Alina Klara
¿Quién se cree que es para hablarme así?
Sin duda este hombre era un maldito arrogante. No puede andar por la vida mandando a todos como si fueran sus esclavos, esperando que obedezcan como perros o por lo menos yo no pensaba hacerlo.
Así que la mejor opción fue negociar y no le pedí dinero porque lo necesitara, si no que después de graduarme quiero abrir un lugar donde todas las personas de bajos recursos puedan ser atendidos sin preocuparse por los gastos. Todo esto quiero hacerlo por Raquel, después de que la operaron quedo con una deuda gigante con el hospital. Yo la ayude a pagarlo todo poco a poco.
Mi casa era un lugar simple, algo pequeño. Era un departamento, estaba en una muy buena zona, además de que era accesible y seguro. Tenía tres habitaciones, más dos baños, mi nana— Raquel — vive conmigo, junto con mi perrita Luna. Era mi pequeño refugio, tenía hasta una mini biblioteca.
Los ladridos de Luna se escuchan cuando meto la llave en la cerradura.
— Hola mi princesa — la saludo, mientras mueve su colita. Es una bola de pelos sin duda, una Yorkshire Terrier, mi mejor amiga.
— Hola trululu — y otra de mis personas favoritas sin duda, mi nana. Ella y Luna son mi mundo.
— ¿Cómo estás? ¿Cómo sigues?
Hace unas semanas volvieron los dolores en el pecho, ya pasaron cuatro años desde que la operaron. Eh hablado con Jhosua pensando en que podría ser la causa de esos dolores y todas llevan a la misma. Su corazón se estaba cansando de trabajar, la cirugía a la que fue sometido no es fácil de soportar y todo el dolor que Raquel a sufrido ha sido demasiado. Perderla me da miedo, no sé que haría sin ella.
— Mucho mejor, las pastillas que me recetó Jhosua me han ayudado mucho. Linda me hago vieja, ese hombre se ve que te quiere y... ¿sabes que podrías darme nietos con el no? Es un hombre muy apuesto, sus hijos serían hermosos.
— Ay nana. Sabes que Jhosua es mi amigo, además de mi mentor— digo entrando a mi habitación — Y tampoco tengo tiempo para tener una relación ahora, tengo muchas cosas que hacer.
— ¿Cómo cuáles? Sabemos que el trabajo es una de esas tantas cosas, ¿pero cuáles son las demás?
— Pues tengo un nuevo paciente, iré a revisarlo en mis tiempos libres. Se puede decir que es un hombre con cierto poder, además de ser un arrogante.
— No te agrada mucho ¿Verdad?
— La verdad no — digo honesta — Pero es mi trabajo, no importa que tan mal me caiga, es una vida.
— Eres alguien muy buena Alina, el día que decidas formar una familia ese hombre será muy afortunado de tenerte.
— Gracias nana.
— Aunque Jhosua podría ser el afortunado — susurra.
— ¡Nana!
— Está bien linda, solo decía— levanta las manos en señal de paz — ¿Cómo se llame tu paciente?
— Alexei Voronin.
Un vaso se estrella contra el suelo provocándome un grito.
— ¿Nana? ¿Estás bien? ¿Que pasa?— me le acerco para asegurarme que no se cortó con nada, pero lo único preocupante es lo pálida que esta.
— Vo... Voronin.
— Si nana, ¿que pasa con eso? Es solo un nombre.
— No es solo un nombre Alina, es el apellido más poderoso del país. O del mundo.
— ¿Es hijo de un Rey o algo?
— Algo parecido, su padre es Dimitri Voronin. Un hombre muy poderoso también.
¿El hombre de traje?
— Él y su padre no se parecen en nada, nana.
— Alexei es adoptado, el heredo todo el imperio de Dimitri. Y me atrevería a decir, que su hijo es aún más poderoso y peligroso que él.
— ¿Peligroso? A qué te refieres, nana, es solo un hombre con aires de superioridad. Además cuando lo tenía con el pecho abierto en mi mesa de operaciones al borde de la muerte no parecía muy peligroso.
— No subestimes a ese hombre, Alina. Créeme cuando te digo que es peligroso, nunca, pero jamás bajes la guardia cerca de él.
— Está bien nana, pero dime porque es peligroso.
— Hace unos años hubieron unos rumores, decían que Alexei y su padre además de ser los empresarios más poderosos del país, también eran los capos de la mafia Rusa.
— ¿Mafia?
¿Desde cuándo los mafiosos andan por ahí como si no fueran los hombre más peligrosos?
Y más importante aún... ¿le salve la vida a un mafioso?
Dios mío, ahora tenía sentido cuando el hombre de traje, bueno su padre mejor dicho, me acuso de no saber quién era el. En su momento pensé que sería hijo de algún famoso o que sería alguien importante en el mundo de las empresas.
