Capítulo 61

Camino hacia Oleg llena de rabia y justo cuando estoy dispuesta a reclamar, atraviesa la puerta ese hombre desagradable. Saca de entre su abrigo una cajetilla de cigarros y con un movimiento de muñeca expone uno que toma con la boca. Cierra la puerta detrás de él y busca dentro de su bolsillo un encendedor. Cubre con una mano la suave flama y acerca su cigarro sin decir nada; el silencio es incómodo excepto para él que parece disfrutarlo. Cuando su cigarro prende libera una bocanada de humo y guarda su encendedor de nuevo en la bolsa. Vuelve a jalar humo y lo sostiene en sus pulmones haciendo una mueca.

—Ansel… Llegas más tarde de lo acordado —dice Oleg levantándose de su asiento y caminando hacia su emisario—. ¿Cómo fue todo?

—Discúlpeme señor Rudenko, pero nuestra primera charla para conocernos tomó más tiempo de lo que creí. —Después de hacer una reverencia dramática, continúa—. La señorita Samantha fue encontrada en Forlì, en la única casa propiedad de Piero Bern

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