Perdón por el atraso, empezamos a actualizar diario. Espero les guste, no se olviden de seguirme en mi perfil acá en Buenovela 😊❤️
Harry: Ver a esa mujer que me había encandilado en Asturias, había sido sin duda mi día de suerte y que mejor, querer recordar como la hice mujer a mi gusto y mi antojo, aunque lo que estaba por venir era algo abismal, algo divino pero, que a las reglas de mi hogar y al compromiso de boda que tenía con la mujer que mis padres querían, se vería afectado en un abrir y cerrar de ojos. Ella me dio una cachetada, era evidente y me la tenía bien merecida, no lo reprochó. —¿Es eso cierto Mila?—dije en cuanto me enteré que estaba esperando un hijo mío. No dudo de ella, sé que no había conocido hombre más que sólo yo, y tenía la fe en que ella sería la madre del futuro príncipe de Windertrov, ya había empezado un linaje, pero él problema era, ¿cómo explicarle a mis padres y al consejo real sobre la llegada de un hijo? Un hijo que no era totalmente de sangre azul, que yacía en el vientre de una plebeya que había elegido como cuna de mi semilla… ¡Dios mío! —Vámonos—dije, tomándole de la mano
Mila: Estoy aquí, sentada en mi computadora, redactando un contrato prenupcial y otro de confidencia, legalizando mi propio destino. ¿Cuántas veces soñé con casarme con un príncipe? Muchas veces, sin duda, pero está vez era diferente, está vez no sería por amor, si este bebé no viniera en camino, no estuviera aquí redactando esto, pero, más sin embargo, aquí me encuentro, comiendo manzana en rodajas y escribiendo conforme a las bases legales de Washington y Windertrov, Inglaterra. Mi teléfono estallaba en notificaciones, pero por alguna razón, no quise responder ni verlo, tenía muchos sentimientos encontrados, el temor era el que embargaba todo mi ser, y no me permitía pensar en más, menos, en algo positivo por ahora más que solo el mi prueba de embarazo y en el enojo de un hombre que, no dudaba de la paternidad de su hijo, y tampoco de mi. —¡Por fin, terminé!—dije en voz alta. Me levante de la silla, apague la computadora y encamine hacia mi habitación, para todo esto ya eran las
Harry: Amanecí con una doncella en mi pecho, con las piernas enredadas en mi cuerpo y con mis manos en su cintura, sus ronquidos retumbaban en mi pecho, este momento era algo que no podía explicar, me gustaba pero tenía miedo, yo era un alma fría, un corazón demasiado congelado, pero sus labios y su cuerpo eran un deleite, un vicio… me había robado el alma, el corazón y arrancado los suspiros de lo más profundo de mi ser, quería llevarla conmigo a todas partes y ahora el sentimiento era más grande al saber que estaba embarazada de mí. ¿Quién diría que en las primeras noches iba a terminar apuntando a un heredero en un vientre humilde? Una llamada me sacó de mis pensamientos, como pide me escurrí de entre sus brazos y enrolle una toalla en mi cintura, salí de la habitación y me enfile hacia el pequeño balcón que tenía la castaña en el pequeño lugar al que llamaba apartamento. —¿Cómo pudiste hacernos esto Harry?—acota mi madre al otro lado del teléfono. —Madre, buen día. —¿es buen
Mila: Aterrizamos hace tres horas, el viaje fue largo y cansado, aunque divertido a su vez ya que debía practicar un discurso para las personas que esperaban mi llegada, o en verdad, la llegada del bebé que esperaba. —¿Si te lo aprendiste? —¡Claro! No soy tonta Harry, por Dios. —No lo decía por eso, es porque no estas acostumbrada a estas cosas. —Soy abogada, ¿lo recuerdas? —Eras, mi amor, ahora te dedicarás a las obras sociales en el reino, el palacio necesita que mantengas las buenas costumbres y enseñanzas en la nación. —¿Es en serio? Eso no está en el contra… —Beso mis labios con rapidez, y mordió un poco el de abajo. —¡Oye! Contrólate amigo, estamos solos, no es necesario que me beses y menos así. —Nadie sabe lo de ese documento Mila, así que más cuidado con ese tema. —Ah, es eso… ok, ok, perdón, su “majestad”. Él rodó los ojos y empezó a preparar algunos documentos que debía enviar de nuevo a Washington, ya que la cita con el presidente no se realizó. —¿Necesitas ayud
