Muchas gracias a todos por el apoyo que me dan. Esta es la primera novela que escribo de mafias, así que me hace muy feliz ver como cada día tiene más lectores. Eso me motiva a seguir escribiendo cada día. Los quiero <3
Las clases habían comenzado nuevamente en la universidad. El receso se le había escapado muy rápido. Con todos los compromisos de la empresa, Rebecca apenas había podido hacer un par de cosas durante sus vacaciones. La verdad era que el único verdadero descanso que pudo tener fue durante su pequeña escapada con quién ella creía era Ángelo. Ahora debía volver a sus responsabilidades con su carrera profesional. Le faltaba poco para graduarse, así que ahora menos que nunca debía rendirse aunque se le hiciera muy difícil mantener el equilibro entre tantos compromisos. Rebecca llegó apresurada al salón de clases. Por lo general llegaba temprano a todas sus asignaturas, pero esta vez se había retrasado un poco. No demasiado, solo lo suficiente como para llegar cuando el profesor ya hubiese iniciado con el tema del día. Sin embargo, se sorprendió al entrar al salón y notar que el profesor no se encontraba ahí. Los alumnos permanecían en sus asientos conversando plácidamente entre
El teléfono de Rebecca había estado sonando insistentemente durante los días posteriores a su discusión con Luciano. El hombre no dejaba de llamarla, pero ella no quería hablar con él. Realmente se encontraba muy molesta con toda la situación. Se sentía totalmente engañada, no solo por las mentiras sino porque había visto como él se “divertida” con una de las profesoras de la universidad. Ese no era el chico de ensueño que ella creía. Estaba molesta, muy molesta y no encontraba cómo lograr quitarse esa sensación de malestar, frustración, decepción y sobre todo de enojo que sentía en su interior. Estuvo dando vueltas por la sala de su casa intentando aclarar su mente hasta que decidió rendirse y hacer lo que hubiese hecho Marisa en ese momento. Ir a beber. A pesar de todo, su amiga por lo general parecía manejar mejor las situaciones que ella, así que esa noche no pensaría como Rebecca sino como Marisa. Corrió a tomar su bolso y salió por la puerta rumbo al bar
Los presentes esperaban una reacción fuerte y agresiva de parte de Luciano, después de todo, era lo que acostumbraban a ver de él. Sin embargo, su reacción fue completamente opuesta a lo que pensaron que sería. – Busca la llave de la suite –ordenó a uno de los guardias mientras iba a lavarse un poco. Los hombres se miraron entre sí, pero no dijeron nada, solo obedecieron. Luciano odiaba la suciedad, por eso siempre cargaba guantes, pero una de las cosas que menos soportaba en la vida era el vómito. Sentía un asco terrible y en ese momento solo lograba controlarse porque era Rebecca quien lo había puesto en esa situación. Estaba seguro que de haber sido alguien más, ya habría acabado con él. Luciano respiró profundo, se lavó lo mejor que pudo para luego lavar el rostro de la chica. No quería que ella tampoco anduviese sucia y sabía además que un poco de agua en su cara le ayudaría a recuperarse de su estado. Apenas el guardia regresó con la llave, Luciano carg
Rebecca no quería volver a casa, tenía la cabeza revuelta de tantas cosas. Sentía que necesitaba hablar con alguien, por lo que tomó el camino en dirección a la casa de Marisa. Ella vivía a tan solo unos minutos a pie de aquel lugar, así que no era necesario ir a buscar su auto. Además, el frío viento de la noche le ayudaría a sentirse mejor. En poco tiempo Rebecca y Marisa se encontraban en el sofá de esta última tomando una taza de chocolate caliente mientras conversaban. Rebecca le contó a su amiga que había descubierto que Ángelo y Luciano eran la misma persona. La chica se sorprendió. Ella tampoco conocía la identidad del joven, él había sido allegado a su familia desde hacía mucho tiempo y todos lo conocían como Ángelo Di Rossi, pero esa situación resultaba preocupante, porque tal cual como Rebecca había dicho, si había ocultado su identidad y además estaba de alguna manera relacionado con la mafia ¿Qué otros secretos oscuros ocultaría? ¿Qué tan peligroso era ese ho
