Todos en algún punto de nuestras vidas nos volvimos adictos a algo. Yo al trabajo, a los libros, a los estudios. Me pareció la mejor manera de sobrellevar la perdida de mis padres.
Fallecieron cuando cumplí los dieciocho años en un accidente de auto, iban camino a mi fiesta. Creo que eso es lo que lo hace más doloroso, tal vez si no hubiera hecho nada para celebrar, ellos seguirían aquí conmigo.
Pero de eso se trata la vida ¿no? De suponer que si hubiéramos hecho las cosas diferente, el resultado hubiera sido distinto.
Puede que también sea una de las razones por las que decidí estudiar medicina, me consuela la idea que aunque no salve a mis padres, podré salvar muchas otras vidas.
Soy pasante de último año, estoy especializándome en cirugía cardiovascular. El corazón es algo que siempre me ha llamado la atención, el cómo funciona, el cómo este está formado y si el mismo puede romperse a causa de un dolor demasiado fuerte.
Y comprobé que si es posible, pero no por mí, porque aunque el dolor de la muerte de mis padres me perseguirá toda la vida, es un dolor que me impulsa a ser mejor cada día.
Lo hice con una mujer de cuarenta años, Raquel Black. La conocí en mi primer año como pasante, ella y su esposo tuvieron un accidente de auto y tristemente él falleció. Un año después Raquel estaba aquí en emergencias por un ataque al corazón, el mismo día que su esposo había fallecido. El dolor la fue consumiendo poco a poco, hasta tal punto que le rompió el corazón.
La ingresaron a cirugía de inmediato, era la única pasante libre en ese momento y me tocó ser la ayudante del Dr. Jhosua D' Souza. El mejor cirujano cardiovascular que hay en este hospital, mi mentor. Gracias a eso Raquel sobrevivió y hasta el día de hoy se volvió como una abuela para mí.
Y eso me demostró que el corazón además de ser un órgano muy interesante, si es capaz de romperse, pero solo si el dolor es verdadero y en este caso si el amor de tu vida se va de tu lado.
Todos los días veo actos de amor puro en el hospital, es ese tipo de amor que a pesar de que el momento sea difícil no se rinde, simplemente lucha constantemente.
Siempre he admirado eso, el luchar por una persona. Yo por lo único que he luchado es para pasar el semestre y sí que me había costado.
El hospital es otra cosa a lo que me volví adicta, paso la mayor parte del tiempo en este lugar y cuando no es así, estoy con Raquel.
Una fuerte alarma me interrumpe cuando escribo, me gustaba escribir mi vida como si fuera un libro.
Paciente de accidente automovilístico, trauma craneócefalico tipo uno. Preparen la sala de operaciones de cardiología con urgencia. Dr. Jhosua dirigirse a la sala de operaciones junto a la pasante Alina Klara.
Salgo corriendo a la sala de operaciones principal, es la sala que siempre utiliza Jhosua. El paciente debe estar muy grave como para que pongan una operación del corazón, sobre la del cerebro.
Cuando llego al elevador este está cerrándose con una paciente en silla de ruedas.
¡Carajo!
Que el cardio que hago en la mañana me sirva para subir corriendo las escaleras.
Cuatro pisos, cuatro malditos pisos. ¿No pudieron poner la sala principal de cardiología en la primera planta?
Llego sin aire en los pulmones, pero nada de eso importa cuando veo llegar al paciente. Entro en la sala de operaciones, me desinfecto las manos y una enfermera me ayuda con el material de protección.
Cuando termino de entrar ya Jhosua tiene al paciente listo para operar.
— ¿Que tenemos?
Tiene unos cuantos cortes en el rostro y la cabeza vendada. El pecho lo tiene totalmente abierto, Jhosua se me había adelantado.
— La arteria principal se rompió en el accidente, si no la cerramos el corazón dejara de latir— una enfermera hace succión, hay demasiada sangre alrededor del corazón— tu coseras la arteria.
— ¿Yo? Nunca lo he hecho, no tengo experiencia. Solo tiene minutos de vida— me entra el pánico al ver qué no cambia de opinión— ¡¿Porque no lo haces tú?!
— Alina no te desesperes, esto te servirá para aprender.
— ¡Pero es una m*****a vida, es un ser humano! ¡No un muñeco de prácticas! ¡Morirá si no lo hago bien! — literalmente estoy gritando, si le quedaban quince minutos era mucho.
— Morirá si no haces nada— lo dice con toda la calma del mundo.
— Bien— lo empujo y me pongo frente al paciente — Nombre y edad — si muere, por lo menos podré ir a su funeral si se su nombre.
— Alexei Voronin, 28 años de edad— solo asiento e inicio la operación.
Por Favor no mueras Alexei.
