—Estoy lista para bajar.
Con una radiante sonrisa, Ashley termino de arreglar el hermoso velo que decoraba su cabeza, acortando la distancia y situándose frente a su progenitora, que se encontraba con un gesto nervioso y curiosamente inquietante.
—¿Qué tienes, mamá? —inquirió Ashley, colocando sus manos sobre los hombros de su madre— Este es el día de mi boda, no quiero que estés triste.
—No es nada de eso, cariño.
—¿Entonces…?
—Se trata sobre Nico, Ash.
—¿Qué pasa con Nico? ¿Acaso quiere derribar estas puertas por qué me he tardado mucho? —manifestó Ashley de manera burlona—. Si es así, no debemos hacerle esperar más, me encuentro lista.
La madre de Ashley hizo una larga pausa, antes de esbozar en voz baja la causa por la que lucía tan nerviosa.
—Nico no va a venir, Ash.
En la mente de Ashley no pasaba ningún pensamiento negativo, por lo que siguió tomando las cosas con relativa calma.
—¿Cómo que no va a venir? —ella levantó la cabeza al reloj pegado a la pared—. Debe de estar atascado en el tráfico. Esperemos unos minutos más… o mejor le llamare ahora. —camino hasta la mesita donde reposaba su celular, y tras varios intentos de llamarle a su prometido y que la llamada se desviara, volvió a centrarse en su madre— La señal está muy mala, pero no tardará en llegar, mientras haz que los meseros distribuyan algunos aperitivos… ¿mamá?
Cinthya, su madre la seguía observando en silencio, sin tener la menor idea de cómo proseguir ante la reacción de su hija.
No parecía tener ni la menor idea.
Y, por ende, no le quedaba más opción que decirle las cosas de manera directa y sin tapujos.
—Nico no está atascado en el tráfico. Su mejor amigo acaba de llegar diciendo que ha tomado un avión rumbo a España… junto a una chica.
Ashley empezó a negar con su cabeza de manera efusiva, esta vez sin querer creer en las palabras de su madre. —¿Cómo puedes creer todo lo que Jacob dice? El mismo Jacob que se la pasa haciendo bromas de mal gusto… no necesito ese tipo de vibras ahora, pero para que sepas que todo es una mentira, iré yo misma a preguntarle.
Sin esperar una respuesta, abrió la puerta de la habitación y se encaminó hasta el ascensor, con la intención de bajar al lugar donde se llevaría a cabo la recepción. La novia no debía mostrarse antes que el novio, y aunque sus pensamientos le empezaban a jugar una mala pasada. No tardó mucho en darse cuenta que su padre estaba teniendo una acalorada discusión con los que serían sus suegros.
«Algo anda mal»
Ella no quería admitirlo, pero los vellos de su cuello se levantaron cuando comprendido que nada bueno estaba por suceder.
«Aguanta, no hagas conclusiones precipitadas»
—¡Nosotros no sabíamos nada de esto! —alegaba el padre del ausente novio, reteniendo a su esposa atrás suyo. No quería confrontaciones, pero era más que obvio que el padre de Ashley no se quedaría de brazos cruzados ante el acto de cobardía que estaba presenciando por parte del novio.
—¡Papá! —exclamo en voz alta, captando la atención de la mayoría de los invitados— ¿Qué estás haciendo?
—Ellos debían saber que su hijo planeaba huir con una amante ¡por favor! Ese inepto se las verá conmigo en el momento que aparezca, porque yo me encargaré de eso.
—Ash, querida. —la madre de Nico, Reina, se encamino hacia ella— no entiendo lo que está pasando por la mente de mi hijo, pero te aseguro que lo vamos a solucionar.
—Esto no puede estar pasando… él dijo que me amaba, que estaría conmigo durante el resto de nuestras vidas. —Ashley se llevó ambas manos a su rostro, sosteniéndose a sí misma mientras la información se digería en su cabeza.
