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Capítulo 6: Revelaciones.

— Ariadne — una vez más pronuncio su nombre, aunque ni siquiera estaba seguro de que en realidad fuera ella, observó como la mujer apretaba sus manos en puños; ni siquiera sabía si realmente se trataba de Ariadne y ya su corazón estaba latiendo frenético.

— No me toques — pidió la mujer, esa voz... a pesar de haber hablado en un tono de voz apenas audible pudo reconocer esa voz de inmediato.

— ¿Por qué?, ¿por qué no volviste a mi durante estos dos años? — finalmente expreso sus dudas en voz alta — ¡Llevo dos años pensando que estabas muerta!.

— De alguna forma lo he estado — respondió finalmente girándose, quedando frente a frente, ella se quitó el antifaz y la peluca, dejando caer su cabello castaño claro que ahora había cortado por los hombros, Alessandro noto que el brillo en su mirada había desaparecido; siendo reemplazado por la tristeza.

— Ariadne... ven conmigo ¿sí?, vamos a mi casa y hablemos calmadamente — extendió su mano hacia ella, con la esperanza de que ella la tomara y aceptara ir con él.

— No puedo porque ellos lo tienen — respondió mientras comenzaba a llorar desconsoladamente, intento mitigar su llanto colocando su mano sobre su boca para ahogar sus sollozos pero era imposible.

— ¿A quién tienen? — Indago, acercándose a ella, sosteniéndola de los hombros; se veía tan quebrada, tan vulnerable.

— A mi hijo — esas palabras lo descolocaron bastante; nunca espero que Ariadne tuviera un hijo.

— Todo va a estar bien, te juro que voy a recuperar a tu hijo, cálmate si — Ariadne lloro en el pecho de Alessandro mientras esté sacaba su teléfono para comunicarse con Giovanni, pidiendo que llevará la camioneta hasta el callejón, cuando está llegó Alessandro abrió la puerta para Ariadne — entra — ordeno con su tono de voz severo.

Ella dudo, Alessandro noto como mordía su labio inferior, nerviosa; sin estar segura de sí debería ir con él o no, finalmente abordo la camioneta.

— Alessandro, ¿quién es esa mujer? — se acercó Giovanni a preguntar discretamente.

— Ella es Ariadne — Giovanni lo miro sorprendido.

— ¿Esa Ariadne? — se atrevió a preguntar, pues él conocía muy bien la historia de su jefe y su gran amor, Alessandro asintió con un leve movimiento de cabeza — ¿Y ella no estaba muerta? — tenía que admitir que no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando.

— Así lo creí — confesó Alessandro con claro pesar deformando sus facciones, ambos hombres abordaron la camioneta sin decir ni una palabra más.

Durante el viaje tanto Alessandro como Giovanni tenían su mirada fija en la mujer sentada frente a ellos mientras que Ariadne tenía sus ojos fijos sobre la ventana del auto, el silencio era incómodo a tal punto que la tensión podría cortarse con un cuchillo.

— ¿Quiénes tienen a tu hijo? — preguntó finalmente Alessandro.

— Tu padre y su gente — respondió la mujer, intentando controlar las lágrimas que corrían por sus mejillas; no olvidaba que desde hace un par de meses Enzo Cassiano se había llevado a su hijo para mantenerla controlada — él es solo un bebé... tiene un año y medio, él necesita de su madre — su llanto ahogado provocó que a Alessandro le doliera el corazón. ¿Cómo es que su padre había sido capaz de secuestrar al hijo de Ariadne?, eso quería decir que Enzo siempre supo que ella estaba con vida, que aquel médico lo había engañado cuando aseguro que estaba muerta. ¿Todo había sido un maldito plan de su padre?.

— ¿Tiene un año y medio?, vaya es muy pequeño aún. ¿Para qué quiere Enzo a un bebé? — Cuestiono Giovanni, Alessandro frunció el ceño ante la pregunta, era cierto ¿por qué Enzo quería al niño de Ariadne?, ¿caso ahora quería usar a la mujer para manipularlo?; parecía lo más lógico.

— ¿Nació 6 meses después del atentado de Enzo? — cuestiono Alessandro, mirando directamente a los ojos de Ariadne, quien de inmediato desvío la mirada, tenía un presentimiento que no le estaba agradando.

— Si, así es — respondió con voz temblorosa, Alessandro apretó los puños sintiendo como la ira lo invadía una vez más. Si ese niño había nacido tan solo seis meses después de que Enzo torturara a Ariadne con ese grupo de imbéciles, eso quería decir que el padre de ese niño no podía ser otro más que él.

— Ariadne... — la mujer salió del auto apenas este estacionó en los jardines principales de la casa de Alessandro, sabía lo que venía; sabía que Alessandro haría cuentas, sabía que preguntaría si él era el padre — Ariadne espera — Alessandro siguió a la mujer, ambos quedaron en medio del jardín, ella de espaldas a él, intentando darse calor a si misma mientras el viento helado los azotaba — el niño...

— Leandro, se llama Leandro — anunció, cerrando los ojos permitiendo que una solitaria lágrima abandonara sus ojos — es tu hijo, Alessandro... Leandro es tu hijo... por favor tráelo de vuelta... ve a salvarlo de las garras de tu padre — rogó entre lágrimas, sintió que las piernas le fallaban en ese momento dejándose caer solo para ser atrapada por los fuertes brazos de Alessandro, quien sentía que de pronto el mundo se había detenido.

Tania un hijo... Ariadne le había dado un hijo, un niño que era el fruto de ese amor que se habían tenido en el pasado... un hijo al que no había visto nacer a causa de los engaños de Enzo.

— Yo traeré de vuelta a nuestro hijo, te lo prometo. No pienso permitir que nada ni nadie me separe de él — hizo un juramento a esa mujer que tanto había amado y llorado en los últimos dos años; ahora tenía un nuevo motivo para odiar a Enzo Cassiano, ¡Ese miserable ser!, ¡esa escoria!, sabía que estaba acorralado, sabía que él estaba ganando cada vez más terreno en La 'Ndrangheta y que cada vez su final estaba más cerca; por eso había secuestrado al niño, por eso ahora le mandaba pistas para que encontrará a Ariadne. ¡Todo era parte de un maldito plan! Enzo quería acabar con él pero estaba muy lejos de lograrlo, porque dos podían jugar ese juego de mentiras y engaños.

— Enzo me pagará todo lo que nos ha hecho, es una promesa, Ariadne.

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