La subasta a la que había asistido Rebecca si involucraba a la mafia como ella había imaginado, lo que ella no sabía era que la familia encargada de organizar todo el evento era la dirigida por Luciano. Ella en ningún momento había sospechado de esto, pues nunca se llegó a tropezar con el joven o alguno de los empleados que ella conocía. Todos se mantuvieron alejados durante su estancia en el crucero y eso no era simple casualidad, Luciano lo había preparado de esa manera. Sabía lo delicado que era la situación en el crucero. En ese lugar se encontraban muchas personas peligrosas, por lo que tener alguna especie de contacto con su chica, la expondría haciéndola correr riesgos, pues cualquiera de sus enemigos podría atacarla buscando lograr hacerle daño a él. Además, él aún no estaba del todo seguro de las razones por la que Rebecca se encontraba en aquel evento. No era precisamente el lugar ideal para encontrar a chicas como ella, por lo que necesitaba primero averiguar so
La quijada de Rebecca cayó ante la sorpresa. Aquella conversación era mucho más de lo que había podido imaginar. De alguna manera Vetter se había enterado que la chica iba a asistir a esa subasta y quería eliminarla. Desde hacía tiempo estaba deseando sacarla del camino. Le estorbaba en sus planes. Él quería adueñarse por completo de la empresa de joyas, pero no podía mientras la chica existiera. Por eso había ideado matarla ese mismo día durante su estancia en el barco. Había contratado a un par de asesinos que se encargarían de resolver el problema, pero le acababan de informar que la chica se les había escapado en el último momento, la habían estado persiguiendo y antes de que pudiesen hacer algo, un hombre la había ayudado a escapar. No quisieron especificar nombre, solo le habían dicho a Vetter que preferían retirarse y no hacer el trabajo. El anciano no lo sabía, pero los asesinos se habían topado con Luciano y al darse cuenta que la chica lo conocía, temieron meterse con ella. S
El primo de Catherine no perdió tiempo en comenzar a disfrutar de su regalo. En cuanto la mujer se retiró de su habitación, el hombre corrió hacia la cama para comenzar a besar y acariciar a Rebecca. Recorría despacio el cuerpo de la chica mientras comenzaba a desabotonarle el vestido. El hombre se subió sobre Rebecca y comenzó a frotarse sobre ella. En ese momento ella recuperó un poco la conciencia. Abrió los ojos y pudo ver al hombre que se encontraba encima tocándola de manera indebida. Gritó del susto e intentó zafarse del amarre, pero el sujeto la abofeteó para luego apretarla con más fuerza. El hombre comenzó a tirar del vestido de Rebecca para quitárselo, pero ella luchó para evitarlo. Forcejeó con él mientras intentaba alcanzar algo que le permitiera defenderse. Logró agarrar la lámpara que se encontraba en la mesa de noche junto a ella. Golpeó al tipo en la cabeza con todas sus fuerzas. La lámpara se rompió y el hombre se comenzó a quejar por el dolor, se apretab
Después de pasar casi dos días amándose sin detenerse. Rebecca se encontraba agotada. Finalmente el efecto de la droga había desaparecido y se había quedado dormida. Luciano había dormido junto a ella por un par de horas, pero ya se encontraba de nuevo despierto, vestido y preparado para encargarse de un asunto pendiente. Catherine y su primo sufrirían las consecuencias de haber querido hacerle daño a su amada Rebecca. Velan le había comentado por teléfono a Luciano que había sido la mujer quien había orquestado todo el plan, por lo que el joven pidió a su subordinada que la atraparan a ella también. Quería vengarse de ambos. Luciano se dirigió hasta la cubierta del barco. En aquel lugar se encontraba Catherine y su primo amarrados con sogas, además de tener la boca cubierta con cinta aislante. Luciano se desahogó gritándoles e insultándoles por un largo rato. Les dijo que les enseñaría a que no debían ponerle un dedo encima a su mujer. Catherine apretó la mandíbula con ra