Emely avanza unos pasos, cabizbaja, luego de bajarse del auto. Frente a ella, se extiende un enorme, y muy lindo, edificio, es el más grande que ha visto en su vida entera. Matty camina al lado de Elliot, tratando de imitar su estilo y forma de caminar. Matt por su lado, camina junto a ella, pero ambos van en completo silencio. Se siente realmente avergonzada luego de lo ocurrido en la casa, y no quiere hablar de eso, por suerte, ellos parecen comprenderlo y no la presionan en lo absoluto.
Observa de reojo al chico, quien tiene la mirada puesta en el par que va frente a ellos. Muerde su labio inferior, antes de abrazarse a sí misma. No puede evitar pensar en lo tierno que fue al abrazarla cuando estaba asustada, y no negará que, por alguna razón, sentía que podía estar segura en sus brazos. Él es tan cálido, y huele muy bien.
—Emely... —lo escucha llamarla. Amplia los ojos y rápidamente gira el rostro en su dirección con las mejillas sonrojadas, temiendo que él haya notado que lo estaba viendo disimuladamente. —. Hay que entrar a esta tienda a ver si te gusta algo. —sugiere el moreno, señalando el lugar con un movimiento de cabeza.
—B-Bien. —responde con timidez, mientras siguen a los otros dos, quienes ya han ingresado en la tienda.
—Esto, sin duda, te quedará sexi. —comenta Elliot, apareciendo con unos leggins de cuero.
Emely ladea la cabeza al ver la prenda, se ve tan diminuta, que duda que le quede.
—Eso... es... —la chica titubea, al no saber qué decir.
—Eso no Elliot, a papá no le gustará —se entromete Matty, quien aparece de repente con una prenda floreada en sus manos. —. Esto le gustará, veo que las gemelas se visten así.
Emely extiende la prenda que Matty le entrega y sonríe al ver un vestido veraniego.
—Es muy lindo. —dice, después de verlo durante unos segundos.
—Puedes probártelo. —la anima el pequeño, mientras toma su mano y la guía hacia los vestidores.
Emely sale del cubículo con el vestido puesto y Matty sonríe orgulloso por su elección. El vestido es hermoso, con estampados de flores y colores tropicales, es de tirantes y llega hasta sus rodillas. Ella se ve muy linda con él.
—¡Oh, vaya! —exclama Matt, apareciendo con varias prendas similares en sus manos. —. Luces igual que hace diez años, claro, ahora más alta y con senos. —comenta el chico, riendo, a lo que Matty le propina un puntapié.
—Yo conseguí el vestido, te me adelanté, tonto. —bufa, sacando la lengua.
—¡Matty! —lo reprende Emely, con voz dulce, mientras lo sujeta por los hombros. —. Eres muy bueno en esto, pero no tienes que ser grosero con Matt. —dice, para luego darle un beso en la mejilla al menor.
—Yo creo que ese vestuario es muy infantil para ti, ya no eres una niña de siete años, debes utilizar cosas más adecuadas a tu edad —insiste Elliot, mientras toma su mano y tira de ella para guiarla nuevamente hacia el vestidor. —. Prueba esto. — le indica, entregándole un conjunto.
Emely asiente con la cabeza, mientras ingresa al vestidor para probárselo. Supone que no pierde nada con hacerlo.
Matt y Matty se observan entre sí, indecisos de si será una buena idea permitir que Elliot la ayude con su vestimenta. El chico tiene gustos muy extraños, y seguro querrá vestirla como alguna de sus ex novias. Al señor Watson no le gustara eso en lo absoluto.
—¿Qué tal me queda? —pregunta con timidez, mientras sale del cubículo.
Los chicos voltean a verla y la expresión de sorpresa en sus rostros consiguen hacerla sentir intimidada.
—¡Rayos, Sí! —exclama Elliot, dando una palmada con una sonrisa lasciva en sus labios.
Emely observa a su otro amigo y a su hermano, buscando la aprobación de ellos también. Matt se rasca la nuca, muy nervioso, mientras Matty contiene la respiración y niega lentamente con la cabeza. Eso era lo que temían.
—Te ves... eh... ¿muy sexi? —dice el moreno, alzándose de hombros.
—¡De ninguna manera! —exclama el menor. —. Papá jamás lo permitirá.
