Miguel Cervantes.Me desperté muy desconcertado. La cabeza está a punto de estallarme. Parpadeé varias veces para adaptar mis ojos a la luz que proviene de la ventana.Observé a mi alrededor y me percaté de que me encuentro en una cama de hospital. Llevé mis manos a mi cabeza y noté que estoy vendado.Poco a poco comencé a recordar lo ocurrido. Esa maldita perra me golpeó y seguramente secuestró a mis hijos. Cuando logre atraparla le romperé la cara y la haré mía hasta el cansancio.Esa zorra me pagará todo el daño que me ha causado. Ya me cansé de ser condescendiente, yo la mataré con mis propias manos. Pero por supuesto, la disfrutaré una última vez.—Al fin despiertas — Pronunció Alan, quien se encuentra a mi lado.—No entiendo qué me pasó, Alan. No recuerdo nada.—Yo tampoco entiendo. Te encontramos inconsciente en la alcoba. — Comentó Alan desconcertado.—¿Dónde están mis hijos? — Pregunté preocupado. — ¿Dónde están ellos y Alma?Intenté levantarme; sin embargo, él me detuvo del
Alma Ferrer.En las noches, no he dejado de llorar, pero durante el día intento mantenerme fuerte para que los mellizos no me vean triste. Debo ser su roca, la mejor madre del mundo para ellos. No quiero que necesiten a nadie más, porque siempre los cuidaré y velaré por ellos.Lorenzo y Franchesca me salvaron la vida al ayudarme a huir aquella fatídica tarde. Temí mucho por mi vida y la de mis hijos, sin embargo, Lorenzo se comportó como el caballero que es y me aseguró que estaríamos bien. Solo espero que no tenga represalias por mi culpa.Él me preguntó si deseaba quedarme en Italia o regresar a mi país. Sin embargo, decidí ir a Estados Unidos. Deseo estar lejos de México porque Miguel prácticamente domina el país. Prefiero vivir en Estados Unidos, en la tranquila ciudad en la que fui tan feliz con mi tío Brian. Aquí nadie nos encontrará, Miguel no debe tener la más mínima idea de dónde estamos.Lorenzo no me dejó sola. Él compró un departamento para mí y los pequeños. Afirmó que er
Marko Romano.Han transcurrido varios meses. Alma ha tenido un embarazo feliz y tranquilo al lado de nuestros hijos. Sin embargo, sigue perturbada porque siente que alguien la acecha y aún teme que Miguel Cervantes continúe con vida y regrese para vengarse. Los médicos nos han informado que esperamos una niña y la pequeña se encuentra en perfecto estado de salud.En este momento, Alma se encuentra sentada en mis rodillas mientras le deposito varios besos en su mejilla, provocando su risa. Iván Cisneros y su esposa Madeline nos observan carcajeándose por nuestras cursilerías.— Al gran Marko Romano le ha afectado la paternidad — Se burla Iván.— Tú cállate que eres un mandilón, Iván — Espeté molesto.No tolero que mis amigos se burlen de mí. Es verdad que me he comportado muy cursi durante los últimos meses. Creo que a mí me ha afectado más el embarazo que a ella. Incluso me dieron los síntomas a mí.Sobreprotejo a mi mujer mucho más que antes y le cumplo todos los antojos y caprichos,
Alma Ferrer.Estoy muy feliz porque hace dos meses no ha sido el pequeño Dante. Quién es el hijo de mi tío Brian y de Pía, es un niño muy hermoso y parecido a su padre. Ellos están muy felices y, por suerte, Brian se está recuperando y está siguiendo al pie de la letra sus rehabilitaciones porque su mayor sueño es que cuando su hijo crezca pueda jugar al fútbol con él, correr y hacer todas las actividades que deberían hacer un padre y un hijo.Y mi felicidad es completa porque ha nacido mi pequeña Iris. Mi bebé es el ser más hermoso que he visto en la tierra. Es el segundo día más feliz de mi vida; el primero fue cuando nacieron mis hermosos mellizos.Toda la familia está feliz por Iris, tanto Franchesca como Alan y Iván con Madeline, además de Mariel, por supuesto, y su padrino Lorenzo, quien envió regalos desde Italia.Marko le ha comprado varias prendas de ropa y juguetes. La habitación de la niña está repleta de ropa. Me temo que será una niña muy consentida.- Otra foto -Me pide
