Primera vida: Principe Austin y Aubrey
El sonido del galope se hacía más intenso, indicando la rapidez a la que el animal se desplazaba. Una noche preciosa y única, las estrellas brillaban con fuerza como diamantes en el cielo, mientras la luna adquiría lentamente un tono rojizo. Aunque nos encontrábamos en la mitad de esa temporada estival, experimentaba una sensación de frío en todo mi cuerpo. Su voz masculina, llena de súplica, me rogaba que me mantuviera firme, despierta mientras me sujetaba con su brazo izquierdo. Su voz llena de desgarro y dolor era lo suficiente para dejarme saber cuando sufrimiento estaba aguantando para llegar a nuestro destino. Observaba con fatiga a mi amado que controlaba al equino. El ruido del galope resonaba intensamente al cruzar el arroyo. —Su Alteza Austin —mencioné con voz exhausta, indicandole que no podria resistirir por mucho tiempo más —me siento muy helada —susurré con cierta complicación. Había ejercido como mi madre en el campo de la herbología, pero ocultaba mi labor como florista. Fue una pena que el príncipe Austin, quien estaba destinado a ser el próximo en la línea de sucesión al trono, quedara completamente enamorado el día en que me vio recolectando flores para preparar una medicina. Un amor tan apasionado que parecía provenir de un lugar distante, lamentablemente, las mujeres éramos etiquetadas como hechiceras en cuanto mostrábamos habilidades en medicina. Mi aliento se debilitaba progresivamente, fui atacado con un cuchillo en un órgano crucial siendo acusada de practicar brujería. Aquella noche de carnaval, el precioso vestido que me había obsequiado su Alteza Austin quedó completamente manchado de sangre, hasta el punto de resultar irreconocible, debido a los rumores que sugerían que el príncipe heredero se había enamorado de mí por un hechizo. —Su Alteza Austin, por favor, detengase —susurró con voz suave—. Mis fuerzas han llegado a su límite. Mis ojos color miel se encontraban con unos ojos tan azules como el zafiro. Adoraba esos hermosos ojos, eran los ojos de mi primer y único amor. —De acuerdo —respondió mientras se dirigía hacia los bosques. Con suavidad, él me abrazó mientras mi respiración se hacía más pausada. El canto de los grillos y el revoloteo de las luciérnagas creaban una atmósfera de encanto en el bosque. Él descendía de una familia noble, mientras que según lo que me habían dicho, yo ni siquiera tenía permiso para acercarme a él. Se retiro si capucha negra, revelando su cabello resplandeciente, similar al sol. Con delicadeza bajamos del caballo, siendo colocada levemente en el suelo por el. Mientras luchaba por mantenerse consciente, una voz suplicante me aseguraba que si resistía un poco más, podrían encontrar ayuda. Su mano firme presionaba mi abdomen herido para detener la hemorragia. Sus ojos repleto de angustias, se habian llenado de lagrimas, su rostro atormentando me aniquilaba. En lo mas profundo de mi corazon odiaba crearle tanto sentimientos tan negativos a mi amado. —Su Alteza Austin, el pueblo más cercano donde podrían brindarme asistencia se encuentra a una distancia superior a media hora—Mis ojos se dirigían hacia esa preciosa luna carmesí, tal como mencionaba un conocido que se dedicaba al estudio de los astros, quien afirmaba que la luna eclipsaría al sol esa noche. Evitaba expresarse demasiado para no ser perseguido y asesinado por sus convicciones. El dueño de mi corazón, se veia tan abrumado, susurró que no podemos saberlo si no lo intentamos. Me rogo con su voz entrecortada, deseperada, que siguieramos viajando. —Su Alteza Austin, la luna luce hermosa esta noche —murmuraba con una leve sonrisa interrumpiendolo, contemplaba el resplandor rojizo de la lunar. La emoción del instante parecía aumentar con la presencia lunar. Pase mi mano por su cabello, senti húmeda, quizás por mi propia sangre. —Quizá, Alteza Austin, el universo no nos ha destinado a estar unidos —susurré con una sutil sonrisa melancólica. —Lady Aubrey —mientras me acariciaba el cabello constantemente —te juro que si nos reencontramos en una próxima vida, me aseguraré de que estemos unidos, ya que eres la única a la que mi corazón está predestinado a querer. Te amo Lady Aubrey, te buscare, esperame, solo esperame —su voz ansiosa se vislumbraba. Sus lagrimas recorrian su rostro, algo que detuve con