Muchas gracias por leer esta historia. Me alegra que la estén disfrutando. Pronto estaré subiendo nuevas historias a la plataforma, así que no olviden seguirme si aun no lo hacen, para que estén atentos a los nuevos títulos. Los amo <3
El primo de Catherine no perdió tiempo en comenzar a disfrutar de su regalo. En cuanto la mujer se retiró de su habitación, el hombre corrió hacia la cama para comenzar a besar y acariciar a Rebecca. Recorría despacio el cuerpo de la chica mientras comenzaba a desabotonarle el vestido. El hombre se subió sobre Rebecca y comenzó a frotarse sobre ella. En ese momento ella recuperó un poco la conciencia. Abrió los ojos y pudo ver al hombre que se encontraba encima tocándola de manera indebida. Gritó del susto e intentó zafarse del amarre, pero el sujeto la abofeteó para luego apretarla con más fuerza. El hombre comenzó a tirar del vestido de Rebecca para quitárselo, pero ella luchó para evitarlo. Forcejeó con él mientras intentaba alcanzar algo que le permitiera defenderse. Logró agarrar la lámpara que se encontraba en la mesa de noche junto a ella. Golpeó al tipo en la cabeza con todas sus fuerzas. La lámpara se rompió y el hombre se comenzó a quejar por el dolor, se apretab
Después de pasar casi dos días amándose sin detenerse. Rebecca se encontraba agotada. Finalmente el efecto de la droga había desaparecido y se había quedado dormida. Luciano había dormido junto a ella por un par de horas, pero ya se encontraba de nuevo despierto, vestido y preparado para encargarse de un asunto pendiente. Catherine y su primo sufrirían las consecuencias de haber querido hacerle daño a su amada Rebecca. Velan le había comentado por teléfono a Luciano que había sido la mujer quien había orquestado todo el plan, por lo que el joven pidió a su subordinada que la atraparan a ella también. Quería vengarse de ambos. Luciano se dirigió hasta la cubierta del barco. En aquel lugar se encontraba Catherine y su primo amarrados con sogas, además de tener la boca cubierta con cinta aislante. Luciano se desahogó gritándoles e insultándoles por un largo rato. Les dijo que les enseñaría a que no debían ponerle un dedo encima a su mujer. Catherine apretó la mandíbula con ra
Rebecca pensaba que Luciano se había ido enfadado para no regresar más, por lo que se sorprendió cuando varios minutos después apareció de nuevo en su habitación. El joven entró de manera brusca sin siquiera esperar a que ella terminara de abrir la puerta o lo invitara a pasar. Se notaba realmente molesto. – Si es verdad lo que dices que entre nosotros no pasó nada, entonces quiero que me expliques qué es esto –exigió con rabia mientras sacaba el papel de garantía que Rebecca le había otorgado. –cYo no escribí eso –respondió ella de inmediato, aun cuando reconocía su letra y sí recordaba haberlo escrito, solo que le daba vergüenza admitirlo por lo que prefería negarlo. – ¿Es en serio? –Luciano no podría creer lo que escuchaba– Es tu letra y tu firma ¡míralo! –reclamó molesto mientras acercaba el documento al rostro de ella para que lo detallara mejor. Rebecca respiró profundo irguiéndose con orgullo. – Lo lamento, pero estás equivocado –dijo de forma seca para luego mirar hacia otr
Había pasado un mes desde que Rebecca regresó del crucero y en todo ese tiempo, no había sabido nada de Luciano. Parecía que se lo hubiese tragado la tierra y ella no sabía qué pensar. Debía estar agradecida de que él ya no la buscara, pero las cosas no eran tan fáciles, la verdad era que lo extrañaba mucho. – Qué tonta eres. Tú querías que se fuera y te hizo caso, ahora no te quejes –se regañó por pensar en él. No entendía por qué se comportaba de esa manera, todas las señales le decían que debía alejarse de Luciano porque él era un hombre peligroso y lo había intentado por largo tiempo, pero ahora que por fin estaba lejos, ella se la pasaba deseando volver a verlo ¿Qué había hecho ese hombre con ella? Quería despejar un poco la mente, pero Marisa no estaba cerca para ayudarla, así que pensó en que quizás debía tomarse un tiempo libre de sus ocupaciones para ir visitar a su hermana menor. Hacía mucho que no la veía, pues ella vivía en otro estado. Se había i
