—¿Qué estarán tramando?
—¿Te sientes menos adolorida?—Sí, me siento mejor.—¿Vas a comprar algo más?—No, ¿Y tú?—No.—Lisa, hay algo de lo que quiero hablar contigo...—Vienen hacia acá— Kaori y Lin se acercaron.—Que buen espectáculo hicieron, ese beso deleitó a todos.—¿Qué planean ustedes dos? ¿Nos han estado vigilando?—No sé de qué hablas, mamá — ambos sonrieron inocentemente.—A mi no me engañan— añadió Akira.—¿Compraron algo?— mes pregunté.—Sí, se lo dimos al chófer.—¿Vamos por lo del bebé?&mdas—¿Qué te parece si salimos los dos a solas mañana?— me preguntó Akira.—No podemos dejar al bebé.—Quiero que salgamos y arreglemos lo nuestro primero, no hemos tenido tiempo para nosotros. Todo ha sido problemas tras problema y no soporto esto ya. Vamos a darnos una última oportunidad para arreglar nuestras diferencias, lisa. No te pido que lo decidas ahora, pero mañana lo hacemos.—Esta bien, salgamos mañana.Nos quedamos con el bebé en la habitación, hasta que se durmió. Kaori tocó la puerta para avisarnos que había llegado mi mamá y puse varias almohadas alrededor de él para que no fuera a caerse de la cama, aún están organizando nuestro cuarto. Bajamos a la entrada y ahí estaban esperándonos.—Bienvenidos, Mamá, Jefferson y Allan. Hace tanto
Siempre he pensado que algo en mi anda mal; quizá porque soy demasiado buena con todos a mi alrededor. Mi vida no ha sido color de rosa como lo describen todos, ni siquiera he aprendido a negar mi ayuda cuando alguien la necesita; a pesar de saber que solo me usan como herramienta para lograr lo que quieren. ¿Desde cuándo mi vida se convirtió en un completo caos? Cada mañana al despertar, el aroma de las flores entra por la ventana, mientras que el sol se asoma iluminando cada rincón de la habitación y la refrescante brisa abre paso a un nuevo día. —Buenos días, Lisa. Necesito que te arregles y bajes, por favor —dijo mi madre al otro lado de la puerta. Es inusual que mamá toque la puerta tan temprano en la mañana, debe ser algo sumamente importante. Tan pronto termino de prepararme bajo a buscarla a la sala. —Lisa, tenemos un problema con tu padre — suelta mi madre sin rodeos y con una notoria expresión de preocupación. —¿Qué hizo papá esta ve
—Será mejor que hables con mamá a solas y le expliques, no quiero que se preocupe— no quisiera ver su rostro al saber sobre esto.—Yo me encargo, Lisa.Regresamos a la sala y el Sr. Akira aún estaba en espera.—Sr. Akira, disculpe la espera.—¿Qué decidió?—Acepto su oferta.—Tomó la mejor decisión, Sr. Xiao. Tenga devuelta sus papeles. Hoy en la tarde enviaré a mi abogado con los documentos para que los firmes.—Sí, señor.—Llévenla al auto — ordena el Sr. Akira.—Adiós, papá. Dile a mamá que la amo y que no se preocupe por mí, yo estaré bien — procuro despedirme, pero tratando de ocultar esas lágrimas que se encontraban en el borde de mis ojos.No sé si tomé la decisión correcta, pero de algo esto
Hubo un ligero toque en la puerta, pero estaba desesperada en busca de aliento, que no me di cuenta de que él ya había abandonado la habitación. Entre la desesperación y el miedo quise escapar, pero al salir a la puerta me lo encontré frente a frente.—¿A dónde crees que vas? — su mano vuelve a sujetar fuertemente mi brazo evitando que pudiera intentar nada.—¡No más, por favor! ¡Haré lo que me pida, pero déjeme ir! — suplico entre lágrimas.—Eso será imposible. ¿Acaso quieres que tus padres se queden en la calle? —deja escapar una risa espantosa—. El que entra a esta casa no sale. Eres la hija de la persona que me debe mucho dinero, de un maldito viejo que solamente es una molestia. ¿Debería sacarlo de mi camino?—No lo haga, por favor— pido casi sin poder hablar.—Bueno, e
—Srta. Lisa, le traje su desayuno —me dijo la empleada a través de la puerta.—Puede pasar y dejarlo encima de la mesa — traté de hacer contacto visual con ella, pero fue en vano.—Estaré esperando por su llamada, Srta. Lisa — la empleada se dirigió a la puerta.—Espera, no te vayas. ¿Por qué no me hace algo de compañía?—Señorita, los empleados tenemos prohibido tener cualquier tipo de contacto con los visitantes de esta casa. Le ruego me perdone — salió de la habitación sin decir más.Es una regla muy estúpida. ¿Cómo podría pedirle a sus empleados tal cosa? ¿Será que habrá alguna información en esta habitación? ¿Por qué mi padre le tiene tanto respeto y miedo a esta persona? Es un hombre aterrador. Busqué en cada parte de la hab
No sé cuál es la razón detrás de todo esto, pero algo no me gusta de esta situación. No tenía más opción que hacer todo lo que me pida. El lugar era demasiado amplio, jamás había asistido a un lugar así. No reconocía a nadie, tampoco podía localizar al Sr. Akira entre tantas personas. No debo cometer ningún error o ese demonio me hará sufrir las consecuencias. Solo espero que nadie se me acerque.—¿Quiere una copa, señorita?—Por supuesto— accedí, a pesar de que jamás he tomado en mi vida.—Buenas noches, hermosa dama — me dijo un desconocido.—Buenas noches— sonreí tímidamente.A pesar de no saber quién era y, de ser una persona bastante mayor, no podía ignorarlo.—¿Desea bailar esta pieza conmigo, hermosa dama? — ex
—Vístete y baja al estudio, te estaré esperando—ordenó el Sr. Akira saliendo de la habitación.Será mejor que me dé prisa. Quisiera preguntarle tantas cosas, pero no sabía si sería buena idea.Al terminar, fui al estudio y ahí estaba él; sentado con una copa en la mano.—¿Ya tienes pensado lo que quieres? — preguntó, tomándose el trago de golpe.—Sí, Sr. Akira.—¿Qué tienes en mente?—Quiero irme de aquí— bajé la cabeza.—¿Eso es todo? ¿Nada más ni nada menos? — dejó escapar una sonrisa maliciosa.—Sí—asentí con mi cabeza.—Puedes irte— rebuscó en la mesa haciendo visible una foto.Quise dar la vuelta e irme, pero algo me decía que no lo hiciera.
Quisiera poder ver a mis padres. Mi mamá debe estar muy preocupada. Dejé escapar un suspiro, cuando la puerta se abrió de repente.—Me iré en un viaje de negocios por unos días. Te quedarás aquí y no quiero ninguna queja de ti mientras no esté.—Sí, Sr. Akira—asentí con mi cabeza.No encontraba la manera de preguntar, pero no pierdo nada intentando.—Sr. Akira, ¿podría pedirle un favor? — junté mis manos y bajé la cabeza.—¿Qué quieres? — preguntó con un gesto molesto, mientras equipaba su maleta.—¿Me permite ir a mi casa? Prometo no hacer ninguna estupidez.—¿Me ves cara de idiota?—Mi mamá debe estar preocupada por mí. Permítame ir, aunque sea por unos minutos, se lo suplico—me arrodillé suplicá