Capítulo 2

Esa misma tarde, la madre de las dos lobas es trasladada a un mejor lugar, dónde puede ser atendida, aquella loba no sabe de lo que es capaz Angelli, confía en su hija.

Viviana es quien ahora está en manos de su malvada gemela

—¿Que sigue? Me chantajeas con nuestra madre, supongo que tú plan va enserio.

Angeli sonríe, compra una cabaña cercana a su manada donde se traslada de inmediato con Viviana.

—Desde hoy empezaremos un entrenamiento para que me imites a la perfección, necesito que te metas en la cama de Frank rápidamente, si te embarazas estás más cerca cada día de tu libertad.

La loba saca de su maleta varias fotos familiares, dónde presenta a los más cercanos para ella, empezando por Frank, su esposo.

Viviana abre los ojos al ver a aquel lobo tan guapo, la manera en la que su hermana lo describe como todo un caballero noble.

Le presenta a su amante, Michael, le pide que lo mantenga al margen de todo 

—No debe saber que no eres yo, lo descubríra porque juntos somos un volcán, así que alejalo hasta que quedes embarazada, después hablaré con el.

Cada uno de los cercanos, es presentado en fotos a Viviana que aprende cada detalle.

Angelli le enseña durante días como debe comportarse, la manera de comer, de caminar y fingir que es de alta sociedad.

—Si yo pude hacerlo hasta llegar a ser la esposa de un Alfa, es imposible que tú no lo logres.

—¿Cómo está mamá? —Viviana se siente angustiada al no saber nada de ella.

Angelli decide llevarla al lugar donde es atendida, su madre se encuentra en una gran casa, con varias lobas que la cuidan, se ve mucho mejor.

Viviana se arrodilla a pies de su madre, la loba acaricia el cabello de su hija abnegada

—Con la ayuda de tu hermana estoy bien, solo debes estar tranquila y permitir que te ayude.

La loba abraza a su madre le da un beso en la mejilla

—Lo haré, ahora que se que estás bien, seguiré cada paso que me pidas Angelli.

Después de ver a su madre la loba se comporta mucho más dosil con su hermana, la obedece en todo.

—¿Cómo nos vamos a comunicar? Tu no puedes acercarte a la manada y yo necesitaré indicaciones —pregunta la loba.

—Por cartas, invéntate un pseudónimo de una amiga, quizás Tiana, como la vieja muñeca con la que jugábamos.

—Aun soy... Nunca he estado con un lobo, el se dará cuenta de eso y ¿Que pasara?

—Se astuta, ingenia algo para que eso no suceda, además solo será una vez, después métete en su cama todas las noches si es necesario, 

Luego de un par de días, Viviana ha terminado su preparación, Angelli no puede esperar, sabe que la concubina de Frank está ganando terreno y no puede permitirle esto.

En la noche se llevará a cabo la fiesta de cumpleaños de Frank, el Alfa tiene de invitados a muchos lobos de la elite, Angelli considera que es el momento para que Viviana se integre.

Le corta su larga cabellera para dejarla del mismo largo que el de ella, Viviana llora, su cabello era parte de una promesa de amor de un viejo novio que se fue y no regreso pero el amor a su madre era más importante.

—Estas lista, pero te quiero advertir, no me quites nada de lo que es mío, porque de enemiga puedo ser aún peor.

Viviana suspira

—Tu encárgate de cuidar a mi madre, porque soy tu gemela así que también de enemiga seré lo peor.

La fiesta de la manada se lleva a cabo, todos están reunidos, Frank recibe a sus invitados mientras observa hacia la entrada de la fiesta la llegada de Angelina

Una loba joven de cabellos rubios, y ojos verdes lo toma del brazo

—Mi Alfa, no se preocupe si ella no aparece, yo estaré aquí para ser su acompañante, soy su concubina desde esta noche y si su esposa no puede cumplir su misión de ser su reina, yo si lo puedo hacer.

—Gracias Gina, Pero el lugar a mi lado es de Angelina.

Todos miran a la entrada cuando Angelina o más bien Viviana hace su aparición.

La loba usa un vestido rojo ajustado al cuerpo, un escote prominente que es imposible no ser visto por otros lobos, Viviana se siente incomoda, jamás usaría algo tan sensual.

Observa a todos lados, se siente como un bicho raro, Frank se aleja de Gina y sus acerca a su esposa.

—Sabia que vendrías, me imagino que llegaste tarde porque querías verte así de hermosa.

Frank besa a Viviana que siente como su cuerpo tiembla con ese beso, al que ella corresponde acariciando el rostro del alfa.

El lobo se separa y ve extrañado a su esposa

—¿Que sucede?

—Por... Porque lo dices —tartamudea Viviana con el miedo de ser descubierta.

—Solo... Ese Beso fue tierno, estoy acostumbrado a tu pasionalidad, Pero este fue ... Diferente... Dulce.

Viviana abre los ojos, su boca se queda abierta sin saber que responder Pero Frank la silencia dándole un beso suave de nuevo

—Me gusta más está faceta de dulzura —susurra en su oído.

Toma de la mano a su esposa que debe saludar a todos los presentes con familiaridad y seguridad, intentando imitar la personalidad de su hermana que es diferente a la de ella.

Michael se acerca y le da un beso en la mejilla

—Necesito quitarte ese vestido y devorarte 

Viviana le da un leve empujón mientras lo mira indignada ante esa proposición, Michael abre los ojos, no entiende la actitud de la loba.

El Alfa le pide a su esposa ir al estudio para traer el anillo del Alfa que olvidó en el lugar.

Ella sonríe mientras le da una leve caricia en la mejilla, Frank despierta en ella sentimientos que nunca imagino.

Le pregunta a una de las sirvientas dónde está el estudio, lo que genera rareza en ella.

—Disculpame, es que me siento algo mareada por el champagne

Está gentileza genera aún más rareza en la sirvienta que está acostumbrada a los gritos de Angelina, decide llevar a la reina hasta el estudio.

Viviana busca en el lugar el anillo, que no sabe no como es, cuando la puerta se cierra 

—¿Que hace aquí? Estoy ocupada.

Michael se acerca al escritorio de su hermano y le entrega el anillo a Viviana 

—¿Que sucede contigo? Estás muy rara desde que llegaste a la fiesta ¿Sabes cuánto te he esperado para que me rechaces? 

—El viaje me hizo meditar, y creo que lo nuestro tiene que acabar

Viviana quiere seguir su camino pero Michael la empuja contra la pared

—No querida, yo soy quien decide cuando lo nuestro acaba.