Capítulo 3
Emma
El día se fue tornando colorida y las nubes que cubrían parcialmente el sol junto el, tomaban diversos colores, pero al contrario de otros días no me brindaban alegría, tres días habían pasado ya en los que no había salido de la cama mas que para lo necesario, en solo dos días estaría en otra casa y en otra cama con un hombre que desconocía por completo, quizás me maltrataría o me obligaría a estar en él, no lo sé pero no sería agradable de seguro.
Tocaron a la puerta y no me moleste siquiera en contestar, lo mas probable es que fuera maría a convencerme si quería comer algo
-Levántate de una buena vez niña- Susan entro en la habitación para mi desgracia, tome la cobija y me tape hasta la cabeza la cual fue quitada de golpe
-¡Déjame en paz! – grite pero solo recibí una bofetada
-¡A mi no me gritas! Y te levantas, pero ya- tronaba los dedos frente a mi – iremos a firmar el contrato con el señor Jones –
-¿Un contrato? – pregunte confundida
-Si, un contrato de matrimonio, así que levántate y arréglate no quiero ver ni una ojera en ti- cerro la puerta de golpe
Un contrato… Como si fuera un objeto… una mercancía más… arroje la almohada con enojo a la puerta y me levante para alistarme a regañadientes. Tomé un vestido de manga larga en negro y botas debajo de las rodillas, puse mi pelo en una coleta y un poco de maquillaje solo para verme decente y no ganarme una regañada de mi madrastra.
Rei con ironía al pensar aquello, una madrastra como en los cuentos, malvada y sin corazón, entre tantas madrastas buenas que hay me toco la malvada, una que solo me soporto mientras vivía mi padre.
-Estas medio decente, espero que el señor Jones no se arrepienta al verte – dijo dándose la vuelta para salir de casa, la seguí y subí al auto que ya nos esperaba afuera.
Tome mi teléfono teniendo cuidado de no ser vista, tenia varios mensajes de leo que no había contestado incluyendo el de la mañana preguntando como estaba.
“¿Quieres huir conmigo de nuevo?” envié y el contesto de inmediato
“Dime lugar y hora”
“En el mismo parque dentro de media hora”
Guarde el teléfono, necesitaba salir un momento de esta pesadilla, llegamos a la empresa y pasamos sin problema a la oficina, creí que encontraría allí al hijo del señor Jones, pero no fue así
-¿Su hijo? – cuestiono Susan
- Ya firmo, pero no quiso estar presente-
-¿Lo conoceré hasta la boda? – dije con clara incertidumbre, era ridículo tal echo
-Así es- puso una carpeta sobre el escritorio- el contrato, pueden leerlo detenidamente- mi madrastra lo tomo y comenzó a leerlo me acerque para leerlo, pero me lo impidió
-Yo se lo que nos conviene- lo que le conviene a ella pensé – Bien firma – dijo después de unos minutos
-Quiero leerlo – dije segura
-Fírmalo- dijo autoritaria dándome una pluma, lo firme obedientemente leyendo lo que pude en el proceso
-Se que es difícil Emma, mi hijo también se negó y me hizo rabieta – rio como si se tratará de un berrinché de niños y no de la vida de un adulto que era forzado a tomar una decisión tan importante como el matrimonio; firme y arrojé el contrato sobre el escritorio
-Voy a ir a comprar algo de ropa Susan, para mi nueva vida, llego más tarde- dije y salí de inmediato antes de que me detuviera
Llegue al parque y busque la banca que cubría el árbol para sentarme a esperar faltaba diez minutos, para sorpresa el rubio ya se encontraba allí
-llegaste temprano- dije colocándome frente a el
-tu también por lo visto ¿tantas eran tus ganas de verme? - sonreí
-mas bien las tuya, llegaste primero- contraataque
-Esta por estos rumbos cuando recibí tu mensaje - tomé asiento junto a él - ¿Cuál es el plan? -
-No hay ninguno – me encogí de hombros
-Bien… ¿vemos una película? – sonreí
-Falta una hora para que abran-
-Pff, entonces responde mis preguntas- levante mis cejas confusa -¿Cuántos años tienes?-
-veintitrés ¿Tu? –
-Veintisiete ¿Estudias?-
-Finanzas
-Vaya… no lo imagine –
Pasamos la siguiente hora en medio de preguntas simples como color o helado favorito, era un momento tranquilo y relajado, después nos dirigimos al cine en un taxi, había pocas películas en cartelera y todas de terror así que sin opción de mi parte entramos a una de ellas, la sala estaba vacía y aunque creímos que se llenaría no paso, fue aterrador ver la película.