Pero es que esto a la vez no tenía sentido, tenía conocimiento de que en el mundo ahí mafiosos, pero siempre he creído que eran como en las películas, que vendían drogas y eso.
Esto simplemente es imposible, el no era un mafioso, era una idea descabellada.
— Nana... eso es imposible. Estoy segura que los mafiosos no andan por ahí dejando que sean operados por una pasante y más si son tan peligrosos como dices.
Además no tenía sentido lo que decía, ellos se me hacían familiares y mis padres jamás hubieran tenido relación con ese tipo de personas. Y mucho menos dejarían a Alexei salir a la sociedad y jugar con una niña.
Porque de lo mínimo que me acuerdo, es el rostro de un niño de manera borrosa, pero podría asegurar que sus facciones son similares a las de Alexei.
— Esos rumores llevan años mi niña, podrían ser simplemente eso, rumores. Pero aun así prométeme que tendrás cuidado sin importar si es un mafioso o no.
— Esta bien nana, te lo prometo. Ahora anda a descansar un poco, voy a recoger los vidrios del vaso.
— Tú cena esta en la nevera, te quiero mi trululu.
— Y yo a ti — se termina de despedir dándome un abrazo y un beso en la frente.
Busco la escoba y recojo los cristales. Cuando termino, intento leer, pero las palabras que me dijo mi abuela no dejan de rodar por mi cabeza.
Así que hago lo que cualquier persona con curiosidad haría.
Entro al buscador y lo pongo.
Familia Voronin
Alexei Voronin Alina lleva una hora de retraso, hoy es su día libre y me dijo que llegaba a las cinco. Son las seis. Odio que me hagan esperar, nadie me hace esperar. ¿Quién se cree que es ella para creer que puede hacerme esperar? Está mujer es insoportable. — Cálmate Alexei, no puedes someterte a mucho estrés recuerda. — Si lo sé, ¿pero porque tarda tanto en llegar? — nunca me había sentido tan ansioso. — A lo mejor se le presentó una situación, no entiendo porque te preocupa tanto que no llegue. Y yo tampoco lo entiendo, este tipo de emociones nunca me dominan, pero ahora estoy cayendo bajo el poder de la ansiedad. Desde que llame al hospital preguntando si hoy era su día libre y me dijeron que sí, estoy en este estado. Una hora después me escribió diciéndome que venía. No tengo idea de cómo consiguió mi número. Unos golpes en la puerta me sacan del trance, debe ser ella. Camino hacia la puerta y la abro sin dar tiempo a que vuelva a tocar. — Llegas tarde Klara — Tuve un
Alina Klara ¿Cómo una persona puede ser tan... arrogante? Si eso, arrogante. Alexei grita eso por todos lados, aunque también es alguien confuso. A veces te trata bien, pero al segundo te trata mal. Aunque siendo sincera tampoco le he dado mi mejor trato, pero simplemente me sale natural, es como si algo se activará en mi estando en su presencia. Las palabras de mi nana me vinieron a la mente, cuando él dijo que eran un tipo de realeza distinta a la monarquía. La diferencia de la que habla, ¿sería la de la mafia? ¿De verdad eran mafiosos? Es que es tan ridículo, mafiosos, por el ángel estamos en la vida real. No son uno de los tantos libros que leo, es la realidad y los mafiosos no son como él, son como El Chapo o Pablo Escobar. No él, que parece un modelo de Calvin Klein. Puede que mi nana y todos esos rumores sean falsos, porque como dijo ella podían ser solo rumores, tal vez solo son dos hombres que se creen de la realeza por ser dueños de casi todo en el país. Y mi nana... S
Alina Klara Ya habían pasado cinco horas desde que se llevaron a Alexei para operarlo y quién llevaba la b****a de esta, era Joshua, es algo que me calma un poco ya que él es el mejor y sé que haría todo para salvarlo. Dimitri se encuentra a mí lado, no ha soltado el teléfono en lo que va de la noche, aunque habla en ruso me cuesta entenderlo por la velocidad en la que lo hace. Decido levantarme y dirigirme a la cafetería, necesitaba un café urgentemente. Los pasillos se encuentran tranquilos en la madrugada, estaba segura que eran cerca de las tres de la mañana, por la hora en la que me había llamado Dimitri. Las pocas enfermeras que estaban trabajando, se encuentran hablando entre sí — les encantaba el chisme y a quien no la verdad — los doctores de turno hacen sus rondas para después ir a descansar también a la cafetería. Cuando llego esta se encuentra casi vacía, a las cinco terminaban la mayoría de los turnos. El mío comenzaba a esa hora y no había dormido nada. Saludo a Sara
