CAPÍTULO 109: RECONCILIACIÓNMe despierto con el primer rayo de sol colándose a través de la cortina, desdibujando el dormitorio con su luz dorada. Me estiro perezosamente, buscando a Hyun-Soo a mi lado, pero el espacio a su lado está vacío. Me parece extraño, pero supongo que tal vez se quedó en casa de su madre o se fue directo al hospital. Me doy la vuelta en la cama, tratando de no pensar en el vacío que siento en mi pecho. Mi mente aún está adormecida, luchando por salir del sueño.El sonido de los pequeños pasos de Daniel me hace despertar completamente. Abro los ojos y lo veo pararse junto a la cama, con su pijama arrugado y su cabello enredado. Me sonríe con esa luz de la mañana en su rostro, una sonrisa que ilumina la habitación.—¡Buenos días, mamá! —dice con entusiasmo.—¡Buenos días, cariño! —respondo, tratando de poner una sonrisa en mi rostro. Le doy un beso en la mejilla y me levanto para prepararlo para el día.Mientras lo visto y le hago el desayuno, no puedo evitar p
CAPÍTULO 110: SI NO ES CONMIGO, NO SERÁ CON NADIEHan Hyun-SooLlevo horas en esta oscuridad, atado a la mesa de madera. El frío de la sala es intenso, y la sensación de desesperación se apodera de mí con cada minuto que pasa. He estado gritando y golpeando las cadenas sin descanso, pero mi voz se está quedando sin fuerza. El hambre y la sed me debilitan, y la falta de agua me hace sentir cada vez más débil. Cada intento de liberarme es en vano, las cadenas están ajustadas demasiado y la madera de la mesa se siente sólida y fría contra mi piel.El tiempo parece haberse detenido en esta prisión improvisada. Cada minuto que pasa me acerca más al límite de mi resistencia. Siento que mi mente comienza a desmoronarse, pero no puedo darme el lujo de perder la esperanza. De repente, escucho pasos. Mi corazón late con fuerza mientras un destello de terror me inunda.—¡Vamos, sal de una vez! —exijo, mi voz se oye rasposa por el esfuerzo—. ¿Quién está ahí? ¡Muéstrate!No pasa mucho tiempo antes
CAPÍTULO 111: SÉ QUE ALGO ANDA MALEstaciono frente a la central de policía con un nudo de opresión en el pecho. Tengo miedo de lo que vayan a decirme, pero no puedo quedarme con la espinita de no haber hecho lo correcto. Bajo con lentitud y mientras atravieso el umbral de la puerta de la estación, el mal presentimiento no deja de crecer en mi pecho.El oficial de turno me mira con desdén cuando le explico la situación. Parece que no me toma en serio, y ser extranjera no ayuda.—Mire, señora —dice el oficial con tono condescendiente—, su… prometido, probablemente volverá pronto. No podemos hacer mucho hasta que hayan pasado veinticuatro horas. Si para entonces no ha regresado, venga de nuevo.—Pero señor oficial, le digo que algo no está bien, él nunca desaparecería así, sin avisar, sin nada más. Además es muy extraño todo. Su madre dijo que no lo había llamado, pero yo fui testigo de esa llamada, escuché su voz.Él enarca una ceja, no parece muy convencido de mis palabras.—Tal vez se
CAPÍTULO 112: VISITA A LA BRUJAEsa tarde mientras estamos revisando cualquier pista por más mínima que sea para encontrar a Hyun-Soo, no puedo dejar de darle vueltas a la idea de ir a ver a Min-Ji. Sé que ella lo ha hecho, no tengo forma de probarlo, pero algo me dice que todo esto no es más que su venganza final por todo lo que ha pasado.—Tengo que ir a casa de Min-Ji —digo poniéndome de pie.—¿Qué dices? —pregunta Yoon-Ah creyendo que estoy jugándoles alguna especie de broma.—Ella es quien lo tiene, lo sé.—Elena, sin pruebas, ir a acusarla es inútil, incluso podrías empeorar la investigación —dice Seung-Min con el rostro serio.—Estoy desesperada —digo con los ojos cubiertos de lágrimas—, entiéndanme, necesito saber que está bien. No puedo más con esto.Yoon-Ah me abraza con suavidad, sé que está intentando consolarme, pero nada podrá darme el consuelo que necesito ahora más que verlo entrar por esa puerta.Después de que mis amigos se van, no puedo contenerme más. Subo a mi aut
