Embarazada del prometido de mi hermana; ¡NO TE SOPORTO!
Embarazada del prometido de mi hermana; ¡NO TE SOPORTO!
Por: Ashley Lancaster
Capítulo 1; Las Vegas

Capítulo 1; Las Vegas

~Jane~

—¡No pienso regresar a Nueva York, mamá!

Camino con mi celular puesto en la oreja, mientras me quejo y la escucho hablar detrás del celular.

—Tienes que venir, es la boda de tu hermana. Tienes cinco años sin venir.

—¿Te recuerdo que ustedes fueron los que me alejaron pensando que era mala influencia para su querida hija? Yo solo era una niña, y a ustedes no les importó tenerme lejos. Entonces, ¿por qué iría a la boda de mi hermana a fingir que somos una familia feliz?

—Estar de fiestas no es una vida, te destruyes.

—Tú me destruiste cuando me apartaste, me hiciste sentir que estaba mal.

—¡Ya supéralo! Deja el drama, Jane. ¿Vendrás?

—No tengo tiempo, te llamo después.

—Jane…

No la dejo continuar y cuelgo la llamada.

Mi madre me alejó de mi hermana creyendo que le haría daño, me dejó pasar sola todas las navidades y cada cumpleaños, ahora no quiero regresar con ellos. Los quiero, pero tengo una vida que vivir y ellos de lejos están bien.

Ha pasado un par de horas, decidí salir con Sandra, es mi amiga. Queremos disfrutar de la noche, mañana se regresa a su ciudad.

—¿En serio crees que nos dejarán pasar? Ni siquiera estamos invitadas a esa fiesta, es privada. Es exclusiva para personas con demasiado dinero.

Me dice mi amiga Sandra mientras mira la entrada.

—Eres demasiado negativa. A mí nada me queda grande —sonrío, acomodando mis pechos dentro de mi vestido—. Mira y aprende.

Pongo una sonrisa coqueta y camino en dirección al guardia que me mira con seriedad, pero puedo sentir su mirada en mis pechos. Arreglo mi cabello, trato de pasar y pone la mano en la mitad, evitándome el paso.

—Su entrada.

Me dice.

—La he perdido, pero si busca en su lista verá que hay está mi nombre. Jane Londoño.

La revisa.

—No está, retírese.

—Ya le dije que mire bien.

Trato de pasar y esta vez en vez de poner su mano en la puerta, me empuja, haciéndome golpear, estoy por darle una cachetada y alguien me toma de la mano.

Desvío la mirada, y me encuentro con unos ojos demasiados intensos, tiene un ojo azul y otro verde, y su mirada está tan llena de intensidad que puedo sentir mi piel erizarse. Su ligera barba se ve cuidada, y su piel blanca hace que sus gruesos labios se vean más rosados.

«Qué guapo es».

—¿Qué está pasando con la señorita?

Su voz aguda llega a mis oídos cuando se dirige al guardia.

—La señora quiere pasar y no tiene su entrada, asumo que miente porque no aparece en la…

—Ella viene conmigo, por eso no trae su entrada.

—De hecho, mi amiga y yo venimos con él.

Jalo de la mano a Sandra que me mira llena de vergüenza, mientras le sonrío.

—Lo siento, señor, no lo sabía.

—Para la próxima, hago que te despidan. Inútil.

El guardia se hace a un lado, el hombre me mira y me extiende su mano para que la tome, lo miro con una sonrisa un tanto coqueta y entramos, Sandra detrás de nosotros.

Nos recibe la buena música y luces en todos los colores, personas en los juegos cargadas de emoción por ganar, todo demasiado elegante y revelador; pero qué se puede esperar de las Vegas.

¡Aquí todo es diversión!

—¿Te gustaría sentarte en mi mesa?

Me ofrece el hombre el cual todavía no sé su nombre.

No quiero verme demasiado fácil y accesible para él que parece tan inalcanzable ante todos los que están aquí.

—No, pero gracias.

Me doy la vuelta y me agarra del brazo.

—¿Cómo te llamas?

Me interroga.

—Jane.

—Hugo.

Me dice su nombre, recorriendo con su mirada mi cuerpo.

Nos alejamos y se pierde entre la gente.

—¡Acabas de rechazar al hombre más atractivo y ardiente que he visto! Y mira que he visto muchos. ¡Estás demente!

Sandra reprime un grito.

—Lo hice —mascullo, agarrando una copa de vino—. Vendrá a mí antes de que la fiesta se termine.

—Si no lo quieres, yo sí.

—Solo diviértete, y veamos qué pasa.

—Te apuesto que yo puedo llevármelo a la cama primero que tú —me reta—. ¿Probamos?

—Acepto tu apuesta. ¿Cuál es el premio?

—Me parece bien obtener a Hugo.

Nos reímos, y nos damos la mano cerrando la apuesta.

Me acerco al DJ para que cambie la canción por una más movible, me abro el primer botón de mi vestido y arreglo mi cabello largo, dándole un poco de volumen.

Muevo mis caderas al ritmo de la canción, mientras juego con mi cabello, ganándome la mirada de algunos hombres. Mientras que sus mujeres me miran con cierta envidia.

«Sí, a los hombres le parezco atractiva, y a las mujeres una vulgar».

Veo a Sandra bailar también de manera sexy, algunos hombres se le han acercado, es una mujer bella.

Siento unas manos grandes agarrarme de la cintura, me giro encontrándome con Hugo, se ha quitado su saco, quedando solo con su camisa blanca que tiene los botones abiertos.

Me hace moverme a su paso, dejándome cerca de sus labios, baja por mi cuerpo bailando, y lo miro desde arriba con una sutil sonrisa. Lo hago retroceder, quedando pegado a la pared, y le bailo, dejando que sienta mi cuerpo.

Puedo sentir su aliento contra mi cuello.

—Qué bien bailas —me dice, moviéndose.

—¿No te gustaría ver qué otras cosas hago bien?

—Eres directa, eso me gusta. Vayamos a mi hotel, está cerca —se detiene—. Tengo que aclararte que solo es una noche, no me interesa nada romántico, las chicas suelen confundir el sexo con amor.

—¿Quién dice que me interesa tener algo romántico contigo? Solo quiero hacerlo y ya, disfrutar. No me interesa tener un romance, cálmate.

Me agarra de la cara, y me besa, haciendo que esta vez quede yo contra la pared.

«Qué sexy…».

No pienso resistirme, después de todo, es la última vez que lo veré; nada puede pasar…

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP