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Demian caminaba de la mano con las gemelas, admirando el precioso paisaje, no despegaba la mirada de Victoria, quien iba al lado de Russell y los hijos de este. Pronto llegaron a la playa, los niños jugaron en la arena, comenzaron a divertirse, las gemelas corrieron a su lado. Demian se acercó a la pareja. —Quiero preguntarte algo, Demian. —Pues, tú dirás, Russell. —¿Fuiste tú quien le dijo a mi esposa que no se casará conmigo? Estamos reflexionando que la conducta de Demetrius fue tan rara ese día, como si no lo reconociéramos. Demian miró a Victoria, esbozó una extraña sonrisa. —Sí, fui yo, ¿No fue divertido? Lo siento, sigo pensando que tú no mereces a Victoria. Los ojos de Victoria se abrieron enormes ante su pregunta, Russell sintió que algo ardía dentro de él, tomó al joven del cuello de la camisa, y Victoria gritó. Provocó que los niños corrieran a su lado, asustados. —¡¿Qué pasa?! —¡No, tío malo, no seas malo! —gritó Mady —Olvídenlo, Russell comportarte, asustas a l
Una semana despues. Cuando volvieron del crucero, Demetrius le pidió ayuda a Marina para hablar con su madre sobre Demian. —Siento que, si yo lo hago, no podré resistir, y comenzaré a culparla de todo, no quiero ser esa persona. Marina acunó su rostro. —Yo hablaré con ella, ahora tú ve a triunfar a la empresa, cuando vuelva de dejar a las niñas en su primer día de clases, hablaré con Alana. Marina llevó a las niñas al nuevo colegio, donde también irían los gemelos y Danna. Encontró a Victoria despidiendo a los niños dándole un beso. —Niñas, pórtense bien, nada de travesuras. —Sí, mamita, lo intentaremos —dijeron guiñándole un ojo, sonrientes, Marina no pudo evitar mirarlas con amor, les recordaban tanto a los gestos de su esposo. Marina se acercó a Victoria. —Creo que tengo depresión post crucero, quiero volver. Victoria rio un poco. —¿Cómo va todo? —Mejor que nunca. —¡Pero, miren quien está aquí! Si es la asistente zorra que trepó a los brazos del jefe, es Victoria, y su
Demetrius y Demian se levantaron y pagaron la cuenta, pronto alcanzaron a Russell. —¡Espera! Deja el auto aquí, yo te llevaré a casa, está muy alterado, manejar así es peligroso. —¡Debo rescatar a mi hija! —exclamó Russell—. ¡No entiendo que ha pasó! —Iré detrás de ustedes —dijo Demian Pronto fueron al auto y manejaron de prisa para ir a la mansión Hesmer. Al llegar a la mansión Hesmer, Russell entró corriendo, Victoria estaba desesperada, llamó a la policía, ellos ya estaban en camino. —¡¿Qué fue lo que pasó?! —¡es mi culpa! —exclamó Penélope sollozando, se veía confusa—. Mi cabeza, no puedo recordarlo, ¡No puedo recordar donde dejé a Iris! —¡¿Qué?! —exclamó Russell desesperado Victoria estaba tan asustada, Demian se acercó a ella, tomó su mano, y Demetrius tuvo que apartarlo. —¿Qué crees que haces? Compórtate —exclamó Demetrius en un susurro que solo su hermano escuchó. —¡No entiendo! ¡¿Dónde está mi hija, Penélope!? —exclamó Demetrius tomándola de los brazos, estaba muy a
Mansión Hesmer. Cuando Victoria vio a Iris respiró tranquila, corrió a abrazarla con fuerza. —¡Mami, mami! La policía llegó, Demetirus y Russell estuvieron dando explicaciones, se había puesto de acuerdo en una versión sobre la historia, diciendo que en el camino vieron a una mujer con la niña en brazos, que era una mujer de edad avanzada y con aparente retraso mental. Cualquier cosa dijeron con tal de poder dejar a Demian fuera de ese caso. Luego de que la policía se fue, Russell y Victoria llevaron a la niña al hospital, la niñera se quedó cuidando a Penélope que no dejaba de llorar, alterada, y solo tomando un calmante pudo tranquilizarse y dormir. Demetrius fue por los niños, y acordó llevarlos a su casa, hasta que ellos fueran a recogerlos. Seguía preocupado por su hermano. Demian estaba en esa bodega, atado contra una silla, miró al hombre llegar junto a varios otros hombres más. —¡Demian, Demian, querido! Al fin nos volvemos a ver. Demian rodó los ojos con fastidio. —