Mila: Harry se traslado a su habitación de soltero, esto según Grettel, una de las empleadas que estaba a mi servicio, le encantaba el cotilleo, así que para entretenerme empezamos a hablar de temas comunes, aunque así pasaría durante casi cinco meses por el tema del embarazo de alto riesgo. Y es que era demasiado estrés el que tenía encima, mi teléfono no paraba de sonar, desde que me enteré que estaba embarazada, solamente a Lorain le había contado de lo que pasaba pero menos la parte en que él heredero al trono había sido mi lío de una noche, con el que perdí la virginidad y en cierta parte, también mi libertad. —Grettel, ¿podrías traerme alguna fruta? Tengo hambre—ella inmediatamente hizo una reverencia y salió como alma que lleva el diablo para traerme algo para picar. Tome mi teléfono y llame a Lorain, a nadie le había comentado que había salido del país para vivir en el de mi futuro… esposo. Harry no quería casarse, recuerdo cuando me lo dijo en esa primera noche en Asturias
Harry: Después de la visita inesperada de mi madre a la alcoba real, me dejó desestabilizador al punto de no querer cumplir mis funciones como príncipe y futuro rey de Windertrov, pero debía de hacerlo y esta vez más decidido que nunca. Anelisse voin Tachen, en ese entonces Duquesa de Escocia, fue a la mujer a la que ame con devoción, pero obviamente la diferencia de edad era el límite que nos dividía de vivir un romance que hasta la fecha sería eterno; pero no todo es como uno quisiese, mi madre se entero, según yo todo lo tenía bajo control. Mi primera mujer, mi primer amor y… la madre de mi hijo. Mi madre es una mujer frívola, mala y herida, de amor, de rencor y del odio que mi padre le guardaba, ya que ellos contrajeron nupcias por obligación, ambos reinos debían de unirse y sacar adelante a una nación, por consiguiente no fui un hijo muy esperado para mi madre, aunque para mí padre si. Flashback: Una tarde de verano viaje de nuevo a Glasgow, a ver a la mujer pelirroja que me t
Mila: El obstetra llegó a atenderme, con un grupo de médicos, entre los galenos; nutriólogos, neurólogos, fisiatras y una pediatra, realmente esto era exagerado y a la vez hostigante, pero si era por el bien de mi hijo, acataría las ordenes a como fueran, no quería que nada malo le pasara a Panquecito por mi culpa. Empezaron uno a uno a evaluarme, hacer un plan nutricional, mis chequeos programados y mis ejercicios de rutina para no entumecerme en una cama. —todos coincidimos en que le dio una crisis de estrés y ansiedad, suponemos que es por todo lo que vivió en Washington, una semana más de reposo y usted podrá hacer varias actividades, entre ellas no está permitida la fuerza ni subir a caballo, si tendrá intimidad sexual, deberá ser suave, no brusca—dijo el obstetra, mi rostro se puso rojo como un tomate. —Gracias doctor, prometo que de mi parte y de la del príncipe, todo marchará bien. ¿Cuándo cree que podré caminar? Me estoy aburriendo aquí. —Si sigues el plan de alimentación
Mila: Virginia sacó chispas, lo note en sus ojos, pero se disculpo y se fue a donde estaba sentada, mientras Harry freno el beso a regañadientes y se posó a la altura de mi vientre abultado, dándole un beso, y elevando su mirada hacia la mía y conectando nuestros corazones en esa mirada llena de lujuria y desesperación. —Dime… ¿Qué pasa? —Te he extrañado, es solo eso… mi hijo va enorme, ¿cierto? —No te voy a mentir, esta creciendo demasiado rápido, sin duda es un bebé muy grande. Se levantó y me habló al oído; —Lo hice con demasiadas ganas… ¿recuerdas? —expresó en tono picante. —Aquí no, por favor—dije, soltando una risita cómplice. —¿Cómo te sientes ahora? —Ahora me siento completa, estás aquí—Volví a besarlo y me separé de él, empezando a socializar con tantas damas. Todas nos veían con ojos de amor y, aunque yo me emocionara con su sola presencia, sabía que esto era solamente un teatro de parte de ambos, aunque yo estaba demasiado enamorada de su sola presencia, de su impon