Capítulo 2
Los ojos del chico me hipnotizaron, eran hermosos, me extendió una mano para ayudarme a levantar.
-Lo lamentó no te vi – limpié mi rostro en un intento por controlar mis lagrimas
-¿Te encuentras bien? – negué sin poder evitarlo, había perdido a mi padre y mi madre de un momento a otro – Vamos por un poco de agua – tomo mi mano y cruzamos la calle a un pequeño parque, me senté en una banca intentando controlarme, él fue aun puesto y trajo una botella de agua que bebi, el liquido frio me mejoro considerablemente. - ¿Mejor? –
-Si, gracias y disculpa, por favor – respire profundo
-Todos tenemos malos días… - Sonreí
-¿Puedo preguntar que la tiene así? – pregunto con mirada preocupada
-Mi padre… falleció y… - me guarde la parte de que me estaban obligando a casarme con un desconocido
-Lo lamentó… debe ser muy duro – tomo asiento a un lado mío – Mi padre es muy estricto, demasiado pero no imagino el dolor de perderlo- sonreí
-Es muy duro – admití tal echo
-¿Cuál es tu nombre? – pregunto con una media sonrisa, se alcanzaban a formar pequeños hoyuelos
-Emma ¿El tuyo? -
-Leo, un gusto – me extendió su mano como saludo
-¡Emma! – la voz de mi no madre llego a mis oídos, estaba del otro lado de la calle con rostro furioso - ¡Ven acá ahora mismo! –
-¿Quieres huir?- La voz del desconocido cosquillo en mi oído, asentí sin pensarlo realmente, no quería ir a un lugar en donde eran capaz de venderme con una persona de la que se hablaban pestes; el desconocido rubio tomo mi mano y me jalo para salir corriendo de allí mientras los gritos de Susan resonaban furiosos.
Corrimos un buen tramo, sentía que mis pulmones ardían y mis piernas temblaban sin poder más, el desconocido parecía correr sin esfuerzo, mi cuerpo no pudo mas y caí raspando mis manos y rodillas. Aun así, reí, a mi padre le daría gracia como Sali huyendo de los regaños de Susan después me regañaría y me daría un abrazo, reí con lágrimas formándose en mis ojos.
-Lo lamento te jale demasiado – negué indicándole que no se preocupara- eres rara – dijo limpiando mis lágrimas, lo mire confundida, el solo sonrió, seguro lo decía por llorar y reír al mismo tiempo- vamos a curar esas heridas- esas heridas eran las que menos importaban, las reales no podían ser curadas, me cargo en brazo y llevo a una roca sentándome, tomo mis manos y vació un poco del agua para limpiar la tierra y piedrillas que había en ellas – No tenemos botiquín a la mano- rio haciendo que los hoyuelos se formaran más grandes.
- No me accidente en el lugar adecuado supongo- mire mis manos la sangre seguía fluyendo debido a las piedras enterradas
- Podemos ir a una clínica- reí y negué
-No es necesario, son heridas leves, sobreviviré – reímos
-Tienes una sonrisa muy bella- dijo de repente, me avergoncé con sus palabras. - ¿Puedes caminar? Sera mejor irnos de aquí si no quieres que te encuentren, en realidad no avanzamos mucho-
-Regresemos al parque, no regresaran a buscarnos allí- propuse
-Vaya, ahora soy prófugo ¿Qué acto cometiste? – Sonreí, mientras me ponía de pie
- Piensas dejarme abandonada – coloco una por mi cintura para ayudarme a caminar.
-Solo para estar preparado, saber si voy a necesitar un abogado – caminamos despacio hasta llegar al centro del parque, una banca frente a un árbol muy frondoso que comenzaba a pinatar sus hojas de amarillo
Su teléfono comenzó a sonar y lo saco para contestar, un teléfono ultimo modelo de “unite” pues no se miraba como una persona con demasiado dinero, vestía un pantalón y playera simples, nada de marca ni lujoso; contesto no sin antes hacer una cara molesta.
