Decidí refugiarme en una de las propiedades de Miguel, lejos de miradas indiscretas y de posibles peligros que acecharan a mis hijos. La seguridad era primordial, y mantenernos ocultos era la mejor opción. Nadie sabía de nuestra ubicación, ni siquiera mis familiares más cercanos, por pura precaución. No iba a permitir que nadie se interpusiera entre mis hijos y yo, incluso si eso significaba alejarnos y empezar de nuevo en un lugar desconocido.Gabriel, afortunadamente, parecía estar adaptándose bien a la situación. Su relación con Miguel era buena, lo que facilitaba las cosas. Sin embargo, Isabella estaba furiosa. No quería venir aquí, y su enojo era palpable en cada gesto y palabra. La comprendía, pero no podía arriesgarme a dejarla sola. Mi deber como madre era protegerla, aunque eso implicara enfrentar su ira y descontento.— Mañana podemos ir a cabalgar, ¿te gustan los caballos, verdad, Gabriel?— Inquiere Miguel.— ¡Sí, me encantan los caballos!— ¿Y a ti, Isabella? ¿Te gustaría
Un mes después Ha sido un mes muy intenso. Hace un mes que perdí a mi Marko y siento el corazón destrozado. Mi única ancla a esta vida son mis mellizos.Oficialmente soy la pareja de Miguel. He asistido a varias entrevistas, fiestas, eventos y demás. Desde aquella noche no ha vuelto a tocarme. No lo he permitido porque duermo con mis hijos.Hace mucho tiempo no veo a Madeline y con Pía ya no tengo contacto. Mi mundo son Miguel y los mellizos. Muchas personas me juzgan por tan rápido aceptar ser pareja de Miguel, pero nadie se percata de que me tiene amenazada.Estoy intentando relajarme en la piscina. Estaba a punto de meterme al agua para nadar, pero Miguel me sostuvo de la cintura. Giré mi rostro y él unió sus labios a los míos. Debería seguirle el beso como correspondo en cada ocasión, para mantener las apariencias.Lo único a lo que no accedo es acostarme con él, a pesar de que lo ha intentado en varias ocasiones.— Están los niños.— Tus hijos están jugando y no nos prestan aten
AlmaCuando desperté me percate de que me encuentro en mi habitación de la mansión. Mis recuerdos están borrosos y siento que la cabeza está a punto de explotarme.A mi lado se encuentra Miguel. Además en el cuarto hay un segundo hombre vestido de bata, supongo que es el médico.—Al fin despiertas mi amor — él esboza una sonrisa fingida.— Como le comunique a su esposo. Son normales los mareos y las náuseas en su estado. Le recete unos medicamentos y vitaminas, es importante que consulte con su ginecóloga.— Anunció el médico.—¿Que estado doctor?— Pregunté.—Usted tiene ocho semanas de embarazo.No puede ser que estoy embarazada, eso no es posible. Si tengo dos meses, eso solo pudo haber ocurrido cuando Mauro me secuestró. Recuerdo con claridad aquellas horas de angustia, la sensación de impotencia y terror que sentía cada vez que él se acercaba. Pero también recuerdo cuando Marko me rescató y nos refugiamos en aquella cabaña solitaria. Fue entonces cuando nos entregamos el uno al otr
Miguel Cervantes.Me encuentro ansioso abotonando mi camisa. Ya me he duchado y perfumado, únicamente falta terminar de vestirme.Alma se está duchando, me estoy conteniendo para no meterme en su ducha y tomarla. Es demasiado la tentación de no tocarla. Ya hace más de un mes que estamos en esta situación y comienzo a hartarme; ella es mía, mi mujer, mi esposa, y debería complacerme como es debido.Me fascina hacerle el amor. Sé que, aunque lo negó, lo disfruto tanto como yo.Me alejé cuando mi celular comenzó a vibrar. Respondí y me percaté de que se trataba de uno de mis socios, Emilio Grimaldi. Es el hombre que ofendió a Alma hace algunos días. Él tiene importantes influencias y le conviene estar de mi lado.— Buenas noches, Emilio — Saludé.— Solo quiero recordarte nuestros acuerdos. Dentro de unos días, mis amigos esperan la mercancía.Por supuesto, ya tengo preparadas a esas niñas. Algunas son rebeldes, pero mis empleados se están encargando de enseñarles a obedecer, aunque sea p
