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5. Horas antes de partir

Los ojos de aquella se iluminaron instantáneamente, sabía que aquellas palabras habían sido gratamente recibidas por ella, en tanto, aunque aquella quería saltar de evidente emoción simplemente no lo hacía, mi tendencia a ser gruñón y frío me ha forjado una mala imagen entre mis empleados imagen que acepto en totalidad y por lo que estimo que la actitud de Anni no resultara ser tan explosiva como yo esperaba, más sin embargo solo se limitó a decir.

— Mil gracias señor no imagino lo mucho que le agradezco esto.

— No hay de que Anni, solo te pido que tengas cuidado y procura cerrar bien antes de irte.

— Claro señor esto téngalo por su seguro, desde que termine volveré a mis labores no muy bien regrese aquí — y así habiendo reafirmado aquello con evidente emoción aquella se dedico a terminar sus deberes en aquella cocina.

Miró el reloj que con especial rapidez marca las siete treinta de la mañana, me pongo de pie y me dirijo de nuevo hasta mi habitación con rumbo al cuarto de baño para asear mis dientes y ya listo con un aliento fresco y agradable sabor a menta retomo el camino hasta la cocina donde Chris sorpresivamente ya se encuentra aguardando por mí.

— Está listo señor — replica aquel sin tardar al verme.

— Sí Chris.

Tomando maleta en mano Christian inicio su marcha con rumbo a la salida, sin titubear atravesamos aquel corredor una vez abandonamos la cocina todo derecho sin voltear a ningún lado hasta que el salón principal se abre paso ante nosotros con sus enormes techos elevados mientras que al fondo se hace ver aquella puerta plateada que resalta en medio de todo la cual pertenece al elevador privado que da acceso al pent-house en lo alto de la torre de Greitht donde yo su fiel servidor habito.

Ambos sin dudar ingresamos en aquella caja movible en color plata que resplandece ante su extravagante brillo y presionando el piso uno descendimos del todo entre todo aquel edificio hasta finalmente llegar al área del parqueo donde mi chofer esperaba con completa paciencia.

— Buenos días señor — refuto aquel al verme en señal de respeto y cortesía mientras yo solamente me dedicaba a agitar la cabeza como signo de respuesta.

Yo sin prisa alguna ingreso en el auto pensando con entera curiosidad lo que aquel día podía quizás llegar a depararme haciendo una que otra simple suposición por lo cual llegar a República Dominicana significaba más que un simple viaje de vacaciones u ocio claro para mí.

Aquello significaba recordar una parte de mí vida que inconscientemente había borrado y contra la cual esperaba chocar de frente tarde o temprano, tal vez quizás incluso llegar a recordar partes cruciales de mi vida junto a personas importantes con las que espero convivir nuevamente aunque lamentablemente eh curiosamente olvidado sus rostros.

Chris y aquel chofer tras guardar las maletas ingresaron al auto sin prisa alguna partiendo así los tres con rumbo a nuestra primera parada Magnament Richmond.

El tráfico resulto ser ligero por lo que llegar a las instalaciones fue relativamente fácil así pues en pocos minutos ya nos encontrábamos al frente de aquel edificio y en la puerta Silvia aguardaba por mí ansiosa y llena de dramas característicos en ella.

Totalmente derecho con la frente en alto y el pecho erguido me zarandeo por todo aquel pasillo hasta llegar a donde se encuentra aquella seguido por Christian.

— ¿Por qué no estás dentro? — exclamó con desconcierto al verle allí.

— ¡Señor! — replica aquella con la voz entre cortada y con un aparente nerviosismo que escapa a través de sus poros.

— ¿Qué sucede? — la cuestiono, pero aquella simplemente guarda silencio mientras sus ojos se pierden en la nada.

— ¡Silvia! — llamo a su nombre con la esperanza de recibir alguna respuesta de ella pero por segunda vez me ignora.

Alterarme es lo peor que yo puedo hacer ya que mantener la paciencia y la prudencia aunque necesarios en este mundo han sido una de las cosas más difíciles de aprender para mí en toda mi vida, pues a sinceridad ninguna de las dos forma parte de mis virtudes.

Tomando una profunda inhalación la cual me hace inflar por completo mis pulmones intento tranquilizar mis instintos crueles y destructivos tras ver como aquella inmutada permanece y exhalando el aire libero aquellas palabras mientras la sostengo con una fuerza media del brazo intentando disimular mi enojo delante de los allí presentes.

— Harris ¿Qué sucede? Espero que por lo menos tales expresiones en tu rostro tengan algún buen significado.

Pero aquella simplemente no dijo nada parecía petrificada e incluso un tanto asustada y finalmente tras tanto zarandearla aquella exclamó.

— No es nada señor, disculpe.

— Segura que no es nada, tu rostro dice otra cosa.

— Si, segura — sin ahondar mucho aquella recobro la compostura y arreglándose sus vestiduras enderezo su postura, froto sus manos por su pelo para intentar acomodar los mechones que según ella se encontraban sueltos y refuto — síganme los acompañare hasta la sala de juntas.

Frente a nosotros aquella había cambiado drásticamente sus expresiones y como si no hubiera pasado nada se mostraba serena y firme en su caminar.

Miré a Christian desconcertado ante tal conducta, pero aquel se encontraba igual que yo completamente confundido haciendo todo aquello aún más incomprensible de entender.

Obedeciendo las palabras de Silvia la seguimos mientras aquella nos conducía hasta el elevador donde los tres nos acomodamos hasta finalmente llegar al piso correspondiente, a fin de cuentas el piso cinco se marcó en el tablero llegando a abrirse las puertas casi de inmediato.

A nuestra llegada una conmoción se había formado, la discusión se había vuelto un caos y los gritos de aquellos se podían escuchar venir desde el interior de la sala, algunos refutaban en contra mientras que otros a favor de una idea la cual desconocía hasta aquel momento.

Silvia, Christian y yo finalmente ingresamos tras haber caminado por aquel pasillo quedando invadida la sala por un silencio cortante producto de la impresión de todos tras verme.

Tiempo, tiempo era con lo que menos nosotros contábamos por lo que salir de allí más que una cuestión civilizada entre adultos resulto ser una tremenda odisea, al ver como todos se refutaban en contra y a favor algo que podría pasar de forma más calmada por decirlo de una manera, término siendo convertido en un ring de pelea en el que se median los interés pues algunos querían obtener más beneficios de los cuales le correspondían así que no tuve más opción que suspender tal reunión durante varios días hasta poder descubrir cuáles eran las verdaderas intenciones de cada uno detrás de tal tema.

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