Con una pequeña y nerviosa sonrisa, marqué una segunda vez, más les valía que respondieran porque del caso contrario estas ratas podrían escapar una vez más, y estaba segura de que, si lo hacían, se esconderían peor que una cucaracha. —Sharon ¿Sucedió algo? — preguntó Nathan al otro lado de la línea. Sentía como un peso me era quitado de encima, solo era cuestión de tiempo para que Verónica se enterara de lo que estaba sucediendo en su casa, rogaba a que ella pudiera comprender rápidamente qué información, yo quería que ella diera, que siguiera el juego de mis palabras. —Hola cariño, ¿Vero está contigo? — mi voz sonaba bastante tranquila, eso era lo que necesitaba, ahora podría hacer que estos quedaran apresados en su foso. De solo pensar en lo horrible que habían tratado a Verónica me llenaba de coraje, con solo ver cómo ese hombre pasaba sus manos por sobre Taylor, me daban náuseas ¿Cuánto tuvo que haber vivido la pequeña Verónica? —Ella se estaba dando un baño, han pasado algunos
A la mañana siguiente, ya estaba en la Casa Blanca. Todo estaba tan calmado que me incomodaba un poco, era como si algo estuviera a punto de suceder. Quizá, lo sentía así porque eran realmente escasos los momentos en los que podía sentirme en calma. —Sharon— saludó Taylor a mis espaldas. Yo estaba a punto de abrir la puerta de la habitación del señor Johnson. —¿Podemos hablar? — cuestionó sin esperar a que yo respondiera, sino que tomando mi brazo me arrastró hasta su habitación. —¿Qué sucedió en la noche? ¿Pudieron sacar información? El FBI ha de haber logrado llegar a un acuerdo con ellos ¿No es así? — cuestioné sin casi darle tiempo de responder; sin embargo, la manera en la que Taylor me observaba, daba a entender que no se trataba de una buena noticia. —Ambos parecen piedras, no dicen nada ni se inmutan a hacer algún movimiento— suspiró en medio de un gruñido. —Créeme que intentaron muchas cosas, desde sobornarlos, amenazarlos, golpearlos, ¡Nada funciona! — exclamó con impotenc
Frente a mí había una habitación completamente blanca, atados a una silla, se encontraban mis víctimas, una sonrisa de lado decoraba mi rostro ¿Podría sentirme más satisfecha que ahora? ¡Sí! Sin duda alguna, cuando comenzaran a escupir información como si estuvieran intoxicados. —¿Me recuerdan? — pregunté recostándome a la puerta —porque yo no los he olvidado — elevé mis hombros. —Ahora somos únicamente, ustedes y yo ¿Les gustaría tener un poco más de diversión? Antes de que yo continuara hablando, Taylor y Nathan se abrieron paso con los instrumentos que había pedido con anterioridad. Era extraño que alguien pidiera eso ¿Habían olvidado que la historia tiene mucho que enseñarnos? —Por favor, Sharon, no los mates… no sería adecuado — pidió Taylor tomándome con suavidad del brazo. —Esto durará todo el tiempo que ellos — los señalé —deseen que dure. Incluso si están dispuestos a hablar antes de que la verdadera rotura comience— mis ojos se posaron sobre los prisioneros —hablan o muer
Taylor y Nathan fueron informados del lugar en el que se encontraba Susan, eso según las palabras de una prisionera que desfallecía de hambre. Esperaría hasta que Taylor o Nathan confirmaran que la palabra de la camarera había sido cierta, o de lo contrario, me encargaría de encerrarla por un largo tiempo hasta que todos olvidaran su existencia. No toleraría que alguien intentara pasarse de listo conmigo, no lo había llegado a permitir y tampoco sucedería en un futuro. —En este momento, están asegurándose de que, todo lo que ha salido por sus labios es cierto. Si intenta engañarnos, su destino será mucho peor de lo que vivió en este momento. Y usted — me dirigí al hombre — ha estado tan callado que me hace pensar que se resignó a pasar sus últimas horas así, ¿Me equivoco? — logré ver como tragaba grueso. Ese hombre era peor que un animal y, aún, se negaba a cooperar sabiendo que le traería algunos beneficios, por lo menos se vería acortada su condena por complicidad. —¿Cómo podría co