mi mano derecha. El amor y pasión que nos teniamos contrarrestaba el frío que invadía mi cuerpo. Con suavidad, me elevé al darle un beso lleno de misterio. Bajo el resplandor de la luna roja, debajo de mi ser inundado de sangre, ante la promesa de amor eterno, con cada beso, mi energía se desvanecía poco a poco. Mientras mis párpados se entornaban, mi cuerpo comenzaba a debilitarse. Experimentaba una sensación de liviandad, como si fuera una pluma, mientras mis párpados se hacían cada vez más pesados. La oscuridad comenzo a invadirme, y supe por fin que podria descansar del dolor. ==================================================== Se comenta que son escasas las personas que tienen el destino de cruzar sus caminos. Nuestros espíritus se encargaban de encontrarse repetidamente. En nuestra vida siguiente, nos reencontramos de nuevo, pero esta vez desempeñabas su ejercias el oficio de carpintero y yo trabajaba como sirvienta. Nuestro encuentro se produjo cuando me vi en la necesidad de solicitarle la creación de un juego de madera para mi empleadora. En este vida te perdi mientras estabas en mis brazos, debido a que una dama de la alta sociedad, te amaba en secreto, ordenó tu asesinato al no ser correspondida. Durante nuestra tercera vida, me desempeñaba en un prostíbulo mientras tú eras un músico con un estilo de vida nómada. Decidimos fugarnos juntos, era nuestro anhelo, especialmente al enterarnos de que esperába un hijo tuyo. En esta vida, fui víctima de un homicidio perpetrado por uno de mis clientes frecuentes, quien estaba consumido por los celos. La idea de escapar con un hombre con pocos medios económicos resultó insoportable para el conde. En mi cuarta vida, me convertí en una princesa, mientras que tú ejercías la profesión de bandido. Nuestro encuentro se produjo cuando intentabas apropiarte de uno de mis collares de perlas, pero logré impedirlo. A pesar de que parecía existir un sentimiento de odio entre nosotros, acabábamos sintiéndonos atraídos el uno hacia el otro, como si fuéramos imanes irresistiblemente destinados a atraernos. Nuestra unión persistía a pesar de que no comprendíamos la razón detrás de nuestro apasionado romance. En esta vida, contraimos matrimonio en secreto con la intención de huir, ya que mi padre había acordado mi matrimonio con otro hombre. En esta vida te condenaron a la horca cuando mi padre descubrió tu intento de hurtar mis alhajas, pero mi padre acabo con tu vida antes de que te ahorcaran. En la vidas numero cinco me dedicaba a la repostería mientras tú ocupabas el título de duque. Nuestro encuentro tuvo lugar cuando viniste a mi pastelería y quedaste encantado, no solo conmigo, sino también con mis deliciosos postres. Se dice que el amor entra por el estómago y en esa etapa pudimos confirmarlo. Nuestra existencia era apacible hasta el momento en que me pediste formalizar nuestra relación, pero lamentablemente alguien te envenenó y me incriminó. Lograste salir con vida, mientras que a mí me condenaron a muerte por intentar acabar con la vida de un duque. En nuestra sexta vida, me desempeñaba como docente mientras tú trabajabas como conductor de autobuses. Nuestro encuentro se produjo cuando mi cartera fue robada un día, momento en el cual te ofreciste a llevarme sin costo en el autobús. A partir de entonces, me di cuenta de que nuestros horarios coincidían con frecuencia. En el transcurso de nuestra existencia, es inevitable que no nos entreguemos al amor, llegando incluso a recibir tu propuesta de matrimonio durante un eclipse de luna. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue necesario que te unieras al ejército. Cada semana solías enviarme cartas prometiendo regresar pronto, en cada una expresabas tu amor de manera tan genuina que cada palabra era como un bálsamo para mi espíritu. Siempre solía recibir tus mensajes escritos, pero de repente cesaron de llegar. Permanecí aguardando tu llegada durante un lapso de seis meses, hasta que finalmente me enteré de que habías fallecido en ese conflicto tan despiadado. En el transcurso de nuestras vidas, es inevitable que nos crucemos. En cada una, es inexplicable que nos encontramos y nos enamoremos, incluso si no lo estamos persiguiendo activamente. Nuestros espíritus están tan unidos y coordinados como un reloj suizo, poseen una intensidad similar a la