Una cerca blanca divide el jardín delantero de la acera; Piero la abre para nosotras y Misha entra corriendo, atravesando los verdes pastos que adornan toda la entrada, parece encantada con lo que ve, recoge flores con emoción. Me encantaría tener su optimismo, pero recuerdo que está basado en la ignorancia de lo que en realidad ocurre. Piero y yo caminamos hacia la entrada de la casa.
—Tendré los resultados de la prueba de ADN para mañana, entonces vendré a verte, espero encontrarte aun dentro de la casa —dice Piero sin voltear a verme.
—¿Qué te hace pensar que no huiré?
—Sé que puedes hacerlo, pero quiero creer que entenderás que no estoy aquí para lastimarte ni a ti ni a Misha… Sería lindo que confiaras.
—Pides demasiado después de cómo me mentiste…
—No, pido lo justo. —Se planta frente a mí—. Te ayudé, te saqué de Viena cuando claramente sola no hubieras podido, lo sabes… Ahora lo único que quiero es que permanezcas en esta casa el tiempo
La mujer tiene un vestido de manta blanco que le llega hasta los tobillos y cubre sus brazos hasta las muñecas. Sus ojos se llenan de brillo y sonríe antes de acercarse a mí, respira profundamente y contiene el aliento. —¡Mami! —grita Misha y brinca de la encimera aun con su galleta en las manos, corre hacia mí y me ofrece un poco—. ¿Quieres? —Misha, te dije que te tenías que quedar en la misma habitación que yo, que me dijeras si alguien quería entrar. ¿Por qué no me hiciste caso? —Me hinco y la tomo por los hombros, sacudiéndola un poco. Intento controlar mi coraje, pero siento que voy a reventar, aprieto los dientes y el horror se apodera de los ojos de Misha. Me pongo de pie, cierro en puño las manos y golpeo la pared con fuerza; Misha retrocede asustada hasta que la mujer se para detrás de ella y acaricia su cabello intentando calmarla. —Mamita está muy tensa y debes de comprenderla, tiene miedo de que algo malo les pase —explica la señora, pero
Una imagen se apodera de la pantalla, es una grabación de una cámara de seguridad, se ve una gasolinera, cuatro bombas alineadas y al fondo una tienda con colores amarillos y rojos adornando el local. Llega un auto negro que se me hace conocido, es el de Nikolai; mi corazón se retuerce y pongo atención a lo que sigue. Baja del asiento el piloto una chica menuda de cabellos castaños, la calidad del vídeo no es muy buena, pero es suficiente para identificar a Samantha.Camina de un lado para otro, ansiosa; Óscar adelanta la grabación hasta donde se ve a Samantha desarmando su celular y tirándolo a la basura, entra a la tienda y la perdemos de vista. De nuevo Óscar adelanta la cinta hasta que Samantha sale, casi al mismo tiempo llega un grupo de hombres en una camioneta, unos se acercan al carro con curiosidad, pero Samantha los ahuyenta, estos se van hacia la tienda sin quitarle la mirada de encima; puedo pre
Piero sonríe de forma arrogante, toda la tristeza se quedó en el cementerio; de nuevo tengo a ese hombre fuerte y decidido con aires de grandeza. Voltea hacia mí y se cruza de brazos al igual que yo. —¿Qué es lo que planeas hacer? ¿Regresarás con el demonio ruso? —No —respondo y mi corazón se estruja una vez más en este día—. Tal vez desearía hacerlo, pero creo que él está mucho más feliz sin mí. —¿Piensas seguir adelante con tu hija, huyendo constantemente de él? ¿Crees que será fácil? ¿Crees que permitirá que te alejes con su primogénita? —Tiene a esa estúpida de Irina, puede crear más descendencia con ella —respondo evitando imaginármelos a los dos revolcándose en la que alguna vez fue nuestra cama. —No siempre pasa así, puede que por cariño o capricho quiera recuperar a su hija. ¿No lo habías pensado? —Es lo único que él desearía recuperar, en caso de querer recuperar algo —digo con dolor. ¿Es posible que le haya dejado d
