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Mansión Hesmer. Cuando Victoria vio a Iris respiró tranquila, corrió a abrazarla con fuerza. —¡Mami, mami! La policía llegó, Demetirus y Russell estuvieron dando explicaciones, se había puesto de acuerdo en una versión sobre la historia, diciendo que en el camino vieron a una mujer con la niña en brazos, que era una mujer de edad avanzada y con aparente retraso mental. Cualquier cosa dijeron con tal de poder dejar a Demian fuera de ese caso. Luego de que la policía se fue, Russell y Victoria llevaron a la niña al hospital, la niñera se quedó cuidando a Penélope que no dejaba de llorar, alterada, y solo tomando un calmante pudo tranquilizarse y dormir. Demetrius fue por los niños, y acordó llevarlos a su casa, hasta que ellos fueran a recogerlos. Seguía preocupado por su hermano. Demian estaba en esa bodega, atado contra una silla, miró al hombre llegar junto a varios otros hombres más. —¡Demian, Demian, querido! Al fin nos volvemos a ver. Demian rodó los ojos con fastidio. —
Los ojos de Alana no podían dejar de mirar a Demian, él intentaba no verla, era imposible era su madre, por muchos años, sobre todo cuando su corazón no era tan duro y frío como ahora, él amó a su madre, y quería siempre verla, incluso si se trataba de un simple sueño, pero cuando la hermana Tessa le confesó que su madre lo abandonó al nacer solo por ser un bebé débil, todo el amor que sentía por ella se derrumbó, hasta transformarlo en un resentimiento que anidaba en su ser. —Madre, decidimos traer a Demian. Alana asintió, estaba perpleja, sin saber que decir. Demian por fin le dirigió una mirada, era una fría, era casi cruel, la incomodidad se sentía en el aire, pero nadie se atrevía a decir nada. Marina y Victoria comenzaron a poner la mesa, mientras Russell se encargó de encender el asado para hacer la barbacoa. Intentaron darles su espacio. —Demian… bienvenido a tu casa, hijo. Demian sintió algo en su corazón, algo que lo empequeñecía y dolía al mismo tiempo, por fin miro l
Al día siguiente. Demetrius estaba por entrar al colegio, cuando vio llegar a Russell, luego escucharon a Demian dando bocinazos, casi atropellando a Russell, quien le hizo mala cara. —Creo que tu hermano me odia. —Oh, claro que no, tú le agradas, está un poco amargado, Crush, ignóralo. En el salón de eventos del colegio. Las gemelas se preparaban para salir a bailar junto a otras niñas, estaban vestidas de abejitas, y repasaban los pasos de cada baile, mientras Mariano y Mario estaban vestidos de superhéroes. —¿Por qué nosotras no nos vestimos de Superman? —Las niñas no son Batman —dijo Mario De pronto, Mario recibió un rudo empujón, era Tya —Ustedes son feos, y son unas copias baratas. Las gemelas la miraron con rabia. Pero, Mariano tomó sus manos y las llevó a un lado junto a Mario. —¡Hay que vengarnos de Tya! —¿Qué hacemos? Los niños planearon mientras Tya solo los miraba con enojo, y se burlaba, mostrándoles la lengua. Tya estaba vestida diferente pues ella iba a ca
Aisha llegó y observó la situación. —¡rápido llama a una m*****a ambulancia! Aisha se apuró, mientras Cedric sometía al hombre —¡Desaparécelo, Cedric! No quiero verlo de nuevo en esta tierra. Demian se puso de cuclillas frente a su hermano, no quería moverlo, estaba realmente muy asustado por él. —¡Demetrius, hermano, ¿Me escuchas? ¡No te atrevas a abandonarme primero! Por favor, no me abandones, no te vayas —suplicó, mientras sus ojos estaban llorosos. La ambulancia llegó y pronto fueron al hospital. En el hospital. Aisha y Cedric se quedaron encargándose del enemigo de Demian. Mientras él iba con su hermano, cada palabra de los paramédicos lo asustaban más, no podía respirar, al llegar intentó ir con él, pero luego de pasar la sala de emergencias, le negaron el acceso. —¡Soy su hermano! ¡soy su gemelo! déjenme pasar a su lado, por favor —exclamó frustrado. —Debe esperar, pronto le darán noticias. Demian tuvo que esperar, no podía creer que esto estuviera pasando, cuando h
