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Capítulo 3: Destino

Destino

—Haremos 5 minutos más de caminata y luego te prescribiré la nueva rutina que empezarás a poner en práctica a partir de la próxima semana. —explico Bradley Osbourne, observando con detenimiento los movimientos de su paciente— Tu recuperación ha sido favorable en las últimas semanas.

—¿Podré volver al trabajo pronto? —preguntó el hombre, pausando la caminadora para dirigir toda la atención a su fisioterapeuta.

—No hay que tener prisa, recuerda que la fractura en tu rodilla es reciente, sería un verdadero peligro para ti, integrarte al trabajo tan pronto. Además, debo requerir el permiso del médico que efectuó la operación, es el encargado de tus chequeos semanales y el que tiene la última palabra. 

—Entiendo, doc. —musito el hombre en un suspiro.

Bradley palmeo la espalda del hombre. —Ya verás que más pronto de lo que piensas volverás a tus rutinas… todo a su tiempo. —el hombre asintió a sus palabras—. Hemos terminado por hoy, me imagino que tu esposa está afuera esperando. 

—Lo está. —corroboró, bajando con lentitud de la caminadora para tomar el bastón a su lado.

Bradley no tardó en culminar la terapia con el primer paciente del día, manteniendo un semblante relajado y amistoso, frente a los diversos pacientes que ingresaban a su área. Muchas veces no solo se requería de ser el hombre que les guiaba en las rehabilitaciones, sino el amigo y confidente para la mayoría de sus pacientes.

Quienes, en su mayoría, ingresaban a su área con pensamientos negativos, pensantes de que su vida había acabado.

Que nunca volverían a ser la misma persona de antes.

Y aunque exista una relativa verdad tras esa frase, jamás quitara el hecho de que cuando algo malo sucede en tu vida, tienes tres opciones:

Dejar que te marque.

Dejar que te destruya.

O dejar que te fortalezca.

Por qué siempre hay una solución para los días grises, y es que después que la tormenta pase, habrá un sol que brillara con más fuerza.

—Toc Toc. —anuncio una voz femenina al otro lado de la puerta, antes de asomar su cabeza— ¿Puedo pasar, Bradley?

—Sí. —respondió, sin dejar de guiar a su paciente con las flexiones de brazos— ¿Sucede algo, Jude?

La mencionada se situó al lado de Bradley, dejando entrever la bolsa con comida que colgaba de mano. —Tu hermana me ha pedido que traiga esto para ti. Al parecer llevaba demasiada prisa.

—Es algo normal en ella… —Bradley levanto su cabeza para brindarle una leve sonrisa— ¿Podrías ponerla en el escritorio?

—Pensaba que tal vez podríamos almorzar juntos… —Jude mordió su labio, bajando su mirada en el proceso— Pero si no puedes, lo entenderé...

—No tengo ningún plan, podemos comer en la cafetería.

A Jude se le iluminaron los ojos, y sin dudar asintió con efusividad. —¡Sí! Me parece una idea genial, me adelantare a desembolsar la comida. —la enfermera procedió a dar la vuelta, y desaparecer rápidamente por el pasillo.

—Vaya… —la señora a la que estaba atendiendo empezó a reírse— Jude ni siquiera noto que me encontraba aquí. Sus ojos enamoradizos estaban tan enfrascados en ti, serian una muy linda pareja.

—Quizá… Jude es muy linda. —opino amablemente— es una chica muy carismática y una enfermera muy entregada a su trabajo.

—Por eso mismo ¿quién no quiere estar con una chica así?

Bradley sacudió su cabeza. —Hemos terminado con la terapia, señora Simms.

—Está bien, de todas formas, Jude me contara lo que pasara durante su almuerzo. —ella levanto una ceja de forma coqueta— Espero que exista acción.

—No habrá nada que contar, es solo una reunión con muchas personas alrededor.

—Por qué así quieres tú. —tras levantarse con la ayuda de Bradley, empezó a dirigirse con pasos lentos hasta la puerta— Nos vemos la próxima semana, doctor Osbourne.

Bradley se limitó a sonreír y dejar que su paciente más antigua se saliera con la suya. No lograría obtener ninguna información, porque no habría nada de interés que Jude pudiera compartir.

Si bien era cierto que Jude era bonita, definitivamente no sentía atracción al estar cerca de ella, y por ello se limitaba a tratarla como una amiga.

Minutos después de despedir a la señora Simms, se encamino hasta la cafetería, donde no tardo en identificar a Jude, quien esperaba con los codos sobre la mesa y el rostro sostenido entre ambas manos, sin dejar de lado su característica sonrisa.

Saludo con un asentamiento de cabeza a cada colega que se encontraba en su camino, hasta llegar frente a Jude.

—¡Estas aquí! —musito ella de manera animada— pensé que tardarías más, el doctor Keller te anda buscando.

—No lo he visto. —él frunció el entrecejo— ¿Dijo algo más?

—No, simplemente dió la vuelta y se marchó.

—Lo buscaré más tarde, seguramente quiere tratar sobre algún paciente.

—Seguramente. —Jude sonrió— pero por ahora sientate que la comida se enfriará. —Bradley se acomodo en la silla frente a ella, procediendo a degustar los aperitivos de su hermana— ¿Cómo estuvo tu mañana?

—Estuvo un poco agitada... muchos pacientes a los que atender. Es bueno dar un respiro.

—Lo es. —concordo.

—¿Cómo te ha ido a tí? —pregunto de manera amable.

Jude suspiro, dejando de lado la sonrisa contagiosa que mantenía pegada a su rostro. —Un niño ha muerto en mi guardia, su corazón no ha podido resistir. —sacudió su cabeza—. Sigue siendo difícil observar esas escenas, pero es parte de mi trabajo.