Emely tuerce un poco la boca mientras camina hacia el espejo de cuerpo completo. Al verse, sus ojos se amplían de manera exagerada. No reconoce a la persona en el espejo. Los leggins son muy ajustados a su cuerpo al igual que la camisa blanca que permite que se vea su ombligo, en combinación a una chaqueta de cuero negra.
—Te ves perfecta. —comenta Elliot, sin dejar de sonreír.
—S-Supongo que puedo llevarme esta ropa, al igual que los vestidos. —titubea un poco.
—Este conjunto, yo lo pago. Es tu regaló de bienvenida. —dice Elliot, mientras se posa junto a ella, viendo en el espejo como sus ropas combinan a la perfección.
—Te está ganando. —murmura Matty, en son de burla, mientras se posa al lado de Matt.
—¡Eso es una tontería, creo que la torta de manzana era mejor! —bufa, riendo por lo bajo. —. ¿O no lo crees? —cuestiona, viendo al menor con evidente preocupación.
—Sé que sería mejor, acompáñame. —dice el chico, mientras toma su mano y lo saca casi arrastras de la tienda.
***
Para las tres de la tarde Emely y Matty ya están de regreso en casa. Luego de despedirse de ellos, Elliot y Matt se preparan para irse hacia sus respectivos hogares, pero antes, Matt le entrega a Emely una hermosa bolsa de regalos y le dice que la abra cuando ambos ya se hayan marchado. Él le guiña un ojo a Matty, quien le devuelve el gesto; y luego de eso, se van.
—¿Qué crees que sea? —pregunta Emely, agitando la bolsa mientras se sienta sobre el sofá, cuidando no arrugar el hermoso vestido que se puso para sorprender a su padre, y de no desarreglar el peinado que le hicieron en el salón de belleza.
—Ábrelo. —le responde Matty, sonriendo, mientras se sienta a su lado.
Emely abre la bolsa de regalo y dentro encuentra una cajita. Frunce el ceño en confusión mientras la saca de la bolsa y la toma con ambas manos. Al abrir la caja, se encuentra con un aparato electrónico de color dorado.
—¿Esto es un celular? —pregunta, mientras lo voltea de adelante hacia atrás repetidas veces. —. Es como el que tienen Matt y Elliot, diferente color, pero ¿cómo se usa esto?
—¡¿Estás bromeando?!— exclama Matty, ampliando los ojos. —. Esa es la vida entera de todos los adolescentes del 2017 ¿Cómo no sabes cómo se utiliza? Escucha, en el teléfono celular táctil inteligente, es donde puedes tener música, fotos, videos, redes sociales etc.—dice Matty, mientras toma el aparato en sus manos.
—La vida de todo adolescente, ¿eh?, ¿dónde está tu vida? —pregunta Emely, refiriéndose a su teléfono.
—Ah... —Matty frunce el ceño al no saber cómo manipular el aparato. —. Papá dice que cuando tenga doce —levanta la mirada y observa a Emely con una sonrisa. —. Solo falta un año.
Después
de minutos tratando de manipularlo, sin éxito alguno, Matty decide mejor buscar ayuda profesional.—¿Qué es google?
—Emely, ¡¿dónde has estado todos estos años?! —exclama el ojiazul, viéndola con sorpresa. —. Google es la más grande fuente de búsqueda de información, ahí encuentras todo.
—Oh... —Emely abre la boca con sorpresa, luego su mirada cambia a una más triste al recordar su infancia. —. De donde vengo, nadie usa cosas como estas.
Por suerte para Emely, sus hermanos menores no son conscientes del lugar al que ella perteneció durante diez años. Sus padres no quisieron decírselos y guardaron el secreto para evitar incomodarlos una vez que ella regresara.
—¡Listo! —exclama Matty, victorioso, cuando logra entender cómo funciona el teléfono y consigue activarle el wifi.
Su siguiente misión... Enseñarle a Emely como usarlo.
Una vez que el reloj marca las cinco de la tarde, Mark, su esposa e hijas, llegan a casa, tenido solamente una hora para arreglarse e irse al partido. Cuando ingresan a la vivienda, Emely y Matty se ponen de pie al verlos, como forma de saludo. Las gemelas lucen unos lindos vestidos con alas de hadas y brillantinas de pies a cabeza, lo que hace que Emely las observe maravillada; aunque no tanto como los recién llegados la observan a ella.
