Inicio / Chick Lit / En tus Manos / Capítulo 1: Plantada en el altar
En tus Manos
En tus Manos
Por: Karla Weber
Capítulo 1: Plantada en el altar

—Estoy lista para bajar.

Con una radiante sonrisa, Ashley termino de arreglar el hermoso velo que decoraba su cabeza, acortando la distancia y situándose frente a su progenitora, que se encontraba con un gesto nervioso y curiosamente inquietante.

—¿Qué tienes, mamá? —inquirió Ashley, colocando sus manos sobre los hombros de su madre— Este es el día de mi boda, no quiero que estés triste.

—No es nada de eso, cariño.

—¿Entonces…?

—Se trata sobre Nico, Ash.

—¿Qué pasa con Nico? ¿Acaso quiere derribar estas puertas por qué me he tardado mucho? —manifestó Ashley de manera burlona—. Si es así, no debemos hacerle esperar más, me encuentro lista.

La madre de Ashley hizo una larga pausa, antes de esbozar en voz baja la causa por la que lucía tan nerviosa.

—Nico no va a venir, Ash.

En la mente de Ashley no pasaba ningún pensamiento negativo, por lo que siguió tomando las cosas con relativa calma.

—¿Cómo que no va a venir? —ella levantó la cabeza al reloj pegado a la pared—. Debe de estar atascado en el tráfico. Esperemos unos minutos más… o mejor le llamare ahora. —camino hasta la mesita donde reposaba su celular, y tras varios intentos de llamarle a su prometido y que la llamada se desviara, volvió a centrarse en su madre— La señal está muy mala, pero no tardará en llegar, mientras haz que los meseros distribuyan algunos aperitivos… ¿mamá?

Cinthya, su madre la seguía observando en silencio, sin tener la menor idea de cómo proseguir ante la reacción de su hija.

No parecía tener ni la menor idea.

Y, por ende, no le quedaba más opción que decirle las cosas de manera directa y sin tapujos.

—Nico no está atascado en el tráfico. Su mejor amigo acaba de llegar diciendo que ha tomado un avión rumbo a España… junto a una chica.

Ashley empezó a negar con su cabeza de manera efusiva, esta vez sin querer creer en las palabras de su madre. —¿Cómo puedes creer todo lo que Jacob dice? El mismo Jacob que se la pasa haciendo bromas de mal gusto… no necesito ese tipo de vibras ahora, pero para que sepas que todo es una mentira, iré yo misma a preguntarle.

Sin esperar una respuesta, abrió la puerta de la habitación y se encaminó hasta el ascensor, con la intención de bajar al lugar donde se llevaría a cabo la recepción. La novia no debía mostrarse antes que el novio, y aunque sus pensamientos le empezaban a jugar una mala pasada. No tardó mucho en darse cuenta que su padre estaba teniendo una acalorada discusión con los que serían sus suegros.

«Algo anda mal»

Ella no quería admitirlo, pero los vellos de su cuello se levantaron cuando comprendido que nada bueno estaba por suceder.

«Aguanta, no hagas conclusiones precipitadas»

—¡Nosotros no sabíamos nada de esto! —alegaba el padre del ausente novio, reteniendo a su esposa atrás suyo. No quería confrontaciones, pero era más que obvio que el padre de Ashley no se quedaría de brazos cruzados ante el acto de cobardía que estaba presenciando por parte del novio.

—¡Papá! —exclamo en voz alta, captando la atención de la mayoría de los invitados— ¿Qué estás haciendo?

—Ellos debían saber que su hijo planeaba huir con una amante ¡por favor! Ese inepto se las verá conmigo en el momento que aparezca, porque yo me encargaré de eso.

—Ash, querida. —la madre de Nico, Reina, se encamino hacia ella— no entiendo lo que está pasando por la mente de mi hijo, pero te aseguro que lo vamos a solucionar.

—Esto no puede estar pasando… él dijo que me amaba, que estaría conmigo durante el resto de nuestras vidas. —Ashley se llevó ambas manos a su rostro, sosteniéndose a sí misma mientras la información se digería en su cabeza.

—Ashley… —Jacob se precipitó a ella, no sin antes ser detenido abruptamente y ser tomado a fuerza por la chaqueta por parte del padre.

Ashley le miró fijamente, con las lágrimas ya precipitándose por sus mejillas—¿Por qué me dejo, Jacob? Tú eres el único que sabe los verdaderos motivos.

—Dijo que tomaría un vuelo a España, quería que les dijera a sus padres que los sentía, y a ti… que no estaba preparado para todo lo que conllevaba casarse contigo. —Jacob no quiso terminar la frase, pero de manera discreta y para que solo Ashley pudiera entender la referencia, paseo los ojos por su estómago.

Ella no tardo en captar lo que Jacob quería decirle. Lo que casi la lleva a caer de bruces, sino fuera por su madre, quien la sostuvo cuando su cuerpo se sentía débil y sin fuerzas.

Nico sabía que estaba embarazada.

Él jodidamente sabía que estaba esperando a su hijo.

Pensaba que ese secreto todavía estaba muy bien guardado con la prueba de embarazo envuelta en una pequeña caja de regalo, misma que le daría durante su noche de bodas. Al parecer lo había descubierto, y con ello había tomado la decisión de que no podía cargar con una esposa embarazada.

Y eso le dolió todavía más que el hecho de que huyó con compañía. Odiaba ser protagonista de escenas con tan alto drama, pero a pesar de sus prohibiciones, no podía expresar como sintió su corazón quebrarse en miles de pedazos, la presión en su pecho era asfixiante, a pesar de ello, sintió una oleada de furia en su cuerpo, y no dudo en desquitarla con todo lo que encontrara a su paso. Inclusive si los invitados estaban presenciando de primera mano toda la escena.

¿Qué novia se imagina que el día más feliz de su vida quedaría plantada por el hombre que amaba?

Los susurros no tardaron en llegar, y con ello algunas risas por parte de personas que desde un principio deseaban que tal boda no se llevara a cabo, aunque jamás lo demostrasen.

Bueno… hasta ahora.

—Ash, bebé, debes calmarte. —suplico su madre, tratando de detenerla. Sus intentos eran inútiles, nada lograba hacer que su hija cediera ante sus palabras, al contrario, lo único que hacían era avivar el dolor que sentía y que poco a poco se transformaba en enojo e impotencia.

En pocos minutos había derribado la mayoría de las mesas, hecho añicos la decoración de cristal, y serpenteado su vestido de novia.

Todo se detuvo cuando su padre la tomó por la cintura, impidiendo así que se autolesionara.

—Detente, hija. Nada de esto lo solucionara.

Ashley intento zafarse de los brazos de su padre. —¡Suéltame, papá!

—No lo hare hasta que te calmes, puede ser perjudicial para ti.

—Ya estoy calmada. —musito en voz baja, dándose por vencido— Estoy calmada. —volvió a repetir, y esta vez pudo librarse. Por lo que con pasos erráticos se dirigió a Jacob, con un solo objetivo.

—Quiero que le digas a Nico que algún día se va arrepentir por hacerme esto. Los imbéciles como él siempre terminan en la ruina. Espero que llegue a disfrutar la estadía en España con su amante… —Ashley les dio una última mirada a los padres de Nico— Díganle a su hijo que se pudra en el mismísimo infierno.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo