Alexei Voronin La mansión de los Moretti se encontraba únicamente protegida por unos cuantos guardias, Lucas estaba tan confiado que nunca imagino que encontraríamos su ubicación y mucho menos que su primo nos abriría las puertas de su casa. Podría haber llegado matando todo lo que se moviera y sacar a Alina de aquí, pero con cierta reticencia acepte entrar con el mayor disimulo y dar la señal para que Lorenzo la sacara. Salgo del túnel que da a la entrada principal, tomo a uno de los guardias por la espalda presionando su cuello hasta que se desmaya, no lo mataría, era de cobardes si no lo hacías cara a cara. Mis otros hombres hacen lo mismo hasta que el frente se encuentra totalmente desprotegido, había llegado la hora. Ponemos la dinamita y volamos la cerca, todos los guardias de Lucas vendrían por nosotros mientras Alina salía de aquí, un plan con muchos finales, unos felices y otros no tanto. Mis hombres terminan de entrar y cuando inicia la balacera le doy un festín a mi sed d
Me deshago de su agarre ignorando el dolor en mi mejilla, no seguiría permitiendo que me maltratara. Lo miro y lo enfrento. — Detente. No seguiré con esto estoy harta, no solo me maltratas si no que también me estuviste engañando con mi mejor amiga, sabía que lo hacías pero nunca imagine que con ella — intenta tomarme del brazo pero me alejo — ¡No! ¡Ya te dije que no! Ahora me iré por esa puerta y no me seguirás, no intentaras buscarme porque iré a la policía y te pondré tras las rejas. Lo dejo con la palabra en la boca y termino de bajar las escaleras, imploro para mis adentros que no me siga, si lo hacía podría llevarme fácilmente a rastras al apartamento, necesite de toda mi valentía para hacerle cara a la situación, pero el miedo estaba ganando terreno. Me cuelgo la mochila cuando llego al estacionamiento, estaba cerca, al ver mi motocicleta no puedo evitar correr hacia ella, me subo a ella y la enciendo, al ver hacia tras Matt venia por mí. M****a. Acelero a fondo soltándome
Alina Klara Mi cuerpo se sentía ligero, las sombras en mis parpados se movían de un lado a otro, mi mente se encontraba en blanco, me encontraba sola en la oscuridad y aun así no estaba asustada. Percibía movimientos a mí alrededor, una mano cálida sostenía la mía y trazaba círculos en ella, no tenía que ver para saber quién era. Intentaba evocar los recuerdos de lo que había sucedido, mi secuestro, las torturas, una explosión, luego me liberaron y por ultimo una punzada en mi pecho que me aterro a pesar de estar inconsciente. — Cariño — la voz de Alexei se escuchaba cansada — Anhelo por primera vez ser reprendido por alguien, despierta así sea para gritarme o para echarme en cara no haberte dicho la verdad pero despierta… por favor — sentía el dolor que desprendían sus palabras. Quería abrir los ojos y decirle que estaba bien, pero que no debe descuidar su salud así, pero soy arrastrada de nuevo a las sombras. Lejos de mi diablo. ф En esta ocasión cuando regreso a la consciencia
Anastasia Smirnov Mi cuerpo me pedía que descansara, pero si no obtenía respuestas ahora entonces me vendría abajo. Esto era algo que necesitaba para no pensar en los últimos días. — ¿Y bien? — se habían sentado y me miraban fijamente. Mi padre suspira y comienza hablar. — Mucho antes de que yo conociera a tu madre, tu abuela Anoushka o Ana, trabajaba para mí padre, tu abuelo Antonio Smirnov, ella era la encargada de su seguridad, ella era alguien muy querida por todos y una guerrera. Un día conoció a Jasha Syoma, tu abuelo, era uno de sus guardias, pero también el diseñador de armas más buscado del mundo, se enamoraron y tuvieron a una niña, Alina Syoma, tu madre. « Siguió los pasos de su madre y comenzó a trabajar para mí padre, un día enviaron a tu abuela a una misión, acabar con los italianos, pero ella terminó secuestrada por ocho meses, durante ese tiempo tus abuelos la buscaron, pero nunca la encontraron, después de los ocho meses enviaron su cabeza en una caja a Jasha. Eso