Les indico a las enfermeras que inicien el proceso para detener el corazón, le suministran los medicamentos y minutos después sus latidos disminuyen hasta que se detienen por completo, inmediatamente activan la máquina de circulación extracorpórea que se encarga de hacer circular la sangre por todo el cuerpo.
No soy consciente de lo que pasa a mí alrededor, mi único objetivo es salvar a Alexei. Sé que Jhosua está haciendo su parte, pero no se compara a la mía. Intento mantener mis nervios a raya, al igual que mis pensamientos pesimistas.
Nunca he tenido que llevar el peso de una vida en mis manos, eso siempre lo hacia Jhosua, mi trabajo era simplemente observar, suturar al finalizar y realizar prácticas en simuladores o muñecos diseñados especialmente para este tipo de carreras. Cuando estoy a punto de cocer la arteria, el equipo que mide la presión alrededor del corazón activa sus alarmas.
— ¡Necesito succión ahora!
Una enfermera se acerca y succiona la sangre que había salido de otra arteria que estaba operando Jhosua.
— Ten más cuidado, si no lo mato yo, mucho menos lo harás tú — le digo entre dientes.
El miedo sin duda aún no me abandonaba, pero ahora una seguridad crecía en mí. Ahora sabía que podía hacerlo.
Es maravilloso como las decisiones hacen cambios en tú vida, después de ese día mi carrera como cirujana cambiaria.
Pero lo que no sabía era el cambio que traería haberle salvado la vida a Alexei Voronin ese día.
El miedo que sentí anoche, solo lo he vivido dos veces. Cuando murieron mis padres y al operar a Alexei. Sé que el miedo no es algo que podamos tener los cirujanos y más aún cuando operas algo tan delicado como el corazón. Alexei Voronin ¿porque su apellido me era tan familiar? Sin duda era ruso, su apellido me lo decía. Además de sus facciones, su mandíbula era marcada y aunque parecía alguien con un carácter del diablo, también podía ver qué era alguien que muy dentro de sí era cariñoso y bondadoso. O eso creía. También se que es alguien muy importante, ¿si no porque le darían la mejor habitación del hospital? Después de que termine la operación me quedé junto a él. Necesitaba saber si la operación había salido bien, aunque si estaba vivo suponía que sí. Su corazón era fuerte, lucho cada segundo que yo dude de si podía hacerlo, de una manera que es un poco rara me hizo creer en mí misma cada vez que veía el estado del corazón en el monitor. Un hombre con traje negro — que par
Alexei Voronin No sabes lo aterrador que puede ser la muerte hasta que estás al borde de ella. No entendía el dicho de "vi mi vida, pasar frente a mis ojos" pero en el momento que pasó el accidente la vi pasar. Aún no sé si fue solo un accidente o si fue un intento de homicidio. En mi profesión — ser un mafioso — todo el mundo desea eliminarte, simplemente eres alguien a quien desean quitar del trono. Pero eso simplemente no sería nada sencillo. Los mafiosos si somos muy despiadados y puede que tengamos cierta atracción por matar personas a sangre fría. Pero también somos muy calculadores, no damos un paso sin pensarlo dos veces y estudiar las consecuencias que esa acción podría traer. Siempre tengo que pensar con la cabeza fría, las emociones son una debilidad, una distracción y nada de eso puedo permitírmelo sentir, porque si lo hago, tendré una debilidad y si la tengo sabrán como destruirme. — Alexei — llama Dimitri, mi padre. — ¿Si? — Dimitri me encontró en un orfanato recién
Alina Klara¿Quién se cree que es para hablarme así?Sin duda este hombre era un maldito arrogante. No puede andar por la vida mandando a todos como si fueran sus esclavos, esperando que obedezcan como perros o por lo menos yo no pensaba hacerlo.Así que la mejor opción fue negociar y no le pedí dinero porque lo necesitara, si no que después de graduarme quiero abrir un lugar donde todas las personas de bajos recursos puedan ser atendidos sin preocuparse por los gastos. Todo esto quiero hacerlo por Raquel, después de que la operaron quedo con una deuda gigante con el hospital. Yo la ayude a pagarlo todo poco a poco.Mi casa era un lugar simple, algo pequeño. Era un departamento, estaba en una muy buena zona, además de que era accesible y seguro. Tenía tres habitaciones, más dos baños, mi nana— Raquel — vive conmigo, junto con mi perrita Luna. Era mi pequeño refugio, tenía hasta una mini biblioteca.Los ladridos de Luna se escuchan cuando meto la llave en la cerradura.— Hola mi princes
