3

—Nikolai, ella es Samantha, la amiga de Catherine— nos presenta Óscar.

—Mucho gusto Samantha— Nikolai tiene una voz profunda y rasposa que enchina mi piel.

—El gusto es mío, señor— claro, tenía que ser, le dije señor, y es que es un señor, mis padres siempre me obligaron a hablarle de usted a los mayores y se nota que me lleva más de 15 años. Me sonrojo y sonríe de medio lado.

La cena continúa de forma normal, pedimos cosas que solo el mesero entiende, tengo que asesorarme con Cat para no pedir algo desagradable y mientras platicamos de la escuela ellos hablan de negocios, dinero y proyectos. Cada vez que volteo a verlos noto que Nikolai me ve fijamente con atención y tengo que desviar la mirada.

—Creo que le agradaste— me dice Cat en voz baja, como si fuera un logro.

—Cat, por favor.

De repente Nikolai hace una señal con la mano y uno de los meseros se acerca, se inclina para recibir las indicaciones del CEO, en cuanto se va, la mirada de él regresa a mí y me ofrece una sonrisa que me hace sonrojar. La banda que está tocando música clásica empieza a tocar una melodía lenta, pero bailable. Una mujer hermosa se pone al micrófono y canta algo dulce y a la vez sensual que me eriza la piel. Nikolai se levanta de su asiento sin quitarme la mirada de encima mientras que Óscar y Cat sonríen como si fueran secuaces de lo que está pasando.

—¿Me permites está pieza?— la mano de Nikolai se extiende frente a mí, sus ojos se clavan en los míos y se roba mi respiración. ¿Por qué me pongo tan nerviosa?

Le doy mi mano y con delicadeza la sujeta entre sus dedos mientras me levanto y me lleva por entre las mesas. Cuando llegamos a la pequeña pista pone mi mano en su hombro y sujeta mi otra mano mientras me toma de la cintura. Trato de respirar y controlar mis nervios. Empezamos a bailar y me concentro por no hacer ninguna burrada como pisarlo, desvío mi mirada de él puesto que es la única forma en la que me controlo.

—Así que estudias medicina.

—Si

—Hermosa carrera.

—Si

—Jajajaja eres muy elocuente— levanto la mirada hacía él y me siento ridícula.

—Discúlpeme, es que no suelo estar en esta clase de lugares ni con esta clase de gente— lo que digo no es muy agradable. —Lo siento,  yo me refiero a que… a qué…

—Jajajaja no me hables de “usted” sé que no soy tan joven como tú, pero por lo menos hazme ese favor.

—Bien, está bien— sonríe complacido ante mi respuesta y me da una vuelta lenta para volver a recibirme en sus brazos.

—Entonces, ¿Qué tipo de lugares frecuentas? Supongo que antros con música más viva y bebidas más exóticas jajajaja

—No, de hecho no suelo salir mucho, no soy muy sociable— me disculpo como si mi comportamiento no fuera normal para una chica de mi edad.

—A tu edad tampoco era muy sociable, me dediqué a trabajar y por eso llegué tan lejos.

—¿En qué empresa trabaja?

—Por favor, tutéame y creo que es demasiado pronto para que entremos en detalles— me guiña un ojo. Termina la música y nos quedamos por un momento estáticos, de pie uno frente al otro.

Retira sus manos de mi cuerpo y siento la ausencia de su calor, me vuelve a encaminar con delicadeza hacia la mesa y percibo la mirada de Cat, orgullosa de lo que está pasando. Nikolai acomoda mi silla y me quedo con su loción en mi nariz; regresa a lado de su amigo y vuelven a concentrarse en su mundo de negocios.

 Admito que es un hombre guapo y tiene actitud, soy capaz de notar como el resto de las mujeres le ponen atención, incluso me animo a decir que es mucho más guapo que Óscar, tiene ese aire de depredador, pero no estoy segura de que sea buena idea acercarme a él, claramente no busca lo mismo que yo; y no es que busque amor, pero tampoco deseo una aventura con un hombre mayor y mucho menos por dinero, no soy así, nunca lo he hecho y no creo que haya motivo suficiente para hacerlo o ¿sí?

El resto de la velada transcurre entre miradas discretas de Nikolai y sonrisas sutiles que me erizan la piel. Sus ojos color miel me desarman cada vez que se posan en mí y Cat se da cuenta de ello, siempre que puede me da un codazo o escucho su risita molesta. Cuando la cena termina regresamos al departamento de mi amiga, ambas vamos en el asiento trasero mientras ellos van adelante, siguen hablando de negocios, pero miden sus palabras, no sé si Cat no se dé cuenta, pero evitan decir muchos nombres, además son muy ambiguos con respecto a que se dedican en verdad, tengo curiosidad, pero temo enterarme de algo que no pueda controlar. Veo la hora y siento un retortijón en el estómago, temo que mañana no pueda levantarme En cuanto llegamos al edificio donde vive Cat no tardamos en salir del carro y entrar.

—Ya te deposité el dinero de está semana, espero que sea suficiente— dice Óscar mientras acaricia con cariño el rostro de Cat, ella le sonríe tiernamente y se pone de puntitas para darle un beso en los labios.

—Gracias amor— nunca había visto a Cat ver con tanto cariño a alguien, no sé si está enamorada de él o de lo que le da.

—Fue un gusto conocerte Samantha— escucho la voz de Nikolai a mi lado, volteo casi dando un brinco y de nuevo me pierdo en su mirada tan profunda, tiene unas pestañas muy lindas y largas, enmarcan sus ojos con un negro natural bastante llamativo.

—El gusto fue mío Nikolai— por fin logro tutearlo.

