Lisa
Nos quedamos dormidos luego de haber estado juntos innumerables veces. Desperté antes que Akira por el sonido de la cortina del avión.—Siento mucho interrumpir, señorita. Quería informar que ya hemos llegado a nuestro destino.—Gracias.La azafata se fue y miré a Akira. Se ve muy lindo mientras duerme. Acaricié y besé su mejilla, ahí fue cuando abrió los ojos.—Corderito—me abrazó contra su pecho y sonreí.—Llegamos, Akira.—Quedémonos un rato así.—Akira, tenemos que llegar a la casa para vestirnos y que vayan los dos al hospital.—Estaremos bien, princesa, solo necesito de ti ahora.—Estás dormido todavía, por eso dices esas cosas.—No es cierto. Despierto o dormido, te ne—Dijiste que no harías una atrocidad más, ¿Cómo puedes pensar en esa última opción?—Princesa, recuerda que si crece y logra saber la verdad, tratará de vengarse. Al final de cuenta, tiene la sangre envenenada. Su destino será uno igual de cruel que el de toda mi familia.—No debiste matar a su madre, Akira.—No hablemos de eso, solo ayúdame a decidir. Mi hermano ya está muerto, no puedo entregárselo a un muerto.—¿Por qué debo hacerlo yo?—Porque mi decisión no te gustará de igual manera, tengo que abstenerme de cometer errores que te hagan enojar.—Akira, yo no sé lo que debas hacer.—Lisa, no quisiera mencionar este tema, pero debo hacerlo. Tú y yo no hemos podido tener hijos, quizás esta es la oportunidad para que teng
Akira—Lisa, ya trajeron la ropa— me acerqué a la cama y me di cuenta que lisa estaba dormida. Me acosté en la otra esquina y me quedé contemplándola.—Eres muy hermosa— acaricié su mejilla y me agarró la camisa —. Aún tienes esa costumbre, linda, no has cambiado nada. Sigues siendo esa dulce y tierna mujer que conocí. Te amo tanto, lisa—sin darme cuenta, terminé rendido.Kaori—Papá quedó en bajar y no lo ha hecho, ¿Qué estará haciendo?—Quizás no fue suficiente en el avión, Kaori.—No seas tonto, Lin, no creo que sea eso. Deberíamos subir.—¿Para qué?—Quiero estar segura que las cosas estén bien. Mamá no se sentía bien cuando llegó.—Si
LisaBajé las escaleras y todos se quedaron callados.—¿Ocurre algo? — pregunté.—No, ya están preparando el desayuno, si quieren podemos adelantarnos a la mesa—dijo Akira. Se veía extraño, siento como si algo le pasara.Nos sentamos todos en la mesa y se quedaron callados por unos instantes.—Ya que el día está bueno, ¿Por qué no salimos todos de compra hoy mismo?— preguntó Kaori.—Me parece buena idea.Los únicos que estaban hablando en la mesa eran ellos, Akira permaneció en silencio en todo momento y yo me quedé observándolo; luego de desayunar, nos fuimos al centro comercial.—Nosotros nos iremos adelante— dijo Kaori.—Tengan mucho cuidado, por favor.—No te preocupes, estaremos bie
—¿Qué estarán tramando?—¿Te sientes menos adolorida?—Sí, me siento mejor.—¿Vas a comprar algo más?—No, ¿Y tú?—No.—Lisa, hay algo de lo que quiero hablar contigo...—Vienen hacia acá— Kaori y Lin se acercaron.—Que buen espectáculo hicieron, ese beso deleitó a todos.—¿Qué planean ustedes dos? ¿Nos han estado vigilando?—No sé de qué hablas, mamá — ambos sonrieron inocentemente.—A mi no me engañan— añadió Akira.—¿Compraron algo?— mes pregunté.—Sí, se lo dimos al chófer.—¿Vamos por lo del bebé?&mdas
—¿Qué te parece si salimos los dos a solas mañana?— me preguntó Akira.—No podemos dejar al bebé.—Quiero que salgamos y arreglemos lo nuestro primero, no hemos tenido tiempo para nosotros. Todo ha sido problemas tras problema y no soporto esto ya. Vamos a darnos una última oportunidad para arreglar nuestras diferencias, lisa. No te pido que lo decidas ahora, pero mañana lo hacemos.—Esta bien, salgamos mañana.Nos quedamos con el bebé en la habitación, hasta que se durmió. Kaori tocó la puerta para avisarnos que había llegado mi mamá y puse varias almohadas alrededor de él para que no fuera a caerse de la cama, aún están organizando nuestro cuarto. Bajamos a la entrada y ahí estaban esperándonos.—Bienvenidos, Mamá, Jefferson y Allan. Hace tanto
Siempre he pensado que algo en mi anda mal; quizá porque soy demasiado buena con todos a mi alrededor. Mi vida no ha sido color de rosa como lo describen todos, ni siquiera he aprendido a negar mi ayuda cuando alguien la necesita; a pesar de saber que solo me usan como herramienta para lograr lo que quieren. ¿Desde cuándo mi vida se convirtió en un completo caos? Cada mañana al despertar, el aroma de las flores entra por la ventana, mientras que el sol se asoma iluminando cada rincón de la habitación y la refrescante brisa abre paso a un nuevo día. —Buenos días, Lisa. Necesito que te arregles y bajes, por favor —dijo mi madre al otro lado de la puerta. Es inusual que mamá toque la puerta tan temprano en la mañana, debe ser algo sumamente importante. Tan pronto termino de prepararme bajo a buscarla a la sala. —Lisa, tenemos un problema con tu padre — suelta mi madre sin rodeos y con una notoria expresión de preocupación. —¿Qué hizo papá esta ve
—Será mejor que hables con mamá a solas y le expliques, no quiero que se preocupe— no quisiera ver su rostro al saber sobre esto.—Yo me encargo, Lisa.Regresamos a la sala y el Sr. Akira aún estaba en espera.—Sr. Akira, disculpe la espera.—¿Qué decidió?—Acepto su oferta.—Tomó la mejor decisión, Sr. Xiao. Tenga devuelta sus papeles. Hoy en la tarde enviaré a mi abogado con los documentos para que los firmes.—Sí, señor.—Llévenla al auto — ordena el Sr. Akira.—Adiós, papá. Dile a mamá que la amo y que no se preocupe por mí, yo estaré bien — procuro despedirme, pero tratando de ocultar esas lágrimas que se encontraban en el borde de mis ojos.No sé si tomé la decisión correcta, pero de algo esto
Hubo un ligero toque en la puerta, pero estaba desesperada en busca de aliento, que no me di cuenta de que él ya había abandonado la habitación. Entre la desesperación y el miedo quise escapar, pero al salir a la puerta me lo encontré frente a frente.—¿A dónde crees que vas? — su mano vuelve a sujetar fuertemente mi brazo evitando que pudiera intentar nada.—¡No más, por favor! ¡Haré lo que me pida, pero déjeme ir! — suplico entre lágrimas.—Eso será imposible. ¿Acaso quieres que tus padres se queden en la calle? —deja escapar una risa espantosa—. El que entra a esta casa no sale. Eres la hija de la persona que me debe mucho dinero, de un maldito viejo que solamente es una molestia. ¿Debería sacarlo de mi camino?—No lo haga, por favor— pido casi sin poder hablar.—Bueno, e