Capítulo 6; Encuentro II

Capítulo 6; Encuentro II

~Hugo~

No me muevo de mi lugar viendo con quién viene bajando Nora, su cabello negro se mueve mientras camina con toda la sensualidad que puede tener, y esa fue una de las cosas que me gustaron de ella, ahora, todo está en riesgo por su culpa.

«No puedo tener tanta mala suerte para que se conozcan».

Sí Jane llega a decir algo de lo que sucedió todo se irá al demonio, no puedo perder a Nora que ha estado para mí desde que empezamos a ser novios, no podría.

Su cara llena de sorpresa me hace pensar que no sabe de mí, pero puede ser una trampa.

Puedo sentir todo mi cuerpo tenso.

—¡Hugo, mira la sorpresa que me encontré!

Me dice Nora llena de felicidad, mientras me abraza y jala de la mano a Jane.

—Te quiero presentar a mi hermana Jane…

Las últimas palabras retumban en mis oídos, y se forma un espeso silencio de varios segundos mientras nos miramos. No puede ser verdad tanta coincidencia, no pude acostarme con mi cuñada.

No pude haberla traicionado con su propia hermana, nunca me va a perdonar.

«Jodí todo».

—Hola, Jane.

Le extiendo mi mano, fingiendo que no la conozco.

—Hola…

Puedo ver en su cara que está dudando, así que me acerco, y haciendo que todo está bien le doy un abrazo.

—No digas nada —le susurro—. Por favor…

Nos alejamos. Le ruego con la mirada que no diga nada y finge una sonrisa.

—Me alegra conocerte, Nora no ha dejado de hablar de ti, ya empezaba a creer que solo eras parte de su imaginación.

—Ojalá fueras parte de su imaginación tú —me dice en forma de broma, Nora suelta una carcajada y le sigo la corriente.

—¡Dios, me alegra tanto tenerlos aquí! Mis dos personas favoritas, espero que se lleven bien.

—Por supuesto, por ti hago lo que sea.

Le digo, mientras le doy un pequeño beso.

Puedo sentir la mirada de Jane sobre mí, está tan loca que es capaz de hablar y arruinar mi boda, mañana me caso, no puede arruinar todo.

—He escuchado de ti, nada bueno, por supuesto. Tus padres no hablan muy bien de ti, en especial tu madre.

Busco lastimarla. Pienso que se defenderá de la manera más grosera, sin embargo, me sonríe y dice.

—Hace mucho entendí que la manera de verme de los demás no define quién soy. Yo elijo quién soy, no ellos.

—Son tus padres.

—Eso no me interesa; los padres también dañan. Tú tienes que saberlo, ¿no?

—No tengo necesidad de saberlo, yo no viví una vida tan llena de “diversión” como la tuya.

La rivalidad entre nosotros es evidente, no se dejará de mí y yo menos.

—Su manera de hablar me hace creer que se conocen. Parecen enemigos —Nora nos queda mirando—. Si no fuera porque los conozco a ambos creería que sucedió algo entre ustedes.

—¡Imposible!

Respondo al unísono con Jane.

—Hugo, cariño.

Aparece la señora Esther con una sonrisa, siempre me ha parecido demasiado hipócrita, muy diferente a su hija Nora.

«Llegó en buen momento».

—Señora.

—Ah, ya conociste a Jane, espero que no te asuste con su manera tan espantosa de ver el mundo —la mira. Se nota el desprecio en su mirada—. Ella sabe cómo hacerse odiar, es experta.

—No me asusta la gente tan… diferente.

—Mamá, ya, no empieces, y tú, Hugo, no le sigas la corriente.

—Qué delicada, mi amor —su madre la abraza—. Cariño, necesito saber qué opinas sobre unas prendas que compré, sube conmigo un segundo, Hugo te espera.

—Ve tranquila.

Le doy una sonrisa ante de que se vaya y al perderla de vista agarro con fuerza del brazo a Jane, haciendo que quede debajo de las escaleras donde nadie nos puede ver.

Trata de soltarse de mi agarre y la aprieto con fuerza de las mejillas, haciendo que se queje.

—¿De verdad tenías que ser tú? No puedes seguir jodiendo mi vida.

—Tu vida ya se jodió, no me culpes. El que creó una fachada de novio perfecto fuiste tú, no yo.

—Porque tú siempre fuiste una manzana podrida.

Nuestras miradas se encuentran, haciendo ver qué ninguno piensa rendirse; estamos dispuestos a lo que sea con ganar la guerra.

—¿Sabías quién era cuando te me metiste a la cama? ¿Tienes idea del puto daño que le haré a Nora si sabe que me acosté con su hermana? ¡Mierda, Jane, jodiste mi vida!

—Si hubiera sabido quién eras no hubiera sido tan estúpida de meterme contigo. ¿Crees que no sé que le dolerá saber que estoy embarazada de ti? Se va a destrozar.

Me empuja.

—Y yo no me metí en tu cama, tú elegiste que fuera así, no te hagas el inocente.

—¡Y tú aceptaste! —le doy un golpe a la pared—. Tienes que deshacerte de ese problema, no pienso romperle el corazón por un bebé que no quiero y que dices que es mío.

—Iba a acabar con todo, y no fui capaz, no soy tan basura como tú.

—No puedes decirle lo que pasó en las Vegas.

—No me voy a quedar callada, yo no me haré cargo de un bebé sola, te lo dije.

—¡Mañana me caso con tu hermana! ¡Maldita sea!

Me queda viendo, la rabia es evidente en su mirada.

Ninguno de los dos esperábamos estar en esta situación, y ni siquiera así ha cambiado de parecer. Está dispuesta a hundirme con ella.

—Le dices tú, o le digo yo, elige porque no me quedaré callada viendo cómo eres feliz con la mujer que amas y yo me hundo en la miseria.

—No le diré.

—Entonces, es un buen momento para decirle que estoy embarazada de ti, que nos conocimos en las Vegas y nos acostamos, no sabíamos que éramos cuñados.

—¿Qué carajos acabas de decir, Jane?

La voz de su padre nos hace girar a los dos, haciéndome caer en cuenta de que aquí empieza la destrucción de lo que yo llamaba una vida perfecta.

¡¿Qué hice…?!

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