Rebecca le contó a Diffu todo lo que había descubierto sobre la muerte de sus padres y que creía que Vetter estaba implicado en todo. Su hermana se sorprendió, pero no sentía miedo, al igual que Rebecca, ella no se dejaba asustar tan fácilmente y eso a veces era un problema. – Volveré contigo –exclamó Diffu decidida. – Ni se te ocurra. La situación era peligrosa y Rebecca realmente temía que le hicieran algo a Diffu, así que no iba a permitir que ella se pusiera en riesgo. Después de discutir por varias horas, logró convencerla que se quedara en casa, asistiera a la universidad y siguiera llevando su vida normal como si nada. – Es mejor si ellos piensan que no estás al tanto de la situación –le dijo buscando convencerla. – Está bien –aceptó finalmente a regañadientes pensando en que quizás su hermana tenía razón. Rebecca estaba bastante preocupada por el peligro en el que podía estar Diffu, así que decidió visitar a un viejo amigo que tenía en la comis
Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Rebecca en cuanto entró al baño. Agradeció que estuviera vacío, no quería que nadie la viera así. Se a los lavabos para lavarse la cara y calmarse un poco. Se colocó un poco el maquillaje para tapar lo enrojecida que se había puesto por llorar, pero mientras se aplicaba el labial, Luciano entró al baño.– Este es el baño de mujeres –le dijo con molestia mientras lo veía a través del espejo. Luciano se acercó y la tomó del brazo para girarla hacia él.– Tu y yo no hemos terminado de hablar –Rebecca se dio media vuelta para irse, pero Luciano se lo impidió. Ella intentó zafarse de su amarre, pero él era increíblemente fuerte y sin que ella pudiese evitarlo, la llevó hasta el interior de uno de los cubículos. Cerró este con llave y apoyó a Rebecca contra la pared atrapándola con su cuerpo, ella se quejó sin poder hacer mucho.– No me gusta que me rechacen –le susurró muy cerca de su oído mientras con su nariz aca
La semana fue mágica para Rebecca. Ella sentía que estaba viviendo en un sueño, pues las cosas con Luciano iban de maravilla. Estaba pensando en lo mucho que amaba a ese hombre cuando el teléfono sonó, haciéndola regresar a la realidad. – Joseph –frunció el ceño confundida al ver el nombre en la pantalla de su teléfono. Hacía mucho tiempo que no hablaba con él y lo extrañaba– Hola abuelo –le saludó con alegría apenas contestó. – Hola cariño. Me has tenido abandonado. Te olvidaste de este viejo –bromeó. Ella rió. – Claro que no abuelo, es solo que he estado algo ocupada. – Está bien cariño, yo entiendo, pero me gustaría que de vez en cuando vinieses a visitarme. Extraño conversar contigo como solíamos hacerlo. – Yo también –aseguró– prometo ir a verte pronto. – Te tengo un obsequio – ¿En serio? –exclamó sorprendida– abuelo no tienes que darme nada. – Quiero hacerlo. Sigues siendo mi nieta y me hace feliz consentirte –Rebecca sonrió ante el comentario. – Está bien. – Pero tendr
Los días en aquella mansión fueron mucho mejores de lo que Rebecca esperaba. Por primera vez estaba disfrutando de vivir en aquel sitio. Era tanto así su felicidad que su pequeña estadía de fin de semana, pasó a convertirse en una residencia de tiempo indefinido. Luciano estaba viviendo con ella y habían comenzado a ser un verdadero matrimonio, nada parecido a los últimos 3 años, así que ella no quería irse, quería quedarse con él. No importaba si tenía que conducir más tiempo para llegar a clase o a la empresa, ni siquiera le molestaba vivir lejos de Marisa y del resto de sus amigos, le encanta dormir cada noche junto a Luciano y amanecer a su lado, disfrutaba de sus desayunos y cenas en pareja, pero sobre todo, le fascinaba la manera en que él la amaba. – Buenos días hermosa –le saludo un sábado en la mañana apenas despertó. Él aún permanecía en la cama junto a ella y en cuanto la vio abrir los ojos, le regaló un beso en los labios que luego se convirtió en una suave ca