Bradley entendía a la perfección ese sentimiento.

La impotencia de no poder salvar a alguien.

Sin pensarlo, colocó con suavidad su mano sobre la de ella, tratando de consolidarla.

—Te entiendo. —musito—. Ni para el médico más antiguo e experimentado es fácil lidiar con la muerte de sus pacientes. Solo queda avanzar y seguir desarrollando nuestra labor, las cosas pasan por algo. Ese niño se ha convertido en un ángel.

Jude limpio las esquinas de sus ojos, antes de volver a sonreír e incitar a Bradley a que terminara su comida.

—Por cierto, Bradley. Tu hermana es cada vez más famosa con sus comidas.

—¿Por qué lo dices?

—Esta vez traiga un plato extra, ella personalmente fue a entregarlo.

Bradley detuvo el tenedor con comida para observar a Jude, quien ni siquiera se había dado cuenta do que aquellas palabras habían producido.

—¿Para quien era? —preguntó con evidente molestia. Evie tentaba su paciencia, Brad es muy protector, y por ello, sus instintos se elevaban al saber con certeza que su hermana era inocente en muchos aspectos.

Jude no tardó en levantar la mirada y verlo con los ojos un poco entrecerrados, y con el tono transformándose en un gruñido.

—¿Encerio, Bradley? —Jude levantó una ceja de forma inquisitiva— Me recuerdas mucho a alguien. 

—Quiero un nombre.

Jude lanzó una risita burlona. — Área de pediatría... solo quería pincharte. 

—Mi hermana es todo para mí. Juré protegerla contra viento y marea... Me extrañaría que algún doctor intenté ir tras ella, por las buenas puedo ser bueno, pero por las malas... —sus palabras quedaron en incognita, aunque Jude conocía el resto de la frase.

—Ya veo. Me alegro que ella tenga a alguien como tú a su lado, como su protector y guardián.

Bradley tenía conocimiento de que Jude solo tenía a alguien en su vida.

Y justamente se encontraba ubicada en cuarto piso.

Su abuela.

Era de conocimiento para todo el personal, debido a que Jude había preparado una sorpresa a su abuela tras su cumpleaños hace varios meses.

La conversación entre ambos era natural, más como buenos amigos que una pareja amorosa.

Pero esos pensamientos solo se limitaban en la mente de Bradley, por qué Jude llevaba un pensamiento completamente diferente de lo que estaba sucediendo entre ambos.

Al salir una hora más tarde de la cafetería, con la disponibilidad para seguir con su labor. Jude lucía callada e inquieta, lo que causó que Bradley sintiera curiosidad y deseo de preguntar cuál había sido el motivo que había generado tensión.

La intención de Jude era clara desde el momento en que se situó frente a Bradley, con la diferencia de pocos centímetros podía tomarlo por el cuello y juntar sus labios.

Y así lo hizo.

Sin que Bradley esperara ese movimiento tan sorpresivo.

Aunque solo fue una simple presión de labios, y tal como llego, se esfumó con rapidez.

¿Qué diablos significaba eso?

—Jude... —Bradley quería empezar a hablar, pero ella levantó sus manos para detenerlo.

—Lo siento... simplemente reaccione ante tu cercanía. —se limito a mantener los ojos en el suelo— No debí... Perdón... No volverás a suceder. Tengo que irme... Hablamos luego.

Bradley solo observo la cabellera rizada de color castaño rebotar en el pasillo hasta perderse de su vista.

Podía haberla seguido, eso era obvio. Sin embargo, lo último que quería era dar un escándalo en el hospital y aumentar la tensión.

Tendría que explicarle a Jude que él no estaba interesado en una relación, mucho menos con una colega.

Tenía sus propios problemas, como para albergarse con sus penas en una chica y terminar rompiendole el corazón.

No era esa clase de hombre.

La tarde del sábado era más ligera, por lo que su reunión con el doctor Keller se extendió hasta bien entrada la tarde, donde la mayoría de personal que correspondía al turno del día estaban dejando el hospital.

Eso hasta que la sala de emergencias empezó a colapsar.

—Tendremos que pausar esta reunión para otro día. —menciono su jefe, escuchando su nombre en los altavoces— al parecer me necesitan en urgencias, la cosa es grave.

—Podemos terminar de checar la próxima semana. Deberíamos irte ahora.

—Gracias por todo, Osbourne.

La mayoría del personal médico estaba corriendo hacia el área de urgencias, mientras que en los altavoces empezaban a llamar a los doctores para ingresar a cirujía.

—¿Que está sucediendo? —preguntó Bradley, recostandose sobre el mostrador para ver a las recepcionistas.

—Accidente de auto en la Avenida Michigan. Un camión de carga impacto sobre varios vehículos. —la chica bajo sus lentes para observarlo— hay alrededor de 10 personas lesionadas, dos de ellos son de gravedad. —la mujer ojeo entre la pila de documentos—. Al parecer faltan más personas que han quedado atrapadas.

—Una situación difícil. —este suspiró profundamente, antes de que su móvil empezará a vibrar dentro de su bolsillo—. Solo espero que todo salga bien.

—Todos deseamos eso. —refuto una de las enfermeras entrantes.

"No podré ir contigo por unas cervezas, entro a cirujía dentro de 10 minutos. Prometo pagar la siguiente vez"

Bradley sabía de antemano que Darían, su amigo neurocirujano sería llamado si la situación era delicada y requería de su intervención.

Por lo que, como una manera más satisfactoria, intento mandarle todos los ánimos posibles. 

"No te preocupes, salva esa vida y a cambio, yo seré el que pague esas cervezas. Suerte"

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