—Espero volverte a ver— toma mi mano con delicadeza y la besa suavemente en el dorso, mi piel se eriza y mi corazón se acelera, ¿Por qué me está pasando esto? estoy consciente que es un hombre mayor y que no es correcto, pero algo de él me atrae.

Me quedo en silencio, los dos dan media vuelta y se dirigen hacia el elevador, antes de que las puertas se cierren por completo Nikolai me guiña un ojo de forma pícara y no puedo evitar sonrojarme.

—¿Te gustó? Te dije que no era feo, al contrario, es muy agradable ¿No crees?— me dice Cat convencida de que caí en las garras de Nikolai.

—Si, todo sería perfecto si fuera más joven— pone los ojos en blanco antes de entrar al departamento.

—Y vuelves a lo mismo, la edad solo es un número, lo que importa es lo de adentro.

—Lo de adentro de la billetera.

—Creo que tienes una percepción equivocada de mí— se cruza de brazos y ladea su cadera hacia la derecha.

—Bueno, entonces sácame de mi error y explícame como es que no debo de malinterpretar que Óscar te deposite dinero, te de un departamento y un auto.

—Es… trabajo— levanta los hombros como si fuera algo obvio.

—Si, el trabajo más viejo del mundo.

—Entiende, él quiere una chica linda que le dé amor y yo soy esa chica, él me da lo que necesito y yo me veo linda para él, le doy amor en cada sentido que pueda existir y los dos somos felices.

—Eso se llama prostitución.

—Eso se llama… simbiosis— sonríe orgullosa, como si de verdad hubiera encontrado una buena respuesta.

—¿Simbiosis?

—Y tú podrías hacer simbiosis con Nikolai, estoy segura que no tendría problemas con pagar tu matricula. —Me guiña un ojo.

—No considero que tenga madera para eso, prefiero… entrar a trabajar.

—¿Ah si? Y... ¿Dónde? ¿Dónde encontrarás un trabajo de medio tiempo bien remunerado que en verdad pueda cubrir la beca que vas a perder?

—Si lo pones así suena imposible.

—No hay otra forma de ponerlo.

—No soy capaz de hacer eso, no puedo.

—Claro, ser la novia de un hombre rico suena muy difícil.

—No se trata de ser su novia, se trata de ser su juguete— me acerco al tocador y empiezo a desmaquillarme.

—Claro, prefieres ser el juguete de un chico de tu edad que ni siquiera cuando quiere sexo tiene dinero para un hotel— se cruza de brazos y se recarga en el tocador.

—Ese es el problema, tener sexo, no quiero tener sexo con Nikolai, y sé que aceptar su dinero implica abrirle las piernas y no lo pienso hacer, aunque suene trillado, quiero enamorarme, quiero acostarme con el hombre que ame y no con el mejor postor.

—¿Quién te dijo que no puedes llegar a amar a Nikolai?

—Eres imposible.

Cat pone los ojos en blanco como si yo fuera la que está mal. Entiendo que suena práctico y cómodo involucrarme con Nikolai, pero no es lo que yo busco, no soy una mujer así y por mucha necesidad que tenga no pienso ceder.

—Tú eres imposible— me responde dando el tema por concluido.

          Al día siguiente vamos a la escuela, llego temprano a la clase de fisiología gracias a la potencia del carro de Cat. Durante la clase escucho los susurros de mis compañeros y la mirada lasciva del doctor Ildefonso. Tomo apuntes como si lo del día anterior no hubiera pasado y la clase concluye sin ningún altercado. Cuando salgo del salón veo que el cielo se está oscureciendo, no tarda en llover y yo no traje paraguas. Continúo con mi día, tomo clase de farmacología con Cat y comemos en la cafetería como siempre.

Cuando salgo de mi última clase el cielo se cae, empieza a diluviar, con forme el tiempo pasa la tormenta se vuelve cada vez más fuerte. Salgo de la facultad, camino por los pasillos cuidando de no empaparme y cuando llego al límite del techo, corro con todas mis ganas hacia la parada de autobuses. Me mantengo debajo de la delgada lámina cuidando no mojarme más. Mi único abrigo era la bata, pero para no mancharla la guardé en la mochila, ahora estoy mojada y temblando de frío mientras espero ver el camión que me acerque a mi casa, pero mi sorpresa es cuando en vez del camión se acerca un Alfa Romeo negro, me cruzo de brazos para guardar el poco calor que me queda mientras la ventana desciende lentamente, me asomo por inercia y veo a Nikolai dentro del auto.

—¿Te llevo?— me quedo con la boca abierta y él solo sonríe, apaga el auto y sale tan elegante como el día anterior con su traje negro y un paraguas. Camina hasta llegar a mí y me ve lleno de calma y hasta cierto punto ternura. —Creo que ya has ensuciado suficiente tu uniforme— me ofrece el paraguas y lo tomo mientras se quita el saco y lo pone en mis hombros, puedo oler su loción, es agradable. Me quita la mochila y vuelve a tomar el paraguas mientras yo intento controlarme y no morder mis labios de manera tan obvia además de aguantar esa risa estúpida que siempre sale de mí cuando me pongo nerviosa.  

Siento la mirada de varios de los alumnos sobre mí, entre ellos Casidy y sus tontas amigas, eso me impulsa a meterme al auto de un desconocido con aparentes malas intenciones, dejandola con la boca abierta; Nikolai cierra la puerta con cuidado y rodea el carro, mete la mochila en la cajuela y entra al asiento del conductor.

—¿No tienes auto personal?— me pregunta como si fuera algo que cualquier chica de mi edad tendría.

—jajajajaja no, uso el autobús— busco a Casidy por la ventana, sigo viendo su mirada llena de sorpresa.

—Es peligroso que una mujer tan bella ande en transporte publico— volteo hacia él sonrojada.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo