Gracias por la espera ♥️
Mila: Aterrizamos hace tres horas, el viaje fue largo y cansado, aunque divertido a su vez ya que debía practicar un discurso para las personas que esperaban mi llegada, o en verdad, la llegada del bebé que esperaba. —¿Si te lo aprendiste? —¡Claro! No soy tonta Harry, por Dios. —No lo decía por eso, es porque no estas acostumbrada a estas cosas. —Soy abogada, ¿lo recuerdas? —Eras, mi amor, ahora te dedicarás a las obras sociales en el reino, el palacio necesita que mantengas las buenas costumbres y enseñanzas en la nación. —¿Es en serio? Eso no está en el contra… —Beso mis labios con rapidez, y mordió un poco el de abajo. —¡Oye! Contrólate amigo, estamos solos, no es necesario que me beses y menos así. —Nadie sabe lo de ese documento Mila, así que más cuidado con ese tema. —Ah, es eso… ok, ok, perdón, su “majestad”. Él rodó los ojos y empezó a preparar algunos documentos que debía enviar de nuevo a Washington, ya que la cita con el presidente no se realizó. —¿Necesitas ayud
Mila: Harry se traslado a su habitación de soltero, esto según Grettel, una de las empleadas que estaba a mi servicio, le encantaba el cotilleo, así que para entretenerme empezamos a hablar de temas comunes, aunque así pasaría durante casi cinco meses por el tema del embarazo de alto riesgo. Y es que era demasiado estrés el que tenía encima, mi teléfono no paraba de sonar, desde que me enteré que estaba embarazada, solamente a Lorain le había contado de lo que pasaba pero menos la parte en que él heredero al trono había sido mi lío de una noche, con el que perdí la virginidad y en cierta parte, también mi libertad. —Grettel, ¿podrías traerme alguna fruta? Tengo hambre—ella inmediatamente hizo una reverencia y salió como alma que lleva el diablo para traerme algo para picar. Tome mi teléfono y llame a Lorain, a nadie le había comentado que había salido del país para vivir en el de mi futuro… esposo. Harry no quería casarse, recuerdo cuando me lo dijo en esa primera noche en Asturias
Harry: Después de la visita inesperada de mi madre a la alcoba real, me dejó desestabilizador al punto de no querer cumplir mis funciones como príncipe y futuro rey de Windertrov, pero debía de hacerlo y esta vez más decidido que nunca. Anelisse voin Tachen, en ese entonces Duquesa de Escocia, fue a la mujer a la que ame con devoción, pero obviamente la diferencia de edad era el límite que nos dividía de vivir un romance que hasta la fecha sería eterno; pero no todo es como uno quisiese, mi madre se entero, según yo todo lo tenía bajo control. Mi primera mujer, mi primer amor y… la madre de mi hijo. Mi madre es una mujer frívola, mala y herida, de amor, de rencor y del odio que mi padre le guardaba, ya que ellos contrajeron nupcias por obligación, ambos reinos debían de unirse y sacar adelante a una nación, por consiguiente no fui un hijo muy esperado para mi madre, aunque para mí padre si. Flashback: Una tarde de verano viaje de nuevo a Glasgow, a ver a la mujer pelirroja que me t
Mila: El obstetra llegó a atenderme, con un grupo de médicos, entre los galenos; nutriólogos, neurólogos, fisiatras y una pediatra, realmente esto era exagerado y a la vez hostigante, pero si era por el bien de mi hijo, acataría las ordenes a como fueran, no quería que nada malo le pasara a Panquecito por mi culpa. Empezaron uno a uno a evaluarme, hacer un plan nutricional, mis chequeos programados y mis ejercicios de rutina para no entumecerme en una cama. —todos coincidimos en que le dio una crisis de estrés y ansiedad, suponemos que es por todo lo que vivió en Washington, una semana más de reposo y usted podrá hacer varias actividades, entre ellas no está permitida la fuerza ni subir a caballo, si tendrá intimidad sexual, deberá ser suave, no brusca—dijo el obstetra, mi rostro se puso rojo como un tomate. —Gracias doctor, prometo que de mi parte y de la del príncipe, todo marchará bien. ¿Cuándo cree que podré caminar? Me estoy aburriendo aquí. —Si sigues el plan de alimentación
