Mis amados lectores, mil disculpas por el atraso, espero les guste el capitulo 💞
Mila: El obstetra llegó a atenderme, con un grupo de médicos, entre los galenos; nutriólogos, neurólogos, fisiatras y una pediatra, realmente esto era exagerado y a la vez hostigante, pero si era por el bien de mi hijo, acataría las ordenes a como fueran, no quería que nada malo le pasara a Panquecito por mi culpa. Empezaron uno a uno a evaluarme, hacer un plan nutricional, mis chequeos programados y mis ejercicios de rutina para no entumecerme en una cama. —todos coincidimos en que le dio una crisis de estrés y ansiedad, suponemos que es por todo lo que vivió en Washington, una semana más de reposo y usted podrá hacer varias actividades, entre ellas no está permitida la fuerza ni subir a caballo, si tendrá intimidad sexual, deberá ser suave, no brusca—dijo el obstetra, mi rostro se puso rojo como un tomate. —Gracias doctor, prometo que de mi parte y de la del príncipe, todo marchará bien. ¿Cuándo cree que podré caminar? Me estoy aburriendo aquí. —Si sigues el plan de alimentación
Mila: Virginia sacó chispas, lo note en sus ojos, pero se disculpo y se fue a donde estaba sentada, mientras Harry freno el beso a regañadientes y se posó a la altura de mi vientre abultado, dándole un beso, y elevando su mirada hacia la mía y conectando nuestros corazones en esa mirada llena de lujuria y desesperación. —Dime… ¿Qué pasa? —Te he extrañado, es solo eso… mi hijo va enorme, ¿cierto? —No te voy a mentir, esta creciendo demasiado rápido, sin duda es un bebé muy grande. Se levantó y me habló al oído; —Lo hice con demasiadas ganas… ¿recuerdas? —expresó en tono picante. —Aquí no, por favor—dije, soltando una risita cómplice. —¿Cómo te sientes ahora? —Ahora me siento completa, estás aquí—Volví a besarlo y me separé de él, empezando a socializar con tantas damas. Todas nos veían con ojos de amor y, aunque yo me emocionara con su sola presencia, sabía que esto era solamente un teatro de parte de ambos, aunque yo estaba demasiado enamorada de su sola presencia, de su impon
Harry: Me estaba enamorando de Mila, eso era indiscutible, era más que obvio cada que la veía, mi corazón se agitaba al solo tenerla cerca, pero sabía que si involucraba amor e importancia en ella como mujer, mi madre sería una bruja con ella, ya había hecho daño en el pasado, no dudaría en hacerme infeliz en el presente, sin embargo; Mila era una mujer muy fuerte, hasta el momento no siquiera había hablado de su familia, llegué a pensar que era huérfana o algo así, pero mande a investigar lo que necesitaba y me di cuenta que familia tenía mucha, pero que ella prefería evitarse muchos recuerdos dolorosos, en como su misma sangre la humillaba por ser una mujer dedicada a su trabajo y soltera, siendo la mayor de sus hermanos. —Esa mujer te tiene muy bien engatusado, me gusta verte entretenido, eso es mejor para mí—dijo mi primo, el que anhelaba quedarse con el reino y el poder. —Claro, me tiene colado, es la madre de mi hijo, la tierra fértil en la que decidí echar raíces y sembrar el
Mila: No me arrepentía de haberlo mordido, pero es que su actitud me enojaba, me hacía parecer una tonta porque, de demostrarme amor e importancia, luego me bajaba como pelota en rebote y me demostraba a ese Harry sin sentimientos. –No entiendo que rayos es lo que te pasa, no has sido sincero conmigo totalmente, compartimos cama cada vez que estas con tus necesidades de hombre, pero en la mañana no te encuentro, de tanto buscar tu olor cerca de mí, estaré con alergia toda la bendita mañana, por lo menos ten la decencia de amanecer conmigo, aunque esto sea un puto trato– espete molesta. Él solo agacho el rostro, se limpió la sangre que corría de su labio y me vio con esos ojos que solamente él podía hacer a que me quebrara por dentro, tal vez me había pasado de tono o con lo que había dicho, pero, yo tampoco merecía esto, no merecía estar pensándolo todo el día, amándolo sin su permiso o conocimiento y, no solo que viniera a reclamarme que el tonto de Romeo me haya querido besar. –S
