—¿Un maldito beso y la promesa de que cambiará te bastó para que lo aceptaras otra vez? —miré por el reflejo del espejo a Adam, quien pasó ambas manos por su rostro y se dejó caer de espaldas a mi cama.
Maquillé mis pestañas con un rímel de color azul y luego recogí mi cabello en una coleta alta. No podía negarle que estuviera tan molesto. Yo misma me sentía estúpida por haber caído rendida a sus encantos otra vez, después de ese caliente beso que me había dado en el estacionamiento de McDonald. Era débil, pero ahora podía admitir que había comenzado a amarle y el amor muchas veces nos vuelve débiles... y lamentablemente también estúpidos.
—Prometo que cambiaré, y que buscaré la manera para que esto funcione a pesar de todo —fue lo que me dijo, cuando logró liberarme. Y ahí me encontraba yo, asintiendo como la más idiota enamorada.
—Sabes que te quiero, Adam. Pero eso es bronca mía —le dije, girándome en la silla hac
—¿Estás bien? ¿Te hice daño? —besó mi cabeza, y me abrazó por la cintura. Apoyé mi espalda contra su pecho y dejé salir un largo suspiro.A pesar de que Gael fue muy cuidadoso y haberlo hecho muy despacio, aun sentía un pequeño dolor en la parte baja de mi vientre, no era un dolor insoportable, pero si me molestaba. La vez que mi madre me había hablado sobre las primeras veces, me había dicho que eso era absolutamente normal. Me había dicho que para la chica no era nada agradable la primera vez, no se había equivocado en cuanto a ello; no quería volver a tener más primeras veces así de dolorosas.Era una suerte que mi madre fuese enfermera y me comprara los preservativos, además de que solía hablarme de esos temas sin tapujos.—Supongo que sobreviviré —bromee.Volvió a besar mi cabeza en repetidas ocasiones. Me dio la impresión de que se había arrepentido. Puse los ojos en blanco y apoyé mis manos sobre las su
—Por favor... escúchame.Estaba desesperada. Traté de agarrar el brazo de Gael mientras caminaba a paso rápido a través del aparcamiento, pero tiró de él tan bruscamente, que casi caigo de cara al suelo.—¡Déjame en paz! —gritó con molestia, sin voltearse a verme.—Gael. Perdóname mi amor, puedo explicarlo.Mis manos temblaban, al igual que lo hacía el timbre de mi voz con cada palabra que decía. Fui tan ilusa, nunca debí de dejar que Daniel me besara. Nunca debí de haber correspondido a su beso. Ahora, gracias a esa idiotez estaba a punto de perder al chico que amaba.—¿Puedes explicarlo? —Rió, pateando la llanta de su auto—. ¿Qué maldita excusa vas a tratar de darme, Fanny? ¿Acaso te forzó? ¿Hiciste algo para detenerlo? —gruesas lágrimas bajaron por mi rostro. Él me veía con una furia incontenible, sacudió su cabeza sin dejar de reír—. Sí, eso imaginé —soltó, antes de abrir la puerta de su au
¿Quién dijo que superar una ruptura iba a ser fácil?No dejé de llorar durante toda la noche, me di por enferma el siguiente día y no salí de mi habitación. Le dije a mi madre que me dolía el estómago, por lo que no tenía fuerzas para ir al colegio; 30 minutos después había llegado con una prueba de embarazo, pese a mis protestas de que no estaba embarazada, y de que le expliqué en varias ocasiones que la menstruación me había pasado hacía dos días atrás; su insistencia había sido a tal punto, que tuve que realizarme la jodida prueba para que pudiera irse al trabajo tranquila, cuando vio que dio negativa.Arrastré nuevamente mis pies hasta mi habitación, después de haber ido hasta el baño para sacar otra caja de pañuelos del botiquín. Me hundí entre las cobijas, limpiando mis ojos nuevamente.Tomé el teléfono de mi mesa, e intenté marcar el número de Gael otra vez. Le había enviado 37 mensajes en el transcurso del día, y le había marcado 18 ve
