LauraMi madre se ha compadecido de mí; deja que los empleados me traigan comida. Pero no me permite salir; tiene la puerta de mi cuarto cerrada con llave.Estoy mirando por la ventana, salgo al balcón y veo el auto de mi hermano Dante estacionarse en la entrada.Mi corazón salta de felicidad porque sé que él puede ayudarme.—¡Dante, hermano! —le grito, pero mi habitación está en el segundo piso y no me escucha.Veo como mi hermano entra a la casa, corro adentro de mi habitación hasta llegar a la puerta e intento abrirla, pero está cerrada. Comienzo a golpear la puerta.—¡Alguien, por favor, abra la puerta! —Vuelvo a gritar con la esperanza de que mi hermano me escuche, pero no es así. Nadie atiende a mi llamado.Comienzo a llorar de rabia y de frustración; en mi familia todos son unos monstruos. Me voy de nuevo hacia el balcón, esperando a que mi hermano salga.Pasan los minutos y no veo a mi hermano salir; eso me da un mal presentimiento. No sé cuánto tiempo pasa, pero creo que es c
VladímirHan pasado ya los cuarenta días que, según mi madre, es lo que Any se debe de cuidar. Ha sido muy difícil todo esto; cada vez que me acerco a mi Any, mi madre me regaña. Me siento como un niño pequeño que no puede comerse su golosina, pero sé que mi madre lo hace por un bien. Pero esta noche será diferente.Voy llegando a la casa después de ir por algunas cosas para mi hija. Cada vez se pone más gordita. Pero ella se parece mucho a mi Any.Entro a la casa y me recibe Irina.—Hola, señor Vladímir —me saluda. Veo que se flexiona un poco hacia adelante; veo que trae abierta la parte de arriba de su uniforme, dejando al descubierto sus pechos.—Hola, señorita Irina, y no tienes que hacer eso, no estamos en la época de los reyes —la regañó y se levantó de inmediato y se puso roja.—Lo siento, señor, pero es que ante usted se merece todo el respeto —me explica y veo cómo menea su cabello.—Ya, Irina, vete a hacer tus cosas —le ordeno algo molesto y me voy de ahí.Siento su mirada d
AnabelaLlevo días pensando en cómo decirle a Vladi acerca de algo que sé que no le va a gustar nada. Pero sé que es lo mejor.Estoy acostada mirando el hermoso rostro de mi esposo y de mi hija. Me duele la espalda y las piernas. Pero sé que es por la noche tan candente que tuvimos.Veo como Vladímir comienza a abrir los ojos, esos hermosos ojos que tiene. Pongo mi mano en su pecho acariciando sus vellos.—Buenos días, mi reina —me saluda muy tiernamente—. Y buenos días a mi princesa.Me encanta ver cómo Vladi le hace cariños a nuestra hija; es tan tierno.—Buenos días, mi rey —le digo y le doy un beso en esos hermosos labios.De repente escuchamos cómo tocan la puerta.—Hola, buenos días, hijo, espero y no interrumpir, pero vengo con mi nieta. —Se escucha la voz de mi suegra.—En un momento se la llevó —le dijo. Me levanto y me siento en el borde de la cama. Tomo mi bata. Me la pongo.Me intento levantar y la parte baja de mi espalda me duele. Empiezo a caminar algo coja.—¿Estás bie
Francisco Estoy en mi habitación y veo la foto de Laura en mi teléfono. Es tan hermosa, pronto estará conmigo, pero debo de decirle a Any que ella se vendrá conmigo. En eso escucho que alguien toca la puerta. Es mi hermana quien entra. **** Me da risa cómo camina mi hermana; sé que debió de tener una noche muy ajetreada para estar así. Pero a la vez me da cosa porque sé que me equivoqué diciéndole a Vladímir que era homosexual. Mira cómo anda mi hermana. Pero no es momento para hacer burla; mi hermana quiere la verdad y sé que ella necesita saberlo. —Bueno, como sabes, los Accardi y los Ferrara están en pelea desde que tú eras una bebé. Todo por culpa de nuestra madre. —Hago una pausa. —Dime todo, Francisco —me dice en tono exigente. —Nuestra madre, ella escogió a Maximiliano Ferrara como amante; nuestro padre los descubrió. Después nuestra madre nos abandonó a ti y a mí para escaparse e irse con él, pero murió. Nuestro padre estaba destrozado, pero durante el luto que le guar
