22/02/2018
En la sala de espera del hospital reina un silencio sepulcral, dónde todos los presentes observan atónitos al hombre que lleva un traje azul manchado con sangre. Éste les devuelve la mirada, expresándoles todo el pesar que siente por no haber podido salvar la vida de aquella pobre chica, pero estos parecen no haber comprendido ninguna de sus palabras.
—Les juro que hicimos todo lo posible.
Las luces de los flashes se encienden, cegando por cuestión de segundos al joven sentado tras una mesa que se encuentra sobre una tarima. Él suspira profundo, y se fuerza a sí mismo a mantener sus ojos abiertos, observando con su profunda mirada azuleja al público sentado frente a él.—¿Alguien tiene alguna pregunta? —cuestiona, antes de rascar su nuca, un tanto nervioso.—Yo —un joven alza la mano. —. Joven Watson. 06 de marzo del 2007Es media noche, cuando un grito desgarrador arrebata a un agotado señor Watson de su sueño ligero.El padre de familia se incorpora en la cama, aturdido, solo para darse cuenta de que esos gritos pertenecen a su esposa. Angustiado, se baja de un salto y corre hacia la puerta para salir de la habitación e ir en su búsqueda.Su corazón late a una velocidad tan exagerada que provoca un agudo dolor en su pecho, que le dificulta respirar con normalidad, más, aun así, no se detiene, hasta que se da cuenta de que corre en la dirección equivocada. Se detiene a mitad de pasillo, sintiendo como el aire que sale de sus fosas nasales quema en la comisura de sus labios, y presta más atención para intentar identificar de donde provienen los gritos. Sus ojos se amplían de manera exagerada y comienza a correr nuevamente, esta vez en la dirección correPrologo: Aquella Noche
10 de junio del 2017Sentada en la oficina principal de la institución psiquiátrica, una joven de cabello castaño mantiene su mirada esmeralda perdida aparentemente en las uñas de sus manos, las cuales se encuentran entrelazadas sobre su regazo, mientras sus pies golpean constantemente el suelo, evidenciando lo nerviosa que se encuentra en ese momento en el que escucha a las personas a su alrededor discutir sobre su salud mental.—Bueno linda, has progresado mucho en estos últimos años. Y, todos estamos de acuerdo en que ya estás apta para volver al mundo y tener una vida normal... Ahora sólo debes mirar a la cámara y responder un par de preguntas. Es para el registro. —le indica el hombre vestido con una bata blanca. Al cual ha tenido que visitar una vez al mes, durante una casi cinco años.—De acuerdo. —responde, nerviosa, mientras acomoda un
No sabe exactamente el motivo, pero, por alguna razón, el abrazar a esa mujer hace que un sentimiento cálido se posicione en su pecho, causando que sus ojos se cristalicen. De las pocas cosas que recuerda de su infancia, el rostro de su padre y el de esa mujer, son los únicos que lleva consigo en su memoria, y ese es el motivo por el cual ansiaba poder estar frente a ella nuevamente.—¡Hola, Eleanor, estoy tan feliz de volver a verte! —exclama con voz chillona, y se aferra más a ella, a pesar de no ser correspondida por la adulta.—E-Espera… ya es suficiente. —dice, mientras alza ambas manos, evitando tocarla, y retrocede un par de pasos para apartarse.Ante la ausencia de la mujer entre sus brazos, ella tuerce un poco la boca y baja la mirada, sintiendo una profunda tristeza invadir su ser. Era claro que eso pasaría si la abrazaba, se supone que debía haberlo previsto antes de
Emely se encuentra en la cama, recostada de costado, observando fijamente las paredes pintadas de verde menta. Suspira profundo, realmente no ha podido cerrar los ojos ni un momento, por miedo a que, al despertar, se encuentre nuevamente en el psiquiátrico, donde todas las paredes son totalmente blancas. Se incorpora en la cama hasta quedar sentada y observa en derredor, el reloj sobre el buró marca las cuatro y media de la mañana, para ella, es hora de levantarse.Sale de su habitación, aún con el pijama puesto y descalza, le encantaría poder ver el amanecer desde afuera, y no desde la ventana, como lo hacía en el psiquiátrico. Llega hasta las gradas de la casa y baja con cuidado de no hacer ruido. No puede evitar sentirse diferente en ese lugar, siente como si todo se tratase solamente de uno de esos lindos sueños que rara vez tuvo en el psiquiátrico, y teme que en cualquier momento pueda despertar.<
Emely trata de avanzar, pero todo está completamente oscuro a su alrededor. No logra ver, ni oír nada. Su corazón se acelera a medida que trata de caminar, y se da cuenta que el espacio es cada vez más estrecho. Alza la mirada con desesperación buscando alguna pizca de luz que la guie, los latidos de su corazón son cada vez más fuertes al igual que su respiración entrecortada. Comienza a tratar de moverse más rápido pero su vestido se queda atorado en algo, impidiéndole avanzar, entonces... un rayo de luz aparece frente a su rostro. Observa en la dirección de donde proviene y se sorprende al ver que se trata de una puerta a medio abrir. Comienza a oírvoces y pasos tras ella.—Papá... —susurra para sí misma al reconocer la voz. —. ¡Papá! —comienza a gritar con desesperación mientras tira más fuerte de su vestido, trat
—Emely... Emely, despierta.Una suave voz interrumpe su sueño, abre lentamente los ojos y observa a su padre de pie frente a ella, vistiendo un hermoso traje color azul marino. Mira a su alrededor, confundida, y se da cuenta de que aún se encuentra en el patio, recostada contra la casita de Tao, quien se encuentra a un costado con la cabeza en su regazo.—¿Dormiste aquí? —pregunta su padre, mientras se pone a cuclillas frente a ella.—Sólo hacíamos las pases. —responde, bostezando.—Parece que lo conseguiste —comenta Mark, admirando como su hija logró domar al Gran Danés en poco tiempo. —. Muy bien, Tao, ya eres libre de tu prisión —dice, antes de liberar al perro, quien comienza a saltar y a correr de un lado a otro. —. Vamos adentro, Emely.El par camina hacia la entrada, y el perro junto a ellos. una vez que están en
Emely avanza unos pasos, cabizbaja, luego de bajarse del auto. Frente a ella, se extiende un enorme, y muy lindo, edificio, es el más grande que ha visto en su vida entera. Matty camina al lado de Elliot, tratando de imitar su estilo y forma de caminar. Matt por su lado, camina junto a ella, pero ambos van en completo silencio. Se siente realmente avergonzada luego de lo ocurrido en la casa, y no quiere hablar de eso, por suerte, ellos parecen comprenderlo y no la presionan en lo absoluto.Observa de reojo al chico, quien tiene la mirada puesta en el par que va frente a ellos. Muerde su labio inferior, antes de abrazarse a sí misma. No puede evitar pensar en lo tierno que fue al abrazarla cuando estaba asustada, y no negará que, por alguna razón, sentía que podía estar segura en sus brazos. Él es tan cálido, y huele muy bien.—Emely... —lo escucha llamarla. Amplia los ojos y rápidamente gi