FANNY
Menudo bipolar...
Me encontraba enojada.
¡No! La verdad es que estaba furiosa. Odiaba los extraños cambios de ánimo que Gael estaba teniendo últimamente. A veces estaba bien y me buscaba; otras veces, ni siquiera se tomaba la molestia de contestarme un maldito mensaje.
Estaba comenzando a cansarme de su jodida inmadurez.
Me moví por la cocina, destapando sartenes y probando los diferentes platillos que estaba cocinando. Una pasta a la boloñesa, hacía que mi estómago rugiera mientras la movía con el cucharón. Me acerqué a la encimera y prácticamente perforé de lado a lado el pollo que iría al horno que se estaba calentando. No sabía el motivo, pero en momentos de gran frustración y enojo, se me daba por ponerme a cocinar y así desahogarme con la cocina.
—¿Qué te hizo el pobre pollo? —me voltee solo para observar al idiota de Adam apoyado sob
GAELBajé las escaleras para ir por una aspirina; sentía que mi cabeza explotaría en cualquier momento gracias a la resaca de la noche anterior. No quise decirle nada a Frankie, pero lo cierto es que me sentía mareado, y no veía bien cuando conducía. Agradecí el momento en que llegué a casa sano y salvo.Sabía que había sido una imprudencia de mi parte, pude haberla dañado a ella o a otra persona, pero simplemente no podía dejar de ir a verla la noche de su cumpleaños.Me detuve en la puerta de la cocina cuando escuché a mi madre hablar por teléfono. Me recosté a la pared, mordiéndome el labio para evitar reír. La conversación me resultó algo familiar.—Es increíble lo que esos delincuentes son capaces de hacer —habló con enojo al teléfono, sin dejar de moverse de un lado a otro—. ¿Y Trent no hizo nada? ¡Esa es una falta de respeto lo que le hicieron a su casa! ¿Qué pasa con esos chicos
Algún día tenía que suceder ¿No?Claro que lo sabía; solo que en lo más profundo de mí ser, guardaba una pequeña luz de esperanza, de que esa página no volvería a salir a la luz.¿Cómo me enteré?Cuando bajé del autobús, un chico se me acercó pagándome 40 dólares por dos horas de mi servicio, antes de echarse a reír e irse con sus amigotes. Ahora me encontraba en estado de shock. Mis pies no me respondían, no podía moverme. Solo me encontraba viendo a un grupo de chicas a unos metros delante de nosotras, revisaban el celular e indiscretamente me miraban, soltando unas risitas de burla.—Ese hijo de perra no sabe con quién se está metiendo —gruñó Sky, guardando su teléfono.Moví mi cabeza y la observé. Torcí una sonrisa y me encogí de hombros.—Al menos se han olvidado del incidente del partido, ¿No? —dije, tratando de escucharme como si no me afectaba en lo absoluto.
Sí. Estaba seguro que había sido eso, porque era la explicación más coherente que mi cerebro podía procesar. El cañonazo que me había dado el imbécil de Daniel con el balón, era el responsable para que ahora yo estuviese escuchando mal.Estiré mis piernas y crucé mis dedos detrás de mi cabeza. Frankie continuaba observándome fijamente, sin decir una sola palabra.Fruncí el ceño y volví a enderezarme. Entonces... ¿Sí había escuchado bien?¿Dijo Londres?¿Qué mierda?—¿No estás jugando conmigo? —Le pregunté, hablando más duro de lo que me hubiese gustado hacerlo.Negó levemente con la cabeza, mordiendo su labio inferior.—Fui admitida en Leeds —afirmó, sonriendo—. Me iré después de navidad.Solté una risa sarcástica mientras me ponía de pie y me alejaba a paso rápido de ella. Crucé la calle y me adentré dentro de los árboles que rodeaban el parque. Me detuve frente a un enorme roble, apoyé mi espalda en él y pasé
FANNYUn tiempo; ese pequeño tiempo se había convertido ya en dos meses. Cada vez veía más distante lo que una vez tuve con Gael.Llegaba cada día y me daba un beso en la mejilla, antes de sentarse en la parte trasera del salón. Pero si un chico se sentaba a mi lado, se levantaba con furia y lo alejaba de mí, para entonces tomar él, el sitio a mi lado. No sabía cuánto tiempo más iba a poder aguantar. Me dolía verlo tan distante; un nudo se me atravesaba en la garganta al verlo caminar silenciosamente con Alonso por los pasillos, o al verlo sonreírle a una chica mientras intercambiaba algunas palabras con ella.En cuanto a mí, era normal encontrarme mensajes en mi casillero con la palabra "Zorra" en grande. Ya no me molestaba entrar al baño de chicas y encontrarlas hablando sobre que Gael me había dejado por la cantidad de veces que supuestamente yo le había sido infiel.Daniel no se can