—Emely... te ves hermosa. —dice su padre, mientras se acerca y la abraza.
Cuando siente los brazos de Mark alrededor de su cuerpo, no puede evitar recordar lo que vio en su sueño, si se le puede llamar así, esa mañana. El miedo la invade de pronto, de solo pensar en que ella podría llegar a dañarlo en algún momento.
—Gracias, papá. Matty lo escogió. —se obliga a sí misma a responder, mientras le corresponde el abrazo.
—Es lindo. —dicen las gemelas al unísono antes de verse fijamente la una a la otra. Sonríen y asienten con la cabeza, antes de comenzar a caminar hasta salir de la sala.
Mark esboza una pequeña sonrisa, se siente muy emocionado, ya que, conociendo a sus retoños, sabe que Emely ha logrado conquistarlas. Lo que significa que poco a poco, logrará conseguir su confianza, al igual que la de Matty, quien ya parece muy apegado a ella.
—Bien, ya es hora de alistarnos para el partido de Matty. —anuncia Mark, dando una palmada.
—¿Emely puede venir? —pregunta Matty, poniendo cara de cachorrito. —. ¡Porfa ma, porfa pa! —suplica.
Mark observa a Eleanor buscando su aprobación, realmente desea que su esposa le dé una oportunidad a su hija. Ésta sólo se cruza de brazos y suelta un bufido, luego se alza de hombros, para finalmente girar sobre su eje y dirigirse hacia la cocina a preparar algunos bocadillos para llevar.
—¿Supongo que esto es un sí? —comenta Mark, mientras observa a su hija con una enorme sonrisa en sus labios. Sus ojos brillan de emoción ante la idea de la primera salida que tendrán todos como familia. Siempre soñó con algo así.
—¡Yey! —chilla Matty, emocionado, mientras comienzan a celebrar. —. Echaré un gol para ti.
Emely asiente, entusiasmada, y rápidamente corre hacia las gradas para ir a su habitación a terminar de alistarse. Se observa en el espejo una y otra vez; admirando lo bien que luce su cabello, y ni hablar de su vestido y las zapatillas que combinan a la perfección. Está muy emocionada, porque siente que al fin comienza a ser aceptada.
—Emely nos vamos en cinco minutos. —anuncia Mark, desde la planta baja.
—¡Enseguida voy! —responde, mientras observa el aparato que Matt le regaló. Y esboza una enorme sonrisa al ver la notificación de un mensaje entrante por parte del chico.
“Te veías muy linda hoy, suerte en el partido”
Al leer el mensaje, siente como si tuviera mariposas revoloteando en su estómago. Sabe que la única razón por la que se ve así de bien, es gracias a la ayuda que él le proporcionó, al llevarla a la peluquería y a la zapatería, mientras Matty y Elliot competían en las maquinas traga monedas.
Un ruido extraño en su puerta hace que se gire rápidamente, y frunce el ceño en confusión cuando mira un sobre púrpura entrando por debajo de la puerta. Se pone de pie y camina hasta llegar a este, se inclina, toma la carta y la observa por cuestión de segundos antes de abrirla.
“Emely, estás cordialmente invitada a tomar el té en nuestra casita del árbol”.
Atentamente: Leah y Mia.