-¡Ah! – Leo grito asustándome y asiendo que lanzara mis palomitas, lo mira estaba riendo a carcajadas debido a mi reacción, no pude evitar reír también y lance mis palomitas restantes en medio de risas- la película es aburrida vámonos… - se levantó y extendió su mano a mí, la tome si salimos de allí envueltos en risas, el clima estaba nublado y la lluvia parecía aproximarse, eso no nos impidió ir al parque de diversiones y subir a la montaña rusa, mi corazón latía a mil por hora y ni siquiera había comenzado el juego.
-Me voy a abajar- dije convencida, esto no era para mí, prefería ver la película de terror sola en la sala de cine
-¿Bromeas? Ya estaos listos- el parecía animado de verdad
-No es broma, quédate tu- intente quitarme el cinturón de seguridad, pero el carrito comenzó a avanzar, grite fuerte, la gente me miro pues aun no comenzaba el juego de verdad.
-Me dejas en vergüenza Emma, prepárate porque no hay vuelta atrás
El juego llego a su punto más alto, podía ver prácticamente todo el parque desde aquí, estaba aterrada, una mano se coloco en la misa que tomaba el barandal con fuerza, mire a leo que me sonreía en calma antes de que el juego se lanzara en picada, grite tanto como mi garganta me lo permitió hasta que el juego termino, jamás volvería a subir. Apenas el carro se detuvo quite el cinturón y salí de inmediato por si volvía a comenzar de nuevo.
-Eso estuvo asombroso ¿no Emma? – me sujeté de un barandal cercano – Estas pálida, espera- volvió de inmediato con algodón de azúcar morado, sonreí por su acto.
-Gracias leo, pero por favor, por lo que mas quieras no volvamos a subir- soltó una risa ahogada
-Vamos al tiro al blanco- negó y caminamos despacio por la feria buscando el juego, era asombrosamente bueno en eso, gano un enorme oso blanco que me regalo – Para usted bella dama –
El día transcurrió en calma y rápido, había disfrutado de verdad esta tarde, pero era momento de volver a mi realidad
-¿Quieres comer conmigo mañana? – propuso mientras esperábamos un taxi
- Claro… ¿a medio día? - asintió – bien- sonreí el taxi llego y subí, me despedí con la mano antes de que taxi avanzara.
Leonardo
Camine molesto a la oficina de mi padre, mirando atrás a la chica pelirroja que se quedaba en la banca con mirada perdida, era una bella chica, y se notaba que cargaba un dolor grande en su pecho.
-Vengo con Jones- dije seco a la recepcionista
-Disculpe no puede pasar está ocupado- nadie aquí me conocía
-Avísele que leo llego, me esta esperando- dije molesto, en seguida me dio autorización para pasar
-Hijo pasa, pasa- me dio una palmada como recibimiento
-¿Qué necesitas padre? – dije cortante
-No puedes seguir tu vida así hijo- el mismo sermón siempre
-¿Cómo padre? Disfrutando antes de que me encarceles en esta oficina, no hago nada malo, estudio como quieres, me preparo para tomar el cargo, los viajes no interfieren en nada de eso- era ridículo la gente hacia comentarios sin conocerme y criticaban una vida de la cual no sabían absolutamente nada.
-Es tiempo de que tomes el lugar hijo, me retiro… - lo veía venir así que no me sorprendió – es tiempo de que sientes cabeza-
-¿A que te refieres? – me alarme por su tono de voz
-Te casaras este fin de semana hijo- quede pasmado
-¿Casarme? ¿Yo?- tenia una que otra chica pero ¿casarme? - ¿en una semana? Imposible padre, no sé dónde sacaste eso
-Arregle tu matrimonio hace unos minutos- parecía tan tranquilo al decirlo
-En estos tiempos eso es imposible padre – negué
-no lo es-
-Ninguna chica aceptaría tal cosa, a menos que fuera una interesada tanto que no le importe ni con quien se case- y no quiero una mujer así en mi vida, ya tenia bastante de chicas de ese tipo.