Mila: Virginia sacó chispas, lo note en sus ojos, pero se disculpo y se fue a donde estaba sentada, mientras Harry freno el beso a regañadientes y se posó a la altura de mi vientre abultado, dándole un beso, y elevando su mirada hacia la mía y conectando nuestros corazones en esa mirada llena de lujuria y desesperación. —Dime… ¿Qué pasa? —Te he extrañado, es solo eso… mi hijo va enorme, ¿cierto? —No te voy a mentir, esta creciendo demasiado rápido, sin duda es un bebé muy grande. Se levantó y me habló al oído; —Lo hice con demasiadas ganas… ¿recuerdas? —expresó en tono picante. —Aquí no, por favor—dije, soltando una risita cómplice. —¿Cómo te sientes ahora? —Ahora me siento completa, estás aquí—Volví a besarlo y me separé de él, empezando a socializar con tantas damas. Todas nos veían con ojos de amor y, aunque yo me emocionara con su sola presencia, sabía que esto era solamente un teatro de parte de ambos, aunque yo estaba demasiado enamorada de su sola presencia, de su impon
Harry: Me estaba enamorando de Mila, eso era indiscutible, era más que obvio cada que la veía, mi corazón se agitaba al solo tenerla cerca, pero sabía que si involucraba amor e importancia en ella como mujer, mi madre sería una bruja con ella, ya había hecho daño en el pasado, no dudaría en hacerme infeliz en el presente, sin embargo; Mila era una mujer muy fuerte, hasta el momento no siquiera había hablado de su familia, llegué a pensar que era huérfana o algo así, pero mande a investigar lo que necesitaba y me di cuenta que familia tenía mucha, pero que ella prefería evitarse muchos recuerdos dolorosos, en como su misma sangre la humillaba por ser una mujer dedicada a su trabajo y soltera, siendo la mayor de sus hermanos. —Esa mujer te tiene muy bien engatusado, me gusta verte entretenido, eso es mejor para mí—dijo mi primo, el que anhelaba quedarse con el reino y el poder. —Claro, me tiene colado, es la madre de mi hijo, la tierra fértil en la que decidí echar raíces y sembrar el
Mila: No me arrepentía de haberlo mordido, pero es que su actitud me enojaba, me hacía parecer una tonta porque, de demostrarme amor e importancia, luego me bajaba como pelota en rebote y me demostraba a ese Harry sin sentimientos. –No entiendo que rayos es lo que te pasa, no has sido sincero conmigo totalmente, compartimos cama cada vez que estas con tus necesidades de hombre, pero en la mañana no te encuentro, de tanto buscar tu olor cerca de mí, estaré con alergia toda la bendita mañana, por lo menos ten la decencia de amanecer conmigo, aunque esto sea un puto trato– espete molesta. Él solo agacho el rostro, se limpió la sangre que corría de su labio y me vio con esos ojos que solamente él podía hacer a que me quebrara por dentro, tal vez me había pasado de tono o con lo que había dicho, pero, yo tampoco merecía esto, no merecía estar pensándolo todo el día, amándolo sin su permiso o conocimiento y, no solo que viniera a reclamarme que el tonto de Romeo me haya querido besar. –S
Harry: No deje que emitiera palabra alguna, solo me enfoque en devorar su boca, sus labios carmesíes me volvían loco, la veneraba, era mi nueva musa y no pude evitar perderme en ella, y menos, olvidar que me estaba dando la alegría más grande, mi hijo y su amor. –Déjame explicarte todo, déjame hacerte participe de mi vida, porque en serio, te amo y sin tu permiso– dijo decidida y eso me desconcertaba, en la cabeza me pasaron muchas locuras, tal vez la orille a este punto, y no debía de ser así, todo era a su tiempo, así como yo no me habría aun a ella. –No hablemos de eso ahora, mi amor. Desnúdate para mí, por favor Me encantaba verla desnuda y el compás de sus tetas cremosas y grandes, su desnudez era el mejor atuendo que tenía, me encantaba ver esos rollitos que se le hacían en la piel por el embarazo, la amaba totalmente, era perfecta y nunca había contemplado un cuerpo como el de mi mujer… Ella sonrió tímida, bajo la luz de la luna, era bellísima… la maternidad le sentaba tan