Capítulo 34. Bajo el manto de las dudas

Irina casi grita del susto y puso una mano en su pecho, tratando de recuperar el aliento.

—Santiago, ¿pero, desde cuándo?... —preguntó Irina, sorprendida por su repentina aparición.

—Vine a ver cómo estabas y vi el auto de Alex Salvatore —respondió Santiago—. Estacioné al cruzar y esperé a que se fuera. Te estás acercando a él, bien hecho.

Irina caminó hacia dentro de la casa, pensando que en realidad ella no se había acercado a Alex Salvatore, él se había acercado a ella. Y eso la inquietaba. ¿Por qué Alex mostraba tanto interés en ella? ¿Qué estaba tramando?

Santiago la siguió dentro, cerrando la puerta tras él.

—Hablemos en la cocina, en voz baja, todos duermen —susurró Irina.

— ¿Qué quería? —Preguntó Santiago, observándola con atención.

—Ver cómo estaba —respondió Irina, tratando de ocultar su inquietud.

Santiago alzó las cejas, escéptico.

—Se supone que no debía salir del hospital, hay agentes cuidando su puerta, legalmente está detenido por averiguacion
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