Grecia...
Me desperté cuando los rayos del sol alumbraron la habitación. Por un momento no supe dónde estaba pues sentía un dolor horrible en la cabeza, me levante un poco y mire la sabana envuelta en mi cuerpo desnudo.
« ¿Qué había hecho? » me cuestione, ¿Por qué era tan estúpida como para dejarme llevar?
Mire como Dante tenia su mano en mi cintura, su tacto era cálido, cariñoso... mirarlo dormido me dio un profundo sentimiento de paz. Pero al recordar todo lo que había pasado la noche anterior, me recrimine a mi misma por cruzar de ese modo la línea, esa línea que es prohibida para los dos... ¡Mierda! ¡Esto no puede ser!
Me levante y fui directo al baño, tome una toalla y me metí directo a la ducha tratando de calmar todos esos sentimientos de culpa y traición que me invadían sin piedad. El es mi familia, ¿Por qué hicimos algo tan estúpido? Me sentí la peor persona por fallarle a mi familia, a mis principios... ¡Joder, esto no puede seguir así!
Tenia que dejar en clara la situación, esto no pasaría de nuevo, debía ser fuerte, aunque mi cuerpo reaccionara con solo el pensamiento, mi mente era mas rígida, mas firme. Me limpie las lagrimas decidida a poner fin a mi situación, esta que me carcomía por dentro.
Sali de bañarme, tomé la ropa que me había prestado anoche y fui directo a la cocina sin despertarlo. Necesitaba despejar mi mente, planear mis movimientos cuidadosamente. Estaban muchas cosas en juego si alguien descubría lo que habíamos hecho, nuestra familia, nuestras carreras... mis sueños... no podía perder eso por una noche de calentura.
« ¡Si, calentura; eso debe ser! » aunque la mención de la palabra fuera como un ligero piquete de dolor en mi corazón, también debía ser clara con todo esto.
Saqué los alimentos del refrigerador y comencé a preparar un desayuno completo como a el le gusta, huevos, pan, salchicha frita, jugo de naranja y cereal. El alimento de un militar prepare el mío también y me quede observando la puerta de su habitación, la cual aún no se abría.
Mi mente viajo a todos los recuerdos de las experiencias que hemos vivido juntos, ha estado conmigo desde que tengo memoria. Lleno y viniendo a donde siempre he querido. Las veces que lo convencí de ir a las carreras de autos y motocicletas aun cuando nos castigaron por ello.
Las veces que me dormí en sus brazos porque ahí es donde me sentía segura, las escapadas a los casinos donde la mayoría de las veces salíamos con el triple de lo que apostamos. Aquel momento en que los dos nos inscribimos en la escuela militar con tal de cumplir nuestro sueño... volar por las nubes a toda velocidad.
Las charlas en el pasto a medio día y a altas horas de la noche, divagando sobre lo que haríamos en el futuro. Con quien nos casaríamos, de quien nos enamoraríamos.
Una lagrima corrió por mi mejilla, no entendía el por qué, pero me dolió recordar eso. Lo mejor era, hacer como si nada hubiese pasado. Dejarlo en una noche de sexo gracias al alcohol y nada más.
Me levante cuando la cafetera emitió el sonido indicándome que el café estaba listo, me serví una taza y camine de regreso al comedor percatándome de que Dante iba saliendo con solo un short puesto, mire su pecho descubierto, sus increíbles pectorales... ¡Es un dios griego!
« Cállate, enfócate Grecia. »
— Te levantaste antes... — murmuro un poco temeroso.
— Si... hice el desayuno por si quieres sentarte — dejé la taza en la mesa y lo volví a mirar. De verdad que este hombre estaba muy bueno.
— Gracias por eso... — dudo en acercarse a mí, así que decidí hablar y decir mi pensar.
— Quiero dejar en claro que, lo que paso anoche, fue un completo error — exprese con determinación — tu y yo somos familia y esto no puede ser, para mi fue solo sexo y espero que así sea para ti. Lamento haberte usado como mi panó de lágrimas, no debí hacer eso y me disculpo.
— Para mi no fue solo sexo... — murmuro, lo mire confundida y a la vez molesta.
— ¿Qué pretendes decir con eso? ¿Eh?
— Que... que para mí fue más que solo sexo Grecia — solté una carcajada.
— ¡Deja de decir estupideces Dante! ¡Somos familia carajo, esto jamás debió pasar! — inquirí.
— Pues paso Grecia, y jamás negare que me encanto sentir tu piel desnuda sobre la mía — su voz era firme, sin una pisca de duda — y se que a ti también te encanto.
— ¡Ja! ¿Realmente piensas que hay más en mi corazón? No me hagas reír Dante — me cruce de brazos ya enojada — ¿Crees que arriesgaría mi vida por esta locura? ¿Quieres que te diga que para mi fue algo mas que sexo? Pues estas realmente equivocado.
— Entonces, ¿Me dirás que amas a Sebastian? Ese idiota que te lastimo...
