El nombre retumba en las paredes de mi memoria, el eco se vuelve cada vez más fuerte y una imagen llega a mi mente: estoy en París, en ese hotel lujoso, sentada a lado de Nikolai mientras una mujer rubia y carismática se acerca a coquetear con él sin obtener resultados; fue la primera vez que me sentí valorada por Niko al rechazarla de forma contundente, ella simplemente se fue al saber que no obtendría su atención.
—Es un gusto volverte a ver, Samantha —dice Anette detrás de mí con una voz melosa y divertida. Sabe que la reconocí y eso la regocija.
—Imposible…
—Como te darás cuenta, llevamos mucho tiempo detrás de ti, Samantha «Ivanov» —dice Ciro con su voz aterciopelada.
—¿Para qué quieres una muestra de ADN?
—Samantha, no estás en posición de preguntar ni exigir, estás
—Hay miles de formas de engañar a la gente. —Piero me ofrece una sonrisa afilada.—También se decía que era inmortal y que nunca envejecía, otros afirmaban que sus ojos violetas podían atravesar las paredes y ver los objetos que había en el interior de los edificios para después robarlos.—¡Meraviglioso! —Aplaude divertido mientras ríe a carcajadas.—¿Eres algún descendiente lejano? —De repente mis problemas se han evaporado, incluso mi miedo sobre el futuro. La curiosidad se ha adueñado de mí. La historia del zorro es tan fascinante que admito estar intrigada por tener frente a mí a uno de sus posibles descendientes.Piero levanta su mano y mueve su índice, de repente Anette –que no había visto en donde se metió– sale con un carrito de servicio y le acerca una copa de vin
—Fuiste una de los niños perdidos rescatados de las garras de Dusha, adoptados y buscando hacer una nueva vida lejos de la muerte y la sangre… Samantha Richtofen. —Piero sonríe con tristeza como si sintiera lástima de mí.—¿Qué hay de mi hermano? —Pienso en Edward. ¿Ya lo habrá encontrado?—¿Tu hermano? ¡Ah! ¡Claro! Edward. Me ha sido más difícil encontrarlo, es nómada, viaja mucho, no se queda más de una semana en un lugar cuando vuelve a irse, pero eso no significa que no lo tenga en la mira —responde frustrado.—¿Qué harás con nosotros? ¿Qué pasará si esa prueba sale positiva, si soy hija de ese tal Sforza? Entiendo que me llevarás a la tumba de tu esposa, esa parte me quedó bastante clara y hasta cierto punto se me hace lindo, pero… ¿despu&
—¡Samantha! ¡Sal de donde estés o juro que le diré todo a tu esposo! —grita la pelirroja con fuerza hacia las escaleras, pero no se percata de que esas frases fueron como un trozo jugoso de carne ondeándose como bandera entre tres leones hambrientos.Nikolai cierra la puerta y el único que parece preocupado y hasta cierto punto nervioso, es el chico, quien toma de los hombros a su amiga tratando de llamar su atención sin quitarle la vista de encima a Nikolai. Sabe muy bien de quien tiene que cuidarse.—¿Qué ocurre, Regina? —pregunta Nikolai rodeando la silla, asomándose a la caja de cartón. Su voz suena como una caricia, un susurro suave que se desliza por los oídos, pero lleva implícita la advertencia de peligro.—¡¿Qué ocurre?! —pregunta Regina aun molesta, sin medir sus palabras.Si supiera en verdad con quien
Una cerca blanca divide el jardín delantero de la acera; Piero la abre para nosotras y Misha entra corriendo, atravesando los verdes pastos que adornan toda la entrada, parece encantada con lo que ve, recoge flores con emoción. Me encantaría tener su optimismo, pero recuerdo que está basado en la ignorancia de lo que en realidad ocurre. Piero y yo caminamos hacia la entrada de la casa. —Tendré los resultados de la prueba de ADN para mañana, entonces vendré a verte, espero encontrarte aun dentro de la casa —dice Piero sin voltear a verme. —¿Qué te hace pensar que no huiré? —Sé que puedes hacerlo, pero quiero creer que entenderás que no estoy aquí para lastimarte ni a ti ni a Misha… Sería lindo que confiaras. —Pides demasiado después de cómo me mentiste… —No, pido lo justo. —Se planta frente a mí—. Te ayudé, te saqué de Viena cuando claramente sola no hubieras podido, lo sabes… Ahora lo único que quiero es que permanezcas en esta casa el tiempo