Sonríe como tonta al ver la carta, escrita con crayones y decorada con escarcha, un
Emely baja las gradas con una enorme sonrisa en sus labios, sintiéndose la persona más afortunada del mundo. Cuando está en la planta baja, sus hermanos, madrastra y padre ya están en la puerta, listos para marcharse. Matty lleva puestos el típico traje de futbolista, mientras que los demás llevan puestos jeans y sudaderas.—Ten esto, allí hará frío. —le dice Mark, sonriendo, mientras le ofrece una sudadera color rosa pálido; que combina a la perfección con el vestido que lleva puesto.—Gracias. —le devuelve el gesto, mientras extiende sus manos para tomarlas, dejando a la vista el aparato dorado que lleva en ellas.—¿Qué es eso? —pregunta su padre, frunciendo el ceño.—¿Eh? Oh, esto; es un teléfono celular táctil inteligente… —responde Emely, encogiéndose de hombros.&m
Mark camina lentamente, atravesando el patio trasero para llegar hasta la casa del perro, frente a la cual se encuentra Emely, recostada en el pasto, posando su cabeza sobre el gran danés, mientras lo abraza con su brazo derecho. Para él es sorprendente como el perro le tomó cariño tan pronto, aunque esa raza de perros es famosa por ser mansos y cariñosos; Tao es la excepción algunas veces, en especial con los carteros. Pero ahora está tan tranquilo a pesar de cargar con el peso de la cabeza de Emely; quien se lo recompensa con caricias, mientras tiene la mirada perdida en la insignificante valla de madera que rodea la casa.—Hola, cariño —le habla, con suavidad, una vez que se encuentra a
En un vecindario donde normalmente reina la paz y la serenidad; una fuerte y escandalosa música rompe el silencio. Pero, eso parece no afectarles a los residentes del lugar, quienes sin darle importancia al bullicio; se preparan para descansar luego de un largo y ajetreado día.—Te ves hermosa. —halaga el menor, viendo a su hermana con ojos muy amplios.—¿No crees que es muy ajustado? —cuestiona insegura, mientras se observa al espejo. —. ¿Papá no se molestará por esto? Emely se remueve incómoda, mientras permanece sentada en el borde de la cama. Observa la hora en la pantalla de su celular, aún es media noche, no ha pasado mucho tiempo, pero ella lo ha sentido como una eternidad. Muerde su mejilla interna mientras abre el chat de Matt, quiere escribirle y preguntarle en donde se encuentra, para irse con él, pero luego observa al chico que se encuentra recostado sobre la cama, con la mirada perdida en la nada, mientras tararea la canción deImagine Dragons: Belieber, y siente que tampoco estaría bien dejarlo sólo luego de prometerle no hacerlo.Los minutos pasan y la incomodidad entre amCapítulo 10
Pasado el mediodía, Mark decide subir a la habitación de su hija para ver cómo se encuentra. Luego de haberle negado el permiso para asistir a la fiesta, la noche anterior, Emely no ha salido de su habitación. Lleva en sus manos una pequeña bandeja de frutas para ofrecérsela, esperando a que lo disculpe y decida comer un poco.Toca un par de veces la puerta de la habitación, pero no obtiene respuesta. Frunce el ceño en confusión mientras toma la perilla para abrirla, no tiene seguro, por lo que entra sin problema, avanza hacia la cama, perfectamente tendida, y deja la bandeja sobre la ella. El silencio reina en la sala del comedor, en donde la familia completa se encuentra sentada, observando fijamente la comida en la mesa y sin animarse a probar un sólo bocado. Mark dirige su mirada hacia su esposa, quien se encuentra a su lado enjugando sus lágrimas con un pañuelo, toma su mano sobre la mesa y la presiona con fuerza intentando darle ánimos.—Fue un buen perro —habla con suavidad, mientras aparta la mano de la de su esposa, para luego inclinarse hacia ella y besar su cabello con ternura. —. Todo estará bien, lo prometo.Emely alza la mirada, por primera vez desde que se Capítulo 12
Emely avanza por los bellos jardines, rozando sus manos con algunas de las flores. El día ha amanecido realmente hermoso, el sol está radiante y ni hablar de la fresca brisa que sopla en su rostro, causándole un agradable hormigueo en las mejillas. No recuerda cuando fue la última vez que salió a dar un paseo por esos campos.—¡Emely! Linda, no puedes estar aquí —sisea Lottie, parece muy angustiada cuando avanza hacia ella para tomar su mano. —. Ven conmigo. Al volver del trabajo ese día, Mark estaciona el auto y se apresura a bajarse luego de apagar el motor. Suspira hondo, pensando que en unas pocas horas tendrán que salir todos como familia a cenar en un restaurante. Se encuentra nervioso, y mucho, por el hecho de que no sabe qué resultará de todo eso, realmente teme que su hija retroceda en lugar de avanzar.De manera distraída, observa todo a su alrededor, hasta que sus ojos se posan en la casa al otro lado de la calle. Arquea una ceja, confundido, al divisar a su vecina sentada en el porche, con una expresión llena de angustia plasmada en el rostro.Último capítuloCapítulo 14