de un huracán que nos lleva juntos incluso si no lo buscamos. Nuestro camino estaba siempre entrelazado, a pesar de haber compartido diferentes vidas en las que nuestros caminos no se cruzaron. Aunque no estábamos cerca físicamente, nuestra unión era tan intensa que percibíamos la ausencia de nuestro amor a nuestro lado. Siempre hemos experimentado una conexión instantánea y profunda, estamos destinados a amarnos mutuamente sin importar el sitio, la era, la distancia, el momento o la circunstancia. En cada una de nuestras vidas, nos profesábamos amor, y en cada una de ellas, uno de nosotros fallece. Ambos fallecíamos a la misma edad, cuando tú tenias con veinticinco años y yo tenía veintiuno.Actualidad-Septima vidaEl movimiento que daba con el pincel con una delicadeza y precisión que daba mucho que pensar, fluía de manera armoniosa, como si fuera una prolongación natural de mi ser, conectando mi mente y mi espíritu con el lienzo en blanco. El intenso y penetrante olor de la pintura de oleo impregnaba cada rincón de aquella amplia sala, creando una atmósfera cargada de creatividad y arte. Daba un par de suaves toquecitos finales en aquella hermosa pintura, sintiendo que finalmente había llegado a la culminación artística. Retiraba con cuidado el pincel del lienzo, no pude evitar tener una amplia sonrisa al contemplar detenidamente aquella maravillosa obra de arte. Esa pintura era particular, pues era una de mis creaciones artísticas más destacadas que he producido hasta el momento.—Amalie —sentía un reconfortante abrazo envolvente, acompañado de unos suaves pechos que presionaban delicadamente mi espalda—creo que tu obra es tan excepcional que fácilmente podría confun
—Chicos, ¿qué les parece si esta noche salimos a tomar algo juntos? —Serenity comenzaba a sentirse emocionada—Mi hermano mayor Derek va a invitar a sus amigos y tal vez podríamos pescar algo divertido —rio con entusiasmo.—Serenidad —la llamo seriamente Isaac— por favor, detente en tu intento de influenciar negativamente a mi futura esposa para que realice acciones indebidas —advirtió con firmeza.—Si ustedes dos tuvieran una relación abierta o poliamorosa, no tendrían que preocuparse por eso en absoluto — sacó su lengua y soltó una risa contagiosa.Al escuchar detenidamente a los hermanos, no pude evitar soltar una risa contenida, ya que resultaba evidente su gran parecido físico, sin embargo, era notoria la marcada disparidad en sus pensamientos y actitudes.—Lo siento, pero necesito concentrarme en mis responsabilidades académicas en este momento. No puedo permitirme distraerme con actividades que puedan afectar mi rendimiento académico, y poner en riesgo la oportunidad de mantener
POV. Alexander Wilson—Señor Wilson hoy tiene una reunión con los inversionistas de la empresa Beston. Están interesados en que conozca a su hija para explorar una posible colaboración entre ambas empresas.Mientras nos dirigíamos hacia la sede de mi empresa, revisaba mi tableta con cierta incomodidad, leyendo las últimas novedades financieras. En este momento, ocupaba el cargo de director ejecutivo en SunBelt, una empresa de telecomunicaciones que, durante mis tres años al mando, se consolidó como una de las más destacadas a nivel nacional. La emprensa de mi familia ganaba millones, pero bajo mi cargo todo se cuadriplico volviéndola la empresa más voraz de la actualidad. Sin embargo, eso pareció insuficiente para mi familia, ya que mi padre anhelaba algo mayor. Mi padre y el señor Beston tenían una larga amistad. Parecía que estaban empeñados en que conociera a esa joven, con la intención de formar una de las alianzas más sólidas del país. A pesar de haberle expresado a mi padre mi
Esa mañana me pidieron que fuera a la oficina con el profesor Crowe. Al principio, me sentía un poco nerviosa, pero mi maestro me aseguró que era solo para darme una felicitación personal, lo cual me tranquilizó. Los dos ingresábamos a esa espaciosa oficina de estilo victoriano con enormes muebles de tono caoba. Desde la distancia, era evidente que el hombre de unos setenta años disfrutaba estar rodeado de objetos antiguos. Un hombre de cabello plateado por completo y piel marcada por el paso de los años se aproximaba velozmente hacia mí. —Señorita Russell— expresó este caballero de forma alegre—me complace que haya llegado puntual— Se acercó tomándome la mano con entusiasmo.Expresó con una sutil sonrisa—Es un verdadero honor, Director Thomson.Ese señor era ampliamente conocido por ser uno de los expertos más destacados en el campo de las artes escénicas. Numerosos músicos de música clásica fueron guiados por sus manos, destacando incluso en la era contemporánea.—Por favor, tomen