— ¡Si, si lo amo! ¡Aunque me haya herido, engañado y lastimado! — brame con furia — ¡Con el no tengo nada que perder!
— ¿Y conmigo sí? — su pregunta fue extraña, no estaba entendiendo el por que de su actuar. ¿Dónde estaba ese hombre comprensivo?
— ¡Claro que sí! — extendí los brazos frustrada — ¡Somos familia, es obvio que nadie aceptara lo nuestro! Mis sueños, mis metas, mi trabajo estarían en juego... inclusive la relación con nuestro padres algo que por ti — lo señale — no estoy dispuesta a sacrificar.
— Claro, ya entendí... gracias por recordarme.
— ¡No te entiendo Dante! Eres mi tío nada más... podemos echarle la culpa al alcohol y fingir que nada paso — a veces ni yo misma podía creer mis palabras, pero debía hacerlo, por nuestro bien. — ¿Has pensado si quiera en tu futuro? ¿Tu carrera como piloto?
— Si, pero no te preocupes que tienes razón — expreso con un ápice de tristeza — somos familia, esto jamás debió de pasar. Lamento si te lastimé o si dije algo comprometedor. Será mejor olvidar el pasado y concentrarnos en nuestras carreras — quería sentirme feliz ante sus palabras, pero, no fue así. Me dolieron... mucho.
— Bien, entonces, sentémonos a comer — pronuncio sin más, hice lo mismo que el comí el desayuno en silencio. Debería sentirme feliz por lo que hice, debería estar tranquila por haberlo hecho entender que lo nuestro era imposible, además ni yo misma entendía mi corazón.
El desayuno fue el mas insípido que alguna vez tuvimos, recogí todo junto con él y le pedí que me llevara a mi casa, cosa que acepto sin dudar. Jamás estábamos callados, siempre teníamos platicas extensas llenas de temas increíbles, pero hoy, todo fue silencio.
Me culpaba por no haberle hecho caso a mi conciencia, arruine nuestra relación por no detenerme a tiempo. Me recrimine una y otra vez mi estupidez. Debí de haber parado, aunque la traición de Sebastián me dolía, no se comparaba con esta sensación de perder a unas de las personas que más amas.
— Llegamos — expreso deteniéndose en la puerta de mi casa.
— Gracias — tome mi bolso y salí del auto — ¿Nos vemos en la base? — pregunte nerviosa, habíamos hecho planes de disfrutar estos días, pero ahora, lo mejor, era estar separados.
— Si, recordé que tengo unos pendientes que resolver así que... nos vemos — me sonrió, asentí y cerré la puerta sin mirar atrás.
Camine directo a la entrada de mi casa, antes de abrir me gire para observarlo, quería verlo, sus ojos, su sonrisa. El también me observaba, sostenía el volante con fuerza, sabía que quería hacer algo, lo conocía perfectamente. Me limite a sonreír y entre a la casa sin más.
— Mi nena al fin llegaste bebe — expreso mi madre al verme caminar por la sala.
— Si mama, Dante me trajo anoche... fue una locura — dije con algo de tristeza, ella se acercó a mí, tomo mi rostro y me observo.
— ¿Qué paso mi reina? — mis lagrimas se acumularon en mi rostro y me solté a llorar — ¿Por qué lloras hija?
— Me engaño mama... Sebastián... — sus brazos me acunaron con fuerza dándome ese calor maternal, la abrase y deje que mis lagrimas salieran sin control.
— ¿Qué te hizo ese idiota mi reina? ¿Le cortamos las bolas?
— ¡Mama! — reímos juntas — me ha estado engañando con Gianna — murmure con voz entrecortada.
— Por algo tu padre decía que no le inspiraba confianza — su comentario me dejo algo impresionada, no esperaba que ellos vieran algo que yo no.
— Debí de haberle preguntado, solo me emocione cuando dijo que lo aceptaba que no cuestione más.
— Esta bien hija, no tienes por que culparte. Estabas ilusionada así que, no té culpes. La vida está llena de decepciones, pero lo que nos ayuda es como los enfrentamos — asentí ante sus palabras, tenia razón. Por mucho que me doliera su engaño yo tenia un futuro y debía velar por el.