-Padre…- su voz fue seca – Hubo un retraso… si… ya casi llego, estoy cerca… adiós – colgó molesto
-Supongo que te tienes que ir – asintió
- ¿Me das tu número de teléfono? – me extendió su teléfono para que registrara mi número, dude porque eres un extraño, pero él me había ayudado mas que lo que imagina así que lo tome y registre mi número – Nos vemos Emma fue un gusto conocerte –
-Gracias por ayudarme Leo – agradecí de manera sincera él asintió y se marchó del lugar.
Me quede en la misma banca hasta que anocheció, por suerte tenia un suéter ya la noche refresco un poco, sabia que no podía a huir para siempre debía hacerles frente a las circunstancias, tal como me había enseñado mi parde. Me levante y tome un taxi para ir a casa, al llegar Susan ya me esperaba en la sala echa una furia que no duda en abalanzarse.
-¿¡Dónde rayos estabas Emma!? – se levanto del sofá dispuesta a golpearme y lo logro, me abofeteo por primera vez en la vida haciendo que mi mejilla ardiera y el corazón se partiera un poco más.
- Solo tomé aire … nunca me habías pegado – Dije con voz entrecortada resistiendo las lágrimas, cosa que me imposible.
-¿Quién era el tipo con el que huiste? –
-Nadie… –
- Recuerda que eres una mujer comprometida – la mire asustada era de esperarse que un hubiera cambiado de opinión
-No, por favor no, no me obligues mad… Susan…-
-Es por tu padre Emma, si no quieres ver como se pierde la empresa por la que trabajo toda su vida hasta el ultimo suspiro mas te vale que lo hagas, de otra forma la empresa se va a vender, no pienso quedarme en la calle y mucho menos vender a mi hija – añadió haciendo énfasis a “mi hija” - ¿Entiendes? ¿Es lo que quieres acaso perder la empresa de tu padre? -
-no… - nosotros y la empresa era lo mas importante para mi padre.
-Bien, prepárate por que te casas el fin de semana – la mire asustada
-¿Tan rápido? – es decir un mes, dos meses estaba bien, pero… ¿una semana?
-Así lo acordó el señor Jones, solo preocúpate por elegir un vestido bonito- dicho esto se fue dejándome sola, camine sin ánimos a mi habitación donde antes de llegar me abordo Diana.
-Te casaras con horrible hombre hermanita, siento lastima por ti- ella tan idéntica a Susan, en su voz, sus ojos azules y pelo castaño, yo era idéntica a mi madre, según mi padre y las escasas fotografías que tenia de ella, ojos cafés oscuros y cabello pelirrojo, que era mas bien un naranja oscuro. – Tranquila encontrare al amor por ti -
-Lo hare por nuestro bienestar hermana, por nuestro padre y realmente deseo que encuentres el amor verdadero – entre en mi habitación que estaba completamente ordenada gracias al personal.
Después de haber tomado una ducha la nana María entro en la habitación después de tocar
-¿Estas bien niña? – María llevaba con nosotros desde que tengo memoria.
-Como podría después de todo lo que ha pasado –
- Me enteré de la noticia, es injusto mi niña- le sonreí
-Lo se… pero no hay opción – me encogí de hombros, mi madre jamás me permitiría negarme, era capaz de todo con tal de salirse con la suya
-lo siento… mira el chofer te envía esto, lo dejaste en el auto- me dio el bolso que había llevado esa mañana
-gracias –
-¿Ya comiste?- negué, ni un bocado en todo el día
-Recuéstate, te traeré algo – asentí y me acomodé en mi cama sacando el teléfono.