—Ashley… —Jacob se precipitó a ella, no sin antes ser detenido abruptamente y ser tomado a fuerza por la chaqueta por parte del padre.
Ashley le miró fijamente, con las lágrimas ya precipitándose por sus mejillas—¿Por qué me dejo, Jacob? Tú eres el único que sabe los verdaderos motivos.
—Dijo que tomaría un vuelo a España, quería que les dijera a sus padres que los sentía, y a ti… que no estaba preparado para todo lo que conllevaba casarse contigo. —Jacob no quiso terminar la frase, pero de manera discreta y para que solo Ashley pudiera entender la referencia, paseo los ojos por su estómago.
Ella no tardo en captar lo que Jacob quería decirle. Lo que casi la lleva a caer de bruces, sino fuera por su madre, quien la sostuvo cuando su cuerpo se sentía débil y sin fuerzas.
Nico sabía que estaba embarazada.
Él jodidamente sabía que estaba esperando a su hijo.
Pensaba que ese secreto todavía estaba muy bien guardado con la prueba de embarazo envuelta en una pequeña caja de regalo, misma que le daría durante su noche de bodas. Al parecer lo había descubierto, y con ello había tomado la decisión de que no podía cargar con una esposa embarazada.
Y eso le dolió todavía más que el hecho de que huyó con compañía. Odiaba ser protagonista de escenas con tan alto drama, pero a pesar de sus prohibiciones, no podía expresar como sintió su corazón quebrarse en miles de pedazos, la presión en su pecho era asfixiante, a pesar de ello, sintió una oleada de furia en su cuerpo, y no dudo en desquitarla con todo lo que encontrara a su paso. Inclusive si los invitados estaban presenciando de primera mano toda la escena.
¿Qué novia se imagina que el día más feliz de su vida quedaría plantada por el hombre que amaba?
Los susurros no tardaron en llegar, y con ello algunas risas por parte de personas que desde un principio deseaban que tal boda no se llevara a cabo, aunque jamás lo demostrasen.
Bueno… hasta ahora.
—Ash, bebé, debes calmarte. —suplico su madre, tratando de detenerla. Sus intentos eran inútiles, nada lograba hacer que su hija cediera ante sus palabras, al contrario, lo único que hacían era avivar el dolor que sentía y que poco a poco se transformaba en enojo e impotencia.
En pocos minutos había derribado la mayoría de las mesas, hecho añicos la decoración de cristal, y serpenteado su vestido de novia.
Todo se detuvo cuando su padre la tomó por la cintura, impidiendo así que se autolesionara.
—Detente, hija. Nada de esto lo solucionara.
Ashley intento zafarse de los brazos de su padre. —¡Suéltame, papá!
—No lo hare hasta que te calmes, puede ser perjudicial para ti.
—Ya estoy calmada. —musito en voz baja, dándose por vencido— Estoy calmada. —volvió a repetir, y esta vez pudo librarse. Por lo que con pasos erráticos se dirigió a Jacob, con un solo objetivo.
—Quiero que le digas a Nico que algún día se va arrepentir por hacerme esto. Los imbéciles como él siempre terminan en la ruina. Espero que llegue a disfrutar la estadía en España con su amante… —Ashley les dio una última mirada a los padres de Nico— Díganle a su hijo que se pudra en el mismísimo infierno.
