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3. La provocación de Silvia

Por todos los medios intenté detenerle pero no pude, buscaba la forma de soltar su agarre de mi mano, pero no había forma, por más que lo intentase nuestras manos permanecían unidas así que ya sin fuerzas deje de luchar y en vez de pelear me resigne a seguirla.

La persona que me sostenía de la mano era una chica y no una cualquiera, sino la misma que siempre y en silencio se aparece en mis sueños curiosamente siempre que tengo una pesadilla como cual gritó de salvación.

Aquella no es muy alta, es de compleción media, de figura curvilínea y piel pálida. es de una larga cabellera negra y quien llevaba un vestido blanco de mangas finas a la que constantemente intentaba contemplarle el rostro cosa que ha sido siempre una tarea difícil de realizar porque siempre y no se como logra evitar que la contemple haciéndome permanecer lleno de dudas — ¿Quién puede ser esta chica?

A pesar de todas mis preguntas durante años aquel momento se convirtió en uno completamente mágico para mí y por primera vez luego de mucho tiempo las pesadillas habían sido modificadas por un sueño sereno en donde ella de vez en cuando solía aparecerse así mismo en silencio y llena de misterio.

A pesar de ser una simple representación aquel momento se había convertido en los mejores de mi vida, pero seamos sinceros aquello no se aparta de lo que es, parte misma de la irrealidad, de la fantasía y de los sueños que con ayuda de Morfeo me insistía a permanecer sumergido en ellos y así me dejo llevar.

(Horas más tarde)

He dormido y desconozco la verdad por cuánto tiempo así que como una acción innata mi cuerpo empieza a reaccionar tras salir del trance en el que se sumerge la mente durante el sueño.

Allí finalmente abro los ojos y con lo primero que tropiezo es con la hermosa imagen del cielo el cual se encuentra arribando con insistencia el atardecer.

Ya el sol se encuentra lo suficientemente bajo como para no producir malestar alguno con su luz en mis ojos, pero lo sufrientemente alto como para aun permitirme deslumbrar con su majestuosidad así el cielo azul que con anterioridad ya se encontraba levemente teñido en algunas zonas por el color rojo del crepúsculo.

Tras pensar un momento abandono el diván mientras cruzo mis brazos a nivel de mi espalda y me acercó hasta la ventana para contemplar con una mejor claridad aquel paisaje.

Encontrándome completamente de espalda rodeado del silencio y mientras mis ojos permanecen fijos siento como alguien intenta ingresar a mi oficina pues escucho como el pomo de la puerta era girado sobre su propio eje haciendo eventualmente que aquella persona se abriera paso a su interior.

— Señor Richmond, perdón por molestarle pensaba que aún se encontraba dormido.

Quien replica aquello es Silvia Harris mi asistente, una mujer hermosa de características físicas envidiables, quien posee unas curvas de ataque y mente de tiburón.

Sí, como lo leíste su increíble inteligencia no tiene comparación pues es capaz de embobar al hombre más audaz alguna vez nombrado y doblegarlo a sus pies, es una mujer completamente sublime más a un y eh de admitir sin dudas la excelente amante que puede ser en la cama y de eso no me cabe duda pues durante dos largos años eh disfrutado de hacerla enredar entre mis sabanas, eh disfrutado a plenitud de escucharla gemir y verla gritar de placer una vez sus orgasmo llegan a su punto cumbre.

Como si ella no hubiese dicho nada la ignoro pues en estos momentos me negaba rotundamente a hablar y a pronunciar la más mínima palabra pero a aquella era bien sabido por mi que no le importaría y dejarme completamente en paz no era parte de su plan.

Silvia disfrutaba siempre provocarme y sacarme de mis casillas siempre que me encontraba enojado o del mal humor porque ella sabía que a la hora de que nos acostáramos la trataría como a ella le gustaba de una manera violenta y pecaminosa.

Sin importarle nada aquella cerró la puerta tras de sí con la intención notable de querer hacer una de las perversidades suyas la cual se mantenía inscrita en cada uno de sus movimientos, ella quería jugar con fuego y no le importaba quemarse, no muy se la alejo de la puerta la escuche dar algunos pasos para acercarse hasta el escritorio y con cautela se detuvo replicando con una voz seductora.

— Por cierto, aquí traigo los documentos de la conciliación que me pidió — con voz serena y con evidentes toques de coquetería pronunció aquellas palabras, sus intenciones cada vez eran más evidentes y cada vez dejaba en el olvido un poco de la vergüenza que aun le quedaba mostrándose bastante más atrevida.

