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Al día siguiente Marina abrió los ojos, y no encontró a Demetrius ahí, se enderezó asustada, recordando el ayer, pensó si se había marchado de su lado, no pudo contener su miedo a perderlo. Luego escuchó el sonido de agua correr por la regadera, se levantó y arregló la cama, tomó ropa y su toalla, cuando lo vio salir del cuarto de baño. —Buenos días, mi amor —dijo él con voz dulce y tierna Marina no dijo nada, y entró rápido al cuarto de baño, él se quedó extrañado. Demetrus se sentía mejor que ayer, más despierto y tranquilo, se apuró a vestirse. Escuchó que llamaron a la puerta y abrió, ahí encontró al mayordomo. —Buen día, señor Vicent, ¿Les apetece que les cocine? ¿O prefieren salir al restaurante? —Vamos a ir a desayunar a un restaurante, pero vuelva a la hora de la cena. El hombre asintió y salió. Demetrius volvió a la habitación, Marina salió y estaba ya vestida —¿Quieres salir a desayunar, amor? —exclamó Demetrius, abrazándola por detrás, pasando sus manos por su cin
—¿Ahora somos enemigos declarados, cuñada? —exclamó sobando su mejilla por el dolor. Marina le miró con rabia, mientras Demetrius se interpuso entre los dos. —¡Ya basta! Vamos a tranquilizarnos y hablar sobre esto —dijo Demetrius —¡¿Y todo por qué no te di un besito?! Demetrius miró a Demian con rabia y lo sujetó del cuello, ahorcándolo con fuerzas. —¡Demetrius, suéltalo! 1exclamó Marina Él obedeció y Demian comenzó a toser. —¡Ouch, pero que papito CEO tan celoso! Tranquilo, ¿No has escuchado que ni siquiera quise tocar a miss universo? Deberías agradecerme. Demetrius le miró sorprendido. —¿Eres un cínico! Te haces pasar por mí, ¿Ahora debo agradecerte por no besar a mi mujer? —exclamó con reproche —¿Por qué te has hecho pasar por mi marido? No entiendo, ¿Qué pretendes con esto, ¿Qué buscas? ¿dinero? Demian sonrió con burla. —No necesito dinero, Marina, tengo tanto como tu esposo o más, así que no necesito nada de los Vicent. —Y sin embargo, te haces pasar por mi esposo, ¿
Demian caminaba de la mano con las gemelas, admirando el precioso paisaje, no despegaba la mirada de Victoria, quien iba al lado de Russell y los hijos de este. Pronto llegaron a la playa, los niños jugaron en la arena, comenzaron a divertirse, las gemelas corrieron a su lado. Demian se acercó a la pareja. —Quiero preguntarte algo, Demian. —Pues, tú dirás, Russell. —¿Fuiste tú quien le dijo a mi esposa que no se casará conmigo? Estamos reflexionando que la conducta de Demetrius fue tan rara ese día, como si no lo reconociéramos. Demian miró a Victoria, esbozó una extraña sonrisa. —Sí, fui yo, ¿No fue divertido? Lo siento, sigo pensando que tú no mereces a Victoria. Los ojos de Victoria se abrieron enormes ante su pregunta, Russell sintió que algo ardía dentro de él, tomó al joven del cuello de la camisa, y Victoria gritó. Provocó que los niños corrieran a su lado, asustados. —¡¿Qué pasa?! —¡No, tío malo, no seas malo! —gritó Mady —Olvídenlo, Russell comportarte, asustas a l
Una semana despues. Cuando volvieron del crucero, Demetrius le pidió ayuda a Marina para hablar con su madre sobre Demian. —Siento que, si yo lo hago, no podré resistir, y comenzaré a culparla de todo, no quiero ser esa persona. Marina acunó su rostro. —Yo hablaré con ella, ahora tú ve a triunfar a la empresa, cuando vuelva de dejar a las niñas en su primer día de clases, hablaré con Alana. Marina llevó a las niñas al nuevo colegio, donde también irían los gemelos y Danna. Encontró a Victoria despidiendo a los niños dándole un beso. —Niñas, pórtense bien, nada de travesuras. —Sí, mamita, lo intentaremos —dijeron guiñándole un ojo, sonrientes, Marina no pudo evitar mirarlas con amor, les recordaban tanto a los gestos de su esposo. Marina se acercó a Victoria. —Creo que tengo depresión post crucero, quiero volver. Victoria rio un poco. —¿Cómo va todo? —Mejor que nunca. —¡Pero, miren quien está aquí! Si es la asistente zorra que trepó a los brazos del jefe, es Victoria, y su