Desperté sumida en la confusión, mi mente aún adormilada luchaba por comprender mi situación. Intenté moverme, pero la sensación de estar atada a un árbol me paralizó. Una oleada de pánico me invadió al darme cuenta de que Miguel me observaba con su mirada penetrante. El destello frío de un arma apuntándome me heló el corazón, y las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, reflejando mi desesperación.Mis ojos recorrieron el paisaje, y la visión del inmenso océano extendiéndose frente a mí me dejó aún más perpleja. Me preguntaba qué podía estar planeando Miguel. No lograba comprender por qué me había llevado a este acantilado. El vértigo se apoderó de mí al darme cuenta de la altura a la que nos encontrábamos, y mis manos temblaban de terror mientras intentaba mantener el equilibrio en aquel lugar tan imponente.Cuando Miguel me agarró del cabello, sentí un tirón brusco que me hizo perder el equilibrio por un instante. Sus dedos se enredaron en mis mechones mientras su mirada se
Finalmente, el imperio criminal que había teñido de sombras nuestras vidas se desmoronó. Las autoridades lograron desmantelar la red de Patricia, del Zar y de Emir, aunque ellos nunca enfrentarán la justicia en un tribunal. Ellos eligieron terminar sus días en un enfrentamiento brutal, cayendo unos por otros como lobos en una pelea final. Aunque es un desenlace violento, no puedo evitar sentir que así era como debía terminar.Miguel, quien era conocido como el Zar, sobrevivió milagrosamente después de ser rescatado del mar. No obstante, la caída destruyó su columna vertebral, dejándolo cuadripléjico. Su abogado ha intentado convencerme de llevar a mi hijo Gabriel a visitarlo en la prisión, pero me he negado rotundamente. Miguel solo puede mover la cabeza y sé que su vida en prisión ha sido un verdadero infierno, especialmente después de que se revelara públicamente su implicación en crímenes contra niñas pequeñas. Los presos han tomado venganza contra él.No puedo permitir que Gabriel
El sonido suave de las olas me envuelve mientras Marko me toma de la mano y me guía hacia la mesa preparada con esmero en la cubierta del barco. Las luces titilantes reflejadas en el agua crean una atmósfera mágica, y la brisa salada acaricia mi rostro con su frescura. Cada detalle parece cuidadosamente planeado: desde la suave música de fondo hasta las velas parpadeantes que iluminan nuestra cena. Marko me sonríe con complicidad, sus ojos brillan con la emoción de este momento especial que compartimos juntos.En lugar de llevarme a un simple restaurante él organizo una cena en un barco bajo la luz de la luna aprovechando que nuestros tres bebés se encuentran con sus tíos.Nos sentamos frente a frente, y mientras saboreamos cada bocado de la exquisita comida, nuestras conversaciones fluyen con la misma naturalidad que las olas que nos rodean. Rememoramos aquel primer beso, cómo nuestras vidas se entrelazaron desde entonces, y cómo hemos crecido juntos en amor y complicidad.El tiempo
Alma Méndez.Mi nombre era Alma, era lo único que conocía de mi pasado. Mis padres y cualquier conexión con mi pasado permanecían ocultos en las sombras del desconocido.Desde mi más tierna infancia, fui acogida por la señora Mariel en la opulenta mansión Ferrer. Su amor maternal me envolvía, a pesar de que su luz parecía eclipsada por una profunda depresión. El señor Emir, en cambio, era un hombre de hielo y autoridad. Un empresario prestigioso con aspiraciones políticas, me recordaba constantemente que le debía la vida. Su trato era hostil, como si mi existencia le resultara un estorbo.En esa familia acomodada, dos hermanos compartían mi día a día. Ana, de mi edad, me veía como una rival, mientras que Marko, el orgulloso hijo mayor, se convertía en mi protector silencioso. Lo había amado desde mi infancia.Entre quehaceres impuestos, golpes y soledad, la mansión se transformaba en un lugar sombrío. La señora Mariel, frágil en su carácter, no podía protegerme, y Marko, ajeno a mi