Es un hombre de cabello castaño revuelto, parece que no hace nada por aplacarlo en cuanto se levanta de la cama, aunque por esas ojeras que adornan sus ojos verdes, no creo que duerma mucho. Tiene rasgos algo toscos, cejas gruesas y nariz recta que alguna vez fue quebrada y cicatrizó mal. Una barba de un par de días adorna su rostro, terminando de completar su apariencia desalineada. Porta una gabardina beige, camisa blanca, corbata roja y pantalón de vestir negro, es como ver a una clase de detective, pero dudo mucho que pertenezca a la policía.—Señorita Rudenko, puede soltar su arma, no vine para hacerle daño, me envió su hermano. —Sonríe de lado y se levanta bruscamente del asiento, viendo el techo y cada pared de la habitación como si estuviera en un museo—. ¿Le gusta la música clásica?—Mi hermano nunca me mencionó que su «enviado»
—Señorita Rudenko, ¿desea quedarse a observar o prefiere evitarlo? —pregunta Ansel sin voltear a verme. De pronto suelta un golpe con el puño cerrado directo a la nariz de Regina, haciéndola caer casi de la silla.—Prefiero no ver… —retrocedo un par de pasos.—Entonces le pediré dos cosas… —voltea hacia mí mientras Regi se cubre el rostro y gimotea al mismo tiempo que la sangre cae de entre sus manos— …confirme mi misión, ¿matar a Samantha?—Sí… Encontrar y matar a Samantha Maxis —trato de hablar de la forma más correcta.—¿Maxis? —pregunta Regina con una voz gangosa, aun cubre su nariz rota con sus manos.—Tú la conoces como Samantha Ivanov. —Sonrío de lado, como si ver el horror en los ojos de Regina fuera parecido a verlo en la cara de Sam.&mda
—Le diste la información tal cual la obtuviste —le reclamo en un tono suave, no quiero molestarlo. —¿Eso crees? —Sonríe de esa forma que me eriza la piel—. Perderá el tiempo buscando los registros de ese avión cuando es obvio que están en Italia, pero no lo dejará al azar, así es Belinski, contenido… meticuloso… no hará nada hasta que se aseguré de que está allá su amada… pero cuando decida ir a buscarla, ya la habré degollado. —¿Cómo estás tan seguro? —Me cruzo de brazos y no por malestar sino por incertidumbre, su mirada me perturba. —Porque solo le di dos lugares de los cuatro que me ofreció la lengua de Regina antes de que se la cortara. —Se muerde la lengua con sus dientes haciendo una dramatización cómica de lo que en verdad le hizo a la pobre mujer—. Monteriggioni, Florencia, Venecia y Forlì… mientras tu demonio ruso hace sus investigaciones en el aeropuerto yo tomaré un avión hacia mi primer destino, cuando él decida ir a Italia yo ya habré pasado por
—Si sigues pensando así, será el final de La Bratvá —dice Irina con la voz entrecortada por la presión que hago alrededor de su tráquea—. ¿Sacrificarás todo por ella? —Sí, cuantas veces sea necesario… —La empujo haciéndola caer al piso— …si Samantha está con los italianos, entonces tendremos que darnos prisa para destruirlos y poder llegar a ella. —Bien, ya planee el primer ataque, se tratará de tres asaltos conjuntos —dice Óscar ignorando a Irina y acercándose al mapa de Rusia que cuelga detrás de mí en la pared—. En los límites de Rostov-na-Don, Ufa y Kazan, al parecer pequeñas células de La Cosa Nostra están vendiendo metanfetamina además de armas. —¿Cómo es posible que estén en nuestro territorio haciendo eso? —pregunto molesto, sobándome las sienes, intentando comprender. —Después de la batalla con Burak por Hungría, tuvimos grandes pérdidas con respecto a hombres y también recursos para proteger nuestro propio territorio… —respond
—Pensé que no te volvería a ver —digo como si hubieran pasado muchos días de su última visita. —Ya quisieras —responde de forma despreocupada—. ¿Cómo han estado? ¿No han tenido problemas? —No, he hecho lo que me has dicho, mantener un perfil bajo, la única que nos visita cuando tú no estás es la institutriz que le conseguiste a Misha, también me está dando clases de italiano. —Me alegra, por el dinero que le estoy dando no esperaba menos. —Habla muy bien de ti. —Ella instruyó a mi hermanita por un tiempo, es buena maestra. —Mmm… Pues si me preguntas, creo que está enamorada de ti, le brillan los ojos cada vez que hablamos del legendario zorro. Aunque mis palabras lo satisfacen y alimentan su ego de hombre, no parece dispuesto a tocar el tema, así que mejor me concentro en algo más importante. —¿Cómo sabes que no nos delatará con mi padre? —Volteo preocupada. —Es de confianza, no te preocupes, no dirá nada.