—¿Un maldito beso y la promesa de que cambiará te bastó para que lo aceptaras otra vez? —miré por el reflejo del espejo a Adam, quien pasó ambas manos por su rostro y se dejó caer de espaldas a mi cama.Maquillé mis pestañas con un rímel de color azul y luego recogí mi cabello en una coleta alta. No podía negarle que estuviera tan molesto. Yo misma me sentía estúpida por haber caído rendida a sus encantos otra vez, después de ese caliente beso que me había dado en el estacionamiento de McDonald. Era débil, pero ahora podía admitir que había comenzado a amarle y el amor muchas veces nos vuelve débiles... y lamentablemente también estúpidos.—Prometo que cambiaré, y que buscaré la manera para que esto funcione a pesar de todo —fue lo que me dijo, cuando logró liberarme. Y ahí me encontraba yo, asintiendo como la más idiota enamorada.—Sabes que te quiero, Adam. Pero eso es bronca mía —le dije, girándome en la silla hac
—¿Estás bien? ¿Te hice daño? —besó mi cabeza, y me abrazó por la cintura. Apoyé mi espalda contra su pecho y dejé salir un largo suspiro.A pesar de que Gael fue muy cuidadoso y haberlo hecho muy despacio, aun sentía un pequeño dolor en la parte baja de mi vientre, no era un dolor insoportable, pero si me molestaba. La vez que mi madre me había hablado sobre las primeras veces, me había dicho que eso era absolutamente normal. Me había dicho que para la chica no era nada agradable la primera vez, no se había equivocado en cuanto a ello; no quería volver a tener más primeras veces así de dolorosas.Era una suerte que mi madre fuese enfermera y me comprara los preservativos, además de que solía hablarme de esos temas sin tapujos.—Supongo que sobreviviré —bromee.Volvió a besar mi cabeza en repetidas ocasiones. Me dio la impresión de que se había arrepentido. Puse los ojos en blanco y apoyé mis manos sobre las su
—Por favor... escúchame.Estaba desesperada. Traté de agarrar el brazo de Gael mientras caminaba a paso rápido a través del aparcamiento, pero tiró de él tan bruscamente, que casi caigo de cara al suelo.—¡Déjame en paz! —gritó con molestia, sin voltearse a verme.—Gael. Perdóname mi amor, puedo explicarlo.Mis manos temblaban, al igual que lo hacía el timbre de mi voz con cada palabra que decía. Fui tan ilusa, nunca debí de dejar que Daniel me besara. Nunca debí de haber correspondido a su beso. Ahora, gracias a esa idiotez estaba a punto de perder al chico que amaba.—¿Puedes explicarlo? —Rió, pateando la llanta de su auto—. ¿Qué maldita excusa vas a tratar de darme, Fanny? ¿Acaso te forzó? ¿Hiciste algo para detenerlo? —gruesas lágrimas bajaron por mi rostro. Él me veía con una furia incontenible, sacudió su cabeza sin dejar de reír—. Sí, eso imaginé —soltó, antes de abrir la puerta de su au
¿Quién dijo que superar una ruptura iba a ser fácil?No dejé de llorar durante toda la noche, me di por enferma el siguiente día y no salí de mi habitación. Le dije a mi madre que me dolía el estómago, por lo que no tenía fuerzas para ir al colegio; 30 minutos después había llegado con una prueba de embarazo, pese a mis protestas de que no estaba embarazada, y de que le expliqué en varias ocasiones que la menstruación me había pasado hacía dos días atrás; su insistencia había sido a tal punto, que tuve que realizarme la jodida prueba para que pudiera irse al trabajo tranquila, cuando vio que dio negativa.Arrastré nuevamente mis pies hasta mi habitación, después de haber ido hasta el baño para sacar otra caja de pañuelos del botiquín. Me hundí entre las cobijas, limpiando mis ojos nuevamente.Tomé el teléfono de mi mesa, e intenté marcar el número de Gael otra vez. Le había enviado 37 mensajes en el transcurso del día, y le había marcado 18 ve