Harry: No deje que emitiera palabra alguna, solo me enfoque en devorar su boca, sus labios carmesíes me volvían loco, la veneraba, era mi nueva musa y no pude evitar perderme en ella, y menos, olvidar que me estaba dando la alegría más grande, mi hijo y su amor. –Déjame explicarte todo, déjame hacerte participe de mi vida, porque en serio, te amo y sin tu permiso– dijo decidida y eso me desconcertaba, en la cabeza me pasaron muchas locuras, tal vez la orille a este punto, y no debía de ser así, todo era a su tiempo, así como yo no me habría aun a ella. –No hablemos de eso ahora, mi amor. Desnúdate para mí, por favor Me encantaba verla desnuda y el compás de sus tetas cremosas y grandes, su desnudez era el mejor atuendo que tenía, me encantaba ver esos rollitos que se le hacían en la piel por el embarazo, la amaba totalmente, era perfecta y nunca había contemplado un cuerpo como el de mi mujer… Ella sonrió tímida, bajo la luz de la luna, era bellísima… la maternidad le sentaba tan
Mila: Me quede pasmada, que este hombre me dijera muchas cosas hermosas me ponía a dudar, y no es que no le creyera, simplemente estábamos enredados por un embarazo, eso me lo había dejado muy claro desde el principio, pero, había algo en su voz y en su mirada que me hacían creer que lo que de verdad sentía hacia mí si era amor, y amor del bueno. Él seguía esperando una respuesta con el anillo expuesto, un hermoso y fino anillo de diamantes irisados, el sol me bañaba con su bondad hecha rayitos y mi hijo estaba emocionado en el vientre, definitivamente era de dejar de tambalear y dudar y aceptar de frente al amor, dejar de recibir poco porque realmente merecíamos todo el amor y felicidad del mundo. –¡acepto, mi amor! –espete emocionada, abalanzándome hacia el él, llore muchísimo, no voy a negarlo. La gente de palacio había visto la escena tan llena de amor, lágrimas y promesas que de una se caería, porque en cuanto nos besamos, muchos flashes de cámaras empezaron a relucir, y defi
Mila Me despedí del rey y de sus aposentos, dirigiéndome a buscar a Harry para poder hablar con él, cuando estaba a punto de cruzar el pasillo que me conducía al ala donde estaba la reina madre, inmediatamente Harry venia molesto y cuando me vio, instantáneamente me tomo del brazo, sujetándome fuerte y me abrazo con esa misma fuerza descomunal, su corazón estaba agitado y su pecho subía a una velocidad que nunca antes se la había podido controlar, trago saliva y le lanzo una mirada de desaprobación a Gretel, llevándome casi a rastras hacia nuestro lugar seguro. Yo había cometido una imprudencia al querer buscarlo a la cueva del lobo y, obviamente no debía alterar más las cosas y menos con el pedido que me había encargado el rey sobre la entrevista con su majestad. Llegamos por fin a su habitación, abrió la puerta de está metiéndome con delicadeza y se quedó afuera hablando con Gretel, sabía que le estaba hablando fuerte por el tema de que me haya llevado hacia ese lugar prohibido, y
Mila –¿Qué hacia la reina aquí? –dijo Gretel, ayudando a quitarme la ropa. –No lo sé, solo hablo de que Harry y yo habíamos convertido el castillo en un burdel. –¿En serio? No lo puedo creer, además; ustedes ya pronto se casarán y pues ya viene un bebé en camino, no es nada inmoral lo que hacen. Sonreí después de haber vomitado parte de la cena y del picnic de ayer, Gretel me preparo la tina con agua tibia y me sumergí por unos cuarenta y cinco minutos, necesitaba relajarme y recomponerme, en parte, la visita inesperada de la reina hacia mi habitación me había dado tarjeta blanca para poder entrevistarla, algo malévolo ocultaba aparte del acto atroz del que se le acusaba hacia la duquesa. –Hoy a las ocho tiene clase de etiqueta con el señor Alighieri, seguido de una hora de clase de bailes de salón y, por último, la prueba de la flecha. –¿prueba de la flecha? –Así es mi lady, por ahora entrenara tranquila, pero espero tenga buena puntería para que cuando lance la flecha enardeci