Después de una mañana donde su mente fue caos y confusión, Xavier salió en su auto sin esperar siquiera que se terminara la hora habitual. Todo dentro de él quería estallar, explotar por la frustración y la desesperación que sentía en todo este tiempo.
«¿Cómo podía ser ella tan estúpida cuando esta vez él ni siquiera hizo nada?», Golpeó el volante y se dijo a sí mismo que lucharía en contra de él mismo por no verle la cara en mucho tiempo. Pero había una cosa que debía hacer antes, y eso era hablar con Oliver lo más pronto posible.
Estaba al tanto que era una mala educación llegar al medio día a una casa, pero le importaba un carajo ahora mismo las etiquetas, necesitaba quitarse la espina de una vez por todas, y no esperaría ni un minuto más.
Estacionó frente a l
¿Quién es el hombre que te violó?Esa pregunta perturbadora estuvo en su mente por días enteros. La respuesta parecía ser muy fácil para muchos, incluso para el mismo hombre que Ana pensaba la entendía mejor que nadie.Pero no era tan fácil como se esperaba, «no lo era», pensó Ana mientras Andrew la sacudía varias veces.—Debemos irnos —dijo la voz del chico mirando hacia ambos lados del salón.Ana parpadeó varias veces volviendo en sí y asintiendo para colocar el bolso en sus hombros. Salieron de su salón en completo silencio y mientras caminaban por los pasillos, la preocupación de Andrew aumentaba por su amiga.Ella parecía perdida, ensimismada y muy baja de ánimo. Le preocupaba las ojeras que estaban apareciendo en sus ojos y aún más que no estuviera aten
—¿Dónde está ella? —preguntó Xavier agitado una vez llegó al edificio del condado y encontró a la abogada con la que se había reunido un día antes.La mujer abrió los ojos cuando lo vio y quitó la uña de entre sus dientes.—Doctor Cox, gracias por venir —dijo asomándole la mano en saludo—. Ana está en la enfermería, en unos pasillos cerca…—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó con mucha preocupación mientras trataba de amortiguar la sensación de su pecho.Estaba realmente ocupado cuando recibió la llamada de la abogada, pero la voz de aquella mujer sonó lo suficiente inquieta como para no dudar en venir y saber qué pasó con Ana. Los nervios se los estaban comiendo. Tenía mucho tiempo sin verla, ni tocarla, y fue lo que se prometió, p
Aunque estaba cansada en extremo y su cuerpo no daba para más, Ana seguía con los ojos abiertos y su cabeza recostada al pecho de Xavier. Por alguna razón pensó que si cerraba los ojos se alejaría de ese cuerpo que ahora la protegía y que en este preciso momento le daba la seguridad que necesitaba.No sabía que pasaría con ella en el momento en que pusiera un pie en el suelo, no tenía la menor idea de a dónde ir ni qué hacer, estaba viviendo estas horas como si fuesen las últimas, y ahora, ya no le importaba otra cosa.Se dio cuenta de que Xavier también estaba despierto cuando sintió las manos en su espalda recorriéndola en una caricia. Su cuerpo no esperó mucho para erizarse, encogerse y pegarse más hacia él, alzando su rostro de inmediato.—No puedo dormir —susurró muy cerca de sus labios y Cox asintió tom&aac
Después de un enorme silencio, Ana decidió en decir algo, cualquier cosa que cortara la incomodidad que se había instalado en el lugar.—Mmmm… yo debo irme ahora… —soltó y de repente todos se movieron.—Voy a llevarte —dijo Xavier adelantándose mientras los ojos de su madre se abrieron nuevamente, él se giró hacia las dos mujeres y luego tomó el hombro de Eliana—. Clara les hará desayuno, no demoraré…—No es necesario —interrumpió Ana—. Después de la delegación, debo ir donde un familiar de Oliver…—No, iremos a la delegación juntos, yo mismo te dejaré allá.La discusión solo alteró los nervios de Eliana y decidió inmiscuirse esta vez.—¿Por qué no toman un desayuno, y luego van a hacer lo que deban hacer?
Aunque Anaelise le hizo una súplica con su mirada, no tuvo más opción que dejarla y que por sí sola enfrentara y contara todo lo que debía decir.No podía hacerlo todo por ella, aunque era lo él quería, sin embargo, sabía que Ana ya no era la misma que conoció hace un tiempo atrás, esta vez se estaba haciendo fuerte, y por alguna razón eso lo llenaba de orgullo y le hacía respirar mejor. Por supuesto no pasaba desapercibido que su vida se estuviera hundiendo literalmente, cada día veía que se estaba yendo al caño, pero ahora no perdería el tiempo de pensar en eso.«Cada día traería su propio afán», pensó Xavier mientras caminaba hacia la salida.Escribió unos mensajes para Ana, ya que lo de la denuncia tardaría más de la cuenta, y debía ir a casa para arreglars
Xavier estacionó su auto y Ana ingresó de inmediato sintiendo su penetrante mirada encima. Ajustó su cinturón y él no demoró en arrancar de nuevo.—Tengo el trabajo… comenzaré el sábado… —anunció como por decir algo.Cox asintió enviándole una sonrisa para luego atrapar su mano con la de él.—Es bueno saberlo… me alegro por ti —respondió Xavier entrelazando los dedos y llevando su muñeca hacia la boca para dar un beso suave en ella.Por supuesto esto estremeció en sobremanera a Ana, y su respiración se entrecortó.—Sé que no vas a aceptar estar en mi casa, y ahora que está mi familia en ella, sería imposible decirte que te quedes…Ana giró muy rápido.—Por supuesto que no… escucha, tengo algo de dinero, puedo paga
Los ojos de Ana seguían abiertos, aun y cuando era de madrugada, no podía dejar su mente quieta, y ni siquiera conseguía estar tranquila.Se acomodó mientras subió la manta para arropar un poco más su cuerpo, las piernas de Xavier ahora mismo estaban entrelazadas con las de ella, y su brazo reposaba en su vientre.Lo observaba con detalle a la vez que parpadeaba lentamente. Puntualizaba cada línea de su hermoso rostro. Ese rostro del que se había enamorado con locura.Soltó el aliento varias veces mientras la presión aumentaba dentro de ella. Esta sensación era como estar en el cielo unos segundos y volver al infierno. Y así se mantenía todo el tiempo con Xavier… porque no sabía nada de él, aunque conociera a su familia.Procesó todo lo que haría en cuanto se levantara de esta cama, una cama que no era suya. «Nada era suy
Ana llegó a su salón casi corriendo, pero en el momento en que ingresó al aula, vio que sus compañeros aún esperaban a su profesor y esto la hizo sentir extraña.Si ella había llegado, por ende, él debía estar aquí, sin embargo, por su postura en cuanto hablaron hace un momento supo que debía estar tratando de tranquilizarse para dar su clase sin ningún tipo de inconvenientes.Resopló para sí misma aun sintiendo como poco a poco drenaba la rabia que tenía dentro de ella, aunque supo que él reaccionaría un poco mal, simplemente esperó otra cosa de él, y no una advertencia de no involucrar sus sentimientos.«¿Qué podía hacer ahora si estaba totalmente involucrada?», era una pérdida de tiempo creer que solo con decir, “no te enamores”, las cosas se solucionarí