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Victoria salió a caminar por la cubierta, mirando por la borda, pronto iba a oscurecer, y no podría ver el mar, a pesar de la lucha que darían las luces del barco iluminando todo. Le gustaba el mar, le gustaba estar ahí, pensaba en sus padres, ojalá hubiese podido disfrutar ese momento con ellos. «Madre, padre, desde donde estén, sé que una parte de ustedes está en mi corazón, saben que soy muy feliz, gracias por todo el amor que me dieron», pensó —¿En qué piensas? Victoria escuchó esa voz, miró a su lado, sonrió al ver a Demetrius Vicent ante ella, al menos eso creyó. —Lo siento, ¿Tienes rato llamándome? —Tal vez, pero, me intrigó saber en qué piensas, por tu mirada. —¿Mi mirada? —exclamó dubitativa Él sonrió. —Sí, es tan limpia, tan honesta, y pacífica. Victoria sonrió, pero comenzó a sentir algo incomodidad. —Solo, pensaba en mis padres, ellos murieron así que les agradecía por todo el amor que me dieron cuando estuvieron a mi lado. Demian la miró con ternura, sonrió. —
Marina siguió a Demetrius, pronto fueorn al bar, tenían una mesa reservada, y tomaron asiento. —Traiga una botella de whisky y una botella de champagne para las damas. Marina lo miró con extrañeza, Demian podía sentir la ferocidad en la mirada de la mujer. —¿Qué pasa? ¿Sigues molesta? Eres demasiado difícil de complacer, querida. —¿Por qué te estás comportando así? —¿Así? ¿Cómo? —No lo sé, tan frío conmigo. Demian sonrió y tomó su mano, la besó con delicadeza. —Son ideas tuyas, cariño, solo que, estoy estresado, ya sabes la empresa. —¿La empresa? Pero, dijiste que todo iba bien. —Sí, sí, pero, no quería preocuparte. —Si quieres puedo volver a trabajar ahí, en cualquier puesto para ayudarte. —Claro que no, Marina, tú debes cuidar a las niñas, son muy pequeñas para estar solas, además, no es necesario que te canses, mi esposa no tiene porque trabajar, yo me haré cargo de todo, puedo con esto y más, ¿O lo dudas? —No lo dudo, tú sacaste a esa empresa adelante solo cuando murió
Marina le miró con completa decepción. —¡Demetrius, me has rechazado! Las lágrimas cayeron por su rostro, sintiendo que un dolor la quemaba por dentro, él la miró asustado, Marina dio la vuelta, alejándose a toda prisa. Demian se quedó ahí, congelado. Marina llegó al camarote, sentía un nudo en la garganta, entró. Cerró la puerta tras de sí. Marina caminó al balcón, al salir observó la gran oscuridad del mar, encendió la luz, y se sentó en el sofá, se sentía tan triste, ese rechazo le causó mucha inseguridad en su corazón. Las lágrimas cayeron por su rostro, se sentía tan triste. En la habitación de los niños, Danna corrió con la niñera con una actitud asustada. —Ven, los gemelos se quedaron encerrados en el cuarto de baño, están peleando. La niñera se levantó al instante y corrió a la habitación a buscarlos, entró al baño y los gemelos cerraron la puerta, colocando una puerta para que la niñera no saliera de ahí, mientras ella gritaba asustada. Las gemelas lo tomaron como u
Al día siguiente Marina abrió los ojos, y no encontró a Demetrius ahí, se enderezó asustada, recordando el ayer, pensó si se había marchado de su lado, no pudo contener su miedo a perderlo. Luego escuchó el sonido de agua correr por la regadera, se levantó y arregló la cama, tomó ropa y su toalla, cuando lo vio salir del cuarto de baño. —Buenos días, mi amor —dijo él con voz dulce y tierna Marina no dijo nada, y entró rápido al cuarto de baño, él se quedó extrañado. Demetrus se sentía mejor que ayer, más despierto y tranquilo, se apuró a vestirse. Escuchó que llamaron a la puerta y abrió, ahí encontró al mayordomo. —Buen día, señor Vicent, ¿Les apetece que les cocine? ¿O prefieren salir al restaurante? —Vamos a ir a desayunar a un restaurante, pero vuelva a la hora de la cena. El hombre asintió y salió. Demetrius volvió a la habitación, Marina salió y estaba ya vestida —¿Quieres salir a desayunar, amor? —exclamó Demetrius, abrazándola por detrás, pasando sus manos por su cin