Cuando mis ojos se abrieron una vez más, estaba en el hospital. Sabrina, que era una de mis compañeras en el lugar, estaba a mi lado. A las afueras de la habitación se encontraban los señores Johnson, por fin veía al señor estar fuera por sí mismo y no fingiendo no saber caminar, ni quejarse por el dolor inexistente de espalda. Los ojos del señor se posaron sobre los míos y tomando la mano de su esposa, se acercaron a mi cama. —¡¿Cómo te atreves a hacer algo así?! — se quejó el señor Johnson mientras fruncía dramáticamente el ceño. —No debería preocuparse, señor, ¿No ha escuchado el dicho? Mala hierba nunca muere — expuse con una pequeña sonrisa —¿Hay alguna noticia de Taylor o de Nathan? — desconocía la hora y cuánto había pasado yo dormida. Ese par de ratas ¿Qué había pasado con ellos? —¿El comandante se ha comunicado con usted? — pregunté mientras sobaba mi cabeza. Ellos no me dieron respuesta, las posibilidades de que esas dos ratas de laboratorio continuaran en el mismo sitio
Él terminó arrastrando a Nathan a la parte trasera de la camioneta. Susan estaba al lado de Taylor, Nathan detrás del asiento del conductor, por mi parte, me encontraba justo detrás de Susan, sería mucho más accesible interceptarla si algo salía mal. ¿Quién era el jefe del que ella estaba hablando? Esto confirmaba mis sospechas, había alguien por encima de Susan, la cual la había usado para no untar sus manos. Con anterioridad había dicho que la sed de venganza era mucho peor de lo que podríamos imaginar, y cegaba los ojos de su portador. —Conduce lejos de los militares, haz que parezca que nos ha atrapado… si no lo hace, tendré que deshacerme de usted. Haga algo para conservar la vida — ordené. Podía ver a Susan a través del retrovisor, ella tenía una sonrisa satisfecha en su rostro, a pesar de no hablar mucho, se veía que estaba tranquila, que pensaba que había salido de esta. —Señorita, ¿A dónde deberíamos dirigirnos? — pregunté. No iríamos a ese sitio, claro estaba, pero nos daría
El hombre se mantuvo en silencio por un poco más de tiempo, ¿mi respuesta le había parecido sensata o un poco descabellada? No tenía manera de saberlo y era algo que, en ese momento, no ameritaba mi atención. Mi padre era el hombre que estaba detrás de todo esto, el hombre que podría darme respuesta a mis interrogantes estaba corriendo peligro, hasta ahora, muchos habían hablado acerca del presidente y de que «él no es una buena persona». ¿Cuál era la línea de la justicia que debía seguir? ¿A qué parte debería creer? A juzgar por lo sucedido hace años, el lugar que llenaba a mamá de felicidad era este lado del mundo, y Rusia, a diferencia de lo que yo siempre pensé, era uno que reflejaba dolor, ¿Dónde podría hallar las respuestas correctas? ¿En quién debería confiar? —Comandante, hay algo que sí o sí debe saber— expuse con seriedad —Susan, no escapó de prisión sola, y no había posibilidad de que ella lograra sobornar a los guardias en su condición. Ella debió haber recibido ayuda de
R O K S A N A (Sharon) —¿Crees lo que te estoy diciendo? — preguntó el señor Johnson mientras tomaba mi mano. Mi mente estaba en blanco, no sabía desde dónde debería comenzar a digerir la información recibida, ¿debería creer o mantener la duda en ambas partes? ¿Lo mejor sería mantenerme al margen de esto? Cuando abrí mi boca para responder, el señor me interrumpió. —Tu padre y yo estamos en dos posiciones contrarias, nunca nos llevamos bien, había una guerra declarada entre nosotros dos, una guerra silenciosa para que Bella no resultara herida. Yo, me obligué a aceptar su decisión de mudarse junto a él, pero sabía que ese matrimonio sería infeliz — él se puso en pie y tomando su saco extendió su mano en mi dirección. —Vamos, te llevaré a un lugar. Llegamos a una zona en la que pocas veces había cruzado, de hecho, estaba situada a unas cuantas horas de la Casa Blanca, incluso del barrio dónde yo vivía. Todo estaba lleno de plantas y árboles, era un campo en el que la maleza había ten