Llegó el esperado viernes y en toda la mañana estuve ansiosa de que llegara la noche. Convencí a Camile y a Stella para que fueran conmigo al bar, obviamente no les dije sobre mis planes secretos, sólo sería aparentemente una noche de amigas en la que nos divertiríamos mucho.
Llegué a eso de las dos de la tarde a mi casa y desde esa hora me estuve esmerando por arreglarme y perfeccionar cada aspecto de mi cuerpo y mi cara. Tenía que lucir perfecta.
Mientras me duchaba me aplique una cantidad de cremas que me dejaron la piel súper tersa, suave y brillante.
Todo estaba perfecto.
Recibí un mensaje de Camile diciéndome que estaban en la recepción esperándome.
-- Adiós mamá-- dije mientras corría apresurada de un lado para otro.
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Estaba concentrada buscando información acerca del que sería mi tema para el gran proyecto final de mi carrera. Después de mucho analizar y descartar opciones, finalmente me quedé con el estudio de las brujas y los hechiceros. Siempre, desde pequeña me había sentido fuertemente atraída hacia todo lo relacionado con eso y poder profundizarlo profesionalmente ahora sería sumamente interesante.--¿Hija que quieres comer? -- Preguntó detrás mío mamá mientras caminaba de un lado a otro por el salón organizando todo.-- No lo sé, no tengo mucha hambre -- confesé mientras seguía sumida en el computador.En ese momento mi celular sonó, estaba en el mesón de la cocina y mi mamá amablemente me lo pasó. Sentía un gran escalofrío al ver el nombre del contac
—...Por eso te decía que sería bueno ir a ese bar, es muy exclusivo e incluso costoso pero lo vale ¿no? ¿Bárbara? —salí de mis pensamientos al sentir su mirada desesperada sobre mi.—Perdón, estaba algo distraída —me excusé.—¿En qué tanto piensas? —preguntó irritado.—Nada, no tiene importancia... —sonreí forzadamente.—Te decía que mis amigos quieren ir a un bar muy famoso al norte de la ciudad y yo quiero que vayas conmigo. Yo sé que tu mamá no te deja salir tanto pero si quieres yo mismo le pido el permiso ¿si?—Bien, tú habla con ella... ¿Cuándo?—Este sábado, iremos a festejar el cumpleaños de Alejandro. La pa
El teléfono sonó y me levante corriendo para alcanzar a atender la llamada.-¿Aló?-Hola hija ¿cómo estás?-Bien papá, que bueno oírte.-Quería hablar contigo porque tengo planeado un picnic este fin de semana y espero que vayas...-Si, claro que iré.-Quiero compartir tiempo contigo y te quiero presentar a la mujer con la que estoy saliendo cariño, es importante para mí.Suspiré y rodé los ojos a lo que mi madre rió con gracia.-Bueno papá, nos vemos hasta el domingo.-Claro hija, gracias por aceptar. Adiós.Colgué y negué con la cabeza en forma graciosa. Me gire hacia la sala dónde estaba mi mamá
Grecia...— Hija ¿Estás segura de que Dante ira contigo a la graduación? — pregunto mi mama mientras me preparaba para ir al baile de graduación.— ¡Que si mama! Mi tío no me dejaría sola, además él también se G-R-A-D-U-A — deletree cada palabra a la hermosa mujer que me observaba desde el marco de la puerta.— Bien, bien. Ya entendí, ustedes dos van de un lado a otro juntos, parecen más hermanos que con tu padre — reí ligeramente, era la verdad. Nacimos casi juntos, crecimos juntos, siempre fuimos a cada maldito lado juntos. Hasta nos hemos graduado como pilotos de la fuerza aérea... creo que nuestro destino es siempre ir al paso del otro.<
Dante...A veces me pregunto ¿Por qué nacieron en mi estos sentimientos? Sinceramente es algo que no comprendo del todo. Grecia ha sido para mi no solo mi familia o mi sobrina, aunque tengamos la misma edad. Hemos sido amigos, confidentes, hermanos podría decirse.Jugábamos a las espadas, los autos, los castillos de arena cuando éramos niños, siempre estábamos juntos sin importarnos nada. De niño siempre la vi como mi hermana, mi compañera de juegos. Mis hermanos ya estaban grandes así que no conviva mucho con ellos, aun a esta edad, es difícil llevarnos bien, según ellos... por las hormonas.— ¡Una, dos, tres! ¡Otra vez! — grita mi padre mientras nos da el ultimo entren
Grecia...¿Qué acabo de hacer? ¿Qué fue lo que hicimos Dante y yo? ¡Mierda! Lo miré saliendo del auto para acomodarse su ropa, hice lo mismo alisando mi vestido y acomodando mis tirantes. Se sentó en el cofre del auto con las manos en la cabeza.Me dolió verlo así, yo lo había provocado y él se sentía culpable. ¿Cómo fue que le pedí una cosa como esa? Por mucho que el dolor fuera tan grande jamás debí cruzar esa línea, el sentimiento de culpa comenzó a carcomer mi alma. Me acerque a el y acaricie su espalda.— Dante... — le llame en voz baja.— Lo siento, puedes culparme por eso
Dante...Nunca me había sentido mas nervioso que ahora, Grecia siempre ha venido a quedarse a mi departamento cuando quiere escapar de la realidad. Hemos convivido tanto tiempo juntos que, no entiendo por que esta vez es diferente.«Porque tuviste sexo con ella en al auto...» me recuerda mi conciencia. Valla que fue increíble, me metí en la ducha tratando de ignorar todos esos pensamientos, pero me era imposible.Recordar su cuerpo sobre mí, mis manos en su redondo y exquisito trasero. Mis dedos recorriendo sus pliegues húmedos mientras sus caderas se mueven a la par de mis caricias. Sus dulces gemidos, el sabor de su boca y el olor de su piel. ¡Dios me estoy volviendo loco!
Grecia...Me desperté cuando los rayos del sol alumbraron la habitación. Por un momento no supe dónde estaba pues sentía un dolor horrible en la cabeza, me levante un poco y mire la sabana envuelta en mi cuerpo desnudo.« ¿Qué había hecho? » me cuestione, ¿Por qué era tan estúpida como para dejarme llevar?Mire como Dante tenia su mano en mi cintura, su tacto era cálido, cariñoso... mirarlo dormido me dio un profundo sentimiento de paz. Pero al recordar todo lo que había pasado la noche anterior, me recrimine a mi misma por cruzar de ese modo la línea, esa línea que es prohibida para los dos... ¡Mierda! ¡Esto no puede ser!
Último capítulo