perderlos. Siento que mi corazón se ha destrozado por completo. Ni siquiera puedo mirar a Gabriel e Isa a los ojos, no puedo darles esperanzas de que todo saldrá bien y verán a padre y tío sanos y salvos porque ni siquiera yo lo creo. Es prácticamente imposible que hayan sobrevivido.Me encuentro abrazando a Pía e intentando contener mis lágrimas. Sé que a pesar de que me está consolando, ella está tan destrozada como yo. Puedo ver el profundo dolor en su forma de mirarme.— Todo estará bien. Conocemos a ese par. Marko y Brian son los hombres más fuertes que conocemos, Alma.— Me moriré sin él, no podría seguir sin él.—No morirás, Alma, porque los dos regresarán sanos y salvos.Fuimos interrumpidas cuando Miguel entró a mi departamento. No lo saludé porque en ese momento Isa se
Me encuentro en mi casa con Miguel, la señora Mariel, Pía y Miguel. Este último deseaba vernos para informarnos sobre la situación.Es un hombre frío, pero se ve consternado ante la situación. Sé que le duele haber perdido a Brian y no solamente por el trabajo, él llegó a estimarlo.— Tu tío iba a denunciar a Patricia y al zar. Elsa sería su testigo protegido, ella le entregó la información de quién es ese delincuente. Por eso ambos murieron. — Me informa Miguel — ¿Tú sabías algo de eso?Yo niego con la cabeza, sin poder contener mis lágrimas.— Lamentablemente, la evidencia se quemó en el avión. Estamos atados de manos, a merced de ese maldito asesino. No puedo revelarte demasiada información, cuídate y cuida de nuestro Gabriel.— Ya se canceló la búsqueda — Nos informa — También deseaba informarles que realizaremos una ceremonia en honor a Brian Murat. Él merece todos los honores, fue un gran elemento y un gran hombre.—Te agradezco, Miguel — Le digo.— Yo también deseo despedir a m
Durante las últimas horas he estado intentando reprimir mi dolor y mis lágrimas. No deseo demostrarle a mis bebés que tengo el corazón destrozado. Ellos ya están muy tristes por la muerte de su padre.Me encuentro cepillando el largo cabello de mi Isabella antes de dormir. Gabriel no quiso cenar y simplemente se recostó en la cama. Ni siquiera le llamaron la atención los videojuegos y juguetes nuevos que le compró su padre.— Listo, mi nena ya está perfecta. — Deposité un beso en su frente.— ¿Cuándo volverá papi? — Me pregunta, dibujando una bella sonrisa en su rostro.— Amor — Pronuncié mientras me senté a su lado. — Papi se fue al cielo.— No, no es cierto, papi volverá. — Afirma ella.— Mejor hablemos de otra cosa, amor. Isa, como sabes, Marko y yo nos conocemos desde que estábamos pequeños como Gabriel y tú. Fuimos novios mucho antes de tu nacimiento.— Sí, y Gabriel es hijo de ustedes, ya lo sé, Alma — Ella rodea los ojos.— Marko es el gran amor de mi vida, sin embargo, existie
Decidí refugiarme en una de las propiedades de Miguel, lejos de miradas indiscretas y de posibles peligros que acecharan a mis hijos. La seguridad era primordial, y mantenernos ocultos era la mejor opción. Nadie sabía de nuestra ubicación, ni siquiera mis familiares más cercanos, por pura precaución. No iba a permitir que nadie se interpusiera entre mis hijos y yo, incluso si eso significaba alejarnos y empezar de nuevo en un lugar desconocido.Gabriel, afortunadamente, parecía estar adaptándose bien a la situación. Su relación con Miguel era buena, lo que facilitaba las cosas. Sin embargo, Isabella estaba furiosa. No quería venir aquí, y su enojo era palpable en cada gesto y palabra. La comprendía, pero no podía arriesgarme a dejarla sola. Mi deber como madre era protegerla, aunque eso implicara enfrentar su ira y descontento.— Mañana podemos ir a cabalgar, ¿te gustan los caballos, verdad, Gabriel?— Inquiere Miguel.— ¡Sí, me encantan los caballos!— ¿Y a ti, Isabella? ¿Te gustaría
