Emely avanza por los bellos jardines, rozando sus manos con algunas de las flores. El día ha amanecido realmente hermoso, el sol está radiante y ni hablar de la fresca brisa que sopla en su rostro, causándole un agradable hormigueo en las mejillas. No recuerda cuando fue la última vez que salió a dar un paseo por esos campos.
—¡Emely! Linda, no puedes estar aquí —sisea Lottie, parece muy angustiada cuando avanza hacia ella para tomar su mano. —. Ven conmigo.
Al volver del trabajo ese día, Mark estaciona el auto y se apresura a bajarse luego de apagar el motor. Suspira hondo, pensando que en unas pocas horas tendrán que salir todos como familia a cenar en un restaurante. Se encuentra nervioso, y mucho, por el hecho de que no sabe qué resultará de todo eso, realmente teme que su hija retroceda en lugar de avanzar.De manera distraída, observa todo a su alrededor, hasta que sus ojos se posan en la casa al otro lado de la calle. Arquea una ceja, confundido, al divisar a su vecina sentada en el porche, con una expresión llena de angustia plasmada en el rostro. Es el otoño del 2010, y en la habitación 64 hay una mujer luchando por lograr calmar a una histérica niña que intenta cortar su cabello. Lottie suspira profundo, una vez que logra arrebatar el objeto de las manos de la menor, pero ya es demasiado tarde para salvar la hermosa cabellera castaña. —Emely… ¿lo hiciste de nuevo? —cuestiona el hombre de cabello negro, mientras ingresa en la habitación junto a un par de enfermeros.—Señor Willy, fue mi culpa, la descuidé y tomó unas tijeras.—Lo que significa que usted no sirve para este trabajo, Lottie. ¿Y si no fueran para cortar su cabello? ¿Y si fueran para atentar contra su integridad física? ¡Esa niña está demente, no es cuerda y usted parece no aceptarlo!—Señor Willy…—¡Basta! ECapítulo 15
Emely camina a pasos apresurados por la calle de regreso a casa, preguntándose ¿qué rayos acaba de pasar? No logra explicarse siquiera el cómo terminó frente a la casa de Elliot. Su cuerpo entero tiembla por los nervios, él lo sabe, se supone que nadie debía saberlo. Su padre se pondrá furioso si se entera, de eso no tiene duda.Busca en su cabeza la manera correcta de hablar con Matt de lo que pasa. No quiere arruinar las cosas más de lo que hizo al gritarle como una desquiciada la noche anterior, cuando él sólo quería saber cómo había resultado la cena. Pero es que se sentía tan confundida, triste y abatida, no quer&iacu
Emely suspira profundo mientras permanece de pie frente a la puerta, siente su corazón latiendo en su garganta mientras se esfuerza en gran manera por no desvanecerse en ese momento. Guía su mano temblorosa hecha un puño hacia la superficie de madera y toca un par de veces; tiene la esperanza de que nadie abra, pero segundos después, escucha el cerrojo de la puerta ser removido y rápidamente da un par de pasos atrás, conteniendo las ganas de salir corriendo en ese momento.—Sabía que volverías. —comenta la persona del otro lado de la puerta, esbozando una sonrisa llena de prepotencia. Emely se encuentra frente a la ventana de su habitación, con la mirada fija en el cielo que comienza a tornarse de una hermosa gama de colores tiernos gracias al amanecer de ese día; quisiera poder salir a verlo al aire libre, pero desea evitar lo más que pueda cualquier contacto con su familia. Recién sale de la ducha, y ya ha perdido la cuenta de cuantas veces se ha duchado a lo largo del día luego de lo ocurrido. No tiene deseo de buscar ropa, por lo que sólo permanece vistiendo una bata de baño, y, aunque las gotas de agua que caen de su cabello, combinado con la fresca brisa que entra por la ventana, le provoca que sienta mucho frío, no hace ningún esfuerzo por buscar alguna fuente de calor. Matt regresa a casa luego de un largo y exhaustivo día, el cual mejoró, sólo un poco, cuando Anne lo invitó a comer luego del entrenamiento. Al cruzar el umbral de la puerta, sus ojos se amplían de manera exagerada al divisar a su madre, y amiga, en el sofá de la sala.—¿Mamá? —la llama, mientras se acerca, sorprendido de ver a Emely dormida en su regazo.No puede creer que realmente se encuentre ahí, ya que lleva un par de días intentando con todas sus fuerzas verla, pero la respuesta siempre ha sido negativa, dijeron que ella no quería ver a nadie.Capítulo 18
Capítulo 19
AMBICIÓNElla se toma el atrevimiento de sujetar la mano del chico y posarla sobre su cintura, mientras envuelve los brazos alrededor de su cuello y se estira hacia él para alcanzar sus labios. Tiembla, su cuerpo entero tiembla y su mente la bombardea con mil y un cosas a la vez, pero no quiere prestarle atención, a pesar de no sentir ninguna reacción por parte del chico. Decepcionada y triste
CULPAEso es todo lo que Matt puede sentir, mientras avanza hacia la acera, con la cabeza agachas y las manos oculta en los bolsillos de su pantalón. Cruza la calle en dirección a su casa, pero a mitad de camino se detiene, y gira la cabeza para observar la casa de sus vecinos con evidente angustia. No quería dejar las cosas así, pero tampoco puede quedarse ahí ya que se acerca la hora en que Mark vuelve a casa, y si lo encuentra invadiendo su propiedad, seguramente lo matará.Último capítulo