-Pues ahí una… es hija de Diego Smith – me sorprendió no le conocía muy bien pero su empresa era grande, la competencia mas cercana a nosotros, no entendía porque alguien así se casaría por dinero – aclaro tus dudas hijo, la empresa esta en un enorme riego y nos pidieron invertir, claro que no puedo permitirme perder ni un solo peso, por que al casarte si algo sale mal me quedare con algo de esas acciones y… sentaras cabeza por fin, tendrás una esposa, una familia.-
-¿Una familia con una chica que se vende para no perder su dinero?- mi padre se encogió de hombros
-Tómalo como un regalo, si se quiere vender que se venda, es una chica bonita – se sentó en su silla como si nada
-No, no me casare- me di la vuelta para salir
-Te desheredo Leonardo Jones…- me detuve con la mano en la manija- si no te casa te dejare en la calle, olvídate de viajes y tus tontos sueños
-Una mujer que se vende no vale la pena padre – susurre enojado
- No me importa… quiero la empresa “TEC” para mi… recuerda… fueron ellos quienes nos quitaron nuestro hogar feliz…- Mi madre había engañado a mi padre hace veinte años con Diego Smith… desde entonces las cosas jamás fueron igual en casa, el siguió su vida sin darse cuenta de nada, fundo su empresa y se casó…
Sali de la oficina con la furia creciendo dentro de mí, no importa como sea esa chica la odio, no vale pena, es una interesada, venderse como un simple objeto, yo podía tomar el lugar de mi padre sin una mujer, m*****a la hora en que aprecio para destruir mi vida, no importa que haría su vida a mi lado imposible, le quitaría su empresa y la destruiría por completo, me vengaría de su familia por la destrucción de mi hogar.
Emma Las telas blancas transitaban por mi cuerpo una y otra vez, me hacían sentir como una muñeca de aparador a punto de ser vendida; ningún vestido convencía a mi madrastra, según ella tenía que verme como una diosa ese día, pues justo día conocería al joven Jones; como si me importara en lo más mínimo, ojalá desapareciera, que se lo tragara la tierra justo antes de la boda, así yo podría ser libre… Según Diana el señor había dicho que su hijo había aceptado fácilmente casarse conmigo al ver una foto mía, que había dicho que no era lo suficientemente bonita pero que lo tomaría como caridad… estúpido Jones… le haría la vida imposible hasta que se hartara… -Ese me gusta- dijo Susan, mire el espejo ni siquiera sabía lo que traía puesto -No usare esto- me negué rotundamente, el vestido era de una tela delgada transparentosa que dejaba mucho que ver, el corte la pierna era muy alto dejando ver demasiado, la mitad de mi pecho era cubierto por encaje y pierdas esparcidos que cubrían s
La mirada verde que había conocido antes no era la misma que esta, esta era fría con solo emociones y sentimientos negativos, extendió su mano para recibirme en el altar y observo con disgusto el anillo en ella. El mundo era muy chico y las emociones demasiado fugaces, solo el día de ayer ver esos ojos verdes me causaban paz y el día de hoy los odiaba con toda mi alma. Yo no sabía quién era él, pero él sí sabía quién era yo, Susan dijo que vio una foto mía, como se ha de haber burlado de mi en estos días ¿Qué pretendía hacer? Por qué no parecía solo haber querido conocerme y hacer esto más agradable, se miraba a leguas el desprecio en su rostro. -Acepto- dijo con voz fría -Acepto- mi voz salió un tanto quebrada después de unos segundos -Por el poder que me otorga la ley los declaro marido y mujer, puede besar a la novia- los aplausos estallaron y la gente se puso de pie, leo se acercó a mí y toco mis labios ligeramente para después susurrarme en el oído. -Por lo menos finjamos est
Mis manos ardían debido al esfuerzo realizado de cargar mis maletas, cerré la puerta de la casa y mire a mi alrededor fatigada por el esfuerzo, no era así como imaginaba entrar a mi casa después de la boda, había soñado con pasar momentos inolvidables con el amor de mi vida, ahora todo había quedado muy lejano; Leo llego comiendo una manzana y riendo.-Nuestro hogar- levanto las manos señalando la sala, todo aquí era simple y elegante con mucho blanco, sin color, sin vida… La sala frente a mi constaba de un pequeño recibidor y se habría a los sillones blancos de tres piezas, una mesa muy moderna como centro sin ningún tipo de adorno y un televisor bastante grande frente a los sillones - ¿No es a lo que esta impuesto la señorita? – Se burlaba, era mucho mas pequeña de mi casa claramente-Me gusta… solo le falta color- tomé las maletas y cam