AnabelaHan pasado dos meses desde que Vladímir y Francisco me han estado entrenando y debo de decir que ha sido un poco duro. He terminado con moretones y golpes, pero ya sé defenderme.Veo a lo lejos la pared de tiro, tomo mis cuchillos favoritos, unos rojos hermosos que Vladímir me dio.Tomó uno de ellos en mi mano, tranquilizó mi respiración y, en un movimiento rápido, lo lanzó contra la pared. Da en el centro. Estoy orgullosa.—Me encanta esa nueva faceta de ti, mi reina mala, mi mafiosa. —Escucho la voz de Vladímir a mis espaldas.Volteo y veo que trae a nuestra hija en los brazos; ya está muy grande mi niña. Los veo y me acerco rápidamente.—Qué hermoso es ver a mi familia. —Le doy un beso a Vladímir.—En el tiro con cuchillo estás excelente y cómo vas con el tiro de arma de fuego. —Me encanta verlo tan profesional. Desde que entramos a este lugar me trataba como si no fuéramos nada; me encanta porque me ha enseñado mucho.—Excelente, me encanta disparar, pero me gusta más el t
Enora (Sahara)He tardado seis meses planeando mi plan para poder encontrarme con mi hija Anabela.Tengo mis cosas listas, sé dónde está la casa; necesito llegar hasta ahí y esperar el momento para entrar y verla.Me abrigo, lista para salir, abro la puerta y me encuentro con Mateo.—Hola, señora Enora, ¿hacia dónde va? ¿Y qué está haciendo aquí? —veo que me mira descifrándome.—No puedo venir a Rusia de vacaciones —le digo, fingiendo.—Sí, claro —me responde y rápidamente me toma con fuerza y siento un piquete en mi cuello.—¿Qué hiciste? —le preguntó, tocándome el cuello.—Sé bien que busca, Anabela, no se haga la inocente, pero usted es mi salvación ahora —me dice y comienzo a sentirme mareada.Me tambaleo por la habitación y siento mis rodillas caer en el piso. Veo todo oscuro.***Comienzo a abrir poco a poco los ojos y veo una habitación muy sencilla. Veo la luz entrar por la ventana. Intento levantarme, pero al mover mis extremidades estoy amarrada a la cama.—Qué gusto en cono
Francisco Tenemos varias semanas que regresamos de Rusia. Estoy totalmente desesperado, quiero ir corriendo y sacar a Laura de ese lugar. Pero lo primero es decirle a Any lo que tengo planeado hacer; cruzo los dedos para que acepte lo que quiero. Pero debo de decir que estas semanas la he mirado de buenas después de malas o en ocasiones veo que llora; no sé qué le pase. Pero ahora estamos en una enorme sala con un escritorio negro enorme. Estamos terminando de perfeccionar los detalles del plan de mi hermana. —Listo, todos saben cuál es nuestro primer objetivo antes de ir al baile de máscaras —dice mi hermana en un tono de líder. —Sí, señora —responden los demás guardaespaldas y matones. —Bien es todo, puedes retirarte. —Todos se marchan, excepto Vladímir, Any y yo. —Hermana, me gustaría hablar algo contigo —le digo y los dos me miran. —Claro, dime de qué quieres hablar conmigo. —Los dos esperan atentamente para lo que les voy a decir. —Me voy a traer a Laura a vivir conmigo.
Laura En todo este tiempo, después de que mi hermano vino, ya me han dejado salir de mi habitación, pero mi madre no me dirige la palabra ni un poco. Creo que no le importo ya a mi madre; según ella, soy la deshonra de la familia. Veo en mi teléfono la llamada entrante de Francisco; contesto de inmediato, escucho su voz y eso me da muchísima alegría. [***] Miro atentamente mi teléfono después de escuchar que Francisco quiere venir por mí; es como un nuevo respiro de vida. Peor, primero debo averiguar qué es lo que traman mis padres contra mí. Camino rápidamente hacia el armario y tomo la más pequeña de mis maletas. La abro y comienzo a meter lo más necesario en ella. Termino de meter todo en la maleta y salgo de la habitación muy tranquila. Busco a mi madre por todos lados, la veo sentada en la sala como siempre tomando su té. Llego hasta ella y ni me voltea a ver. Es como si no hubiera llegado. —Madre, tengo que hablar contigo. —Al escuchar mis palabras veo cómo me mira a l