Amalia, que salía de sus aposentos, se encontró en el pasillo con una Aurora, quien estaba más irritada de lo normal. —¿Y ahora tú? ¿Qué te traes? ¿Por qué estás de tan mal humor? —Qué te importa ¡Estúpida! —¡Uy! ¿Pero qué forma de contestar es esa? No es digno de una dama. Déjame adivinar, estás así por la terrible y divertida humillación que recibiste en tu fiesta. —Mira, maldita, justo ahora no estoy para tus ocurrencias. No se te olvide que me debes respeto, y tanto tú como tu esposo deben hacer lo que yo les diga. No olviden que con unas cuantas palabras puedo arruinarlos por completo. Así que quítate de mi camino y ve a juguetear con tu amante, porque estoy segura de que a eso ibas. Dudo que te hayas levantado tan temprano para hacer labores. Terminó de decir Aurora con aire de superioridad. No permitiría que la tarada de Amalia le pasara por encima. No estaba de buen humor para soportar este tipo de situaciones. Por más que habló o al menos hizo el intento de habl
Ethan se encontraba en el club, sentado en la barra libre, recibiendo una que otra propuesta de algunos VIPS insistentes. Sin embargo, él no dejaba de pensar en qué excusa dar para justificar porque estaba herido. «¿Nicholas va a pensar que es demasiada coincidencia que la geisha esté herida?», cavilaba invadido por los nervios. «Creo que me estoy dejando gobernar por mi paranoia, él no me ha visto la herida, no tiene idea de cómo es» —Geisha, tus admiradores no han dejado de preguntar por ti, en especial uno— le dijo el camarero qué siempre le hacía entrega de las invitaciones. —Sabes muy bien que solo me importa la noticia de un solo admirador; del resto, me da igual. —Ese hombre está vuelto loco por ti. «Loco por la Geisha, no por mí», pensó con un poco de desilusión. —No hubo ni un solo día que no preguntara por tu presencia.Sonriente, Ethan salió por primera vez a la pista y con su mirada buscaba a Nicholas, hasta que lo vio a lo lejos, sentado en una de las mesas. «Ta
Mientras estaba en el castillo, Benjamín se alegraba con la nueva información recibida, a pesar de haber tenido mala suerte en las apuestas. La llamada con aquella noticia le hizo olvidar todas sus pérdidas.—¡Finalmente, hermanito! Ahora tengo cómo destruirte, y se lo daré a quien realmente pueda hacerlo. Mientras tanto, continuaré con mi engaño. Voy a seguir con mi papel de hermano mayor que se preocupa por el bienestar de la familia.Cansada de estar encerrada, Aurora se alistaba para salir. Necesitaba encontrar una distracción para olvidar que Maxwell estaba disfrutando de su aventura con Valentina. —Esta vez Maxwell no la perdonará tan fácilmente —murmuró con una sonrisa, pensando en su maquiavélico plan, pero el sonido de una notificación entrante en su teléfono la distrajo."Estoy esperándote, hermosa. Por favor, no demores. Muero de ganas por verte." Una vez que ella terminó de leer el mensaje, sonrió, retocó su maquillaje y abandonó su habitación, pero en el corredor, Benja
Nicholas estaba sentado frente a su chimenea digital, y la luz azulada de las llamas electrónicas se reflejaba en sus ojos mientras sostenía una copa de vino tinto. La melodía de la música de piano resonaba suavemente en la sala, envolviéndolo en una atmósfera de melancolía. De repente, el sonido del timbre lo sobresaltó. Con un suspiro, tomó el mando y pausó la música.—¿Quién podrá ser a estas horas? —murmuró, levantándose con pereza.Pero al abrir la puerta, se encontró con una figura inesperada.—¿Qué buscas aquí, Ethan? —inquirió con asombro. Era la primera vez que Ethan visitaba su casa, y aunque había intuido que este momento llegaría, no esperaba que fuera así, tan de repente.—Tenemos que hablar.Nicholas intentó cerrar la puerta, pero Ethan puso una mano para impedirlo.—No, Nicholas, por favor, déjame explicarte, por favor…Nicholas frunció el ceño y lo dejó pasar. —Adelante, dime, dime por qué le mientes a todos, Ethan.Ethan bajó la mirada. —Mira, tú siempre me gustaste