Los ojos de Alana no podían dejar de mirar a Demian, él intentaba no verla, era imposible era su madre, por muchos años, sobre todo cuando su corazón no era tan duro y frío como ahora, él amó a su madre, y quería siempre verla, incluso si se trataba de un simple sueño, pero cuando la hermana Tessa le confesó que su madre lo abandonó al nacer solo por ser un bebé débil, todo el amor que sentía por ella se derrumbó, hasta transformarlo en un resentimiento que anidaba en su ser. —Madre, decidimos traer a Demian. Alana asintió, estaba perpleja, sin saber que decir. Demian por fin le dirigió una mirada, era una fría, era casi cruel, la incomodidad se sentía en el aire, pero nadie se atrevía a decir nada. Marina y Victoria comenzaron a poner la mesa, mientras Russell se encargó de encender el asado para hacer la barbacoa. Intentaron darles su espacio. —Demian… bienvenido a tu casa, hijo. Demian sintió algo en su corazón, algo que lo empequeñecía y dolía al mismo tiempo, por fin miro l
Al día siguiente. Demetrius estaba por entrar al colegio, cuando vio llegar a Russell, luego escucharon a Demian dando bocinazos, casi atropellando a Russell, quien le hizo mala cara. —Creo que tu hermano me odia. —Oh, claro que no, tú le agradas, está un poco amargado, Crush, ignóralo. En el salón de eventos del colegio. Las gemelas se preparaban para salir a bailar junto a otras niñas, estaban vestidas de abejitas, y repasaban los pasos de cada baile, mientras Mariano y Mario estaban vestidos de superhéroes. —¿Por qué nosotras no nos vestimos de Superman? —Las niñas no son Batman —dijo Mario De pronto, Mario recibió un rudo empujón, era Tya —Ustedes son feos, y son unas copias baratas. Las gemelas la miraron con rabia. Pero, Mariano tomó sus manos y las llevó a un lado junto a Mario. —¡Hay que vengarnos de Tya! —¿Qué hacemos? Los niños planearon mientras Tya solo los miraba con enojo, y se burlaba, mostrándoles la lengua. Tya estaba vestida diferente pues ella iba a ca
Aisha llegó y observó la situación. —¡rápido llama a una m*****a ambulancia! Aisha se apuró, mientras Cedric sometía al hombre —¡Desaparécelo, Cedric! No quiero verlo de nuevo en esta tierra. Demian se puso de cuclillas frente a su hermano, no quería moverlo, estaba realmente muy asustado por él. —¡Demetrius, hermano, ¿Me escuchas? ¡No te atrevas a abandonarme primero! Por favor, no me abandones, no te vayas —suplicó, mientras sus ojos estaban llorosos. La ambulancia llegó y pronto fueron al hospital. En el hospital. Aisha y Cedric se quedaron encargándose del enemigo de Demian. Mientras él iba con su hermano, cada palabra de los paramédicos lo asustaban más, no podía respirar, al llegar intentó ir con él, pero luego de pasar la sala de emergencias, le negaron el acceso. —¡Soy su hermano! ¡soy su gemelo! déjenme pasar a su lado, por favor —exclamó frustrado. —Debe esperar, pronto le darán noticias. Demian tuvo que esperar, no podía creer que esto estuviera pasando, cuando h
—¡Marina! ¿Estás bien? —preguntó Russell Ella enderezó su postura tanto como pudo, se mostró valiente. —Quiero ver a mi marido, ¡Se lo suplico! El doctor asintió. —Yo también quiero ver a mi hijo. Las mujeres siguieron al doctor, mientras Russell y Demian permanecieron ahí. —Ya dime lo que pasó, porque dudo que te hayan asaltado, debió pasar algo peor que eso, Demian lo miró con odio. —¡No te metas en mis asuntos, Russell! Tengo suficiente. Demian estaba por irse, pero Russell lo detuvo sosteniendo su mano con fuerza, impactando al hombre —Ten cuidado con lo que haces, no he olvidado que reemplazaste a Demetrius, tal vez querías su vida, y ahora crees que ya lo has conseguido, pero te lo advierto, no dejaré que hagas daño a Marina y a sus hijas, mientras Demetirus no esté, yo las cuidaré como si fuera él. Demian se liberó de su agarre, sus ojos lo miraron con rabia infinita. —¡¿Quién te crees que eres?! ¿Acaso no tienes de que ocuparte? Tienes tus propios asuntos, ¿No eres