Un mes después Ha sido un mes muy intenso. Hace un mes que perdí a mi Marko y siento el corazón destrozado. Mi única ancla a esta vida son mis mellizos.Oficialmente soy la pareja de Miguel. He asistido a varias entrevistas, fiestas, eventos y demás. Desde aquella noche no ha vuelto a tocarme. No lo he permitido porque duermo con mis hijos.Hace mucho tiempo no veo a Madeline y con Pía ya no tengo contacto. Mi mundo son Miguel y los mellizos. Muchas personas me juzgan por tan rápido aceptar ser pareja de Miguel, pero nadie se percata de que me tiene amenazada.Estoy intentando relajarme en la piscina. Estaba a punto de meterme al agua para nadar, pero Miguel me sostuvo de la cintura. Giré mi rostro y él unió sus labios a los míos. Debería seguirle el beso como correspondo en cada ocasión, para mantener las apariencias.Lo único a lo que no accedo es acostarme con él, a pesar de que lo ha intentado en varias ocasiones.— Están los niños.— Tus hijos están jugando y no nos prestan aten
AlmaCuando desperté me percate de que me encuentro en mi habitación de la mansión. Mis recuerdos están borrosos y siento que la cabeza está a punto de explotarme.A mi lado se encuentra Miguel. Además en el cuarto hay un segundo hombre vestido de bata, supongo que es el médico.—Al fin despiertas mi amor — él esboza una sonrisa fingida.— Como le comunique a su esposo. Son normales los mareos y las náuseas en su estado. Le recete unos medicamentos y vitaminas, es importante que consulte con su ginecóloga.— Anunció el médico.—¿Que estado doctor?— Pregunté.—Usted tiene ocho semanas de embarazo.No puede ser que estoy embarazada, eso no es posible. Si tengo dos meses, eso solo pudo haber ocurrido cuando Mauro me secuestró. Recuerdo con claridad aquellas horas de angustia, la sensación de impotencia y terror que sentía cada vez que él se acercaba. Pero también recuerdo cuando Marko me rescató y nos refugiamos en aquella cabaña solitaria. Fue entonces cuando nos entregamos el uno al otr
Miguel Cervantes.Me encuentro ansioso abotonando mi camisa. Ya me he duchado y perfumado, únicamente falta terminar de vestirme.Alma se está duchando, me estoy conteniendo para no meterme en su ducha y tomarla. Es demasiado la tentación de no tocarla. Ya hace más de un mes que estamos en esta situación y comienzo a hartarme; ella es mía, mi mujer, mi esposa, y debería complacerme como es debido.Me fascina hacerle el amor. Sé que, aunque lo negó, lo disfruto tanto como yo.Me alejé cuando mi celular comenzó a vibrar. Respondí y me percaté de que se trataba de uno de mis socios, Emilio Grimaldi. Es el hombre que ofendió a Alma hace algunos días. Él tiene importantes influencias y le conviene estar de mi lado.— Buenas noches, Emilio — Saludé.— Solo quiero recordarte nuestros acuerdos. Dentro de unos días, mis amigos esperan la mercancía.Por supuesto, ya tengo preparadas a esas niñas. Algunas son rebeldes, pero mis empleados se están encargando de enseñarles a obedecer, aunque sea p
Alma Ferrer.Me encuentro cepillando mi cabello frente al espejo. Instintivamente bajé mis manos hacia mi estómago y acaricié mi abdomen. No puedo evitar pensar que me estoy arriesgando demasiado. Nunca me perdonaría si algo malo le ocurriera a mi bebé por mi culpa.Quisiera irme a un lugar muy lejano donde ese miserable jamás pueda tocarme.—Mi amor — Pronuncia Miguel antes de entrar en la habitación.—¿Cómo estás? — Deposité un beso en sus labios y él me lo siguió. He aprendido a fingirle amor, es la única forma de mantenerlo tranquilo.—Excelente, hermosa. Lo estuve pensando y sí me encantaría que me ayudes en un proyecto.—¿De verdad? — Pregunté— ¿De qué se trata?—Lo verás cuando lleguemos.Asentí con la cabeza.—Bien, alístate, preciosa. Nos vamos después de almorzar. — Anuncia.Terminé de cepillarme el cabello y me maquillé un poquito. Luego bajé a la sala donde mis pequeños estaban almorzando junto con la niñera.Amo ver la sonrisa de mis niños. Ellos están sonrientes y felice