“Este es mi número…. Leo”
“Espero encontrarte pronto nuevamente”
Sonreí al ver los mensajes, pero pronto la sonrisa fue borrada al saber que nunca podría tener una historia de amor, y que quizás jamás volvería a ver al chico rubio de ojos verdes…
Capítulo 3 EmmaEl día se fue tornando colorida y las nubes que cubrían parcialmente el sol junto el, tomaban diversos colores, pero al contrario de otros días no me brindaban alegría, tres días habían pasado ya en los que no había salido de la cama mas que para lo necesario, en solo dos días estaría en otra casa y en otra cama con un hombre que desconocía por completo, quizás me maltrataría o me obligaría a estar en él, no lo sé pero no sería agradable de seguro.Tocaron a la puerta y no me moleste siquiera en contestar, lo mas probable es que fuera maría a convencerme si quería comer algo-Levántate de una buena vez niña- Susan entro en la habitación para mi desgracia, tome la cobija y me tape hasta la cabeza la cual fue quitada de golpe-¡Déjame en paz! – grite pero solo recibí una bofetada-¡A mi no me gritas! Y te levantas, pero ya- tronaba
Emma Las telas blancas transitaban por mi cuerpo una y otra vez, me hacían sentir como una muñeca de aparador a punto de ser vendida; ningún vestido convencía a mi madrastra, según ella tenía que verme como una diosa ese día, pues justo día conocería al joven Jones; como si me importara en lo más mínimo, ojalá desapareciera, que se lo tragara la tierra justo antes de la boda, así yo podría ser libre… Según Diana el señor había dicho que su hijo había aceptado fácilmente casarse conmigo al ver una foto mía, que había dicho que no era lo suficientemente bonita pero que lo tomaría como caridad… estúpido Jones… le haría la vida imposible hasta que se hartara… -Ese me gusta- dijo Susan, mire el espejo ni siquiera sabía lo que traía puesto -No usare esto- me negué rotundamente, el vestido era de una tela delgada transparentosa que dejaba mucho que ver, el corte la pierna era muy alto dejando ver demasiado, la mitad de mi pecho era cubierto por encaje y pierdas esparcidos que cubrían s
La mirada verde que había conocido antes no era la misma que esta, esta era fría con solo emociones y sentimientos negativos, extendió su mano para recibirme en el altar y observo con disgusto el anillo en ella. El mundo era muy chico y las emociones demasiado fugaces, solo el día de ayer ver esos ojos verdes me causaban paz y el día de hoy los odiaba con toda mi alma. Yo no sabía quién era él, pero él sí sabía quién era yo, Susan dijo que vio una foto mía, como se ha de haber burlado de mi en estos días ¿Qué pretendía hacer? Por qué no parecía solo haber querido conocerme y hacer esto más agradable, se miraba a leguas el desprecio en su rostro. -Acepto- dijo con voz fría -Acepto- mi voz salió un tanto quebrada después de unos segundos -Por el poder que me otorga la ley los declaro marido y mujer, puede besar a la novia- los aplausos estallaron y la gente se puso de pie, leo se acercó a mí y toco mis labios ligeramente para después susurrarme en el oído. -Por lo menos finjamos est
Mis manos ardían debido al esfuerzo realizado de cargar mis maletas, cerré la puerta de la casa y mire a mi alrededor fatigada por el esfuerzo, no era así como imaginaba entrar a mi casa después de la boda, había soñado con pasar momentos inolvidables con el amor de mi vida, ahora todo había quedado muy lejano; Leo llego comiendo una manzana y riendo.-Nuestro hogar- levanto las manos señalando la sala, todo aquí era simple y elegante con mucho blanco, sin color, sin vida… La sala frente a mi constaba de un pequeño recibidor y se habría a los sillones blancos de tres piezas, una mesa muy moderna como centro sin ningún tipo de adorno y un televisor bastante grande frente a los sillones - ¿No es a lo que esta impuesto la señorita? – Se burlaba, era mucho mas pequeña de mi casa claramente-Me gusta… solo le falta color- tomé las maletas y cam