—No. Esta es la chica de Green —habló uno, tratando de alejar al que me estaba cubriendo la boca.No pude contener los sollozos de alivio, conocía esa voz. Era Corbin, el chico que le había ayudado a Gael para que entráramos al club en dos ocasiones. Solo por un momento pude sentirme a salvo.—¿Y? —Preguntó mi captor con indiferencia—. Está bien buena, no me interesa de quien sea chica.Y ahí mis esperanzas se desvanecieron, cerré los ojos, llorando con fuerza mientras trataba de removerme entre sus brazos. No quería que me hicieran daño, solo quería llegar a casa y acurrucarme en el sofá a ver The Bing Bang Theory.—No seas idiota, Luke. Si Gael se da cuenta de lo que le estás intentando hacer a su novia, te matará. Trent sigue siendo mi amigo y no quiero problemas.—Por favor —balbucee.El tipo ahora llamado Luke se echó a reír, junto con el otro idiota que los acompa
Fingir.Fingir una sonrisa, fingir que ya no me importaban los comentarios, fingir que no era de mí de quien hablaban los papeles que encontraba en mi casillero, fingir que todo estaba bien.Eso era lo único que podía hacer ahora. Fingir indiferencia.Me encontraba caminando hacia el salón de artes cuando lo vi. Aaron caminaba muy sonriente en mi dirección. Inhalé y exhalé lentamente, tratando de ignorar el hormigueo que se instalaba en mi estómago al verlo cuando me encontraba sola. Odiaba sentirme tan cobarde ante su presencia, pero simplemente él aun lograba intimidarme.—Muñeca —habló cuando estuvo frente a mí—. ¿Qué ha pasado con tu linda carita? Ahora pareces un monstruo.Puse los ojos en blanco, abrazando a mi pecho los libros que llevaba en mis manos.—Al menos a mí se me llagará a pasar. Es una lástima que tú no vayas a tener la misma suerte —dije, tratando de sonreír.<
Hacían falta un mes y medio para que llegara navidad. Mi época del año favorita; y en solo un mes, estaría graduándome, lista para viajar a Londres justo después de que pasara navidad.Mi vida se había vuelto tan rutinaria, que incluso mi madre se asustaba cuando me atrasaba diez minutos por causas del autobús al llegar a casa.Iba a clases, regresaba a casa, estudiaba para las pruebas finales y después simplemente veía WD o AXN. Había acompañado a Sky en varias ocasiones al médico y a comprar la cuna para el bebé. Pero después de ahí, mi vida social era un completo asco.Llegué a hacerme a la idea de que mi rompimiento con Gael era definitivo, y el dolor cada día era menor. Algunas veces Alonso me acompañaba y me hacía reír con sus idioteces. En otras ocasiones almorzaba en completo silencio, en frente de Caleb y Sky.Salí de la clase de álgebra al lado de Dee. Aún me dolía la cabeza al haber visto tantos núm
FANNY—Has sido muy valiente —me sonrió el hermano de Audrey, justo cuando dejó la máquina en la mesa de al lado de la camilla.Hice una mueca, al sentir un dolor desgarrador provenir de mi espalda. El que no me haya quejado, ni tampoco gritado, no quería decir que no me haya dolido. Había olvidado lo doloroso que era, inclusive, estuve a punto de hacerme pipí en los pantalones.—Duele hasta el alma —dije, suspirando pesadamente.El chico se echó a reír, sacudiendo la cabeza.—Por supuesto que lo hace; pero he tatuado a otras chicas que no dejan de gritar, y que incluso, no dejan que termine de hacer el tatuaje.Ladee la cabeza, viendo los rasgos de mi tatuador. Era la copia de Audrey, solo que en versión cinco años mayor. Su cabello era castaño y alborotado, sus ojos negros y su piel blanca (la poca piel que le quedaba libre de tinta).—¿
GAELElevé la mirada hacia el sol de la tarde, el cual comenzaba a descender lentamente detrás de las colinas. Mi pecho bajó y subió en una irregular respiración. La mano con la que sostenía la empuñadura de la botella de Jack Daniels, estaba comenzando a hormiguearme. Miré nuevamente las flores que cargaba en mi otra mano y obligué a mis pies a moverse del sitio donde me habían clavado, pero continuaron sin responderme.Hacía muchos meses debí de haber hecho esto, pero no había encontrado el valor suficiente para hacerlo. Y al parecer, aún no terminaba por encontrarlo.Miré hacia atrás, Frankie me sonrió desde el asiento del copiloto de mi auto.—¿Quieres que te acompañe, cariño? —me gritó, al ver que continuaba estático en el mismo sitio en donde me había dejado.Traté de sonreírle y negué con la cabeza.—Estoy bien —argüí, respirando pesadamente.