Caminábamos por la tienda tomados de la mano, riendo y bromeando mientras mirábamos diferentes artículos de decoración, podíamos ver como una persona tomaba fotografías, duro unos minutos y luego se fue.-Has elegido cosas horribles- leo soltó mi mano y miro las comprar con desagrado-No se mucho de esto…- mire también las cosas, apenas llevaba unos cuadros, jarrones, adornos comunes-Voy a buscar una manta para mi- señalo un estante al final del pasillo, asentí-¿Cómo se que va bien?- pregunte a mí misma en voz alta-¿Te puedo ayudar?- una chica de cabello castaño claro y ojos cafés claros se acerco-Intento darle vida a mi casa, pero… no tengo idea de cómo…- admití viendo los diferentes colores en el carrito-Ay pues mira, yo soy diseñadora de interiores, si gustas te ayudo- la chica era muy amable, que suerte había tenido de encontrar a una diseñadora, por su ropa podía decir que tenía muy buenos gustos-Si por favor, soy Emma- salude-Elisa, dime ¿Cómo es tu casa? --Aburrida- reí
El sol se ocultaba una vez más llenándome de miedo al ver como la oscuridad se apoderaba de cada rincón, el viento fresco tocaba mi cuerpo enchinando mi piel, mis manos tocaban el césped y mis lagrimas recorrían mi rostro silenciosamente como si no pudieras quedarse contenidas.- ¿Por qué una chica tan hermosa derrama lagrimas? – mire al hombre del cual provenía la voz, un hombre castaño de ojos marrones y corpulento que se detuvo frente a mi - ¿Necesitas compañía? – negué y quite la vista de el para seguir viendo los colores desvanecerse. El chico se sentó a un lado mío – En un hermoso atardecer, casi tanto como tu –-Gracias- susurre-¿No eres Emma? Creo que te vi algunas veces en la universidad, estudias finanzas ¿No? –-Si, no te he visto por allí- su rostro me era familiar pero no lo recordaba a plenitud-Estudio mercadotecnia, mañana me graduó- sonrió orgulloso de sí mismo-Yo también… supongo que nos veremos allí- asintió- oye ¿No eres tú la de la revista y la que sale en las
LeonardoEl viento desacomodaba mi cabello y movía mi saco, camine apresurado a entrar en la empresa de los Smith, una joven recepcionista limaba sus uñas sin prestar atención si alguien entrega o no, una incompetencia fatal, para ser una empresa que se dedica a la seguridad estaba algo descuidada en el área del personal, mire alrededor solo un guardia estaba a la puerta y no había más a la vista.-Páseme con Emma Jones de inmediato- hable, era la primera vez que ponía mi apellido en ella.-¿Es su esposo cierto?- asentí- pase a su oficina – señalo el elevador privado-¡Estoy harta de verte aquí Emma! ¡Desearía que desaparecieras como tu padre! - Emma y su madrastra se gritaban en el pasillo del último piso-¡Debería de importante, también es tu empresa Susan!¡ a menos que tengas algo que ver!-- ¡No soy una ladrona! - levanto su mano y golpeo a Emma, Sali del elevador a pasos grandes para ir a donde ellas-¡Descubriré la verdad!- Emma entro a la que supongo era su oficina y dio un por
Emma Logramos encontrar a las personas que robaban en la empresa de mi padre, esperaba poder recuperar ese dinero de alguna forma o la empresa difícilmente tendría un futuro asegurado, ese hombre… Jones… no sé porque me odiaba, yo no lo conocía, y aun así se había empeñado en destruir mi vida aun si se llevaba de encuentro la de su hijo… Llegamos a la empresa y subimos con prisa a la oficina de Leo, el anciano estaba plácidamente en la silla con la secretaria de leo en sus piernas, esta se levantó y se marchó como si nada, Leo lo miro con odio pero su padre sonrió orgulloso. -Magnifico están ambos- -¡Usted desgraciado, como se atreve!- me dirigí a el quien se puso de pie al verme caminar furiosa a el, no espere mas y le di una bofetada mi mano ardió, no me importo lo disfrute -¡Como te atreves chiquilla malcriada!- me tomo de los hombros estrujándome y gritando con furia, lo tomo de las mangos del saco para detener los jaloneos -¡Usted ordeno que le robasen a la empresa de mi padr
Las risas resonaban con amplitud en la sala de parte de Leo y Josh, parecían llevarse muy bien de verdad, bromeaban y jugaban, no había su sonrisa tan sincera como ahora, los hoyuelos se marcaban con claridad, quería ir y tocarlos para asegurarme que eran reales, sus ojos a momentos tenían brillo como cuando lo conocí; no era un mal hombre, no del todo por lo menos, solo… tenia un mal padre, uno al que no le importaba su hijo, lo había casado con una mujer a la que nunca podría llegar a querer por que la odia, una con la que nuca podría llegar a ser feliz, había su vida por una venganza, por un rencor guardado que a pesar de los años transcurridos conservaba demasiado bien, si solo lo olvidara y perdonara no le haría esto a su hijo… lo dejaría ser feliz, entonces leo podría reír mas a menudo, entonces no se hubiera apartado de su familia tanto tiempo, entonces estaría con ellos, entonces… no estaría conmigo…-¿Emma?- la voz de Maya distrajo mis pensamientos-Disculpa me quedé pensando