Minutos antes:Maxwell estaba en su oficina examinando unos documentos cruciales cuando sonó el teléfono. Al otro lado de la línea, su técnico informático y administrativo le informaba que se había producido una fuga de información personal de la empresa, y que, como resultado, la competencia estaba presentando ofertas más atractivas a sus clientes.—¡Cómo fue eso posible! Era confidencial. Nadie más, a excepción de mí y de Nicholas, tiene acceso a esa información.—No lo sé, señor. En nuestro sistema figura que hubo una descarga de información personal sobre la empresa.—¡Los quiero a todos investigando ese problema ahora mismo! Ustedes son los encargados de administrar que ningún hacker o desconocido pueda intervenir en nuestros sistemas. ¡Arreglen eso YA!Maxwell estaba enfurecido. No podía creer que esto le hubiera ocurrido. ¿Quién tendría el atrevimiento de robarle información? Sus sistemas tenían una seguridad informática de primera. Contaba con los técnicos más capacitados a su
—No, es que estoy segura de que debe tratarse de alguien que te conozca. ¿Y si Max es quien te está ayudando? No sé, lo digo porque él y tú… bueno, me entiendes.Valentina agitó las manos, descartando la idea de Olivia.—No lo creo. Él no tendría por qué ayudarme y yo no le he dicho el nombre de mi madre. Tu hermano me considera una aprovechada, ¿piensas que me daría dinero?—No pierdes nada con preguntarle —sugirió Olivia.Valentina soltó una risita irónica.—Mejor no. Además, dirá que es solo una excusa para acercarme a él —dijo, resentida.—Entonces, ¿qué harás?—No sé. Pensé en decirle a mi madre que congelara su cuenta y que pidiera una revisión, pero como sabes, ella utilizó dinero de ese y no tengo cómo reponerlo. Por el contrario, creo que voy a necesitar más de ese dinero —Valentina suspiró profundamente, el cansancio mental la abrumaba.De repente, sintió la vibración del teléfono entre sus senos. Lo sacó rápidamente para asegurarse de que no fuera una llamada del padre de s
Sentada junto a todos, Valentina no dejaba de estar incómoda. Maxwell no parecía mirar a otro lugar que no fuera el suyo; esos ojos azules se incrustaban en su alma, con una intensidad que le aseguraba hacerla arder en las llamas del mismo infierno. Mientras tanto, Aurora se aferraba al brazo de Maxwell, casi impidiéndole comer, limpiándole las comisuras de los labios como si fuera un niño. Sus actos por sobresalir eran ridículos, pero lo que buscaba era marcar territorio, e incomodar a Valentina, y Maxwell, de cierto modo, lo estaba notando.—Ustedes no parecen una pareja de recién casados —argumentó una amiga de Aurora señalando a Valentina y a Ethan.Valentina enarcó las cejas, mirando a la mujer con cierta irritación.—¿Y cómo opinas que debe comportarse una pareja de recién casados en un almuerzo familiar? —preguntó cortante.—No sé, tal vez, ser más cercanos.—Si no sabes, entonces no tiene sentido lo que aseguras —la atacó Ethan, reprimiendo todas las groserías que se acumular
—Debió de estar enojado, ya que Maxwell fue a enfrentarlo por lo que me sucedió. Así que dudo que el príncipe lo haya tomado de la mejor manera. Estoy seguro de que fue él.—Hasta no tener pruebas no podemos culpar a otra persona. Hay que esperar para ver qué encontramos.Al día siguiente:Maxwell se encontraba en su despacho revisando estadísticas y sacando cuentas de las pérdidas que hubo. En eso ingresó Nicholas trayendo consigo otros papeles, pero se detuvo al notar cómo el rostro de su amigo reflejaba rabia y dolor. Lo conocía muy bien como para saber que se culpaba a sí mismo por lo sucedido.—Max, amigo, ¿cómo estás?—¿Es en serio, Nicholas? ¿Me estás preguntando cómo estoy?—Sí, lo siento. Fue inoportuno de mi parte.—Dios, Nicholas, ¿cómo fue que pasó todo esto? ¿Cómo fue que sucedió? ¿Quién se atrevió a hacer semejante maldad?—No sé, pero presiento que de algún modo esto tiene que ver con el robo de la información en la empresa. ¿Crees que podremos tomar acciones legales co