Mientras estaba en el castillo, Benjamín se alegraba con la nueva información recibida, a pesar de haber tenido mala suerte en las apuestas. La llamada con aquella noticia le hizo olvidar todas sus pérdidas.—¡Finalmente, hermanito! Ahora tengo cómo destruirte, y se lo daré a quien realmente pueda hacerlo. Mientras tanto, continuaré con mi engaño. Voy a seguir con mi papel de hermano mayor que se preocupa por el bienestar de la familia.Cansada de estar encerrada, Aurora se alistaba para salir. Necesitaba encontrar una distracción para olvidar que Maxwell estaba disfrutando de su aventura con Valentina. —Esta vez Maxwell no la perdonará tan fácilmente —murmuró con una sonrisa, pensando en su maquiavélico plan, pero el sonido de una notificación entrante en su teléfono la distrajo."Estoy esperándote, hermosa. Por favor, no demores. Muero de ganas por verte." Una vez que ella terminó de leer el mensaje, sonrió, retocó su maquillaje y abandonó su habitación, pero en el corredor, Benja
Nicholas estaba sentado frente a su chimenea digital, y la luz azulada de las llamas electrónicas se reflejaba en sus ojos mientras sostenía una copa de vino tinto. La melodía de la música de piano resonaba suavemente en la sala, envolviéndolo en una atmósfera de melancolía. De repente, el sonido del timbre lo sobresaltó. Con un suspiro, tomó el mando y pausó la música.—¿Quién podrá ser a estas horas? —murmuró, levantándose con pereza.Pero al abrir la puerta, se encontró con una figura inesperada.—¿Qué buscas aquí, Ethan? —inquirió con asombro. Era la primera vez que Ethan visitaba su casa, y aunque había intuido que este momento llegaría, no esperaba que fuera así, tan de repente.—Tenemos que hablar.Nicholas intentó cerrar la puerta, pero Ethan puso una mano para impedirlo.—No, Nicholas, por favor, déjame explicarte, por favor…Nicholas frunció el ceño y lo dejó pasar. —Adelante, dime, dime por qué le mientes a todos, Ethan.Ethan bajó la mirada. —Mira, tú siempre me gustaste
Minutos antes:Maxwell estaba en su oficina examinando unos documentos cruciales cuando sonó el teléfono. Al otro lado de la línea, su técnico informático y administrativo le informaba que se había producido una fuga de información personal de la empresa, y que, como resultado, la competencia estaba presentando ofertas más atractivas a sus clientes.—¡Cómo fue eso posible! Era confidencial. Nadie más, a excepción de mí y de Nicholas, tiene acceso a esa información.—No lo sé, señor. En nuestro sistema figura que hubo una descarga de información personal sobre la empresa.—¡Los quiero a todos investigando ese problema ahora mismo! Ustedes son los encargados de administrar que ningún hacker o desconocido pueda intervenir en nuestros sistemas. ¡Arreglen eso YA!Maxwell estaba enfurecido. No podía creer que esto le hubiera ocurrido. ¿Quién tendría el atrevimiento de robarle información? Sus sistemas tenían una seguridad informática de primera. Contaba con los técnicos más capacitados a su
—No, es que estoy segura de que debe tratarse de alguien que te conozca. ¿Y si Max es quien te está ayudando? No sé, lo digo porque él y tú… bueno, me entiendes.Valentina agitó las manos, descartando la idea de Olivia.—No lo creo. Él no tendría por qué ayudarme y yo no le he dicho el nombre de mi madre. Tu hermano me considera una aprovechada, ¿piensas que me daría dinero?—No pierdes nada con preguntarle —sugirió Olivia.Valentina soltó una risita irónica.—Mejor no. Además, dirá que es solo una excusa para acercarme a él —dijo, resentida.—Entonces, ¿qué harás?—No sé. Pensé en decirle a mi madre que congelara su cuenta y que pidiera una revisión, pero como sabes, ella utilizó dinero de ese y no tengo cómo reponerlo. Por el contrario, creo que voy a necesitar más de ese dinero —Valentina suspiró profundamente, el cansancio mental la abrumaba.De repente, sintió la vibración del teléfono entre sus senos. Lo sacó rápidamente para asegurarse de que no fuera una llamada del padre de s
