Anastasia Smirnov Me habían dado de alta hace unas horas, Joshua fue quien me operó y le agradecía a Alexei por haberlo llamado. Regresaríamos a Rusia, no me ponía muy feliz viajar después de haber sido operada del corazón, pero era necesario, no había tenido la oportunidad de despedirme de Lorenzo y agradecerle, pero tenía la esperanza de vernos en un futuro. Alexei me lleva en brazos para no subir las escaleras que nos llevaban al interior del jet, me deposita con una delicadeza que nunca imaginé en él sobre el asiento junto a la ventana y se sienta a mi lado. Éramos los únicos en el avión, mi padre y Dimitri se quedarían un par de días más para solucionar el desastre que conllevaba llevarse al hijo del líder de la mafia italiana. Esperaba que todo se solucionara pronto. — ¿Estás bien? — pregunta Alexei, no estaba ocultando mi angustia tan bien como creía. — Sí, estoy bien — no habíamos hablado mucho después de que pregunto sobre mi secuestro y sabía que era yo quien ponía esa
Alexei Voronin Su rostro se encontraba sereno, había logrado conciliar el sueño después de que le cante tres veces, el calor de su cuerpo derretía mi frío corazón, cada latido que daba ahora era por ella. No duermo en toda la noche, quería asegurarme de que no tuviera más pesadillas, el peso de la culpa había aumentado cuando entre a la habitación y estaba gritando, se me desgarro el alma al verla así. Haría pagar a los cuatro hombres que le habían hecho esto, sabía que nos esperaba un camino largo, pero la apoyaría y como le había dicho, era su ancla. La mitad de su cuerpo se encontraba sobre el mío, era la única manera en la que podía dormir sin que las heridas en su espalda le dolieran, en el hospital no tuvo problemas gracias al sedante, pero aquí lo único que mantenía el dolor de su cuerpo a raya eran los medicamentos. No me había dejado verla, me había mantenido fuera de su vista las veces que se ducho en el hospital. Acaricio su cabello mientras pienso en todas las maneras
Anastasia Smirnov El camino al hospital había sido largo, Alexei iba a mi lado mientras el chofer conducía, había llegado el día que ni en mis sueños más locos me imagine, hoy era mi ascensión o así lo había llamado mi padre. Hoy sería el inicio de una nueva etapa en mi vida, pero ahora ya no me escondía de nadie y sabia quien era y lo que era. Pero que fuera a dirigir una mafia no significaba que dejaría mi sueño de ayudar a otras personas a un lado. Quería trabajar en un hospital, en específico donde había hecho mis pasantías, sabía que no lo necesitaba, pero quería hacerlo y esa fue una de las razones por las que Alexei no se opuso, aunque la idea de trabajar junto a Joshua no le agradaba. — Alexei — nuestra relación había avanzado considerablemente y sabia que nos faltaba muchísimo por recorrer, pero si algo teníamos claro era que nos amábamos y queríamos una vida juntos — Creo que la idea de recorrer este trayecto todos los días me agota de solo pensarlo, en ocasiones tendré
Anastasia Smirnov La semana después de mi coronación había sido bastante ajetreada, conocer a todas las personas de las cuales ahora era responsable había sido mas agotador de lo que imagine, pero fuera de eso lo había disfrutado. Alexei estuvo conmigo en cada uno de esos momentos y le estaba más que agradecida por eso, la mayoría se había comportado de manera educada, pero siempre podía ver la desconfianza con la que me miraban y de cierta manera los comprendía, no conocía lo suficiente de este mundo como para ser su líder, pero estaba más que dispuesta a dar lo mejor de mí. También había iniciado a trabajar en el hospital, la rutina, estar en movimiento y ayudar a otras personas me sentó de maravilla, en muy pocas ocasiones pensé en esos tortuosos tres días y cuando no estaba en el hospital Alexei me mantenía distraída. Ya fuera son sus dedos, su lengua o su… — ¿Ana? — Joshua me toca ligeramente en el hombro sacándome de mis pensamientos — ¿Estas bien? — Si, si dime que sucede —