Veintiún años atrás… Hoy era mi fiesta de cumpleaños, cumpliría cinco años. Mis padres querían hacerme una gran fiesta, pero yo solo lo quería ver a él. A él chico de los rizos de oro. Hace una semana le pregunte a mis padres si podía invitarlo, pero solo me dijeron que no. — ¿Por qué? — pregunte. — Porque no Anastasia, ya harás nuevos amigos. Aun no entendía porque no podíamos seguir jugando, siempre estaba sola en la casa gigante. Así la llamaba mamá, pero yo prefería decirle “el castillo” era menos aterrador. La mayor parte del tiempo me la pasaba en mi torre, era tan alta que los monstruos que decía mi madre que vendrían cuando no me portaba bien, no podrían alcanzarme. Aquí estaba segura, nunca me harían daño. Eso decía papá después del cuento de buenas noches. Ver por la ventana de la torre era muy divertido cuando había mucha gente por el castillo, todos se veían tan chiquitos, como si fueran hormigas. Las personas entraban y salían con cosas, desde aquí no podía ver que
Alina Klara Los fuertes pitidos del Monitor Holter me despiertan, no sé cuánto tiempo llevaba inconsciente pero era de noche. La habitación en la que me habían puesto, era demasiado grande, era una de las habitaciones VIP. ¿Cómo era posible que me hubieran dado una de estas habitaciones? No tenía el suficiente dinero para pagarla y no era lo suficientemente importante como para que me la dieran. Entraba poca luz a la habitación, las cortinas que daban al ventanal estaban corridas. Seguía vestida con la misma ropa que llevaba, me levanto y tomo asiento en la orilla de la cama. Me desconecto del Monitor Holter para ponerme de pie, cuando salgo el pasillo se encuentra tranquilo y solo, bueno excepto por un hombre armado que estaba sentado frente a la puerta de mi habitación. — Señorita Klara, ya despertó — dice poniéndose de pie. — Supongo que lo hice, ¿Por qué estas aquí? — El Sr. Voronin me pidió que la cuidara. ¿Cuidarme? ¿De que demonios tenía que protegerme? — No necesito que
Primer Encuentro… La pequeña Anastasia nunca había ido a un parque, siempre estaba en su torre. Salir era demasiado peligroso hasta para una niña que no le había hecho nada al mundo. Estaba más emocionada de lo que había dejado ver cuando a sus padres cuando le dijeron que iría al parque a jugar. Su casa llevaba varios días con mucho revuelo y la niña pensó que esa era la razón por la que la habían dejado salir. A sus cuatro años, su necesidad de ver el mundo era hasta mucho más grande que ella, era una niña muy inteligente hasta para su propio bien. Sus padres no habían ido con ella, lo que la entristeció un poco, pero veía por la ventanilla como los arboles pasaban a una velocidad increíble y detrás del auto en el que iba un grupo de seguridad la seguía. El exterior era más hermoso de lo que imaginaba, los libros no eran suficiente para hacerle justicia, las aves que volaban, el sol colándose por la ventanilla pegándole en el rostro, bajo la ventanilla para sentir la brisa y ver e
Alina Klara Me encontraba en un pequeño bosque, a mi alrededor no había más que nieve, arboles y neblina. La fría nieve me hacia cosquillas en los pies y usaba un vestido de seda tan blanco como la luna que había esa noche. A pesar de que me encontraba sola, algo me decía que estaba segura, que alguien me protegía. Había un pequeño sendero que me llevaba a un columpio entre dos grandes árboles, el recorrido… todo me era familiar. Miro a mi alrededor buscando algo que me indique donde estaba, pero no había más que bosque a mí alrededor. Tomo asiento en el columpio, cierro los ojos y comienzo a mecerme, la fría brisa de invierno me acariciaba el rostro, me sentía completamente en paz, me sentía en casa. — Alina…— susurraron. Abro los ojos de golpe para mirar alrededor, pero seguía completamente sola. — ¿Quién… anda ahí? — pregunto poniéndome de pie. — No estas viendo realmente — susurraron — Abre los ojos. Los abro pero en esta ocasión el escenario es completamente diferente. Alex
Pasado… Hoy eran uno de esos días en los que no dejaban a Anastasia salir, toda la casa se encontraba abarrotada de mafiosos, empresarios y narcotraficantes de alto nivel. Para sus padres era vital mantenerla alejada de todo eso. O todo lo alejada que se puede estar en este mundo. — No quiero estar aquí — susurró antes de escabullirse por las sombras, agradeciendo que era algo pequeña para su edad logro esconderse con suma cautela de los invitados que se encontraban en la primera planta, pero escondiéndose principalmente de sus padres y los guardias. Cuando logró llegar a la cocina varios asistentes la vieron pero hicieron la vista gorda, así que pudo seguir su recorrido hasta la puerta trasera que daba al jardín. Un laberinto que había recorrido muchas veces y que se sabía de memoria, siguió el camino familiar hasta llegar a su lugar secreto. Se hallaban dos árboles gigantes que formaban un arco en el centro del laberinto y en él había un columpio. En el día era un lugar hermoso, p