Alexei Voronin Alina lleva una hora de retraso, hoy es su día libre y me dijo que llegaba a las cinco. Son las seis. Odio que me hagan esperar, nadie me hace esperar. ¿Quién se cree que es ella para creer que puede hacerme esperar? Está mujer es insoportable. — Cálmate Alexei, no puedes someterte a mucho estrés recuerda. — Si lo sé, ¿pero porque tarda tanto en llegar? — nunca me había sentido tan ansioso. — A lo mejor se le presentó una situación, no entiendo porque te preocupa tanto que no llegue. Y yo tampoco lo entiendo, este tipo de emociones nunca me dominan, pero ahora estoy cayendo bajo el poder de la ansiedad. Desde que llame al hospital preguntando si hoy era su día libre y me dijeron que sí, estoy en este estado. Una hora después me escribió diciéndome que venía. No tengo idea de cómo consiguió mi número. Unos golpes en la puerta me sacan del trance, debe ser ella. Camino hacia la puerta y la abro sin dar tiempo a que vuelva a tocar. — Llegas tarde Klara — Tuve un
Alina Klara ¿Cómo una persona puede ser tan... arrogante? Si eso, arrogante. Alexei grita eso por todos lados, aunque también es alguien confuso. A veces te trata bien, pero al segundo te trata mal. Aunque siendo sincera tampoco le he dado mi mejor trato, pero simplemente me sale natural, es como si algo se activará en mi estando en su presencia. Las palabras de mi nana me vinieron a la mente, cuando él dijo que eran un tipo de realeza distinta a la monarquía. La diferencia de la que habla, ¿sería la de la mafia? ¿De verdad eran mafiosos? Es que es tan ridículo, mafiosos, por el ángel estamos en la vida real. No son uno de los tantos libros que leo, es la realidad y los mafiosos no son como él, son como El Chapo o Pablo Escobar. No él, que parece un modelo de Calvin Klein. Puede que mi nana y todos esos rumores sean falsos, porque como dijo ella podían ser solo rumores, tal vez solo son dos hombres que se creen de la realeza por ser dueños de casi todo en el país. Y mi nana... S
Alina Klara Ya habían pasado cinco horas desde que se llevaron a Alexei para operarlo y quién llevaba la b****a de esta, era Joshua, es algo que me calma un poco ya que él es el mejor y sé que haría todo para salvarlo. Dimitri se encuentra a mí lado, no ha soltado el teléfono en lo que va de la noche, aunque habla en ruso me cuesta entenderlo por la velocidad en la que lo hace. Decido levantarme y dirigirme a la cafetería, necesitaba un café urgentemente. Los pasillos se encuentran tranquilos en la madrugada, estaba segura que eran cerca de las tres de la mañana, por la hora en la que me había llamado Dimitri. Las pocas enfermeras que estaban trabajando, se encuentran hablando entre sí — les encantaba el chisme y a quien no la verdad — los doctores de turno hacen sus rondas para después ir a descansar también a la cafetería. Cuando llego esta se encuentra casi vacía, a las cinco terminaban la mayoría de los turnos. El mío comenzaba a esa hora y no había dormido nada. Saludo a Sara
Veintiún años atrás… Hoy era mi fiesta de cumpleaños, cumpliría cinco años. Mis padres querían hacerme una gran fiesta, pero yo solo lo quería ver a él. A él chico de los rizos de oro. Hace una semana le pregunte a mis padres si podía invitarlo, pero solo me dijeron que no. — ¿Por qué? — pregunte. — Porque no Anastasia, ya harás nuevos amigos. Aun no entendía porque no podíamos seguir jugando, siempre estaba sola en la casa gigante. Así la llamaba mamá, pero yo prefería decirle “el castillo” era menos aterrador. La mayor parte del tiempo me la pasaba en mi torre, era tan alta que los monstruos que decía mi madre que vendrían cuando no me portaba bien, no podrían alcanzarme. Aquí estaba segura, nunca me harían daño. Eso decía papá después del cuento de buenas noches. Ver por la ventana de la torre era muy divertido cuando había mucha gente por el castillo, todos se veían tan chiquitos, como si fueran hormigas. Las personas entraban y salían con cosas, desde aquí no podía ver que
Alina Klara Los fuertes pitidos del Monitor Holter me despiertan, no sé cuánto tiempo llevaba inconsciente pero era de noche. La habitación en la que me habían puesto, era demasiado grande, era una de las habitaciones VIP. ¿Cómo era posible que me hubieran dado una de estas habitaciones? No tenía el suficiente dinero para pagarla y no era lo suficientemente importante como para que me la dieran. Entraba poca luz a la habitación, las cortinas que daban al ventanal estaban corridas. Seguía vestida con la misma ropa que llevaba, me levanto y tomo asiento en la orilla de la cama. Me desconecto del Monitor Holter para ponerme de pie, cuando salgo el pasillo se encuentra tranquilo y solo, bueno excepto por un hombre armado que estaba sentado frente a la puerta de mi habitación. — Señorita Klara, ya despertó — dice poniéndose de pie. — Supongo que lo hice, ¿Por qué estas aquí? — El Sr. Voronin me pidió que la cuidara. ¿Cuidarme? ¿De que demonios tenía que protegerme? — No necesito que