El amargo sabor de la traiciónNinguno respondió ante la bulimia de insultos que desprendía, simplemente se hicieron a un lado para que siguiera su camino hasta la salida del elegante hotel.Si alguien le hubiera preguntado a Ashley como demonios su vida había llegado hasta ese punto, podría haber dado miles de respuestas diferentes, pero ninguna habría sido la correcta, ni la verdadera. Por qué ni siquiera ella sabía cómo su vida perfectamente organizada se había desmoronado ante sus ojos.Era como si un interruptor hubiera dado la vuelta.Con el rostro empañado de lágrimas, soltó un fuerte grito de desesperación, que atrajo la atención de muchas personas a su alrededor, aunque sabía con certeza que ninguna de ellas se acercaría a preguntarle si necesitaba ayuda.Conocía la sociedad tan bien, como su carrera de derecho lo ameritaba.No tardo en ver el auto que en un principio estaba destinado para llevar a los recién casados al aeropuerto, estacionado a un costado de la calle, siendo
Destino—Haremos 5 minutos más de caminata y luego te prescribiré la nueva rutina que empezarás a poner en práctica a partir de la próxima semana. —explico Bradley Osbourne, observando con detenimiento los movimientos de su paciente— Tu recuperación ha sido favorable en las últimas semanas.—¿Podré volver al trabajo pronto? —preguntó el hombre, pausando la caminadora para dirigir toda la atención a su fisioterapeuta.—No hay que tener prisa, recuerda que la fractura en tu rodilla es reciente, sería un verdadero peligro para ti, integrarte al trabajo tan pronto. Además, debo requerir el permiso del médico que efectuó la operación, es el encargado de tus chequeos semanales y el que tiene la última palabra. —Entiendo, doc. —musito el hombre en un suspiro.Bradley palmeo la espalda del hombre. —Ya verás que más pronto de lo que piensas volverás a tus rutinas… todo a su tiempo. —el hombre asintió a sus palabras—. Hemos terminado por hoy, me imagino que tu esposa está afuera esperando. —L
Cada herida es una lección que nos hace mejoresLos gritos sumergidos en la oscuridad son el caos más mortífero en el que Ashley hubiera preferido mantenerse. Las incontables voces a su alrededor se fusionaban con el estruendoso pitido de la máquina al costado de su cama, las cuales se volvían mas cercanas y molestas. Mas reales. Estaba completamente desorientada, y en el momento en que sus ojos se acomodaron a la fuerte luz que iluminaba la habitación, Ashley se sentó con lentitud sobre la fría camilla de habitación, sosteniendo su cabeza entre sus ásperas manos. «¿Que estoy haciendo aquí?» Fue la primera pregunta qué embargo su mente. Y como un desastroso flashback, los recuerdos de su boda fallida, la partida de su prometido al saber que sería padre, inundaron su cabeza. Su ritmo cardíaco empezó a aumentar a medida que asimilaba su situación. Ella y su bebé en una maldita cama de hospital. ¿Por qué estaban ahí? Ashley trataba de indagar en su cabeza las razones, y pronto re
Un paso mal dado y te resbalas del corazón al suelo, o a un precipicio dónde es mejor mantenerse que intentar recomponer las piezas de un corazón malherido. La vida sigue... y sigue, la gente a tus alrededores no se detiene en la cotidianidad que alberga sus existencias. Hay ocasiones dónde es mejor sonreír que intentar expresarte y terminar hecho un lío de lágrimas. Dicen que existe un punto dónde llorar purifica el alma, Pero ¿qué sucede cuando estás se acaban?, Cuando llorar y gritarle al mundo lo que sientes no amenora el dolor que te aprisiona en el pecho. Sí, ese mismo dolor. El dolor que te aprisiona, que quema cualquier rasgo de felicidad y tiñe de gris. La desesperación por querer retroceder el tiempo y cambiar el rumbo de las cosas. Algo que por mucho que desees no va a suceder. Por qué en este mundo no existe una varita mágica que erradique tus errores, sino otra que los hace más notorio a terceras personas. Irónico ¿No? Alguien una vez dijo, que por mucho
