La mandíbula de Xavier se apretó duramente y volvió a cerrar sus ojos colocando las manos en la encimera. «¿Qué estaba pasándole hoy?»
Soltó el aire, debía ser esa porquería de contrato al que se había sepultado hace mucho tiempo que lo volvía inestable. Odiaba ver esos papeles cada tres meses, detestaba que cada cierto tiempo le recordaran lo miserable que era su puta vida.
—Xavier —la voz dulce y preocupada de Ana lo trajeron de golpe al momento, así que giró hacia ella—. Estás pálido…
Vio como su mano reposaba en su hombro, entonces deslizó sus propios dedos y comenzó a arrastrarlos por todo su brazo. «La necesitaba, necesitaba con urgencia hundirse en su piel y olvidarse del mundo».
Quería saber si estar con esta chica podía hacer
De todos los escenarios posibles, este no existía en sus planes ni por broma que se tratase. Había lavado su cuerpo lentamente y con la calma que hace mucho tiempo no lo destacaba, en silencio la comprendía, en silencio hacía que los muros de Ana cayeran, sin embargo, entre sus pensamientos e ideas, solo quería algo de forma desesperada.Que Ana solo se abriera para él. Ella estaba en su cocina con su franela negra de algodón puesta y con los pies descalzos, era una vista perfecta. Iba de aquí para allá, picaba cosas y probaba algo de la comida que estaba haciendo para él. No tenía ni puta idea de qué estaba preparando, porque su mirada y concentración solo permanecían en su cuerpo y en sus movimientos.Disfrutaba una paz en este momento que difícilmente conseguía apreciar en el resto de sus días, esperaba que pudiese deleitarse
Con una tasa de café recién hecho, sentado fuera de su casa, en aquella silla donde sus pensamientos se perdían mientras divisaba el horizonte montañoso, Xavier aspiró profundamente después de marcar el número de su madre y colocar el auricular en su oreja.Tenía cientos de mensajes de Eliana, y estaba seguro de que esa mujer estaría en Durango en las próximas horas si él seguía desviándole las llamadas.Los tonos se acentuaron en su audición y pensaba al mismo tiempo con los ojos cerrados que, ella solo se limitaría a preguntar por las cosas básicas de su vida.—¿Xavier? —fue la pregunta que llegó cuando Eliana tomó la llamada.—Madre…—¡Dios del cielo! ¿Por qué tienes que siempre tenerme en un hilo de la existencia? —resopló irritándose, pero dec
Andrew estaba de pie frente a ella con un rostro preocupado y una posición bastante tensa. Ana quitó las manos de sus rodillas y decidió levantarse mientras arreglaba su cabello en una coleta, preguntándose… «¿Qué rayos hacia aquí?»—¿Por qué estás aquí? —volvió a preguntar.—Fui a tu casa, pero no encontré a nadie allí. No respondías a mis llamadas y… Una mujer en tu residencia dijo que llevaron a tu padre al hospital. ¿Qué ha pasado? ¿Tú estás bien?Ana tomó el aire y negó en dirección de Andrew. Él no sabía absolutamente nada de su vida, y era muy difícil explicarle todo a la vez. Aunque no es que se lo contaría todo.—Mi padre tiene arritmia. Su pulso es muy bajo y…—Tranquila —la i
—¿Entonces? —Xavier se despegó del auto y dio unos pasos hacia ella.—¿Cómo estás? —fue lo único que se le ocurrió contestar a Ana, había algo en la mirada de Cox que la ponía ansiosa.—No muy bien, no sé qué ha pasado contigo… Y por lo que veo, estuviste todo el día con ese chico, sin embargo, en mi teléfono no tengo un mensaje tuyo siquiera.Ana miró hacia ambos lados y supo que era mejor entrar.—Es mejor que entremos a casa… Te contaré todo dentro.Xavier asintió aún irritado caminando, y ella lo condujo hacia su dirección.Todo su día de cierta forma fue tranquilo en compañía de Andrew, pero ahora todo eso se esfumó desde que ese hombre hacía acto de presencia. Y no porque se sintiera en la miseria con Xavier, más bien ell
Estaba cometiendo muchos errores en un tiempo récord, Xavier golpeó el volante varias veces a la vez que conducía a su casa pensando que no estaba en sus cabales últimamente.«¿Una relación? ¡Vaya mierda! Debía estar loco», pero no podía permitir que Ana se le saliera de las manos. «¿Cómo fue posible que estuviera con ese gilipollas durante todo el bendito día y no le haya escrito ni un misero mensaje a él?».«Anaelise se está encariñando con ese chico», pensó fastidiado, solo volver a recordar esa mierda de abrazo lo hacía sentir de nuevo ira. Y le jodía sentirse así, pero no quería que nadie la tocara, conocía a esa familia rica que pensaba que lo podían tener todo, y también veía en los ojos de ese chico que Anaelise lo volví
—Por favor… dime que ustedes dos no tiene una relación ni lo que estoy pensando, Anaelise —La voz grave y preocupada de Oliver, creó un escalofrío que recorrió todo su cuerpo.Su esposa se había ido hace unos minutos, Oliver solo dijo que ella debía hacer algunas compras para la cena, pero ella estaba segura de que él necesitaba investigar a fondo su actitud.—No sé de lo que hablas, Oliver… —respondió Ana agachando la mirada. Estaba sentada en ese mueble delante de él. Pero solo exponía de forma muy evidente, lo nerviosa e inestable que estaba.Anaelise expresaba preocupación y rabia, y la condición que Oliver quería describir sobre lo que veía, era celos por parte de ella hacia Xavier.—Anaelise… —esta vez su voz fue más ruda, un tono que nunca uso con ella—. Esto es realmente seri
Después de una mañana donde su mente fue caos y confusión, Xavier salió en su auto sin esperar siquiera que se terminara la hora habitual. Todo dentro de él quería estallar, explotar por la frustración y la desesperación que sentía en todo este tiempo.«¿Cómo podía ser ella tan estúpida cuando esta vez él ni siquiera hizo nada?», Golpeó el volante y se dijo a sí mismo que lucharía en contra de él mismo por no verle la cara en mucho tiempo. Pero había una cosa que debía hacer antes, y eso era hablar con Oliver lo más pronto posible.Estaba al tanto que era una mala educación llegar al medio día a una casa, pero le importaba un carajo ahora mismo las etiquetas, necesitaba quitarse la espina de una vez por todas, y no esperaría ni un minuto más.Estacionó frente a l
¿Quién es el hombre que te violó?Esa pregunta perturbadora estuvo en su mente por días enteros. La respuesta parecía ser muy fácil para muchos, incluso para el mismo hombre que Ana pensaba la entendía mejor que nadie.Pero no era tan fácil como se esperaba, «no lo era», pensó Ana mientras Andrew la sacudía varias veces.—Debemos irnos —dijo la voz del chico mirando hacia ambos lados del salón.Ana parpadeó varias veces volviendo en sí y asintiendo para colocar el bolso en sus hombros. Salieron de su salón en completo silencio y mientras caminaban por los pasillos, la preocupación de Andrew aumentaba por su amiga.Ella parecía perdida, ensimismada y muy baja de ánimo. Le preocupaba las ojeras que estaban apareciendo en sus ojos y aún más que no estuviera aten