CAPÍTULO 113: INTENTO DESESPERADOHan Hyun-SooLlevo días encerrado en este lugar, cada segundo se arrastra como una eternidad. El aire es húmedo y denso, impregnado con el hedor de humedad y descomposición. Las paredes de la cabaña son de madera vieja, astilladas y cubiertas de moho, filtrando apenas la luz del sol que lucha por colarse entre las rendijas. Las cuerdas que me atan las muñecas y los tobillos me han dejado la piel en carne viva, cada movimiento una agonía.Pronto me doy cuenta de que no estoy solo. Escucho pasos fuera de la cabaña, risas ásperas y conversaciones en tonos bajos. El desorden de botellas y latas que se caen, el ruido de algo pesado arrastrado por el suelo. Mi corazón late con fuerza, la desesperación y la esperanza luchan por el control de mi mente.—¡Ayuda! —grito con toda la fuerza que me queda—. ¡Por favor, alguien, ayúdeme!Los pasos se acercan y la puerta se abre de golpe. Dos hombres de aspecto amenazador entran. Sus rostros están curtidos y sus ojos
CAPÍTULO 114: EL PLAN DE DANIELDanielLa preocupación en los ojos de mamá no se ha desvanecido desde que papá desapareció. Trato de decirle que todo estará bien, pero sé que no me escucha realmente. Su mente está en otro lugar, buscando respuestas. Pero yo sé que puedo ayudar. Tal vez solo tenga seis años, pero sé cosas que muchos adultos no entienden.Mamá está en la cocina, hablando por teléfono con la policía por enésima vez. He oído sus conversaciones, y no la están tomando en serio. No como deberían. Deciden que no hay mucho que hacer hasta que pasen más horas. Horas que papá no tiene.Cuando termina de hablar, me acerco a ella con timidez.—Mami, ¿la policía no ha podido encontrarlo?—No, todavía no saben nada. Están pensando que esto tiene que ver con el hospital, pero yo sé que no es así. Descartaron a Min-Ji porque dicen que tiene una coartada sólida.—Yo puedo ayudarte —le digo con una gran sonrisa.—Ay Dany, sé que me quieres ayudar, pero ahora mismo no puedes hacer nada.
CAPÍTULO 115: ANGUSTIAHoras antes…Estaba en la casa, desesperada, llamando a todas las personas que se me ocurrían y que podrían saber dónde estaba Hyun-Soo, pero nadie parecía saber nada. Cada llamada era un recordatorio doloroso de lo poco que podía hacer. Después de un rato, la culpa empezó a consumirme. Le había gritado a Daniel. No debí hacerlo. Me sentía mal. Terriblemente mal. Decidí ir a buscarlo al cuarto y pedirle disculpas.Su puerta estaba cerrada. Toqué con cuidado, tal vez se había quedado dormido.—¿Daniel? Hijo, por favor, déjame entrar —dije con suavidad, pero no hubo respuesta del otro lado.—Sé que te grité y no debí reaccionar así, lo siento, es solo que… —exhalé un suspiro—… estoy demasiado angustiada por tu padre. Temo lo peor y no sé si pueda… —mi voz se entrecortó, el nudo en mi garganta presionaba con fuerza y las lágrimas se desbordaron sin que pudiera contenerlas.—¿Daniel?Me empezó a preocupar que no respondiera. No lo dilaté más, abrí la puerta suavemen
CAPÍTULO 116: DARÍA MI VIDA POR TIMi corazón late con un frenesí incontrolable mientras observo a Min-Ji prenderle fuego a la cabaña. Las llamas amarillas y naranjas se elevan rápidamente al mismo tiempo que mi pánico a perder al padre de mi hijo. Miro a Daniel quien también tiene el mismo rostro asustado y lleno de angustia que yo. Abrazo a mi pequeño hijo, siento su corazón latiendo al ritmo del mío, acelerado.—Mamá… —dice con angustia.—Daniel, escucha —le digo, mi voz se escucha quebrada, pero trato de mantenerme firme para él—. Necesito que te quedes aquí. No se te ocurra entrar por ningún motivo, ¿me entiendes?Sus ojos, grandes y llenos de una inteligencia prematura, se clavan en los míos con una intensidad que me hace temblar.—Pero, mamá, puedo ayudar. Sé que puedo —insiste, con un fervor que me rompe el corazón.Me agacho a su altura, sosteniéndolo por los hombros con más fuerza de la que debería.—No, Daniel. No importa lo inteligente que seas, es demasiado peligroso. No