Era evidente que el era un caballero refinado y distinguido pues llevaba puesto un conjunto totalmente diferente al impecable atuendo que mostro horas antes; además, no pude evitar notar su elegante coche cuando me acerqué a él. El coche desprendía un olor que denotaba opulencia, sentía que mi suerte aumentaría en una cantidad significativa de miles de dólares. Al aproximarme, tuve que contener una mueca de malestar, ya que intuía que si lo evitaba, su presencia a mi alrededor se volvería más persistente, similar a la de alguien que acosa sin descanso. Mientras me dirigía con calma hacia donde el habia parquerado, mi cabeza se llenó de múltiples imágenes inquietantes en las que ese enigmático individuo me perseguía, tramando llevar a cabo un secuestro y poner fin a mi existencia de una forma macabra, parecida a lo mostrado en la serie de suspenso psicológico "You" de la plataforma de streaming Netflix. Con una expresión nerviosa en mi cara, lo observé detenidamente, sin emitir son
Cuarta vida: Princesa Dorothea y AlejandroEscuchaba golpes repetidos en mi ventana, uno tras otro, lo cual me incomodó. Me acerqué para investigar el origen de ese sonido. Con esfuerzo, logré abrir mi ventana de la cual casi era lastimada con una piedrecilla que alguien arrojó. Entrecerré mis ojos para poder divisar desde abajo a ese despreciable hombre de cabello oscuro y ojos verdes que me sonreía de forma coqueta, ese que se habia convertido en mi mas bella contradicion.—¿Que quieres?—Interrogó con fastidio inclinándome ligeramente, haciendo que mi melena pelirroja de color una manzana se deslizara sobre mi hombro.—Dorothea baja —expreso de manera provocativa.—No lo haré, al menos que me llames su Alteza Dorothea —tajaba de manera cortante.—Seguramente no puedes bajar porque estas gorda—se burlo de manera jocosa.Al escucharlo mi rostro de sorpresa debio ser un poema pues el comenzó a reirse con su sonrisa pícara. Indignada, me quité uno de los zapatos mientras pensaba que ese
Al despertar, respiraba con intensidad y agitación. Acaricié despacio mi rostro mientras percibía mis lágrimas, las cuales había derramado en el sueño. El impacto fue tan intenso que mi corazón latía a toda velocidad. Bajaba levemente mis ojos notándo mis manos temblar.—Que fue eso—Murmuré suavemente sintiendo mi voz quebrarse. Llevaba mis manos hacia mi cabeza intentando olvidar aquella horrible escena. Anteriormente, había tenido un sueño con ese hombre, pero nunca presencié su fallecimiento. Observaba la pintura que creé de él, unos ojos verdes traviesos y cabello negro azabache, un semblante tan picaro que daba el aire de alguien jugueton. En las mayoría de los sueños aparecia con capucha gastándome bromas los cuales al despertar siempre me revelaban una tierna sonrisa.Tras tranquilizarme, bajaba con lentitud de la cama e en busca de mi celular el cual sonaba de manera insistente. Encendia la pantalla de mi teléfono móvil notando que eran las nueve de la mañana. La pantalla se
Preparaba mi lienzo y lo distribuía mis pinceles y mi pintura. Aunque no lo miraba sentía que sus ojos estaban posados en mi lo cual me provoco un ligero rubor en mis mejillas. Colocaba mis flores cerca de mí lienzo en el suelo y tras esto le di instrucciones a Alexander sobre cómo posar. Saqué varias fotografías, una tras otra, pero ninguna lograba satisfacerme.—No creo que estén bien, tal vez deberíamos cambiarla —me aproximé a el tozandole el rostro para intentar modificar su postura. Nuestros ojos se encontraron al rozar sus mejillas.¿Alguna vez has experimentado esa extraña sensación de haber vivido algo antes? En esos momentos una fuerte corazonada de dejavu, como si lo había vivido con el. Mantuvimos un contacto visual. Una tension entre nosotros nos rodeaba. El presentimiento de que un hilo invisible nos ataba me asfixiaba, liquidaba, me encantaba. Ese sentimiento de que pertenecía a él seguido por un fuerte martilleo en mi pecho.Por unos segundos, sentía como si había viv