—¡Marina! ¿Estás bien? —preguntó Russell Ella enderezó su postura tanto como pudo, se mostró valiente. —Quiero ver a mi marido, ¡Se lo suplico! El doctor asintió. —Yo también quiero ver a mi hijo. Las mujeres siguieron al doctor, mientras Russell y Demian permanecieron ahí. —Ya dime lo que pasó, porque dudo que te hayan asaltado, debió pasar algo peor que eso, Demian lo miró con odio. —¡No te metas en mis asuntos, Russell! Tengo suficiente. Demian estaba por irse, pero Russell lo detuvo sosteniendo su mano con fuerza, impactando al hombre —Ten cuidado con lo que haces, no he olvidado que reemplazaste a Demetrius, tal vez querías su vida, y ahora crees que ya lo has conseguido, pero te lo advierto, no dejaré que hagas daño a Marina y a sus hijas, mientras Demetirus no esté, yo las cuidaré como si fuera él. Demian se liberó de su agarre, sus ojos lo miraron con rabia infinita. —¡¿Quién te crees que eres?! ¿Acaso no tienes de que ocuparte? Tienes tus propios asuntos, ¿No eres
Demian abrazó a las niñas, las consoló, sentía tanta tristeza de verlas así, no soportaba verlas llorar. —Por favor, pequeñas, no lloren. —¿Por qué papito CEO está así? —exclamó Ady Marina entró en la habitación y al verlas llorando se quedó perpleja. —¡Mamita! ¿por qué papito CEO está así? Marina cargó a Mady, luego la bajó. —Les voy a contar, son pequeñas y a veces no pueden entender ciertas cosas, pero, yo sé que me van a entender. Papito CEO tuvo un accidente, golpeó su cabecita, y está en un sueño muy profundo, se hizo un moretón en la cabeza y como es una zona delicada de nuestro cuerpo, tarda más en curarse, ¿recuerdan cuando yo me pegué y me hice un moretón? Las niñas asintieron —Sí. —Bueno, es lo mismo, pero para que papito pueda curarse de su moretón debe dormir, y por eso está así, nadie puede despertarlo hasta que su moretón se cure. —Mami, ¿Y por qué no nos dijiste? —Porque yo no quería angustiarlas, ni verlas lloras, porque papito las quiere mucho, no quiere qu
Al día siguiente. Marina llevó a las pequeñas al colegio, entraron y ella estaba por irse, cuando Trisha se acercó a su lado y comenzó a hablarle. —¡Me enteré de lo que pasó a tu esposo! Lo siento mucho. Marina la miró severa, sintió algo en su cruel tono de voz que odió —Gracias. —Supongo que esperas su muerte, así serás una rica viuda, encima tienes a su gemelo, con él puedes reemplazarlo, ya que lo de ser una zorra no se te complica para nada, y si no, ahí tienes a Russell Hesmer, podría ser otro candidato perfecto para suplir a Demetrius Vicent en tu cama, ¡Mujerzuela! —dijo Trisha disfrutando de insultar a Marina Marina sintió que esa mujer hacía hervir su sangre con su descaro. De pronto, se giró y la tomó de los cabellos con tal fuerza, que la hizo caer al suelo, no le importó que nadie las mirara. Rasguñó su rostro con tanta rabia que surcos enrojecidos quedaron en la piel de la mujer, y la abofeteó. —¡Eres una perra! No vuelvas a hablar mal de mí, porque te juro que
Russell se sintió congelado. Albert sujeto con fuerza del brazo a Demian y lo obligó a entrar a casa, Marina fue tras ellos. Demian se liberó de Albert y le dio tal empujón que el hombre casi cae al suelo. Intentó salir al jardín, pero Marina de le plantó en frente. —¿No has hecho suficiente desastre, Demian? Resulta que ser un desastre es tu segundo nombre. Demian se quedó detenido, respirando lento, mirándola con ojos severos. —¿Qué? ¿Acaso estás de acuerdo con la mentira? Marina mordió sus labios con rabia —¡Nunca! Pero, tú, eres el menos indicado para hablar de mentiras y verdades, has destruido tal vez, una hermosa relación, ¿Sabes que no solo se trata de ellos, si no también de pequeños niños que aman a Victoria como su madre? —¡Esos niños no son sus hijos! Si tanto te importan, vete tú, hazla de madrastra abnegada, que por lo visto el papel de mojigata te resulta bien, despues de todo, has brincado en camas como un maldito grillo, primero a la de mi hermano Finnlay, de a