La mujer tiene un vestido de manta blanco que le llega hasta los tobillos y cubre sus brazos hasta las muñecas. Sus ojos se llenan de brillo y sonríe antes de acercarse a mí, respira profundamente y contiene el aliento. —¡Mami! —grita Misha y brinca de la encimera aun con su galleta en las manos, corre hacia mí y me ofrece un poco—. ¿Quieres? —Misha, te dije que te tenías que quedar en la misma habitación que yo, que me dijeras si alguien quería entrar. ¿Por qué no me hiciste caso? —Me hinco y la tomo por los hombros, sacudiéndola un poco. Intento controlar mi coraje, pero siento que voy a reventar, aprieto los dientes y el horror se apodera de los ojos de Misha. Me pongo de pie, cierro en puño las manos y golpeo la pared con fuerza; Misha retrocede asustada hasta que la mujer se para detrás de ella y acaricia su cabello intentando calmarla. —Mamita está muy tensa y debes de comprenderla, tiene miedo de que algo malo les pase —explica la señora, pero
Una imagen se apodera de la pantalla, es una grabación de una cámara de seguridad, se ve una gasolinera, cuatro bombas alineadas y al fondo una tienda con colores amarillos y rojos adornando el local. Llega un auto negro que se me hace conocido, es el de Nikolai; mi corazón se retuerce y pongo atención a lo que sigue. Baja del asiento el piloto una chica menuda de cabellos castaños, la calidad del vídeo no es muy buena, pero es suficiente para identificar a Samantha.Camina de un lado para otro, ansiosa; Óscar adelanta la grabación hasta donde se ve a Samantha desarmando su celular y tirándolo a la basura, entra a la tienda y la perdemos de vista. De nuevo Óscar adelanta la cinta hasta que Samantha sale, casi al mismo tiempo llega un grupo de hombres en una camioneta, unos se acercan al carro con curiosidad, pero Samantha los ahuyenta, estos se van hacia la tienda sin quitarle la mirada de encima; puedo pre
Piero sonríe de forma arrogante, toda la tristeza se quedó en el cementerio; de nuevo tengo a ese hombre fuerte y decidido con aires de grandeza. Voltea hacia mí y se cruza de brazos al igual que yo. —¿Qué es lo que planeas hacer? ¿Regresarás con el demonio ruso? —No —respondo y mi corazón se estruja una vez más en este día—. Tal vez desearía hacerlo, pero creo que él está mucho más feliz sin mí. —¿Piensas seguir adelante con tu hija, huyendo constantemente de él? ¿Crees que será fácil? ¿Crees que permitirá que te alejes con su primogénita? —Tiene a esa estúpida de Irina, puede crear más descendencia con ella —respondo evitando imaginármelos a los dos revolcándose en la que alguna vez fue nuestra cama. —No siempre pasa así, puede que por cariño o capricho quiera recuperar a su hija. ¿No lo habías pensado? —Es lo único que él desearía recuperar, en caso de querer recuperar algo —digo con dolor. ¿Es posible que le haya dejado d
Es un hombre de cabello castaño revuelto, parece que no hace nada por aplacarlo en cuanto se levanta de la cama, aunque por esas ojeras que adornan sus ojos verdes, no creo que duerma mucho. Tiene rasgos algo toscos, cejas gruesas y nariz recta que alguna vez fue quebrada y cicatrizó mal. Una barba de un par de días adorna su rostro, terminando de completar su apariencia desalineada. Porta una gabardina beige, camisa blanca, corbata roja y pantalón de vestir negro, es como ver a una clase de detective, pero dudo mucho que pertenezca a la policía.—Señorita Rudenko, puede soltar su arma, no vine para hacerle daño, me envió su hermano. —Sonríe de lado y se levanta bruscamente del asiento, viendo el techo y cada pared de la habitación como si estuviera en un museo—. ¿Le gusta la música clásica?—Mi hermano nunca me mencionó que su «enviado»