Frio. Una niña corría sin desenfreno en medio de la fuerte tormenta, sus pequeñas y delgadas piernas apenas cubiertas de un fino leotardo de bailarina. Sus pies temblando sin control bajo unos sencillos zapatos bajos, que no hacían nada para impedir que el agua y el aire los entumeciera. Los rostros de los transeúntes parecían desdibujarse a su alrededor, como si su diminuta figura fuera invisible ante cualquiera de ellos. Si su madre la observara en estas condiciones, juraría que pegaría gritos de horror y reprendería a todos los culpables. Pero como era de esperar, su madre no estaba cerca para poder siquiera quejarse de la situación. Y aunque lo estuviera, tampoco podría reprender a la abuela por olvidarse de recogerla a tiempo de su clase. No era su culpa que últimamente olvidara parte de sus actividades diarias. Pronto quizá olvidaría los nombres y rostros de todos los que la amaban. «Necesitamos ser pacientes y atentos con ella» aseguraba su madre. La abuela no estaba bi
Quizá si hubiera un manual que te dijera como vivir tu vida, tomar tus decisiones y ayudarte a ejecutar tus movimientos de manera correcta y sin margen de error. Fuera completamente distinto. Si pudieras escoger tu destino, tomarías el camino más fácil, no el rumbo en el que tu vida cuelga de un hilo. Dónde cada decisión signifique arriesgar lo poco que tienes para poder progresar. La vida de Bradley no ha sido la más dichosa, pero sus encantadoras sonrisas te hacen pensar que nada pudo haber salido mal. Que toda la existencia de Bradley Osbourne ha sido y será perfecta. Una suposición que cada día se aleja más de la realidad. Algo a lo que debe someterse constantemente. —¿Estás bien, hermanito? —Bradley recompone rápidamente cualquier expresión negativa en su rostro, antes de girarse para contemplar a su hermana. Quien observa el desorden de papeles en la mesa. Evie, su única familia. —Muy bien, cabezota. ¿Por qué lo preguntas? —Bradley hizo a un lado todas las cuentas que r
—¡Hey hombre! —Hunter, el colega más cercano de Bradley apareció en la entrada de su consultorio. —¿Qué sucede, Doctor Maverick? —inquirió Bradley sin dejar de examinar una radiografía. —¿Qué te parece si salimos esta noche, Osbourne? —Si me estás invitando a una cita no estoy disponible, Hunter. —No te creas tan importante. —Hunter apareció al costado de Bradley. —No me lo creo, lo soy. Sin mi todos estarían perdidos. —bromeó Hunter, haciendo que Bradley negara de manera divertida—. Especialmente tú. —Si sigues coqueteándome tendré que presentar una queja, y recibirás una larga charla por parte del director sobre no mezclarte amorosamente con tus compañeros… ni con tus pacientes. —¡Estúpidas reglas! Ni siquiera puedo ligar a gusto. —blasfemo Hunter, provocando que Bradley se echara a reír—. No es nada gracioso. —Mantén tus manos quietas y no estarás en problemas. —¿Cómo podría mantener las manos quietas si soy un experto en usarlas? Soy un cirujano ¿Acaso lo olvidas? —Lo pr
La imagen de Ashley ocupaba cada pensamiento de Bradley. Desde que la conoció, no podía sacarla de su mente. Cada vez que cerraba los ojos, su rostro aparecía en su mente, y cada vez que intentaba concentrarse en otra cosa, sus pensamientos regresaban a ella.Ashley era una paciente valiente que enfrentaba una difícil situación, y Bradley sentía una intensa necesidad de ayudarla. No podía evitar sentirse atraído por su fuerza y valentía, y anhelaba estar a su lado para brindarle apoyo en cada paso del camino.Esa misma tarde, mientras regresaba a su consultorio después de la reunión con el dr. Walas, Bradley se encontró reflexionando sobre Ashley una vez más. Quería hacer algo especial por ella, algo que le demostrara que no estaba sola y que había alguien, aparte de su familia, que se preocupaba por su bienestar.Después de mucho pensar, Bradley decidió enviarle un ramo de flores de forma anónima. Las flores serían su forma de enviarle un mensaje de aliento y esperanza. Quería que As