Demetrius y Demian se levantaron y pagaron la cuenta, pronto alcanzaron a Russell. —¡Espera! Deja el auto aquí, yo te llevaré a casa, está muy alterado, manejar así es peligroso. —¡Debo rescatar a mi hija! —exclamó Russell—. ¡No entiendo que ha pasó! —Iré detrás de ustedes —dijo Demian Pronto fueron al auto y manejaron de prisa para ir a la mansión Hesmer. Al llegar a la mansión Hesmer, Russell entró corriendo, Victoria estaba desesperada, llamó a la policía, ellos ya estaban en camino. —¡¿Qué fue lo que pasó?! —¡es mi culpa! —exclamó Penélope sollozando, se veía confusa—. Mi cabeza, no puedo recordarlo, ¡No puedo recordar donde dejé a Iris! —¡¿Qué?! —exclamó Russell desesperado Victoria estaba tan asustada, Demian se acercó a ella, tomó su mano, y Demetrius tuvo que apartarlo. —¿Qué crees que haces? Compórtate —exclamó Demetrius en un susurro que solo su hermano escuchó. —¡No entiendo! ¡¿Dónde está mi hija, Penélope!? —exclamó Demetrius tomándola de los brazos, estaba muy a
Mansión Hesmer. Cuando Victoria vio a Iris respiró tranquila, corrió a abrazarla con fuerza. —¡Mami, mami! La policía llegó, Demetirus y Russell estuvieron dando explicaciones, se había puesto de acuerdo en una versión sobre la historia, diciendo que en el camino vieron a una mujer con la niña en brazos, que era una mujer de edad avanzada y con aparente retraso mental. Cualquier cosa dijeron con tal de poder dejar a Demian fuera de ese caso. Luego de que la policía se fue, Russell y Victoria llevaron a la niña al hospital, la niñera se quedó cuidando a Penélope que no dejaba de llorar, alterada, y solo tomando un calmante pudo tranquilizarse y dormir. Demetrius fue por los niños, y acordó llevarlos a su casa, hasta que ellos fueran a recogerlos. Seguía preocupado por su hermano. Demian estaba en esa bodega, atado contra una silla, miró al hombre llegar junto a varios otros hombres más. —¡Demian, Demian, querido! Al fin nos volvemos a ver. Demian rodó los ojos con fastidio. —
Los ojos de Alana no podían dejar de mirar a Demian, él intentaba no verla, era imposible era su madre, por muchos años, sobre todo cuando su corazón no era tan duro y frío como ahora, él amó a su madre, y quería siempre verla, incluso si se trataba de un simple sueño, pero cuando la hermana Tessa le confesó que su madre lo abandonó al nacer solo por ser un bebé débil, todo el amor que sentía por ella se derrumbó, hasta transformarlo en un resentimiento que anidaba en su ser. —Madre, decidimos traer a Demian. Alana asintió, estaba perpleja, sin saber que decir. Demian por fin le dirigió una mirada, era una fría, era casi cruel, la incomodidad se sentía en el aire, pero nadie se atrevía a decir nada. Marina y Victoria comenzaron a poner la mesa, mientras Russell se encargó de encender el asado para hacer la barbacoa. Intentaron darles su espacio. —Demian… bienvenido a tu casa, hijo. Demian sintió algo en su corazón, algo que lo empequeñecía y dolía al mismo tiempo, por fin miro l
Al día siguiente. Demetrius estaba por entrar al colegio, cuando vio llegar a Russell, luego escucharon a Demian dando bocinazos, casi atropellando a Russell, quien le hizo mala cara. —Creo que tu hermano me odia. —Oh, claro que no, tú le agradas, está un poco amargado, Crush, ignóralo. En el salón de eventos del colegio. Las gemelas se preparaban para salir a bailar junto a otras niñas, estaban vestidas de abejitas, y repasaban los pasos de cada baile, mientras Mariano y Mario estaban vestidos de superhéroes. —¿Por qué nosotras no nos vestimos de Superman? —Las niñas no son Batman —dijo Mario De pronto, Mario recibió un rudo empujón, era Tya —Ustedes son feos, y son unas copias baratas. Las gemelas la miraron con rabia. Pero, Mariano tomó sus manos y las llevó a un lado junto a Mario. —¡Hay que vengarnos de Tya! —¿Qué hacemos? Los niños planearon mientras Tya solo los miraba con enojo, y se burlaba, mostrándoles la lengua. Tya estaba vestida diferente pues ella iba a ca