El resto de la semana me enfoque en mi preparación para entrar a la Fuerza aérea, estaba muy nerviosa no voy a negarlo, pero, era mi emoción mas grande al haber llegado hasta donde quise.No he hablado con Dante y hasta a mi padre se le hizo extraño que no nos viéramos pues jamás pasábamos un solo día sin hablar. Me excuse diciéndole que ambos estábamos enfocados en nuestro futuro trabajo así que decidimos darnos el espacio, se lo creyó completamente.El gran día llego y mis padres me acompañaron hasta la entrada de la base, aquí pasaría el resto de mis días entrenando y preparándome para ser una de las mejores pilotos, quería entrar en un escuadrón de Elite, uno que me llevara a misiones, al campo
Sostuve la carta en mis manos leyéndola con detenimiento... «¿De cuando acá este es poeta?» Me pregunte, el calor de mi cuerpo incremento nuevamente, así como el de mi entrepierna... ¡Mierda! Esto será muy duro.No negare que sus palabras me hicieron sentir una mujer deseada, importante y atractiva. Pensar que yo puedo provocar todo eso en él, me lleno ese ego que todos tenemos. Me deje caer en la cama, aquella que aún tenía su exquisito aroma.Me acurruque entre las sabanas abrazando mi almohada, quería que su perfume siguiera alegrándome la vida. ¿Sera posible sentir algo por él? ¿Tan rápido me había olvidado de Sebastián?Para este punto el sueño h
Grecia...Una semana que paso nuestra noche exquisita en mi habitación, pero, no he podido verlo ni siquiera un poco pues lo entrenamientos son jodidamente rudos. Solo espero poder estar con el nuevamente... ¡Mierda estoy cayendo!Decidí solo relajarme y dormir... su dormir me vendría bien...La ducha tibia me llama a relajarme bajo sus gotas, me desnudo para a ella entregarme... tras la puerta tu voz suena diciendo ¿Ya estás en la ducha? Respondo no amor... abres la puerta y ante mi desnudez te inclinas, sujetas mi miembro que den tan solo sentir tu mano se erecta, lentamente en tu boca lo introduces sin deja de masajearlo con tu mano y viendo mi expresión de placer, llevas al fondo de tu garganta mi erecto músculo y
Dante...Mirar su sonrisa cuando supo que estaríamos en el mismo escuadro hizo que todos esos sentimientos revolotearan en mi corazón. Estoy jodidamente enamorado de ella, no puedo evitarlo y ya no quiero hacerlo. Anoche pensé en muchas cosas, los pros y los contras de toda esta situación. Aunque hay muchos mas contras que beneficios, pero eso los quería resolver con ella.Primero; somos familia esta claro que de principio sentir esto esta mal, aunque hemos crecido juntos se supone que solo debe de haber afecto familiar en vez de jodida excitación.Segundo; si alguien nos descubre, puesto que la mayoría sabe que somos tío y sobrina, sería el fin para ambos. Ella seria despreciada de la peor manera, degradada y expu
Grecia...Decir esas palabras me dolieron, pero era lo mejor. Yo acababa de salir de una relación y ahora, involucrarme en esto, no era lo correcto. Lejos de ser familia estaba cometiendo una locura al aceptar seguir teniendo sexo con él, pero con la condición de no involucrar corazones.Quizás esto sea solo una pasión pasajera, o deseo sexual demasiado poderoso y, al final de todo los dos nos aburriríamos. ¿En qué momento lo comencé a ver cómo hombre? No lo sé, pero estoy segura de que no fue en el momento de tener sexo con él, lo acete demasiado fácil y... ¡Diablos! Siento que me estoy ahogando en un vaso de agua.— ¿A qué te refieres con eso Grecia? — m
— ¿De que se trata? — solo leer las primeras frases ya se a que se refería, guardé la carta y la metí en mi cajón.— Nada... — cerré el cajón con llave algo que ellas notaron extraño — solo palabras tontas sin sentido.— ¿Enserio? Ash, esperaba que fuera algo mejor — expresó desanimada — ¿Pero que decía? — sabia que estaban curiosas así que debía encontrar una buena excusa mas cuando Angela me observaba con detenimiento.« ¡Maldito Dante! »— Solo... solo decía que me veía hermosa hoy en la cena y que espera tener una cita conmigo. Eso fue todo &md
Dante... Jamás en toda mi jodida vida había hecho esa pose sexual, me sentía en otro mundo cuando su boca se adueñaba de mi duro falo. Fue tanto mi deseo que, mientras ella me saboreaba yo quería hacerlo igual. Ambos caímos cansados ante el inminente placer que nos había envuelto, pero, yo la deseaba aún. Hacerla mía durante el entrenamiento sería difícil así que, ¿Por qué no aprovechar esta noche y caer rendidos ante el sexo desenfrenado? La jale hacia mi sonriendo ante la idea... mi pene estaba mas duro que una roca, ella me ponía así... solo ella. — Dante ¿Qué haces? — pregunto agitada. — Aun quiero disfrutarte... — bese sus labios furtivamente perdiéndome en el sabor dulce de su cuerpo — no se cuando podamos tener otr
Grecia... 6 años atrás... — Dante, no deberíamos estar aquí... — menciono al entrar en uno de los casinos mas populares de la ciudad de los Ángeles. — Tu confía... — tomo mi mano y entramos por el amplio umbral del este increíble lugar, no negare que estoy emocionada, pero... me da temor de que nos tomen el pelo. — ¿O no quieres festejar tu mayoría de edad? — pregunto con picardía. — Joder Dante, obvio que sí, pero... ¿Si perdemos dinero? — lo detuve antes de que siguiéramos avanzando — tenemos suficiente con la ganancia de la carrera de hoy. — Si, lo sé. Pero... hay que darle mas candela al asunto... — expreso extendiendo sus bra