—¿Ahora somos enemigos declarados, cuñada? —exclamó sobando su mejilla por el dolor. Marina le miró con rabia, mientras Demetrius se interpuso entre los dos. —¡Ya basta! Vamos a tranquilizarnos y hablar sobre esto —dijo Demetrius —¡¿Y todo por qué no te di un besito?! Demetrius miró a Demian con rabia y lo sujetó del cuello, ahorcándolo con fuerzas. —¡Demetrius, suéltalo! 1exclamó Marina Él obedeció y Demian comenzó a toser. —¡Ouch, pero que papito CEO tan celoso! Tranquilo, ¿No has escuchado que ni siquiera quise tocar a miss universo? Deberías agradecerme. Demetrius le miró sorprendido. —¿Eres un cínico! Te haces pasar por mí, ¿Ahora debo agradecerte por no besar a mi mujer? —exclamó con reproche —¿Por qué te has hecho pasar por mi marido? No entiendo, ¿Qué pretendes con esto, ¿Qué buscas? ¿dinero? Demian sonrió con burla. —No necesito dinero, Marina, tengo tanto como tu esposo o más, así que no necesito nada de los Vicent. —Y sin embargo, te haces pasar por mi esposo, ¿
Demian caminaba de la mano con las gemelas, admirando el precioso paisaje, no despegaba la mirada de Victoria, quien iba al lado de Russell y los hijos de este. Pronto llegaron a la playa, los niños jugaron en la arena, comenzaron a divertirse, las gemelas corrieron a su lado. Demian se acercó a la pareja. —Quiero preguntarte algo, Demian. —Pues, tú dirás, Russell. —¿Fuiste tú quien le dijo a mi esposa que no se casará conmigo? Estamos reflexionando que la conducta de Demetrius fue tan rara ese día, como si no lo reconociéramos. Demian miró a Victoria, esbozó una extraña sonrisa. —Sí, fui yo, ¿No fue divertido? Lo siento, sigo pensando que tú no mereces a Victoria. Los ojos de Victoria se abrieron enormes ante su pregunta, Russell sintió que algo ardía dentro de él, tomó al joven del cuello de la camisa, y Victoria gritó. Provocó que los niños corrieran a su lado, asustados. —¡¿Qué pasa?! —¡No, tío malo, no seas malo! —gritó Mady —Olvídenlo, Russell comportarte, asustas a l
Una semana despues. Cuando volvieron del crucero, Demetrius le pidió ayuda a Marina para hablar con su madre sobre Demian. —Siento que, si yo lo hago, no podré resistir, y comenzaré a culparla de todo, no quiero ser esa persona. Marina acunó su rostro. —Yo hablaré con ella, ahora tú ve a triunfar a la empresa, cuando vuelva de dejar a las niñas en su primer día de clases, hablaré con Alana. Marina llevó a las niñas al nuevo colegio, donde también irían los gemelos y Danna. Encontró a Victoria despidiendo a los niños dándole un beso. —Niñas, pórtense bien, nada de travesuras. —Sí, mamita, lo intentaremos —dijeron guiñándole un ojo, sonrientes, Marina no pudo evitar mirarlas con amor, les recordaban tanto a los gestos de su esposo. Marina se acercó a Victoria. —Creo que tengo depresión post crucero, quiero volver. Victoria rio un poco. —¿Cómo va todo? —Mejor que nunca. —¡Pero, miren quien está aquí! Si es la asistente zorra que trepó a los brazos del jefe, es Victoria, y su
Demetrius y Demian se levantaron y pagaron la cuenta, pronto alcanzaron a Russell. —¡Espera! Deja el auto aquí, yo te llevaré a casa, está muy alterado, manejar así es peligroso. —¡Debo rescatar a mi hija! —exclamó Russell—. ¡No entiendo que ha pasó! —Iré detrás de ustedes —dijo Demian Pronto fueron al auto y manejaron de prisa para ir a la mansión Hesmer. Al llegar a la mansión Hesmer, Russell entró corriendo, Victoria estaba desesperada, llamó a la policía, ellos ya estaban en camino. —¡¿Qué fue lo que pasó?! —¡es mi culpa! —exclamó Penélope sollozando, se veía confusa—. Mi cabeza, no puedo recordarlo, ¡No puedo recordar donde dejé a Iris! —¡¿Qué?! —exclamó Russell desesperado Victoria estaba tan asustada, Demian se acercó a ella, tomó su mano, y Demetrius tuvo que apartarlo. —¿Qué crees que haces? Compórtate —exclamó Demetrius en un susurro que solo su hermano escuchó. —¡No entiendo! ¡¿Dónde está mi hija, Penélope!? —exclamó Demetrius tomándola de los brazos, estaba muy a