Todos en algún punto de nuestras vidas nos volvimos adictos a algo. Yo al trabajo, a los libros, a los estudios. Me pareció la mejor manera de sobrellevar la perdida de mis padres. Fallecieron cuando cumplí los dieciocho años en un accidente de auto, iban camino a mi fiesta. Creo que eso es lo que lo hace más doloroso, tal vez si no hubiera hecho nada para celebrar, ellos seguirían aquí conmigo. Pero de eso se trata la vida ¿no? De suponer que si hubiéramos hecho las cosas diferente, el resultado hubiera sido distinto. Puede que también sea una de las razones por las que decidí estudiar medicina, me consuela la idea que aunque no salve a mis padres, podré salvar muchas otras vidas. Soy pasante de último año, estoy especializándome en cirugía cardiovascular. El corazón es algo que siempre me ha llamado la atención, el cómo funciona, el cómo este está formado y si el mismo puede romperse a causa de un dolor demasiado fuerte. Y comprobé que si es posible, pero no por mí, porque aunqu
El miedo que sentí anoche, solo lo he vivido dos veces. Cuando murieron mis padres y al operar a Alexei. Sé que el miedo no es algo que podamos tener los cirujanos y más aún cuando operas algo tan delicado como el corazón. Alexei Voronin ¿porque su apellido me era tan familiar? Sin duda era ruso, su apellido me lo decía. Además de sus facciones, su mandíbula era marcada y aunque parecía alguien con un carácter del diablo, también podía ver qué era alguien que muy dentro de sí era cariñoso y bondadoso. O eso creía. También se que es alguien muy importante, ¿si no porque le darían la mejor habitación del hospital? Después de que termine la operación me quedé junto a él. Necesitaba saber si la operación había salido bien, aunque si estaba vivo suponía que sí. Su corazón era fuerte, lucho cada segundo que yo dude de si podía hacerlo, de una manera que es un poco rara me hizo creer en mí misma cada vez que veía el estado del corazón en el monitor. Un hombre con traje negro — que par
Alexei Voronin No sabes lo aterrador que puede ser la muerte hasta que estás al borde de ella. No entendía el dicho de "vi mi vida, pasar frente a mis ojos" pero en el momento que pasó el accidente la vi pasar. Aún no sé si fue solo un accidente o si fue un intento de homicidio. En mi profesión — ser un mafioso — todo el mundo desea eliminarte, simplemente eres alguien a quien desean quitar del trono. Pero eso simplemente no sería nada sencillo. Los mafiosos si somos muy despiadados y puede que tengamos cierta atracción por matar personas a sangre fría. Pero también somos muy calculadores, no damos un paso sin pensarlo dos veces y estudiar las consecuencias que esa acción podría traer. Siempre tengo que pensar con la cabeza fría, las emociones son una debilidad, una distracción y nada de eso puedo permitírmelo sentir, porque si lo hago, tendré una debilidad y si la tengo sabrán como destruirme. — Alexei — llama Dimitri, mi padre. — ¿Si? — Dimitri me encontró en un orfanato recién
Alina Klara¿Quién se cree que es para hablarme así?Sin duda este hombre era un maldito arrogante. No puede andar por la vida mandando a todos como si fueran sus esclavos, esperando que obedezcan como perros o por lo menos yo no pensaba hacerlo.Así que la mejor opción fue negociar y no le pedí dinero porque lo necesitara, si no que después de graduarme quiero abrir un lugar donde todas las personas de bajos recursos puedan ser atendidos sin preocuparse por los gastos. Todo esto quiero hacerlo por Raquel, después de que la operaron quedo con una deuda gigante con el hospital. Yo la ayude a pagarlo todo poco a poco.Mi casa era un lugar simple, algo pequeño. Era un departamento, estaba en una muy buena zona, además de que era accesible y seguro. Tenía tres habitaciones, más dos baños, mi nana— Raquel — vive conmigo, junto con mi perrita Luna. Era mi pequeño refugio, tenía hasta una mini biblioteca.Los ladridos de Luna se escuchan cuando meto la llave en la cerradura.— Hola mi princes