Alma Ferrer.Me encuentro cepillando mi cabello frente al espejo. Instintivamente bajé mis manos hacia mi estómago y acaricié mi abdomen. No puedo evitar pensar que me estoy arriesgando demasiado. Nunca me perdonaría si algo malo le ocurriera a mi bebé por mi culpa.Quisiera irme a un lugar muy lejano donde ese miserable jamás pueda tocarme.—Mi amor — Pronuncia Miguel antes de entrar en la habitación.—¿Cómo estás? — Deposité un beso en sus labios y él me lo siguió. He aprendido a fingirle amor, es la única forma de mantenerlo tranquilo.—Excelente, hermosa. Lo estuve pensando y sí me encantaría que me ayudes en un proyecto.—¿De verdad? — Pregunté— ¿De qué se trata?—Lo verás cuando lleguemos.Asentí con la cabeza.—Bien, alístate, preciosa. Nos vamos después de almorzar. — Anuncia.Terminé de cepillarme el cabello y me maquillé un poquito. Luego bajé a la sala donde mis pequeños estaban almorzando junto con la niñera.Amo ver la sonrisa de mis niños. Ellos están sonrientes y felice
Me encuentro en el avión, al lado de Francesca. Estamos viajando junto a nuestras dos familias hacia Italia para la boda de Lorenzo Lombardi. Varias personas importantes de la sociedad italiana asistirán al evento. En la mayoría de los periódicos se encuentra la noticia de la boda y la alianza que conlleva.Me parece extraño que Alan haya invitado a Miguel considerando que él fue mejor amigo de Marko. Sin embargo, está invitado y Miguel desea realizar negocios con Lorenzo y por eso acepto.Francesca está leyendo un libro mientras yo estoy concentrada acariciando mi estómago. Mi bebé ha comenzado a dar pequeñas patadas.Es increíble sentirlo moverse en mi interior. Llevo una parte de Marko dentro de mí, el fruto de nuestro amor y a pesar de todo el dolor que hemos sufrido y de que nuestro amor no podrá ser, siempre tendremos a nuestro bebé.Ya Miguel ha anunciado oficialmente que seremos padres. Mis amigos deben pensar que los traicioné y que mi amor hacia él era falso, que soy una men
Escogí un vestido en tono vino con los hombros caídos y un pequeño escote. Es largo y me cubre hasta los tobillos. El cabello recogido y perfectamente cepillado. Porto mi anillo de compromiso y varias joyas adornan mi cuello, soy todo lo que la primera dama debe ser. Sin embargo, por dentro estoy gritando.Me encuentro del brazo de Miguel mientras él charla amistosamente con los hermanos mayores de Francesca. Nos encontramos cenando en la mansión Lombardi. Es la cena de bienvenida que organizó Lorenzo. Mañana en la tarde será la boda y prácticamente toda Sicilia asistirá al evento.Los niños están jugando en sus respectivas habitaciones con la nana y nosotros nos encontramos charlando y cenando. Me siento un auténtico trofeo. Él no se ha despegado de mí en toda la noche y ya me ha advertido que si hablo de más las consecuencias las pagará mi bebé.- ¿Cuánto tiempo tienes de embarazo? - Me pregunta la prometida de Lorenzo.Ella es una mujer muy hermosa. Su piel es pálida, su cabello es
Miguel Cervantes.Me desperté muy desconcertado. La cabeza está a punto de estallarme. Parpadeé varias veces para adaptar mis ojos a la luz que proviene de la ventana.Observé a mi alrededor y me percaté de que me encuentro en una cama de hospital. Llevé mis manos a mi cabeza y noté que estoy vendado.Poco a poco comencé a recordar lo ocurrido. Esa maldita perra me golpeó y seguramente secuestró a mis hijos. Cuando logre atraparla le romperé la cara y la haré mía hasta el cansancio.Esa zorra me pagará todo el daño que me ha causado. Ya me cansé de ser condescendiente, yo la mataré con mis propias manos. Pero por supuesto, la disfrutaré una última vez.—Al fin despiertas — Pronunció Alan, quien se encuentra a mi lado.—No entiendo qué me pasó, Alan. No recuerdo nada.—Yo tampoco entiendo. Te encontramos inconsciente en la alcoba. — Comentó Alan desconcertado.—¿Dónde están mis hijos? — Pregunté preocupado. — ¿Dónde están ellos y Alma?Intenté levantarme; sin embargo, él me detuvo del