Sentada junto a todos, Valentina no dejaba de estar incómoda. Maxwell no parecía mirar a otro lugar que no fuera el suyo; esos ojos azules se incrustaban en su alma, con una intensidad que le aseguraba hacerla arder en las llamas del mismo infierno. Mientras tanto, Aurora se aferraba al brazo de Maxwell, casi impidiéndole comer, limpiándole las comisuras de los labios como si fuera un niño. Sus actos por sobresalir eran ridículos, pero lo que buscaba era marcar territorio, e incomodar a Valentina, y Maxwell, de cierto modo, lo estaba notando.—Ustedes no parecen una pareja de recién casados —argumentó una amiga de Aurora señalando a Valentina y a Ethan.Valentina enarcó las cejas, mirando a la mujer con cierta irritación.—¿Y cómo opinas que debe comportarse una pareja de recién casados en un almuerzo familiar? —preguntó cortante.—No sé, tal vez, ser más cercanos.—Si no sabes, entonces no tiene sentido lo que aseguras —la atacó Ethan, reprimiendo todas las groserías que se acumular
—Debió de estar enojado, ya que Maxwell fue a enfrentarlo por lo que me sucedió. Así que dudo que el príncipe lo haya tomado de la mejor manera. Estoy seguro de que fue él.—Hasta no tener pruebas no podemos culpar a otra persona. Hay que esperar para ver qué encontramos.Al día siguiente:Maxwell se encontraba en su despacho revisando estadísticas y sacando cuentas de las pérdidas que hubo. En eso ingresó Nicholas trayendo consigo otros papeles, pero se detuvo al notar cómo el rostro de su amigo reflejaba rabia y dolor. Lo conocía muy bien como para saber que se culpaba a sí mismo por lo sucedido.—Max, amigo, ¿cómo estás?—¿Es en serio, Nicholas? ¿Me estás preguntando cómo estoy?—Sí, lo siento. Fue inoportuno de mi parte.—Dios, Nicholas, ¿cómo fue que pasó todo esto? ¿Cómo fue que sucedió? ¿Quién se atrevió a hacer semejante maldad?—No sé, pero presiento que de algún modo esto tiene que ver con el robo de la información en la empresa. ¿Crees que podremos tomar acciones legales co
Aurora avanzaba por uno de los oscuros pasillos que conducían al salón de descanso, y sus tacones resonaban en el mármol pulido, mientras sus pensamientos volaban entre la tensión y la sospecha. De repente, una risa burlona resonó detrás de ella y al voltear se encontró con Amalia, limpiándose el labial corrido de la boca, y la cual le dedicó una sonrisa cargada de veneno.—Eres una psicópata aterradora —le dijo Amalia con malicia.Aurora, que pretendía seguir su camino, se detuvo en seco.—No sobrepases tus límites, ninfómana —respondió con desprecio, clavando su mirada en la de Amalia.—¿Te enoja que te llame por lo que eres? Sé que tienes tus manos metidas en ese incendio. ¿Intentaste asesinar a la latina? ¡Esa mujer tiene más vidas que un gato! —continuó Amalia, burlona.Aurora la fulminó con la mirada, conteniendo el impulso de golpearla.—Deja de inventar estupideces. No hice nada. Tal vez ese incendio lo provocaste tú.—¿Y dañar mi lugar favorito? —respondió Amalia sarcásticame
Eran más de las dos de la tarde, cuando Nicholas atravesaba el largo pasillo que daba al estudio de Maxwell. Pues tenía días sin visitar a su amigo, después de la intensa pelea familiar decidió darle espacio, más aún porque ahora tenía que trabajar con Evelyn, quien era extremadamente exigente. —¡¿Qué rayos?! —exclamó Nicholas cuando sintió que alguien tiró de su brazo, jalándolo hacia un cuarto donde había muebles cubiertos con sábanas blancas y polvo en el aire. Nicholas, aunque no era muy bueno en combate, por instinto alzó su puño para defenderse. Sin embargo, al ver el rostro del intruso, soltó una risilla ridícula de alivio. —Casi te golpeo, Ethan... —ni bien terminó de hablar, los labios de Ethan cubrieron los suyos con urgencia. Nicholas sonrió, aunque un poco tenso, atrapó su nuca con una mano firme, profundizando el beso. Sentía el calor del cuerpo de Ethan contra el suyo, y cada uno de sus gemidos resonaba en sus labios como una melodía tentadora. Ethan no se cohibió