Anastasia Smirnov Me habían dado de alta hace unas horas, Joshua fue quien me operó y le agradecía a Alexei por haberlo llamado. Regresaríamos a Rusia, no me ponía muy feliz viajar después de haber sido operada del corazón, pero era necesario, no había tenido la oportunidad de despedirme de Lorenzo y agradecerle, pero tenía la esperanza de vernos en un futuro. Alexei me lleva en brazos para no subir las escaleras que nos llevaban al interior del jet, me deposita con una delicadeza que nunca imaginé en él sobre el asiento junto a la ventana y se sienta a mi lado. Éramos los únicos en el avión, mi padre y Dimitri se quedarían un par de días más para solucionar el desastre que conllevaba llevarse al hijo del líder de la mafia italiana. Esperaba que todo se solucionara pronto. — ¿Estás bien? — pregunta Alexei, no estaba ocultando mi angustia tan bien como creía. — Sí, estoy bien — no habíamos hablado mucho después de que pregunto sobre mi secuestro y sabía que era yo quien ponía esa
Alexei Voronin Su rostro se encontraba sereno, había logrado conciliar el sueño después de que le cante tres veces, el calor de su cuerpo derretía mi frío corazón, cada latido que daba ahora era por ella. No duermo en toda la noche, quería asegurarme de que no tuviera más pesadillas, el peso de la culpa había aumentado cuando entre a la habitación y estaba gritando, se me desgarro el alma al verla así. Haría pagar a los cuatro hombres que le habían hecho esto, sabía que nos esperaba un camino largo, pero la apoyaría y como le había dicho, era su ancla. La mitad de su cuerpo se encontraba sobre el mío, era la única manera en la que podía dormir sin que las heridas en su espalda le dolieran, en el hospital no tuvo problemas gracias al sedante, pero aquí lo único que mantenía el dolor de su cuerpo a raya eran los medicamentos. No me había dejado verla, me había mantenido fuera de su vista las veces que se ducho en el hospital. Acaricio su cabello mientras pienso en todas las maneras
Anastasia Smirnov El camino al hospital había sido largo, Alexei iba a mi lado mientras el chofer conducía, había llegado el día que ni en mis sueños más locos me imagine, hoy era mi ascensión o así lo había llamado mi padre. Hoy sería el inicio de una nueva etapa en mi vida, pero ahora ya no me escondía de nadie y sabia quien era y lo que era. Pero que fuera a dirigir una mafia no significaba que dejaría mi sueño de ayudar a otras personas a un lado. Quería trabajar en un hospital, en específico donde había hecho mis pasantías, sabía que no lo necesitaba, pero quería hacerlo y esa fue una de las razones por las que Alexei no se opuso, aunque la idea de trabajar junto a Joshua no le agradaba. — Alexei — nuestra relación había avanzado considerablemente y sabia que nos faltaba muchísimo por recorrer, pero si algo teníamos claro era que nos amábamos y queríamos una vida juntos — Creo que la idea de recorrer este trayecto todos los días me agota de solo pensarlo, en ocasiones tendré
Anastasia Smirnov La semana después de mi coronación había sido bastante ajetreada, conocer a todas las personas de las cuales ahora era responsable había sido mas agotador de lo que imagine, pero fuera de eso lo había disfrutado. Alexei estuvo conmigo en cada uno de esos momentos y le estaba más que agradecida por eso, la mayoría se había comportado de manera educada, pero siempre podía ver la desconfianza con la que me miraban y de cierta manera los comprendía, no conocía lo suficiente de este mundo como para ser su líder, pero estaba más que dispuesta a dar lo mejor de mí. También había iniciado a trabajar en el hospital, la rutina, estar en movimiento y ayudar a otras personas me sentó de maravilla, en muy pocas ocasiones pensé en esos tortuosos tres días y cuando no estaba en el hospital Alexei me mantenía distraída. Ya fuera son sus dedos, su lengua o su… — ¿Ana? — Joshua me toca ligeramente en el hombro sacándome de mis pensamientos — ¿Estas bien? — Si, si dime que sucede —