Caminábamos por la tienda tomados de la mano, riendo y bromeando mientras mirábamos diferentes artículos de decoración, podíamos ver como una persona tomaba fotografías, duro unos minutos y luego se fue.-Has elegido cosas horribles- leo soltó mi mano y miro las comprar con desagrado-No se mucho de esto…- mire también las cosas, apenas llevaba unos cuadros, jarrones, adornos comunes-Voy a buscar una manta para mi- señalo un estante al final del pasillo, asentí-¿Cómo se que va bien?- pregunte a mí misma en voz alta-¿Te puedo ayudar?- una chica de cabello castaño claro y ojos cafés claros se acerco-Intento darle vida a mi casa, pero… no tengo idea de cómo…- admití viendo los diferentes colores en el carrito-Ay pues mira, yo soy diseñadora de interiores, si gustas te ayudo- la chica era muy amable, que suerte había tenido de encontrar a una diseñadora, por su ropa podía decir que tenía muy buenos gustos-Si por favor, soy Emma- salude-Elisa, dime ¿Cómo es tu casa? --Aburrida- reí
El sol se ocultaba una vez más llenándome de miedo al ver como la oscuridad se apoderaba de cada rincón, el viento fresco tocaba mi cuerpo enchinando mi piel, mis manos tocaban el césped y mis lagrimas recorrían mi rostro silenciosamente como si no pudieras quedarse contenidas.- ¿Por qué una chica tan hermosa derrama lagrimas? – mire al hombre del cual provenía la voz, un hombre castaño de ojos marrones y corpulento que se detuvo frente a mi - ¿Necesitas compañía? – negué y quite la vista de el para seguir viendo los colores desvanecerse. El chico se sentó a un lado mío – En un hermoso atardecer, casi tanto como tu –-Gracias- susurre-¿No eres Emma? Creo que te vi algunas veces en la universidad, estudias finanzas ¿No? –-Si, no te he visto por allí- su rostro me era familiar pero no lo recordaba a plenitud-Estudio mercadotecnia, mañana me graduó- sonrió orgulloso de sí mismo-Yo también… supongo que nos veremos allí- asintió- oye ¿No eres tú la de la revista y la que sale en las
LeonardoEl viento desacomodaba mi cabello y movía mi saco, camine apresurado a entrar en la empresa de los Smith, una joven recepcionista limaba sus uñas sin prestar atención si alguien entrega o no, una incompetencia fatal, para ser una empresa que se dedica a la seguridad estaba algo descuidada en el área del personal, mire alrededor solo un guardia estaba a la puerta y no había más a la vista.-Páseme con Emma Jones de inmediato- hable, era la primera vez que ponía mi apellido en ella.-¿Es su esposo cierto?- asentí- pase a su oficina – señalo el elevador privado-¡Estoy harta de verte aquí Emma! ¡Desearía que desaparecieras como tu padre! - Emma y su madrastra se gritaban en el pasillo del último piso-¡Debería de importante, también es tu empresa Susan!¡ a menos que tengas algo que ver!-- ¡No soy una ladrona! - levanto su mano y golpeo a Emma, Sali del elevador a pasos grandes para ir a donde ellas-¡Descubriré la verdad!- Emma entro a la que supongo era su oficina y dio un por
Emma Logramos encontrar a las personas que robaban en la empresa de mi padre, esperaba poder recuperar ese dinero de alguna forma o la empresa difícilmente tendría un futuro asegurado, ese hombre… Jones… no sé porque me odiaba, yo no lo conocía, y aun así se había empeñado en destruir mi vida aun si se llevaba de encuentro la de su hijo… Llegamos a la empresa y subimos con prisa a la oficina de Leo, el anciano estaba plácidamente en la silla con la secretaria de leo en sus piernas, esta se levantó y se marchó como si nada, Leo lo miro con odio pero su padre sonrió orgulloso. -Magnifico están ambos- -¡Usted desgraciado, como se atreve!- me dirigí a el quien se puso de pie al verme caminar furiosa a el, no espere mas y le di una bofetada mi mano ardió, no me importo lo disfrute -¡Como te atreves chiquilla malcriada!- me tomo de los hombros estrujándome y gritando con furia, lo tomo de las mangos del saco para detener los jaloneos -¡Usted ordeno que le robasen a la empresa de mi padr