Los brazos de Ana ahora reposaban en el cuerpo dormido de Xavier, ella lo observó detalladamente mientras él dormía de forma plácida, y la habitación ayudaba a que su sueño fuese profundo.
Las cortinas estaban completamente cerradas, sus cuerpos desnudos reposaban entrelazados en una maraña de sábanas que Ana no supo por dónde comenzaban y donde terminaban.
No sabía qué hora de la mañana era, pero debía ser temprano porque ninguna de las alarmas había sonado. Tenía que levantarse cuanto antes, porque, ella no tenía ropa para ir al hospital en unas horas; necesitaba ir a su hotel y además de buscar sus cosas, pensar en todo lo que debía hacer a continuación.
Por supuesto que había tomado una decisión, una decisión que estuvo muy clara desde el momento en que había conocido a este hombre. Lo que m
—Es hora de irnos —su voz resonó cerca de su oído y luego sintió la palma en su vientre.Ella puso su mano encima de la suya y luego se giró en forma lenta, Xavier iba a caminar para salir de la terraza, pero ella lo frenó.—¿Confías en mí? —le preguntó Ana.—Por supuesto…—Entonces mírame a los ojos y dime que ves cuando te digo: Te amo…Cox amplió una sonrisa genuina y le dio un beso suave en los labios.—Veo verdad…Ana asintió con la cabeza y luego hundió su rostro en su cuello.—Debo colocarme las sandalias…Cuando estuvieron dentro del auditorio, él le sostuvo la mano todo el tiempo, y aunque ella trató de respetar su espacio, Cox no dejó que ella se fuera por su lado.Se sentaron juntos como el prime
Ana bajó la mirada recordando estos detalles, incluso la mirada hundida de su padre cuando ella pidió ayuda, aún la generaba su mente.—Todos aportaron un grano de arena… Ned Overent no fue mi única oscuridad…—Pienso lo mismo, pero…—¿Pero? —interrumpió Ana—. A pesar de todo lo que uno puede sanar, uno jamás olvidará, Oliver.Él negó varias veces.—Es imposible que se olvide mientras se tenga conciencia, Anaelise, pero lo bueno es que en ese recuerdo ya no hay dolor, o al menos no del que te sigue dañando.En ese instante los ojos de Ana se llenaron de lágrimas, unas que no pudo ocultar y que se deslizaron en segundos por sus mejillas mientras tomaba las manos de Oliver y afirmaba varias veces.—El odio a veces ciega la vista a la realidad, quizás pude hablar un poco más con
Xavier estaba contemplando en como las líneas oscuras dibujaban aquella montaña desde lo lejos, las luces de la ciudad ya estaban encendidas y en sus manos tenía el décimo vaso de whisky, que estaba llevando a su estómago vacío.Una lágrima fría comenzó a rodar por su mejilla, y de alguna forma sintió rabia cuando la vio deslizarse por su rostro.—No seas idiota —se susurró así mismo mientras todos sus nudos iban a su garganta.Apretó la barandilla de madera y reprimió sus ojos recordando cuando ella estuvo de pie aquí, frente a él y le dijo. Teamo.Se tomó el líquido de golpe y fue a caminar para ir dentro de su casa, pero un mareo fuerte lo dominó haciéndolo retroceder para tomar nuevamente la baranda.Soltó el aire y se restregó los ojos para recuperarse, y trat&oacut
El auto de Kath se estacionó frente a la casa de Xavier, ella tenía acceso para entrar, y no tuvieron problema con la seguridad de afuera.Después de apagar el motor, la mujer se bajó del auto y fue al maletero, en vista de eso, Ana salió rápidamente, y fue hasta la parte de atrás también. Cuando bajaron las maletas, Kath tomó las llaves, abrió la casa y le indicó que pasara.Ana agarró una de las maletas mientras se adentraba con la chica y dejaban las cosas en la sala. Todo estaba en silencio, y una luz fue encendida para que pudiesen verse con claridad.—Bien… supongo que, los veré como en un mes —dijo Kath en son de broma y a Ana no le quedó de otra cosa que sonreír y negar.—Eso espero, espero que no se le salga el Cox antiguo y me eche de su casa…La mirada de Kath cambió y luego negó
—¿Qué quieres que te diga? Es insoportable…Ana rodó los ojos mientras escuchaba a Andrew hablar sobre esa chica otra vez.Habían pasado 7 meses desde que prácticamente su vida dio un giro de 180 grados, y eso marcando que su vivencia con Cox se superaba cada día.—Lo único que no entiendo es… que me llamas 4 veces y hablas 5 de ella… Entonces…—No digas tonterías… —respondió Andrew.—Bueno, no es tontería —atacó Ana mientras vio que Cox pasaba recién bañado por la habitación y parecía que estaba buscando alguna ropa para salir—. Yo solo digo que puede ser que estés interesado, porque la estás odiando mucho estos últimos días.La chica famosa en los labios de Andrew se llamaba, Anne, y no estudiaba medicina, sino derecho, en e
Xavier…—Anaelise Becher…Justo cuando escuché su nombre me puse de pie, estaba nervioso, no podía ocultar que ahora mismo mi corazón saltaba en un galope.El rector a mi lado me pasó el diploma que debía entregarle a Anaelise y caminé unos pasos hacia delante para cuando ella llegara a mí.Acomodé un poco mi chaqueta y luego la vi saliendo de los puestos del auditorio. Ahora tenía una enorme toga negra que cubría su cuerpo entero, asomándome una gran sonrisa que se deslizaba en su rostro, mientras se llevaba el cabello detrás de su oreja.Ana comenzó a caminar hacia mí, subió las escaleras de una forma jodidamente perfecta, mientras dé vez en cuando conectaba sus ojos con los míos, quizás pensando que, hasta este mismo instante para ella, yo me estaba inmiscuyendo hasta
Hola, mis chicas, esté libro termina aquí, pero a continuación habrá un capítulo extra donde conectará con una secuela en donde Ana y Xavier también estarán involucrados. Este capítulo abrirá un poco el contexto y también les dará una sorpresa muy furtiva que no se esperan, así que prepárense para leer algo que los dejará sorprendidas y con mucha expectativa. Así que sin más los dejo para que lean el capítulo extra, porque muy pronto estaré subiendo el siguiente libro. Les agradezco muchísimo su apoyo y los cometarios hermosos que me han dejado para con este libro, las quiero un montón.
Seis años después…Ana entró por cuarta vez al baño durante la mañana, mientras limpió su frente con el dorso de su mano. En unos pasos llegó hacia el lavamanos y metió sus palmas frotándoselas varias veces, para luego llevarlas a su cuello.Cada día era peor, cada día estaba siendo más agobiante, por tal motivo, estaba aquí, esperando.Su móvil resonó por todo el cuarto de baño, pero Ana sabía perfectamente quien estaba llamándola ahora mismo.—Amor…—¿Ana?, ¿Dónde estás? —el tono de Xavier fue entre preocupado y… posesivo, una característica que nunca se iba de él, a pesar del tiempo, y de ellos mismos.—En el hospital…—Son las nueve de la mañana, ¿Qué haces all&i