Por curiosidad giré mi cabeza para ver donde aquella se encontraba llevándome la sorpresa de verla tan bien acomodada sentada semi recostada sobre el borde del escritorio, al darse cuenta de que finalmente la observaba aquella sin mediar palabra cruzo sus piernas haciendo que su falda se encogiera unos pocos centímetros dejando totalmente expuestos sus mulos perfectamente contorneados.

No voy a mentir, de ser otras las circunstancias no me importaría tomarla justo aquí y ahora, créanme cuando les digo que no me importaría desnudarla y justo sobre este escritorio castigarla, dejar caer con fuerza mi mano sobre su tan redondo trasero expuesto mientras aun lleva puesta aquellas pequeñas piezas de lencería que ella casi siempre suele usar tal y como en otras ocasiones ha sucedido, pero las imágenes que en mis sueños habían aparecido hace un momento no dejaban de resonar una y otra vez en mi cabeza impidiéndome pensar con completa claridad por lo que tras recapacitar un momento exclamé una vez que volví mi cabeza hasta la ventana — déjalos en el escritorio — indique mientras que en mi voz se instauraba un tonto notablemente brusco y lleno de frialdad.

— ¡Umm! Porque actúas tan cortante, ven acércate y juguemos un rato, el edificio está prácticamente solo y en esta planta estamos solo tu y yo por lo que podemos hacer todo el ruido que queramos — insisto aquella dejándose llevar de sus pecadores y lujuriosos deseos.

— No estoy de humor Silvia.

— Anda no seas malo, puedo ver lo estresado que estas y créeme que te podría ayudar si tan solo jugaras un rato conmigo — volvió a aquella a insistir abiertamente.

— Ya dije que no, así que por favor retírate tengo que terminar mi labor.

Y dejando salir un — ¡Ash! — continuó diciendo — le quitas lo divertido a la vida tonto con esa estúpida seriedad que te cargas.

Aquella no muy bien reclamó aquello descendió de la mesa, se acomodó la ropa, dio algunos pasos alejándose del escritorio y dirigiéndose directamente hasta la puerta la abrió, atravesó el portal y tras cerrar con brusquedad expreso su evidente descontento ante aquel rechazo.

Respire hondo tras haber experimentado aquella escena de cual niña caprichosa que Silvia había montado solo por no hacer lo que ella quería, solo por malditamente negarme.

Ante aquello sabiendo que tenía el tiempo contado intente hacer todo a un lado pues debía concentrarme y ordenar mis ideas así que en un primer intento di la vuelta, me acerque hasta el escritorio y tirando de la silla me acomode, tome aquella carpeta en mano con los documentos de la conciliación a los cuales en una primera instancia simplemente le di una ojeada buscando así empezar y me puse manos a la obra.

Estaba cansando, sumamente cansando a pesar de haber dormido un buen rato y temía que tal molestia me impidiera terminar mi trabajo, mis pensamientos volaron y solo podía pensar en aquel viaje que ante todo era inmensamente añorado por mí que en poco tiempo iba a realizar.

Volver allá es todo un sueño hecho realidad ya que luego de que salí de aquella isla aun siendo un niño nunca más había podido regresar y reencontrarme con las personas que marcaron un antes y un después en mi vida estar allá era mi mayor anhelo la hermosa tierra en la que viví durante cinco años de mi infancia la hermosa isla tropical de la República Dominicana.

El tiempo era cruel ya que trascurría lento como no queriendo avanzar, pero aun así mi emoción era enorme, aunque para nada evidente tras pensar algunos segundos y sentirme con energía para acabar con mi cometido tome de nuevo aquella carpeta en mano y me dispuse a corregir, tachar y modificar los errores que en él se encontrasen y ya con todo aquello listo solo faltaba un paso final digitar e imprimir y luego de mucho teclear todo se encontraba finalmente impecable.

Ya listo guarde todo en mi maletín, rápidamente ordene mi ropa y salí de aquel edificio con la frente en alto, pero con el espíritu quebrantado añorando así llegar a casa para darme un buen baño y luego con calma tan solo pretendía entrar en el jacuzzi en tanto las burbujas hicieran su trabajo mientras disfruto de una buena botella de vino y tras haberme relajado dirigirme al dormitorio para sumergirme en aquella cómoda cama envuelta en sabanas cálidas.

Aunque pensaba que no lo iba a lograr así a fin de cuentas lo hice, como lo pensé lo realicé, cada paso lo lleve a cabo y una vez en la cama mire al techo deje que mis ojos se relajarán y le dije adiós aquel día tan agotador.

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